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martes, 24 de junio de 2014

San Juan. Fiesta mágica en toda España. La noche de las brujas, las grutas, el fuego y las aguas, la música y el baile

        La mágica noche de san Juan        
Luis Negro Marco / Villar de los Navarros

  Junto con las de Navidad y Año Nuevo, es la noche más importante del año y también la que ha conservado hasta nuestros días mayor riqueza antropológica. En torno al 21 de junio tiene lugar el solsticio de verano, siendo ése el punto que marca el día con más horas de luz de todo el año. La situación es contraria a la fecha aproximada del 21 de diciembre cuando se produce la máxima declinación austral del sol, marcada por el solsticio de invierno, cuyo día es el que cuenta con menos horas de luz de los 365 del ciclo anual.

Existe constancia arqueológica de que desde hace más de 7.000 años, la humanidad conocía ya muy bien el ciclo solar, así como  los movimientos de los astros. Monolitos, dólmenes y otros monumentos megalíticos de la Prehistoria, tenían así un significado religioso, ligado
Las grutas y cuevas con agua, siempre se han asociado
con la magia y los ritos mágicos. De hecho, los hombres
de la Prehistoria eligieron estos lugares como los san-
tuarios en los que, hace ya 20.000 años dejaron en sus
parades las que a día de hoy sobn algunas de las grandes
obras maestras de la Humanidad. En la imagen, gruta del
Monasterio de Piedra (provincia de Zaragoza).- 
                                                                Foto: Luis Negro
al 
conocimiento de los astros asociado a los ciclos de la vida.  De este modo, el símbolo solar, en referencia a la fuerza y la vida, formó también parte de la mayoría de las culturas y pueblos  de la Antigüedad. Y la celebración de la festividad  de san Juan se debe, sin duda, a la cristianización de una celebración pagana anterior, Por ello no es casual que la Iglesia haya establecido el nacimiento de Cristo el 24 de diciembre, y el de su precursor, Juan el Bautista, el 24 de Junio, los dos ejes fundamentales y complementarios del ciclo solar.

Y al igual que en la última noche del año –la de san Silvestre–, en ésta, también las leyendas nos dicen que salían las brujas, para hacer sus aquelarres en los lugares que tenían por costumbre. Una cantiga gallega alude al miedo de un mozo a que su novia sea bruja: “Por ser noche de San Juan, noche de encantos y brujas, por ser noche de san Juan, te tengo miedo, Maruja." En tan mágica velada, el agua y el fuego son los verdaderos protagonistas. Ambos juegan un importante papel simbólico y ritual, pues tanto el uno como el otro, son imprescindibles, junto a la tierra, para la vida.

  Se da la circunstancia de que en ciertos lugares existía la creencia de que si en la noche de san Juan  se rodaba por la hierba antes de que saliera el sol, sanaría de sus enfermedades de la piel. Por otro lado, al baño ritual en el agua, antes de la salida del sol en la noche de san Juan, se le denominaba "sanjuanada". Los beneficios de este chapuzón nocturno, quedan reflejados en este canto que fue muy popular en España hasta mediados  del siglo XX: "Día de san Juan alegre, allá a la fuente, corre moza, vete a lavar, que  el rocío y el agua del amanecer,  color de cereza te han de dar".

  Asimismo, el agua de flores cogidas en la noche de san Juan, curará de los males físicos y del alma a quien con ella se lave, si lo hace antes de que amanezca, en el día de san Juan. Y es que son
Bañarse en el agua, antes del amanecer en el día de
San Juan (la Sanjuanada) ha sido uno de los ritos de
purificación (en imitación del bautismo que hacía San
Juan el Bautista) más extendidos y aún presentes por
todo el territorio español. En la imagen, Cascada iris y
remanso del río Piedra en el "Monasterio de Piedra",
provincia de Zaragoza.-
Foto: Luis Negro Marco
muchas las virtudes  que a nivel popular se atribuyen  a tan  salutífera agua: espanta a las brujas, hace a las mujeres más bellas y cura las enfermedades. En algunos lugares del Pirineo aragonés existía una costumbre según la cual cuando un niño estaba enfermo de raquitismo o de hernia, sus padres aguardaban a que llegara la noche de san Juan. Entonces iban al monte y cortaban un roble nuevo. Después volvían a juntar las dos mitades del tronco del árbol, atándolas bien. Si las dos mitades se unían y seguían creciendo, era señal de que el niño iba a sanar. Asimismo, los padrinos del niño en cuestión se situaban a ambos lados de un arco de ramas, y se pasaban a su ahijado en brazos, repitiendo esta frase: "Quebrado te lo doy Juan, devuélvemelo sano”; y así lo hacían hasta en tres ocasiones. Otra curiosidad es que a falta de padrinos, también podían ser protagonistas de este ritual dos mujeres que se llamasen María o un hombre y una mujer que se llamasen Juan y María.

