Vida
nueva
Luis
Negro Marco / Historiador y
periodista
Año nuevo, vida nueva. Y sin embargo este
aforismo para nada sugiere una ruptura con el pasado, sino su asimilación
crítica y desapegada, de manera que los hechos vividos no actúen como lastre
sino como fuente de sabiduría para llevar a buen término, en el año recién estrenado, nuestros mejores
proyectos personales, así como los de los gobiernos de las naciones, con las
miras puestas en una sociedad en avance progresivo hacia la paz, la
sostenibilidad del planeta, la justicia y la reducción de las desigualdades
económicas a nivel regional y mundial.
De acuerdo a estos objetivos, la Unión
Europea puso en macha en 2014 el plan “Horizonte 2020”, cuya finalidad última era
la de conseguir que en este año que ahora comienza, las naciones integrantes de
la UE hubieran estado en condiciones de poder destinar el tres por ciento de su
Producto Interior Bruto (PIB) a la financiación de iniciativas, proyectos de investigación y desarrollo
tecnológico; algo que de haberse conseguido (España, por ejemplo aún se halla
lejos de esa cifra) habría posibilitado, según las estimaciones efectuadas en
el plan, nada menos que la creación de 3,7 millones nuevos puestos de trabajo.
Y quizás una de las razones de este
desfase se deba a que en España, el pasado –que debería ser Historia– sigue sin
estar críticamente asimilado, de manera que, obstinadamente presente en todos
los ámbitos de la esfera pública, sigue actuando como una pesada losa que nos impide
avanzar con ilusionada unidad hacia el futuro.
Una vida nueva que, por otro lado, en
ningún modo puede significar olvido de lo que fue y ocurrió,
pues de no existir
el pasado, tampoco el mundo nuevo –la puerta que nuevamente se nos abre hacia
la esperanza– tendría sentido. Vida nueva que solo lo puede ser si nace del
amor (por muy canción de kumbayá que
pueda resultar la expresión), la solidaridad y la reconciliación, exiliando de
nuestros corazones cualquier sentimiento de rencor, de ira o de resentimiento.
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Que nuestros mejores deseos se cumplan en 2020 |
Vida nueva que nos enseña que
cualquier tiempo pasado no fue mejor, y que –afortunadamente– las nuevas generaciones
disfrutan de un bienestar, servicios sanitarios e infraestructuras públicas infinitamente
mejores de las que tuvieron nuestros padres y abuelos. Y sin embargo, en no
pocas ocasiones optamos por la comodidad de poner el acento en manifestar
nuestro disgusto por lo superficial y huimos de la responsabilidad que cada
cual tenemos en la resolución de problemas que son de interés general y por lo
tanto, a todos nos afectan.
El día 31 de diciembre, último día del
año, la Iglesia celebra la festividad de San Silvestre, papa que murió en el
año 335, y cuyo nombre, de origen latino, significa “hombre del bosque”; bella
metáfora de lo que entraña toda vida nueva: avanzar desde el terreno agreste y
todavía no cultivado (como el año recién estrenado cuyas hojas en blanco del
calendario están aún por escribir) para finalizar con los deseados frutos de
una buena cosecha. De ahí que las populares y multitudinarias carreras
pedestres (las San Silvestres) que tienen lugar en la noche del último día del
año, sean también un símbolo de la nueva carrera de la vida que, felizmente,
para todos comienza. La meta y el asegurado premio
será no necesariamente la de ver todos nuestros deseos cumplidos al finalizar
el nuevo año que la vida nos regala, sino nuestro esfuerzo, trabajo y
determinación, inspirados en el amor y en la verdad, para hacerlos realidad.
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