domingo, 30 de diciembre de 2018

Felicitación de Navidad desde la Luna, 24 de diciembre de 1968


Navidades en la Luna
En la Nochebuena de 2018, los astronautas de la NASA, Anders, Borman y Lovell, tripulantes del Apolo 8 (primera misión tripulada a la órbita lunar)se convirtieron en las primeras personas que entraban en la órbita de un planeta distinto a la Tierra.  Collage  L .N. M. 
  

Luis Negro Marco 

 Las misiones tripuladas de la NASA a la Luna han sido fuente de algunas de las más célebres frases de la historia. Así, el 21 de julio de 1969, Neil Armstrong, al convertirse en el primer hombre en pisar la superficie de nuestro imprescindible y tímido (pues se obstina en ocultarnos una de sus caras) satélite, nos obsequió –en su calidad de primer reportero en transmitir una noticia desde la superficie lunar– con una mítica e imperecedera frase: “Este es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la Humanidad”.   

 Claro que si aquel primer pequeño gran paso fue posible, se debió a anteriores viajes espaciales de otros compañeros suyos astronautas –en los que asumían  hasta un 50 por ciento de riesgo de no poder volver a la Tierra– con la misión de preparar el terreno para que el acariciado sueño –desde Julio Verne, pasando por Georges Méliès hasta Tintin– de que el primer alunizaje se hiciese realidad.

 Fue así como en la Nochebuena del 24 de diciembre de 1968 (hace ahora 50 años) el Apolo 8 de la NASA (lanzado tres días antes desde Cabo Kennedy, en Florida), con el comandante Frank Borman, y los pilotos James Lovell y William Anders a bordo, entraba en la órbita lunar. Eran los primeros astronautas de la primera misión tripulada a la Luna y quienes por vez primera orbitaban un mundo diferente al de nuestro planeta.

 En su breve (los astronautas regresaron a la Tierra el 27 de diciembre, tras volar en seis días más de 768.000 kilómetros) periplo orbital navideño sobre nuestro satélite, Will Anders realizó desde la ventanilla del módulo lunar una fotografía que desde entonces sigue siendo un icono sobre la fragilidad y milagrosa existencia de nuestro planeta; una hermosa esfera azul rebosante de vida y belleza, en medio de la soledad infinita de un profundo, misterioso y negro universo. Foto que inspiraría la creación del Día mundial de la Tierra, que desde 1970 se celebra cada 22 de abril, para concienciar a la Humanidad sobre la necesidad del cuidado de nuestro planeta y del espacio que lo protege, y para que en él siga siendo posible la vida. Así, los astronautas del Apolo 8 habían ido a explorar la Luna, y habían acabado “descubriendo la Tierra” para todo el mundo.

 En torno a la medianoche de aquel histórico 24 de diciembre de 1968, la NASA hizo una retransmisión televisada en directo con los tripulantes del Apolo 8, en el transcurso de la cual Anders anunció desde el módulo lunar: Para todas las personas en la Tierra, la tripulación del Apolo 8 tiene un mensaje que nos gustaría enviarles", y comenzaron a recitar, por turno, –cuales Tres Reyes Magos del espaciolos primeros pasajes bíblicos del Génesis, en que se describe como Dios crea la Tierra. Al terminar, Borman agregó: "Y desde el Apolo 8, despedimos la conexión deseándoles buenas noches, buena suerte, feliz Navidad, y que Dios los bendiga a todos ustedes, en la buena Tierra".

 Como curiosidad, cabría añadir que uno de los pilotos del Apolo 8, James Lovell, fue después comandante del Apolo 13, séptima misión tripulada de la NASA a la Luna, la cual estuvo a punto de acabar en tragedia. Era  el 13 de abril de 1970,  cuando Lovell pronunció otra frase para la historia: “Houston, we’ve had a problem” (Houston, hemos tenido un problema), pocos minutos después de que –cuando la nave espacial se encontraba a más de 200.000 kilómetros de la Tierra– uno de los módulos sufriera una explosión que dejó casi sin reservas de oxígeno a la tripulación. Final y felizmente, cuatro días después del accidente, el 17 de abril, los tres astronautas de la misión lograban regresar sanos y salvos (en buena medida gracias a la pericia del comandante Lovell) a la Tierra.  En 1995 Ron Howard dirigió una película sobre aquella mítica misión espacial, protagonizada por Tom Hanks en el papel del (ahora nonagenario) astronauta Lovell, quien a su vez aparece fugazmente en el film como comandante del buque Iwo Jima, encargado de recoger a los astronautas y la cápsula del Apolo XIII tras su amerizaje en la Tierra.

sábado, 29 de diciembre de 2018

La lotería de Navidad, y las Escuelas de San Ildefonso

Luis Negro Marco 

 La Gaceta de Madrid  publicaba el 11 de 0ctubre de 1763 un real decreto del rey Carlos III (promulgado por el monarca el 30 de septiembre anterior) en el que se establecía, a beneficio de los hospitales, hospicios, y otras obras pías, una Lotería o Beneficiata, cuyo primer sorteo habría de celebrase el próximo 10 de diciembre en la Sala del Real Consejo (ayuntamiento) de Madrid. Y para animar a los españoles a jugar, incluso se publicó un libro gratuito, en el que se explicaban las reglas y modo de efectuar las apuestas.

