África muere en el Mediterráneo
Europa, decidida a poner fin a las
miles de muertes provocadas por los traficantes de personas que operan desde
las costas de Libia
Según la Oficina Internacional para el estudio de las Migraciones, tan solo durante 2010, hasta 34.000 inmigrantes africanos y de Oriente Medio, habrían llegado a las costas de Italia de manera ilegal, mientras que 1.700 habrían muerto ahogados en aguas del Mediterráneo durante el intento. Del mismo modo, las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla, situadas en suelo africano, junto al estrecho de Gibraltar, son otro punto de llegada de miles de inmigrantes ilegales (en su mayoría procedentes de Nigeria, Mali y países del Magreb) que cada día intentan burlar la vigilancia de las fronteras, y penetrar de manera irregular en suelo español.------------------------------------------------------------------------Este artículo ha sido publicado en el número de junio de 2015 de "La Gaceta de Guinea Ecuatorial", cuya portada aparece reproducida sobre estas líneas
Luis Negro Marco / Santiago de Compostela El pasado 18 de abril, 950 personas -en su mayoría de origen africano- morían
ahogadas a poco más de cien millas de la isla de Malta. A raíz de esta
tragedia, la Unión
Europea (UE), pondrá en marcha una misión naval que tendrá
como objetivo combatir a las mafias que, desde Libia, se dedican al tráfico
ilegal de personas procedentes de África.
A mediados de mayo, la UE elevó una petición al
Consejo de Seguridad de la ONU (al amparo del Capítulo 7 de la Carta de Naciones Unidas –que contempla el uso de la fuerza–) solicitando
que la misión naval en el Mediterráneo, pueda entrar en vigor el próximo 22 de junio, y en todas sus fases, incluida la
inutilización para la navegación de las embarcaciones sospechosas, en aguas
territoriales de los países de partida.
El mayor desastre humano en el Mediterráneo desde
L.N.M. /
Santiago de Compostela
A bordo de
pesqueros destartalados y cayucos de grandes dimensiones, miles de personas
(procedentes en su mayoría de Somalia, Etiopía, Magreb occidental,
y países del área subsahariana), arriesgan sus vidas en un intento
desesperado por alcanzar las costas de Europa. Numerosos puertos, a lo largo
de toda la costa libia, se han convertido en auténticas “lanzaderas” de
inmigrantes obligados a pagar hasta 3.000 euros, e incluso más, para ocupar
un resquicio en embarcaciones que no reúnen las mínimas condiciones de
navegabilidad, y menos aún del respeto debido a la dignidad humana. Asimismo,
en su mayoría africanas, morían ahogadas en el mar. El barco en el que viajaban había partido de un puerto de Libia, a |
Las causas: el vacío
de poder en Libia
El coronel Muammar al-Gaddafi, “Guía de la revolución” en Libia, había
llegado al poder el 1 de septiembre de 1969, tras un golpe de Estado que él
mismo protagonizó contra el rey Idris I. Personaje estrambótico, en sus viajes
oficiales a otros países el presidente Gaddafi siempre se alojaba en su propia
jaima, y llevaba consigo a su peculiar guardia personal, constituida por
mujeres militares, que recibían instrucción en Academias propias.
Acusado el gobierno de Gaddafi de apoyar al
terrorismo internacional, no fue hasta noviembre de 2008 (tras la visita de la
entonces Secretaria de Estado de Norteamérica, la afroamericana Condolezza Rice)
cuando los Estados Unidos decidieron establecer relaciones diplomáticas con
Libia, rotas desde 1972.
