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viernes, 14 de febrero de 2014

El Amor y la Verdad (Cáritas et Veritas) son los auténticos motores de la Humanidad

San Valentín, día de los enamorados
Luis Negro Marco / Zaragoza

Tradicionalmente, se considera a san Valentín como el patrón de los enamorados y el de las jóvenes parejas casadas.  El santo, como propagador de la religión del amor universal predicada por Cristo: (“amaos los unos a los otros”)vivió en Roma a finales del siglo III; y allí, siendo sacerdote, y bajo la protección de las catacumbas, impartió el sacramento del  matrimonio a centenares de jóvenes de Roma que, clandestinamente, habían abrazado la religión de Jesucristo. Por ello, san Valentín murió mártir (poco antes del 270, año de la muerte a causa de la peste de su ejecutor, el emperador Claudio II) en el transcurso de las numerosas persecuciones que, comenzadas por Nerón en el año 64 al acusarles del incendio de Roma, sufrieron los cristianos hasta que su religión se convirtió, en el año 380, en la oficial del Estado. En
Amar es el deseo de compartir un proyecto de
futuro juntos, como se vislumbra en la serena mirada
de estos jóvenes enamorados.-
Foto: Luis Negro Marco
nuestros días la imagen más simbólica del amor es la del dibujo de un corazón atravesado por la flecha del amor. Pero esta imagen hunde sus raíces (como la de los troncos de los árboles en los que con frecuencia la vemos tallada por manos enamoradas) en la mitología clásica. De este modo, las deidades del amor fueron las más conocidas, populares y solicitadas de cualquier panteón de la Antigüedad clásica. Asimismo las diosas del amor estuvieron en un principio vinculadas al agua (como se observa en “El nacimiento de Venus” célebre cuadro que  Botticelli pintó en 1484, en que la diosa emerge de las aguas marinas, desnuda y de pie sobre una concha). Y del vínculo metafórico entre el mar y el deseo (ambos imprevisibles y misteriosos) Venus pasó a convertirse en la deidad del amor sensual y sexual, así como en el de la belleza de la Naturaleza. Y así, las diosas del mar perduraron en la mitología aunque degradadas en tanto que “ondinas” o “sirenas”, en realidad imágenes de
Las sirenas fueron en un principio, alegorías de la
diosa griega del amor, Afrodita, con cola de pez; y
estuvieron  (y están presentes) en la mitología y
cultura de la mayoría de civilizaciones del mundo.

Foto: Luis Negro
Afrodita con cola de pez y capacidad para seducir a los hombres y arrastrarlos a su mundo submarino. Por eso en el relato homérico de “La Odisea”, Ulises se hace amarrar por su tripulación al mástil de su embarcación, evitando así ser arrastrado por los cantos de sirena que oye durante su azaroso viaje de regreso a Ítaca, una vez finalizada la guerra de Troya. Porque el amor estuvo también en el origen de esta guerra, la más famosa de la Antigüedad, la cual  tuvo lugar en una fecha en torno al año 1200 antes de Cristo. Según la mitología griega todo empezó cuando la diosa Discordia fue excluida de un festín celestial, y en venganza, arrojó una manzana (otra vez esta fruta, como en el relato de Adán y Eva, origen de la discordia) de oro a los asistentes. Como iba dirigida a la más hermosa de las tres, tanto las diosas Hera, como Atenea y Afrodita, la reclamaron para sí. Zeus, el dios del Olimpo griego, se negó a elegir, pero obligó al príncipe troyano Paris a
La mitología clásica de Grecia y Roma, como la tra-
dición celta, situaban al mar como el lugar del naci-
miento de las deidades del amor. El pintor Botticelli
reflejó este hecho en su sensual y mundialmente
conocido cuadro titulado: "El nacimiento de Venus"

foto: Luis Negro Marco
que lo hiciese. Y para forzar su elección, cada una de las diosas ofreció al troyano un soborno: Atenea, la sabiduría y la victoria en la guerra; Hera, el poder; y finalmente Afrodita le prometió el amor de Helena, la mujer más bella del mundo. Por supuesto, Paris escogió a Afrodita (el amor y la belleza), pero cuando Helena fue raptada por Paris se desencadenó la célebre “guerra de Troya” de la que finalmente los griegos salieron victoriosos gracias a la astucia de Ulises que concibió la idea de construir un gran caballo de madera para entrar en la ciudad: “el caballo de Troya”. Queda por tanto de relieve que tanto el amor como la guerra estuvieron fuertemente unidos en la mitología clásica. De este modo, el dios Eros, el de la atracción erótica y amorosa  (Cupido para los romanos) nació de la unión entre la diosa del amor Afrodita y Ares, el de la guerra (Venus y Marte respectivamente en la mitología de Roma). De la importancia que para los romanos poseía la deidad
Como el poeta Machado cantara en su
"Olmo de Silos", desde hace siglos, los
enamorados han elegido las egregias
cortezas centenarias de los árboles
para grabar en el interior de un
corazón las iniciales de sus nombres.

                                                    Foto: Lu is Negro Marco
del amor, nos da una clara idea el hecho de que  era el de Venus el templo de mayores dimensiones de la ciudad de Roma. Desde entonces, y en todas las épocas, muchas han sido las representaciones escultóricas (la célebre “Venus de Milo” por ejemplo) y pictóricas de la diosa, destacando de manera especial en este segundo caso “La Venus del espejo”, cuadro  que Velázquez realizó en 1651; en esta pintura, la diosa, desnuda y de espaldas al espectador, observa su belleza en el espejo que le muestra Cupido con sus alas y carcaj de flechas. Posteriormente, a finales del siglo XVIII fue Goya quien, basándose en este mismo cuadro, pintaría sus célebres “Majas” (vestida y desnuda) aunque en ambos casos, de cara al espectador. Pero en nuestros días, lo más importante es que cada “14 de febrero, nuestras sociedades celebran san Valentín como el día de los enamorados. Una ocasión especial para que las parejas, casadas o no, se hagan intercambios de regalos y sellen su amor, quizás, escribiendo sus nombres en el interior de un corazón de tiza, como cantaba Santiago Auserón. Un corazón símbolo de la pasión del amor que en Aragón también podremos saborear gracias al ya tradicional “roscón de san Valentín”.

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