 El nombre de Beneficiata, con el que también se conoció en España al juego de la lotería (lotes de premios que entran en suerte) vino importado de Italia, donde desde hacía años ya existía, con el nombre de Lotto (nombre que allí recibía el billete de la apuesta) y Beneficiata, que en Italia también se usaba para referirse a la obra de teatro que se ponía en escena para recabar fondos en beneficio de un actor de la compañía. De manera que la lotería, aun para procurar un bien personal, no nació ajena al altruismo y  a la filantropía.
 Los españoles se aficionaron pronto y mucho al nuevo juego. Hasta el punto de que en apenas dos décadas, la recaudación para el Estado había llegado a ser tan alta que en diciembre  de 1792 el rey Carlos IV dispuso mediante real decreto que, en adelante, el Ministro de Hacienda sería  a su vez superintendente nato de la Lotería.

 En nuestro país, el juego consistió primeramente en la  extracción de cinco números del uno al 90, en un orden determinado. De manera que las suertes podían jugarse al extracto simple de los números, o al previamente determinado en la apuesta por el jugador, siendo –en este caso– el premio muy superior, a la vez que también mayor el precio de la apuesta.

 Posteriormente, la Cortes de Cádiz, que afianzaron las bases de la beneficencia pública en
Grabado del holandés Jan Kool, de finales del siglo
XVIII, representado a EL GORDO DE LA LOTERÍA

El fanático por la Lotería o el Enano
afortunado
” Enano llamado mil hombres
 convida a los Jugadores a que saquen de
su chupa y sobrero ambos, como se verá en
 las extracciones que vayan saliendo,
 jugándolos en la forma que están, que son seis
en cada línea, y en la casaca calzones
y medias para las ternas, jugándoles
como se quiera
".



España, aprobaron –el 13 de febrero de 1812–  la «Instrucción de la Lotería Nacional de España» (también conocida desde entonces como lotería moderna) que habría de ser “igual a la que hace muchos años se halla establecida en Nueva-España” (virreinato español de América del Norte). Y es que allí, el 13 de mayo de 1771 se había celebrado en el ayuntamiento de la ciudad de Méjico el primer sorteo, el cual –desde sus inicios hasta hoy– fue cantado por “niños gritones”. Costumbre a la vez exportada desde la metrópoli hasta las tierras hispanas de América, puesto que apenas dos meses antes, el 9 de marzo de 1771, habían sido niños del colegio de pobres y huérfanos de San Ildefonso quienes habían canturreado en Madrid los números ganadores de la lotería.

 El colegio de San Ildefonso había nacido bajo la inspiración de las ideas pedagógicas del valenciano Luis Vives (1493-1540), a su vez muy influyente en la obra educativa del aragonés San José de Calasanz, quien en  su obra “Subventione Pauperum” ya señalaba la importancia de la educación de la infancia, mediante el aprendizaje de la lectura, mezclado con la doctrina de la Iglesia. De ahí que a los del colegio de San Ildefonso también se les conociera con el nombre de “Niños doctrinos”.  Colegio a su vez muy ligado a la propagación de la doctrina de la virginidad de María (defendida secularmente por la monarquía hispana, desde los Austrias, en oposición a las ideas del protestantismo), uno de cuyos primeros y más firmes defensores había sido el santo que dio nombre a la pía institución, San Ildefonso (607-669), arzobispo de Toledo y autor de la obra “De Perpetua Viginitate Sanctae María”.

 A partir de 1787, los niños del colegio de San Ildefonso tuvieron una cartilla propia (también llamada silabario) para aprender a leer y a escribir con corrección. De manera que qué mejores pregoneros que ellos para dar la buena nueva a los afortunados. ¡Menuda lotería!

lunes, 10 de diciembre de 2018

Alfonso Bullón de Mendoza: "Villar y Herrera son la otra cara de la Cincomarzada"


Alfonso Bullón de Mendoza: “En bastantes ocasiones, el carlismo no ha sido bien comprendido”

Alfonso Bullón de Mendoza, catedrático de Historia contemporánea y director del «Instituto CEU de Estudios Históricos», estuvo presente en la tarde-noche del viernes, 24 de agosto de 2018, en las localidades zaragozanas de Herrera de los Navarros y Villar de los Navarros, presentando un documental sobre Charles Lewis Gruneisen, el primer corresponsal de guerra de la historia, que, el 24 de agosto de 1837 presenció y narró, para el periódico londinense «The Morning Post» la batalla de Villar de los Navarros. Un hecho de armas que aconteció en la primera guerra carlista (1833-1840) y supuso una importante victoria para Don Carlos, tío de la reina Isabel II, en sus aspiraciones a la Corona española.