Asimismo, Italia quiso, en agosto de 2008,
arreglar con Gaddafi la cuestión de los emigrantes ilegales que ya entonces,
partían desde las costas libias hacia Sicilia y las islas de Lampedusa y
Pantelleria. En aquel año, el problema de los inmigrantes había alcanzado
dimensiones inéditas (37.000 personas, frente a las 19.000 de 2006). De manera
que, para romper su aislamiento, Libia se mostró dispuesta a firmar con la Unión Europea un acuerdo marco
en el que se incluía esta espinosa y recurrente cuestión humanitaria y
geopolítica, como es el de la inmigración ilegal en el Mediterráneo. Mas,
paradójicamente, en el momento más dulce
de su política exterior, en 2011 tuvo lugar la denominada “Primavera Árabe” con
revueltas sociales importantes en todos los países del Magreb, que provocaron
luchas, cambios de gobierno (Túnez y Egipto) y, tristemente, guerras: la actual
y cruenta en Siria, y la de Libia, que concluyó con el derrocamiento y muerte
de Muammar el Gaddafi, el 20 de octubre de 2011. A partir de entonces,
y de manera interina, el poder en Libia (primer productor de petróleo en el
continente africano), fue asumido por un Consejo Nacional de Transición. No obstante, las disensiones internas de los
socios del nuevo gobierno se hicieron cada vez mayores, hasta el punto de que a
día de hoy puede decirse que el país se ha convertido en un Estado fallido,
pues carece de un Gobierno legítimamente constituido. Las dos regiones
principales del país (la
Cirenaica , al Este,
con capital en Tobruk) y la
Tripolitana (al Oeste y capital en Trípoli) han constituido
sendos gobiernos enfrentados en una guerra civil, y sin vías para lograr un
acuerdo próximo. A todo ello cabe añadir que el vacío de poder creado en Libia
ha permitido la penetración de organizaciones terroristas, como Al Qaeda del
Magreb y el EI (Estado Islámico), creando aún mayor inestabilidad e inseguridad
en la zona. De este modo, ante la ausencia de cualquier garantía legal,
personas sin escrúpulos han visto la oportunidad de desarrollar un modo de
negocio mafioso, dedicado al tráfico ilegal de personas, que se aprovecha de la
necesidad de decenas de miles de personas de África, que deben
abandonar sus hogares en busca de una oportunidad, lejos de sus
familias, en Europa.
13.500 personas rescatadas del mar en
lo que va de año
A principios del mes de octubre de 2013, 366
personas perecieron ahogadas en el Mediterráneo, junto a las costas de la isla
italiana de Lampedusa. Esta tragedia llevó a las autoridades italianas a poner
en marcha la operación de vigilancia
naval ‘‘Mare Nostrum’’ que permaneció activa hasta el 31 de octubre de 2014, en
las aguas del Canal de Sicilia. Y pese
a la falta de cooperación por parte de otros países europeos, la operación
llevada a cabo por Italia fue un éxito y evitó miles de muertes. De este modo, la operación “Mare Nostrum” permitió
que en el año en que estuvo activa, fuesen rescatadas más de 120.000 personas
en aguas del Mediterráneo.
Y lo peor es que esta visión de la tragedia, podría
ser tan solo la punta del iceberg de un terrible drama humanitario, puesto que
algunas informaciones apuntan a que hasta 250.000 inmigrantes, en su mayoría
subsaharianos, estarían esperando en Libia una oportunidad para cruzar el
Mediterráneo y entrar en Europa a través de Italia.
Otro
dato inquietante y que invita a la toma de medidas urgentes es que, entre el 10
y el 17 de abril, 13.500 inmigrantes africanos han sido ya rescatados de las
aguas del Mediterráneo. Fuentes de ACNUR (Alto Comisionado de Naciones Unidas
para los Refugiados) afirman que las embarcaciones que parten desde Libia rumbo
a las costas de Italia están saturadas de personas, sobrepasando hasta en cuatro
veces su capacidad, lo que conlleva que el riesgo de hundimiento de las mismas se eleve hasta el setenta por ciento
de posibilidades. Por todo ello el Comisariado de Derechos Humanos del Consejo
de Europa, solicitó a comienzos del pasado mes de mayo, que la UE cambie, de manera urgente, su
política migratoria, recordando la «obligación» ante todo de salvar la vida de
estas personas, pues de otro modo, los naufragios multitudinarios están
condenados a repetirse. En este sentido, la Oficina de Naciones Unidas
contra la Droga
y el Delito (UNOCD) ha
emitido un comunicado en el que expresa que las mafias que trafican con migrantes
explotan con crueldad la desesperación de esas personas y provee de enormes
ganancias ilícitas a las redes de criminales: “Este es un crimen que debe ser abordado. Debemos proteger el derecho de
los migrantes, apoyarlos, proteger a las mujeres y especialmente a los niños,
incluidos los que viajan solos”.
