El abrazo de la historia
Una de las acepciones que el Diccionario otorga a
la palabra recrear es la de alegrar,
deleitar y divertir, siendo en función de ella, la recreación, el esparcimiento
y la diversión para alivio del trabajo, en sitios campestres o en lugares
amenos y gratos. De ahí el recreo escolar, el patio o espacio idóneo para la
recreación, o lo que es lo mismo, la diversión.
Seguramente por ello, por su acepción lúdica,
a la vez que entretenida y didáctica, las recreaciones históricas van ganando
fuerza en los programas festivos de estío de un cada vez mayor número de
municipios aragoneses. Así, por ejemplo, este año, la localidad zaragozana de
Herrera de los Navarros celebró, durante la última semana de agosto, y por vez
primera, la recreación histórica de la batalla carlista de Villar de los
Navarros, que aconteció el 24 de agosto de 1837. Se trata de un acontecimiento
histórico poco conocido y apenas divulgado en los libros de historia, ni
siquiera en los de historia de Aragón de nuestros escolares, pero que –por
ejemplo- fue determinante en la celebración
de la fiesta de la
Cincomarzada de
Zaragoza.
Periódico COMARCA DE DAROCA / agosto de 2016, con información sobre la I recreación histórica de la batalla carlista del 24 de agosto de 1837, en Herrera de los Navarros (26 y 27 de agosto) |
Periódico COMARCA DE DAROCA / agosto de 2016.- Noticia sobre la I recreación histórica de la batalla carlista del 24 de agosto de 1837, en Herrera de los Navarros (26 y 27 de agosto). |
De todos modos, incluida la anterior
reflexión, lo interesante de las recreaciones históricas es que eliminan el
vacío existente entre los hechos históricos y el presente, y conectan a la
ciudadanía con sus raíces, con su pasado histórico, en suma con la historia de
sus propios antepasados. Así ocurrió, por ejemplo, en Herrera de los Navarros,
en el transcurso de la primera recreación de la batalla carlista antes citada.
Cientos de personas de todas las edades, se congregaron el 27 de agosto en la
plaza de la población, frente a la iglesia, ya sentadas en los cientos de
sillas que distribuyó el Ayuntamiento, ya de pie, y con decenas de niños
sentados en el suelo, expectantes en primera fila del escenario, donde los
actores de la compañía zaragozana Navegantes,
realizaron una magnífica interpretación de aquellos hechos, basados en un
elaborado guión y una excelente selección musical.
Asimismo, las recreaciones históricas nos
permiten comprobar la extraordinaria memoria oral que pervive en las personas
mayores de los pueblos aragoneses. Y lo
que muchas veces interpretamos como tan
solo leyendas, no son sino una rica y destilada memoria sobre unos hechos
relevantes que tuvieron lugar hace siglos o incluso
milenios. Hechos que fueron
transmitiéndose de forma oral, de generación en generación, hasta nuestros
días. Y esto es algo que se ha podido constatar en Herrera y en Villar de los
Navarros, donde, al hilo de la recreación de la batalla carlista habida entre
ambas localidades en agosto de 1837, fueron muchas las personas de allí,
mayores y no tanto, que recordaban aquellos sucesos, pues les habían sido
transmitidos por sus padres, y a estos por sus abuelos, y a estos por sus
bisabuelos… y si continuásemos en la secuencia genealógica, nos encontraríamos
con familiares que vieron con sus propios ojos aquella trágica batalla, que
oyeron el estruendo de los cañones, el galope de los caballos sobre los recién
segados campos de trigo, y que vieron el
humo de los fusiles, la sangre de los heridos, sus mutilaciones, y el horrible
rostro de la muerte propio de la guerra, de cualquier guerra que parece llevar
implícita en sus genes la humanidad desde los primeros balbuceos de la
civilización.
Finalmente, las recreaciones históricas,
tienen el valor de constituir un elemento de unión de la sociedad, como en Alicia a través del espejo, de Carroll,
constituyendo una pantalla en la que poder contemplar, como si viajásemos a
través de un agujero negro, a un pasado reciente o lejano, y a través de él
aproximarnos a la verdad. Los actores de la compañía Los Navegantes lo definieron
muy bien al final de su espectáculo, ofrecido en la plaza de Herrera de los
Navarros en el atardecer del 27 de agosto: La historia debe servir para que
todos nos fundamos en un simbólico abrazo entre hermanos, como de hecho así se conoce
(el abrazo de Vergara) al pacto suscrito en la citada localidad guipuzcoana, el
31 de agosto de 1839, entre los generales Espartero, y el carlista Maroto, con
el que se dio por concluida la I Guerra civil
carlista. Y nuestro deber es seguir trabajando no para celebrar victorias, sino
para vivir en paz.
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