Luis Negro Marco 

Pregunta: Si hubiera de hacerlo brevemente, ¿cómo definiría usted el estado actual de la historia y de la investigación histórica en España?
Respuesta: Sin duda nunca ha habido tantos historiadores profesionales en España como existen en la actualidad, aunque otra cosa es que sus publicaciones lleguen al gran público, pues dentro del mundo académico lo que se valora no son las publicaciones de carácter divulgativo, sino las que aparecen en revistas especializadas de muy escasa difusión.

P: Usted es uno de los grandes especialistas en el estudio de la historia del carlismo ¿considera que este tema ha sido bien abordado por los historiadores?
R: Creo que en bastantes ocasiones el carlismo no ha sido bien comprendido, pues se trata de entender con la mentalidad de hoy a hombres de hace cerca de doscientos años, cuya escala de valores era muy distinta de la actual.

P: Las guerras carlistas se suscitaron por un problema sucesorio a la Corona de España tras la muerte de Fernando VII, el 29 de septiembre de 1833 ¿Les asistía la razón a los carlistas cuando reclamaban  la corona para don Carlos, en detrimento de su sobrina, la reina Isabel II.
Alfonso Bullón de Mendoza y Gómez de Valugera, es catedrático de Historia, director de la revista de Historia Contemporánea APORTES, y desde julio de 2018, Presidente de la "Asociación Católica de Propagandistas"
R: Desde el punto de vista de la legalidad del Antiguo Régimen parece indudable, pues por más que se denominara rey absoluto, Fernando VII no podía cambiar el orden de sucesión a la corona sin respetar una serie de formalidades que no tuvo en cuenta, la principal de las cuales era convocar unas cortes cuyos diputados tuvieran poderes extraordinarios para discutir el tema.

P: Charles Lewis Gruneisen era masón y apoyó la causa de Don Carlos convencido de que su partido representaba el progreso en España. ¿No es un mito infundado el identificar al carlismo como contrario a las libertades?
R: La mayor parte de los tories ingleses, incluyendo al duque de Wellington, veían con simpatía la causa carlista, pues no hay que olvidar que Gran Bretaña no ha tenido nunca una constitución escrita como las que los liberales españoles copiaron de Francia. Los carlistas eran vistos por ello como defensores de esa España tradicional que se había opuesto a Napoleón en 1808. 

P: ¿Qué principales ideas fueron las que sustentaron el pensamiento carlista a lo largo del siglo XIX?
R: La defensa de la religión frente a los ataques del liberalismo (exclaustración, desamortización, matanzas de frailes como la de Madrid de 1834) y la defensa del papel decisivo del Rey en el gobierno del reino, sin que eso supusiera que podía hacer cuanto le viniera en gana (de ahí su oposición al cambio dinástico perpetrado por Fernando VII). Posteriormente fue tomando protagonismo la defensa de los fueros y leyes particulares de cada zona.

P: Si el carlismo fue firme defensor de los fueros de los navarros y de las provincias vascongadas, ¿por qué tuvo sin embargo tanto peso también en Aragón?
R: El carlismo tuvo gran peso en toda España, y si el Navarra y vascongadas el alzamiento inicial tuvo tanta fuerza, adhiriéndose a él Vitoria y Bilbao, fue no porque se tratara de un alzamiento en defensa de los fueros, sino porque la existencia de los mismos en el País Vasconavarro hizo que las autoridades locales pudieran disponer de unas milicias armadas que protagonizaron la sublevación, milicias que habían sido neutralizadas en el resto de España. Probablemente la región más carlista de España fuera Cataluña, pero Aragón y Valencia adquirieron al final del conflicto un peso mayor que el del Norte debido al genio militar de Cabrera.

P: Se ha repetido mucho y durante muchas semanas, que el independentismo catalán tendría su base en el pasado carlista de Cataluña a lo largo del siglo XIX y principios del XX ¿Qué opina usted al respecto?
R: En carlismo, en tanto amante de la tradición, juega un papel importante en la recuperación de la cultura catalana y vasconavarra, pero desde el punto de vista político se enfrentó al nacionalismo, lo que se vio con gran claridad en la guerra civil española, cuando gudaris y requetés se combatieron a muerte en la campaña del Norte.