Actuar sobre el origen del problema
Hasta ahora, la energía
y los recursos de Europa se habían centrado principalmente en cortar el
tremendo flujo migratorio que está llegando desde África (potencialmente
calculado hasta en 36 millones de personas para los próximos cinco años) y que
Europa está absolutamente incapacitada para absorber. Pero cortar el flujo migratorio –sin ofrecer otras opciones para las personas
que buscan refugio y asilo– significaría incrementar el sufrimiento y muerte de un
mayor número de personas, según fuentes de la ONG «Médicos sin Fronteras».
Por este motivo, los Ministros de Exteriores y Defensa de la Unión Europea se
reunieron el pasado
18 de mayo en Bruselas, y decidieron poner en marcha una
misión naval contra las redes de tráfico ilegal de inmigrantes en el Mediterráneo,
y que de contar con el mandato solicitado a
La nueva
misión de la Unión Europea ,
recibirá el nombre de (EUNAVFOR MED) –Despliegue Naval Militar de la Unión Europea en el
Mediterráneo–, en sus siglas en inglés, y tendrá su base en Roma. La misión
contará con una inversión de alrededor de 12 millones de dólares y en un primer
momento estará bajo el mando del contraalmirante italiano Enrico Credendino.
El operativo, que se prevé entre en marcha el
22 de junio, tendrá tres fases distintas de desarrollo. La primera, consistirá
en localizar y rescatar a inmigrantes en aguas del Mediterráneo; la segunda
contempla actuar contra barcos de las mafias que se encuentren en aguas
internacionales y sin pabellón (o con bandera de un país que autorice su
captura); y la tercera, se centra en la destrucción de navíos utilizados por
las mafias, lo que sí requeriría el permiso de las nuevas autoridades libias o
de la ONU. En
este sentido, la actual representante de la Unión Europea para Asuntos
Exteriores y Política de Seguridad, Federica Mogherini, viajó el pasado 15
de mayo hasta la sede de la ONU
en Nueva York, para exponer la envergadura del drama migratorio al que se
enfrenta la UE y
tratar de ganar el apoyo de los países con derecho de veto en el Consejo de
Seguridad. "No estamos planeando en
absoluto una intervención militar en Libia, sino una operación naval, ojalá, en
coordinación con las autoridades libias, para desmantelar el modelo de negocio
de las organizaciones criminales que están traficando con gente",
declaró Mogherini.
Finalmente
llega el doloroso recuento de las víctimas, la mayoría de ellas anónimas puesto
que no portan consigo ningún tipo de identificación. Una vez pasados los plazos
establecidos para su reclamación, los cuerpos son exhumados en los cementerios
europeos, con una sencilla lápida en la que solamente figura la fecha de la
muerte, y un número de identificación. Ante ello, la UE ya ha elaborado un proyecto
para la inminente puesta en marcha del «Observatorio Europeo de Defunción de
Inmigrantes», con la finalidad de poner nombre y dar identidad a cada una de
las miles de personas de África que están muriendo, todos los días, por la
falta de escrúpulos e inmoralidad absoluta de las redes mafiosas que ven en un
inmigrante, no a una persona cuya dignidad y derechos están salvaguardados por
la legislación internacional, sino una mera mercancía con la que traficar.
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