San Antón, el patrón de los animales
"Hasta san Antón, Pascuas son"
Luis Negro Marco / Zaragoza
|
Bendición de animales en la "Parroquia de la Iglesia de san Pablo" de Zaragoza, a las 12 horas del 17 de Enero de 2014 Foto: Luis Negro Marco |
Antonio Abad (san Antón) también llamado san Antonio el Magno, fue un
eremita que nació en la aldea de Conma, en Egipto, en el año 251 y murió en el
356, a la edad de 105 años. Con 34 años, decidió repartir todos sus bienes y
retirarse al desierto, fundando después dos monasterios. Pasó la mayor parte de
sus días dedicado a la más austera penitencia, hasta su muerte. Las numerosas
tentaciones que según la tradición tuvo san Antón, han quedado plasmadas en
numerosos escritos y pinturas. De este modo, el santo encarna la lucha del bien
y del mal, un anticipo del Carnaval, en el que se ponen en liza la carne y la Cuaresma.
La Iglesia recuerda su memoria el día 17 de enero. Las reliquias de este santo
tienen la reputación de curar las enfermedades, y principalmente, las del
“fuego sagrado” o “fuego de san Antonio”. La importancia de san Antonio Abad es
destacada en toda Europa y todos los pueblos de España. Asimismo, san Antón es también el
patrón de los animales, cuya festividad se aprovecha para la bendición de los
mismos, rito que supone la cristianización de antiguas ceremonias de apareamiento
de animales domésticos (para implorar su reproducción) que, en la Antigüedad,
tenían lugar en torno a estas mismas fechas. Y respecto a la tradición de representar a san
Antón junto a un cerdo (que representa las tentaciones a las que hubo de hacer
frente el santo durante su vida de eremita) parece que tuvo su origen en el año
1095, en de la Orden Hospitalaria de los
|
Una devota de san Antón lleva en brazos a su perra para que reciba la bendición, en la Parro- quia de San Pablo de Zaragoza, el 17 de Enero de 2014.- Foto: Luis Negro Marco |
Antoninos, en el Estado del Delfinado
(antigua región de Francia, con capital en Grenoble) donde se hallaban unas
reliquias de san Antón. En ese año, la región había padecido el misterioso “mal
de los ardientes”, proveniente del consumo de un centeno en malas condiciones.
Durante la epidemia, los Hospitalarios desempeñaron un papel importante como
sanadores. Vestían con un manto negro y una “T” azul cosida a él, y los frailes
anunciaban su llegaba a las casas con una campanilla colgada al cuello. Así
que, por derivación, cuando comenzó la costumbre de regalar cerdos para
sus hospitales, se decidió que fuesen marcados con una “T” y que se les colgase
una campanilla al cuello, pudiendo los animales seleccionados, deambular
libremente y comer todo lo que les apeteciese, a fin de estar bien rollizos para
cuando les llegase el día de la matacía y se convirtiesen en longanizas para
alimentar a los enfermos. Muchos pueblos de España celebraron hasta hace unas
décadas la “Fiesta del cerdo de san Antonio”, según la cual se dejaba circular
libremente por el pueblo a un lechón para que la gente lo alimentase. Una vez
engordado, el puerco era rifado o donado a un hospital. Las hogueras que en el día de san Antón
tradicionalmente se encendían en plazas y aldeas de casi toda España, tenían un
claro significado de purificación ritual agrícola. Así, con el fuego se
eliminaban los males del Invierno y se hacía propicia la vida que antes de estallar
en Primavera, ya late para
|
Y también este simpático gato, encaramado a los hombros de su dueño no se ha querido perder su bendición en el día de su patrón; él también ha ido, hoy 17 de Enero de 2014 a la Parro- quia de San Pablo, en Zaragoza, para recibir la bendición.- Foto: Luis Negro Marco |
estas fechas en las entrañas de la tierra. Por
otro lado, en muchos lugares de España, durante la noche de san Antón era
costumbre muy generalizada la representación teatral de la “Sanantonada”, un Auto Sacramental, con
la presencia de ángeles, diablos, y personajes con antorchas de fuego.
Representado hasta no hace muchas décadas, el espectáculo revivía la vida del
santo, con las tentaciones que tuvo a lo largo de su vida. El demonio aparecía,
en primer lugar, representado como un niño negro. Posteriormente, como una dama
que trataba de seducir a san Antón para casarse con él. Y finalmente, como un
monje que aparecía en escena, y que resulta ser otra vez el propio Luzbel.
Pero todas estas tentaciones las vencía
el santo mostrando la cruz de Cristo. En las “Sanantonadas” llegaban a actuar
más de 60 personas, quienes
escenificaban también la corte del Emperador romano Maximiano, quien, según
la tradición, buscó el auxilio de san
Antón para que sanase a su hija enferma. Y tras la representación cada barrio arrimaba sus parrillas a las brasas
de su hoguera para asar chorizos, orejas y panceta de cerdo, bien regadas con
recios tintos, moscateles y cazallas, finalizando la fiesta con un alegre y
animado baile popular. Y es que, aunque para san Antón el frío aún aprieta, ya se escuchan a lo lejos, por llanos, valles y montañas, las "trangas" de los Carnavales que ya se aproximan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.