P: ¿Herrera de los Navarros y Villar de los Navarros podrían ser en el futuro referente en Aragón sobre el estudio y difusión de la historia del carlismo como lo es actualmente Estella en Navarra?
R: Quizá el evento que hoy se conmemora más en Aragón relacionado con el carlismo es la fallida sorpresa de Cabañero sobre Zaragoza el 5 de marzo de 1838 (la cinco marzada). La acción de Villar o Herrera supone la otra cara de la moneda, la que recuerda a ese carlismo que tuvo opciones reales de ganar la guerra.


viernes, 7 de diciembre de 2018

Cuadragésimo aniversario de la Constitución Española de 1978

https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/mas-voces/espana-dos-siglos-constitucionalismo_1328044.html

España, dos siglos de constitucionalismo

Luis Negro Marco 

La primera de las constituciones que han existido en nuestro país, fue la de Bayona, nombre con el que se conoce a la otorgada en dicha ciudad francesa por el rey intruso José Bonaparte el 6 de julio de 1808. Sin embargo, el verdadero origen del constitucionalismo español lo marcó la Constitución de 1812, sancionada el 19 de marzo de dicho año (festividad de San José –de ahí su apodo de «La Pepa» –), por las Cortes Constituyentes de Cádiz. Fueron redactadas aquellas durante el cautiverio del rey Fernando  VII, quien no la quiso aceptar una vez repuesto en el trono de España.

Ponentes designados en agosto de 1977 para la redacción de la Constitución Española. De arriba a abajo, y de izquierda a derecha: Gabriel Cisneros, José Pedro Perez-Llorca y Miguel Herrero (Unión de Centro Democrático); Miguel Roca (portavoz del Grupo Catalán en el Congreso de los Diputados, representando a su vez a los nacionalistas vascos), Manuel Fraga (Alianza Popular), Gregorio Peces Barba (Partido Socialista Obrero Español) y Jordi Solé Tura (Partido Comunista de España).               Fot. B/N coloreada: L.N.M.
De modo que el texto fue abolido el 4 de marzo de 1814. Sin embargo, fue restablecida tras el golpe de estado del general Riego, en Cabezas de San Juan, el 1 de enero de 1820. La Constitución de 1812 volvió así a estar vigente  hasta el 29 de septiembre de 1823, y fue “resucitada” de nuevo en 1836 –durante la Primera Guerra Carlista–. Poco duró no obstante aquella restauración, pues el 18 de julio de 1837 fue sancionada una nueva Carta por las Cortes convocadas a tal efecto, y aceptada después por la regente María Cristina, en nombre de su hija –entonces menor de edad– la reina Isabel II.  Esta Constitución, reformada en 1845, robustecía el poder real y centralizaba la administración.

Baraja de la Constitución de Cádiz, impresa en 1822, durante
el trienio liberal (1820-1823), tras el golpe del general Riego
Con pequeñas modificaciones e intervalos, se prolongó la vigencia del texto anterior hasta 1868. En aquel año, el acuerdo alcanzado entre diversos partidos, propicio que el 6 de junio de 1869 se promulgase una nueva constitución para España. Un acta en la que dominaban los principios democráticos, y se identificaba a la monarquía hereditaria como la forma de gobierno, apoyada por un senado de carácter electivo. Sin embargo esta constitución quedó derogada en estos dos puntos, con motivo del advenimiento de la I República (proclamada el 11 de febrero de 1873), en virtud de la cual, España se convertía en una República democrática federal. Forma de gobierno que duró menos de un año, a causa del golpe de estado protagonizado por el general Pavía el 3 de enero de 1874.

Dos años, después –conclusa la tercera guerra carlista y proclamado Alfonso XII como nuevo rey de España–, Cánovas del Castillo asumió la responsabilidad de elaborar una nueva constitución para España, la cual fue aprobada por las Cortes el 30 de junio de 1876. La nueva carta magna establecía la monarquía legítima de Alfonso XII, la tolerancia religiosa, y la creación de un senado mixto. Esta constitución se mantuvo en vigor durante 47 años, siendo la más longeva que hasta ahora ha tenido nuestro país.  