  ¿Y qué más clase de magia esconde la noche de san Juan? Pues, por ejemplo, que las jóvenes que tengan varios pretendientes, y no sepan bien a quién elegir, esta mágica noche les da la oportunidad de optar por la elección correcta. Solo han de coger  tantos trocitos de papel como muchachos las pretendan, y escribir en cada uno de ellos las iniciales de los nombres de sus galanes. Después, deben cerrar bien esos papelitos y colocarlos en una jarra de agua –no hay que olvidarlo, ¡solo en la noche de san Juan! – y ya solo resta esperar hasta instantes previos al alba. El papel que esté más abierto, será el del pretendiente que se habrá, sin duda alguna, de elegir.

Con el solsticio de verano, en días próximos a la festividad de San Juan,
los campos de trigo aparecen ya prácticamente listos para la cosecha, y
las flores en los campos sacan a relucir sus mejores galas y toda su
capacidad cromática de colores, como el amarillo y verde de estas
camomilas.
Foto: Luis Negro Marco
Por otro lado, bien es sabido que hay muchas “fuentes santas”, por lo general junto a las ermitas más importantes de cada pueblo (como la milagrosa Fuen Santa de la localidad turolense de Villel). Pues bien, antiguamente también existía la creencia en torno a ellas de que  durante la noche de san Juan adquirían aún más virtudes que  durante el resto del año. Por ello en esa noche  eran enramadas con arcos de palma, ramos verdes, y flores.

  Sin embargo, el gran protagonista de la fiesta y noche de san Juan, es el fuego. Antiguamente, el encendido de la hoguera, tenía un carácter casi sagrado, rodeado de respetuoso silencio  hasta que, silueteadas en la negrura de la noche, se manifestaban las primeras llamas, recibidas con aplausos y gritos de alegría por los en torno a ella congregados. Y a continuación, el ternasco, las morcillas, el morro de cerdo (cada vez más generalizado es también el consumo de sardinas) asados en las parrillas que se arrimaban al calor de las brasas y el chisporroteo de las purnas sobre la ceniza. Y además, claro está, buen y
En torno a la festividad de San Juan es cuando se produce el estallido de
la vida y cuando la mayoría de aves se preparan para la nidificación. Así
se puede contemplar en este nido, cuidadosamente preparado por una 
pareja de gorriones, a los pies de un viejo camino de herradura que hace
ya muchos años que dejó de ser transitado, en las estribaciones del San-
tuario de "La Virgen de Herrera", en Villar de los Navarros.- Foto: Luis Negro
recio tinto, dosificado en fino chorro de la  bota de vino, y por supuesto, la alegr
ía, la música y el baile.

 Y como colofón, para los más animados y atrevidos, cuando la hoguera quedaba reducida a un círculo de rescoldos, llegaba el salto de la hoguera. Quien lo ejecutaba, debía hacerlo entonando al mismo tiempo alguna canción que sirviese como amuleto para alejar de él los malos espíritus; así lo más frecuente era ejecutar el salto gritando: "te salto, hoguera de san Juan, para que no me ataque ni culebra ni can". Pero también las mozas podían saltar, para arrebatar el corazón de los muchachos a quienes amaban, así como las personas que padecían enfermedades de la piel, para sanarla.

 Por todas estas cosas tan bellas, hermosas y mágicas que solo se dan en la noche y  durante los primeros rayos del día de san Juan, antiguamente se cantaba: “Mañanita de san Juan, la de más alegría, porque baila el sol cuando nace, y ríe cuando cae el día”.

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