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lunes, 30 de diciembre de 2013

De Inocentadas y santos inocentes

“Los santos inocentes te lo pagarán”

Luis Negro Marco / Zaragoza

 Las inocentadas nos hacen reír, siempre que sean ingeniosas y no atenten al buen gusto, el respeto y la dignidad. Aunque algunas "bromas" históricas causaron ya no solo el engaño inocente sino el pánico. Así lo hizo el director de cine estadounidense Orson Wells durante el Halloween de 1938, cuando retransmitió por radio una adaptación del libro “La guerra de los mundos” de H.G. Wells. En un tiempo histórico de situación prebélica a escala planetaria, y la creencia muy generalizada entonces de que los extraterrestres visitaban el planeta a bordo de naves con intenciones nada amistosas, al director Ciudadano Kane” se le ocurrió “la graciosa idea” de relatar como si fuese real, una invasión extraterrestre. El resultado: miles de personas se lanzaron a la calle aterrorizadas tratando de huir de Nueva York y de una muerte que creían segura.  Y es que lo de la inocentada, lo de reírnos del prójimo parece algo muy incardinado en la esencia del ser humano. El desaparecido director español  Manuel Summers hizo en 1982 una película presuntamente graciosa que trataba de ello: “Tó er mundo é güeno”, rodada (también presuntamente) con cámara oculta, con gags tan “trabajados” como el de atar un billete de 100 pesetas con un fino hilo de nylon y desternillarse de risa viendo cómo la víctima de la inocentada corría desesperadamente detrás de su tesoro, que se alejaba sin cesar.  Y es que España ha sido,  sin duda e históricamente, el país de “Los santos Inocentes”, es decir, el del título del libro homónimo que  Miguel Delibes escribió en 1981, y el de la película del mismo nombre dirigida en 1984 por Mario Camus, e interpretada magistralmente por Terele  Pávez, Francisco Rabal y Alfredo Landa. Una dramática fusión de tragedia y comedia emergida de las finiseculares desigualdades sociales hispanas cuyo resultado es el esperpento,  ya adelantado por Goya con sus grabados y pinturas negras y acuñado después en letras de oro por el escritor gallego Ramón María del Valle Inclán. Se dice de este último que estando en cierta ocasión  encarcelado por sus críticas a la Dictadura de Primo de Rivera, se vistió con traje de general carlista, y asomando por entre los barrotes de su celda que daban a la calle, se puso a declamar: ¡“Viva la reina Isabel II”! Y es que las inocentadas son eso: un “contrapunto”, un “contratiempo”, ir a contracorriente. Romper con la linealidad y la normalidad y buscar la relajación que proporciona la imperfección. Los romanos, al igual que los griegos y persas lo sabían muy bien. Por eso hacían la “inocentada” de convertir a sus esclavos en reyes por un día. Por cierto, título de un antiguo programa (“Reina por un día”) que ofrecía Televisión Española allá por 1964. Un verdadero cuento de hadas, como el de Cenicienta, que se desvanecía al toque de las campanadas de medianoche. Hay un gag muy bueno en la película que rodaron en 1979 los Monty Python, titulada “La vida de Brian”, una divertida comedia sobre la vida de Jesús. Los romanos van a crucificar a Cristo y a varios ladrones junto a él. El centurión romano pregunta, uno a uno, a quienes van a ser ajusticiados, muy educadamente: “¿Crucifixión?” –el ladrón responde: “No, yo estoy libre”. –Sin inmutarse, el centurión responde: “Perdone entonces las molestias; puede irse”.  –Pero entonces el ladrón le dice al centurión con una sonrisa: “Que no, que era broma, que yo también voy a ser crucificado”. “Ah, ya veo; bien pues ahí tiene usted la cruz y... feliz paseo hasta el Calvario.  Ahora, a punto de finalizar 2013España no es un país precisamente para bromas, y ello a pesar de que la costumbre de la inocentada está tan enraizada en nuestro solar patrio que hasta el Gobierno no puede ocultar su tendencia a hacer alguna que otra.  Como cuando el ministro de Cultura, José Ignacio  Wert anunciaba, meses atrás, a los padres de estudiantes del Programa Europeo Erasmus” (una vez los alumnos llevaban más de un mes fuera de España) que el Gobierno les retiraba la ya exigua beca que se había comprometido a asignarles. La propuesta fue finalmente retirada, pero para entonces,  un frío sudor había recorrido ya por la frente de miles de familias afectadas. Y la última “la del once por ciento” de subida en el recibo de la luz. Tranquilos, que era broma, y finalmente la luz subirá solo por debajo del tres por ciento de cara a 2014 ¿Y esto no sigue siendo una inocentada? Pero cuánto nos hemos reído.

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