Su vigencia finalizó en septiembre de 1923, bajo el reinado de Alfonso XIII,  a causa del golpe de estado del general Primo de Rivera, que estableció una dictadura militar en virtud de la cual dejaba en suspenso (pero no cancelaba) la constitución de 1876. Primo de Rivera ordenó a la Asamblea Nacional la redacción de una constitución, que en realidad era una “carta otorgada”, es decir, no 
Viñeta satírica alusiva a la Constitución de 1869, publicada
en el periódico "La Flaca"
emanada de la soberanía popular. Eso aceleró la caída de la dictadura, que culminó con la dimisión de Primo de Rivera el 29 de enero de 1930. Un fin de la dictadura que anunciaba asimismo el de la monarquía, cuyo desencadenante fue el triunfo obtenido por las candidaturas republicanas en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931; dos días después, Alcalá Zamora anunciaba el advenimiento de la II República, y con ella una nueva constitución para España, que se promulgó el 9 de diciembre de 1931. Un texto que acometía grandes reformas en terrenos tan importantes como el de la agricultura, la iglesia, la  educación, el ejército, la justicia, y el desarrollo de los Estatutos de Autonomía para Cataluña, País Vasco y Galicia.

La constitución republicana de 1931 permaneció vigente  hasta el 1 de abril de 1939, fecha en que terminó la guerra civil (1936-1939) y fue abolida por Franco. Durante el franquismo el Estado se rigió de acuerdo al «Fuero de los Españoles», formulado en 1945 como una Carta de Derechos para dar apariencia democrática ante los aliados victoriosos de la  II Guerra Mundial.

Transcurridos treinta años, el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte de Franco, Juan Carlos I era coronado rey de España, iniciándose la Transición hacia la democracia. De este modo, en diciembre de 1976 quedaba aprobada mediante referéndum la Ley para la Reforma Política de España, y el 6 de diciembre de 1978 los españoles aprobaron –nuevamente por referéndum– la actual Constitución española. 

 Nuestra actual Carta Magna contempla a España como una Monarquía constitucional, de la que es rey Felipe VI, y un Estado autonómico, cristalizado en un régimen democrático estable y plural, sustentado en la seguridad jurídica que emana de la legalidad constitucional.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

Las grullas vuelven a su milenaria cita anual, a la Laguna de Gallocanta

Grullas
Luis Negro Marco 

Ya se están viendo en el cielo la primeras grullas que vuelan camino de su anual parada invernal en Gallocanta. Ya se las ve volar en lo alto, anunciando su llegada con graznidos, por encima de Madrid, sobrevolando por encima de los últimos rebaños de la Mesta que hace apenas unos días cruzaron por la Castellana.

  Pero la que transitan las grullas es una invisible, aunque existente, cañada real que se eleva sobre el horizonte, siendo los hitos terrestres y el eje magnético del Planeta los miliarios que marcan el rumbo de los aleteos de sus alas, en pos de su meta de aragonesa agua salada.

Gallocanta es en sí misma una palabra que ensalza a sus finiseculares  y siempre fieles, huéspedes aladas; preparadas para un viaje de miles de kilómetros que llevan a cabo en perfecta formación en forma de flecha, sincronizando magistralmente sus relevos. De manera que contemplar el vuelo de las grullas semeja ver una etapa de la vuelta ciclista, en un día con fuerte viento, en que los corredores se sitúan a la estela del compañero que va por delante.

Bello (Teruel): Antiguos molino, silo y cuartel de la guardia civil, al lado de la Laguna de Gallocanta.- Collage: L.N.M. / 2018

Las grullas anuncian la llegada de un cambio de tiempo, en días en los que el verano, aún pugna tenuemente por sobrevivir, aunque definitivamente rendido ante los colores anaranjados, ocres y amarillentos del otoño. Las grullas avanzan a contratiempo, habiendo elegido Gallocanta –quizás desde ya hace miles de años– como su cuartel de invierno. Llegan por grupos, a veces muy numerosos. Y en otras ocasiones, compuestos por apenas una decena de aves, quizás  voluntariamente rezagadas para intentar reintegrar en el grupo principal a alguna grulla con problemas.

En la Antigüedad, el vuelo de las aves fue estudiado por los augures, como premonición de los acontecimientos futuros que habrían de suceder. Emperadores y reyes de la mayoría de las civilizaciones pretéritas, muy especialmente, en la Antigua Roma, estuvieron atentos a la interpretación que del aleteo de los pájaros hacían sus sacerdotes, los cuales podían indicar el día en que habría de iniciarse una batalla o la fecha más idónea para que se celebrase un enlace matrimonial.


https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/grullas_1319002.html



A día de hoy, la puntual llegada de las grullas a su cita anual en Gallocanta también es símbolo del renacer constante de la vida, resumida por Mircea Elíade como un ciclo de eterno retorno en que principio y fin se suceden cíclicamente, sin solución de continuidad, en un sistema en el que nada cambia, excepto las individualidades, abocadas (como es el caso de todos los seres vivos) a la muerte, desde el instante mismo del nacimiento.

