El mono vestido: Evolución y mente humana
Desde que la especie humana adquirió la categoría de Sapiens, en la
sabana africana, hace unos 200.000 años, puede hablarse con propiedad del comienzo
de la civilización. No más de siete grupos (conocidos en la comunidad
científica como Las siete hijas de Eva) fueron los responsables de la colonización del planeta en el que habitamos
ya cerca de siete mil millones de personas. Y en los dos últimos siglos la Humanidad ha
* Micho Kaku; El
futuro de nuestra mente Editorial Debate;
478 páginas; Barcelona, 2014
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avanzado mucho
más rápidamente que en más de dos millones de años de evolución. De tal manera
que hoy en día lo único que ciertamente sabemos es que la mente humana puede
llegar a límites insospechados e inimaginables. Sin embargo, nuestra faceta
animal es aún más importante e influyente en nuestro ser que la intelectual. Y
nuestra genética lo demuestra, pues es muy similar a la de ciertos linajes de
primates próximos a nosotros en en la evolución. El futuro de la mente humana
es un debate apasionante, de acuciante actualidad, en tiempos en que el planeta
debe afrontar nuevos retos para la supervivencia. Varios libros, recientemente
aparecidos, contribuyen al vivo debate sobre la relación entre ciencia,
religión, amor, filosofía e inteligencia para el futuro de la Humanidad.
Luis Negro
Marco / Zaragoza
Para
Clotaire Rapaille y Andrés Roemer, autores del libro Move Up –muévete– (editorial Taurus) las
variables que influirían en el movimiento ascendente de una sociedad vendrían a
ser cuatro: la supervivencia, el sexo,
la seguridad y la superación. En su libro exponen la teoría de que los “nanny
states” –países nodriza–, propios de las democracias “racionalistas”, al
estilo de Francia, estarían en posiciones menos ventajosas de cara al futuro
que los pertenecientes a las democracias liberales de corte anglosajón, más
proclives a la movilidad social.
Interesante es también la presentación del
cerebro humano (según investigaciones del doctor Paul Mc Lean) como un órgano
trino, con tres ámbitos: el límbico (en el que reside la conducta, la emoción,
la memoria y la motivación); el córtex (el que rige el aprendizaje del
lenguaje, la
Portada del libro Move Up, de Clotaire Rapaille y Andrés Roemer; editorial Taurus, 290 páginas; Madrid, 2014 |
abstracción, y desde donde gestionamos los procesos mentales
complejos –algunos investigadores afirman que esta es la parte realmente humana
del cerebro); y por último, el reptiliano (el que propicia la búsqueda del placer,
y las conductas instintivas que los humanos comparten con el resto de especies,
así como las funciones vitales de nuestro cuerpo).
Según los autores de Move Up, las culturas más exitosas serán aquellas capaces de
apreciar y conservar los mejores aspectos de su herencia cultural y, al mismo
tiempo, que estén dispuestas a navegar los mares de la innovación en busca de
nuevos horizontes. En suma, la supervivencia de las culturas dependerá de la
movilidad social de las mismas y su predisposición a adaptarse a nuevos
entornos.
Siguiendo
con la naturaleza y el comportamiento humano, el biólogo holandés Frans de Waal
plantea un asunto de gran actualidad, como es el del comportamiento ético entre
nuestros antepasados primates. Así, en su libro El bonobo y los diez mandamientos (editorial Tusquets) el
investigador concluye que el altruismo, los sentimientos y la moral fueron
anteriores al Homo sapiens y al sentimiento
religioso de la Humanidad ,
siendo asimismo valores que pueden detectarse en el mundo animal, especialmente
en los primates.
* Frans de Waal.- El bonobo y los diez manda-
mientos;
editorial Tusquets, 280 páginas;
Barcelona, 2014
|
La ayuda mutua, la empatía, las prácticas
sexuales de apaciguamiento y cohesión de la colonia –más allá de la función
reproductora– la compasión y hasta la
angustia y tristeza por la muerte de un congénere no son una excepción en la
conducta de determinadas especies, sino la regla. Estas son las conclusiones a
las que llega el primatólogo de Waal y que expone en su libro, después de
investigar durante décadas las
comunidades de bonobos (morfológicamente la especie más similar al Ardipithecus, uno de los antecesores de
los humanos) y chimpancés del mundo entero.
Por su parte, el filósofo Jesús Mosterín
(quien ha colaborado en el proyecto “Gran Simio”, aporta en su libro: El triunfo de la compasión (Alianza
Editorial) una serie de interesantes reflexiones acerca de nuestra relación con
los otros animales de la Tierra. Entre
otras consideraciones Mosterín argumenta en su obra que alguien o algo es digno
de consideración para las personas si lo tenemos en cuenta en nuestras
deliberaciones, si tratamos de no dañarlo sin necesidad, y si su respeto es una
restricción al tipo de conducta que aprobamos. Por tanto, una moral
consecuente, consideraría a todos los seres portadores de intereses y capaces
de sufrimiento como dignos de consideración moral. La compasión, en suma, es
una necesidad del ser humano y en opinión del autor, ha de ser extensiva a
todos los seres que sufren, sin prejuicios, grupismos ni fronteras.
Y un último argumento de debate sobre la
evolución y la mente humana, lo acaba de aportar el
físico estadounidense
Michio Kaku, quien en su libro El futuro
de nuestra mente (editorial Debate) nos introduce en un mundo de aparente
ciencia ficción, pero con sólidas hipótesis de base científica, en el que
gracias a la nanotecnología, la mente humana sería capaz de desarrollar
habilidades que ahora sólo son factibles
mediante la acción motora. Una de las
posibilidades para que esto ocurra en un futuro no lejano, sería el cultivo de
células madre que permitiesen que las neuronas creciesen en la corteza
prefrontal y en otros centros clave del cerebro. Factores que serían
determinantes para el aumento de nuestras capacidades mentales. De ahí a que el control de la mente pudiera
llegar incluso a prevenir enfermedades, administrar adecuadamente dosis médicas
en el organismo, y alargar de este modo las estimaciones de vida. Sin olvidar,
claro está que siempre habrá unos límites para el avance de la Humanidad que deben
regirse por la ética, la moral, el respeto, la justicia y la igualdad de todos
los seres humanos sin distinción de sexo, origen y religión. Un mundo de
justicia basado en el desarrollo sostenible de la Humanidad , que pasa
inexcusablemente por el respeto hacia todas las formas de vida de nuestro
planeta y la preservación del medioambiente, nuestra auténtica casa en la Tierra.
*
Jesús Mosterín.- El triunfo de la compasión; Alianza Editorial, 354 páginas; Madrid, 2014 |
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