Como las aves surcando los cielos, cada persona somos uno, que a su vez jamás podríamos llegar a nuestra meta sin la compañía y ayuda de los demás. Uno absolutamente interdependientes, peregrinos por el camino de la verdad y del amor, unidos, como las grullas, cuando dan el relevo en su vuelo, por el valor profundamente humano, de la solidaridad.

lunes, 3 de diciembre de 2018

Revista de Historia Contemporánea "Aportes": reseña del cómic: "La batalla de Villar de los Navarros (Acción de Herrera)", de Moratha



Portada del Cómic "La batalla de Villar de los
Navarros (Acción de Herrera
", realizado por
Moratha. 
Luis Negro Marco
(Asesor histórico de la Recreación de la batalla carlista de Villar de los Navarros: 24 de agosto de 1837)

 La batalla de Villar de los Navarros, obra dibujada y escrita por el historietista aragonés Moratha
(Antonio José Morata), nace como una publicación destinada a ocupar un importante lugar en la bibliografía de la Historia contemporánea de España.
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MORATHACómic La batalla de Villar de los Navarros (Acción de Herrera), Zaragoza: Ayuntamientos de Villar de los Navarros y Herrera de los Navarros, 2018, 67 p. 
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Y no solo porque aborda con rigor histórico un importante episodio de las Guerras Carlistas, sino también por su afán didáctico y divulgativo, pensado para satisfacer los gustos de todos los públicos, muy especialmente niños y jóvenes en edad escolar. Este cómic desarrolla uno de los

episodios de armas más trascendentales que acontecieron durante la Primera Guerra Carlista: “la batalla de Villar de los Navarros” (también conocida en los libros de historia como “Acción de Herrera”), acontecida el 24 de agosto de 1837 a los pies del imponente Santuario de la Virgen de Herrera, en los términos municipales de las dos localidades zaragozanas antes citadas (Villar de los Navarros y Herrera de los Navarros). Una batalla que fue presenciada por el propio Don Carlos, desde una colina próxima, cuyas tropas estuvieron dirigidas por el Infante Don Sebastián Gabriel y el general González Moreno, ascendido por el Pretendiente a capitán general tras la victoria obtenida en aquella batalla. Por el lado del derrotado ejército cristino, combatieron en la batalla de Villar de los Navarros las tropas de la División del brigadier José Clemente Buerens, la cual quedó totalmente destrozada al final de las siete horas que duraron los combates. De los cerca de 14.000
Moratha, historietista darocense, autor del cómic:
"La batalla de Villar de los Navarros (Acción de
Herrera
", publicado en agosto de 2018. 
(fot. Daniel Campos Laguna)
soldados que lucharon en la batalla, 8.000 estuvieron a las órdenes del derrotado brigadier Buerens, y a pesar de estar los carlistas en inferioridad numérica, lograron una tan inesperada como trascendental victoria. Y es que aquel triunfo permitió a Don Carlos culminar con éxito la Expedición Real (la cual había comenzado en su Cuartel Real de Estella el 15 de mayo de 1837) y continuar sin apenas obstáculos de tropas enemigas, hacia Madrid, a cuyas puertas llegó con sus ejércitos el 12 de
septiembre (menos de tres semanas después de transcurrida la batalla de Villar de los Navarros) y con muchas posibilidades de haber entrado en la ciudad y haber sido proclamado rey de España. Sin embargo, para desesperación de un enfurecido general Cabrera, Don Carlos ordenó levantar el sitio de Madrid, y el retorno del ejército carlista a Navarra. Otra de las primicias históricas de este cómic está en la presencia – como narrador de la batalla de Villar de los Navarros– del periodista inglés Charles Lewis Gruneisen (Londres, 1806-1879), primer corresponsal de guerra empotrado en un ejército (en este caso el carlista) de la historia. Gruneisen cubrió a lo largo de 1837 la guerra civil de España como enviado especial del periódico londinense The Morning Post y aquel 24 de agosto de 1837 presenció desde una colina próxima, junto a Don Carlos, las evoluciones de los combates. A los dos días de finalizada, Gruneisen redactó desde Herrera de los Navarros una minuciosa crónica de la batalla, la cual hizo llegar tan pronto como le fue posible a su periódico, que la publicó el 20 de septiembre. Gruneisen, además intercedió ante Don Carlos para que los soldados carlistas tratasen con dignidad y respeto a los casi 2.000 prisioneros cristinos que se hicieron tras la batalla. Un
Moratha y Luis Negro, el día de la presentación del cómic en Herrera de los Navarros, el 24 de agosto de 2018.  (fot. Daniel Campos Laguna)
desgraciado contingente de personas que hubieron de sufrir un crudo calvario por distintas prisiones carlistas del Maestrazgo, antes de su liberación, conocido en las crónicas de la época como “Los presos de Herrera”. Cabe destacar asimismo, que en la batalla de Villar de los Navarros participaron, del lado carlista, personajes extranjeros legendarios, entre los que destacaron (además del citado corresponsal de guerra, Gruneisen) el príncipe checo Félix Lichnowsky (nombrado general de caballería por Don Carlos con tan solo 24 años de edad); el topógrafo militar barón de Von Rahden (alemán, que participó en la batalla con el grado de teniente coronel); y el capitán y aventurero inglés Frederick Henningsen, quien meses después de la batalla fue apresado, junto con su compatriota Gruneisen, por las tropas del general Espartero, que estuvo a punto de fusilarlos en Logroño, acusados de espías. Con todos estos suculentos ingredientes históricos, el genial historietista, dibujante e ilustrador aragonés Moratha (natural de la localidad zaragozana de Daroca), ha desarrollado un magnífico guión, en el que el autor ha sabido combinar sus excepcionales dotes como dibujante y su maestría para el relato. El resultado es un magnífico cómic –el primero que se ha escrito en nuestro país sobre las Guerras Carlistas– muy atractivo para la juventud; más aún por cuanto son jóvenes (chicas y chicos) los personajes que cuentan e interpretan, en el transcurso de una recreación histórica de la batalla, aquellos históricos acontecimientos del convulso –y fundamental para comprender nuestra historia reciente y presente– siglo XIX español. 

viernes, 30 de noviembre de 2018

1918, la pandemia de gripe que afectó a un tercio de la población mundial

https://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/gripe-1918-victimas-gran-guerra_1327122.html
La gripe de 1918,  o las víctimas olvidadas de la Gran Guerra

 Luis Negro Marco 

"La epidemia de gripe española pasa por delante del
 ángel de la paz que puso fin a la Gran Guerra
".
 Dibujo de Wilhelm Schulz, en
  
"Simplicissimus on Spanish disease"
(23 de julio de 1918)
En la mañana del 4 de marzo de 1918, uno de los cocineros de la base militar de Camp Fuston (en Fort Riley, localidad del estado norteamericano de Kansas) era trasladado de urgencia a la enfermería del campamento, aquejado de agudos síntomas de gripe. Al final de aquel mismo día, eran ya decenas de soldados los que presentaban un cuadro médico similar. A pesar de ello, los oficiales sanitarios del campo decidieron que todos los soldados que habían completado su entrenamiento, habían de partir para combatir, tal y como estaba previsto, a Francia, en cuyo frente occidental se libraban las últimas batallas antes de la firma del  armisticio –11 de noviembre de 1918– que habría de poner fin a la Primera Guerra Mundial. 

 A primeros de abril, una vez desembarcados los «Sammies» (así apodaban los alemanes a los soldados estadounidenses, al igual que «Tommies» a los ingleses) en el puerto de Brest, la epidemia de gripe se propagó rápidamente entre las tropas aliadas, y pronto también entre las de la coalición germano-austrohúngara, de manera que a finales de mayo ya se contabilizaban más de 100.000 muertes a causa de la epidemia en las trincheras; más que las causadas por las balas y la metralla de las bombas.

 No obstante, la  más virulenta y mortal oleada de contagio estaba todavía por llegar. Apareció en el otoño de 1918 y en puntos muy distintos del planeta, siendo la responsable del sesenta y cuatro por ciento de las muertes totales que causó la pandemia. Y a esta oleada aún siguió una tercera, a partir de enero de 1919, con gran incidencia en Norteamérica y Europa. Los cinco continentes fueron afectados por aquella crisis sanitaria, si bien fue Asia el que soportó casi la mitad de la mortandad. Las opiniones más optimistas cifran el número de óbitos habidos, en todo el mundo, en 21 millones, si bien las versiones más verosímiles elevan este número, al menos, hasta los 50 millones de muertos, así como en 500 millones el número de personas afectadas, es decir, casi un tercio de la población entonces existente en el planeta.

 Y aunque nuestra nación también sufrió gravemente la pandemia (hasta 300.000 personas podrían haber muerto en España por el contagio), la enfermedad fue injustamente denominada a nivel internacional como «Gripe española». Y paradójicamente ello se debió a que, a diferencia de los países beligerantes en la Gran Guerra (que practicaban la censura informativa) en España –que fue país neutral– había libertad de expresión, por lo que todos los periódicos españoles informaron con veracidad sobre la virulencia de la gripe. Sin embargo, lejos de reconocer a España su labor humanitaria por informar con rigor sobre la pandemia, los países responsables de su propagación colgaron a nuestro país el “sambenito” de su nombre: «Gripe española».

  Claro que también los países enfrentados en la Gran Guerra se lo atribuyeron entre sí. Así, en  Alemania se llamó «Gripe de Flandes» y en Polonia «Gripe bolchevique». Mientras, en España recibió el apelativo de «Soldado de Nápoles», al parecer porque esta melodía de la zarzuela «La canción del olvido» (reestrenada en Madrid en marzo de 1918, coincidiendo con los inicios de la epidemia) se hizo tan popular y pegadiza como la gripe. Más recientemente, Laura Spinney la ha descrito como «El jinete pálido», título de un magnífico libro en el que la escritora británica se adentra en las tenebrosas profundidades de la que, posiblemente, fue la más devastadora crisis sanitaria a la que ha debido enfrentarse hasta ahora la humanidad.

martes, 27 de noviembre de 2018

El aragonés San José de Calasanz, patrón internacional de los maestros

San José de Calasanz, el primer maestro

Luis Negro Marco / Historiador y periodista

 A pesar de su asombrosa invisibilidad en la mayoría de publicaciones especializadas en educación –más todavía en España– el aragonés San José de Calasanz (Peralta de la Sal, 1557 – Roma, 1648) fue el gran artífice de la pedagogía moderna, a nivel mundial. Porque fue él quien sustentó  los principios de la escuela popular, gratuita y universal, hoy imperantes en prácticamente todos los rincones del planeta.

Con la creación de sus escuelas cristianas gratuitas en Roma, a partir de 1597, el educador aragonés demostró además que no hay contradicción alguna entre ciencia y fe, tal y como sostuvo el físico italiano Galileo Galilei (1564-1642) contemporáneo suyo. Además, el patrón de los maestros españoles, San José de Calasanz (a su vez fundador, en 1617, de las Escuelas Pías, la  primera orden católica dedicada por completo a la enseñanza de los niños pobres) llegó a ser un gran amigo del eminente astrónomo, hasta el punto de que uno de los sacerdotes de la Orden calasancia, Clemente Settimi, llegó a ser secretario personal de Galileo, a la vez que el último y más aventajados de sus discípulos.

Jan Steen: "El maestro de escuela", 1662 (Edimburgo; Museo Nacional de Escocia).  Collage: Luis Negro
Por otra parte, llama poderosamente la atención el hecho de que fuera durante las Cortes que redactaron la Constitución española de 1837 (en el marco de la primera Guerra Carlista, y cuando el Gobierno de Isabel II promulgó los decretos de desamortización y supresión de las Órdenes religiosas), cuando se pronunciaron en el Parlamento español algunos de los discursos más elogiosos hacia la pedagogía y métodos de enseñanza preconizados por San José de Calasanz. Fue este el caso del diputado Pascual Madoz (1806-1870), exalumno de los escolapios de Barbastro, quien en su decidida defensa por la no abolición de las Escuelas Pías en España, se pronunció así el Congreso: “Me interesa la libertad de España, y la libertad necesita instrucción, como la que proporcionan los colegios de los escolapios”.

 Dibujo de POSTIGO, ilustrando el presente artículo, publicado en  EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, en su edición del 27  de noviembre de  2018, Día internacional de los maestros, en honor a San José de  Calasanz

                 
No menor fue el apoyo que en las mismas Cortes de 1837 recibieron las escuelas calasancias por parte del diputado liberal Cabrera de Nevares (1786-1843): “Estas casas, señores, fueron fundadas por José de Calasanz, noble aragonés, y su bienhechora institución le granjeó la canonización que no tan legítimamente han merecido otros de los que se veneran en los altares”. Asimismo, el método de educación preconizado por Calasanz, ya a comienzos del siglo XVII, fue el modelo que se siguió en España cuando, en 1825 durante el reinado de Fernando VII, se instauró el “Plan y reglamento general de escuelas de primeras letras” que convirtió a nuestro país en pionero y el más avanzado en este nivel de enseñanza, de Europa.

Por lo demás, el pensamiento y obra pedagógica de San José de Calasanz hicieron posible que las escuelas por él fundadas fueran las primeras de España en que se empezó a enseñar la gramática latina en castellano; las que se adelantaron incluso a la Real Academia Española en la reforma de la caligrafía y de las normas ortográficas de la lengua castellana; y las primeras en Europa en que se pusieron en práctica los métodos de enseñanza mutua y simultanea, realzando la figura de los docentes como piedra angular de la educación primaria. Méritos que, a pesar de no haber sido siquiera mínimamente reivindicados por ninguno de los gobiernos hasta ahora habidos en España, desde la Transición, al menos sí que han llevado a que (como ya ocurría desde hacía años en multitud de países del mundo) España también celebre a San José de Calasanz como patrón de los maestros.