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martes, 25 de marzo de 2014

"Cridá", "mascletás", "cremás" y "nit del foc" de Valencia anunciaron, como cada año, la llegada de la Primavera

Las Fallas de Valencia, espectáculo de color y diversión

Cada año, llegado el mes de marzo, Valencia viste sus calles y plazas con centenares de monumentales obras de arte en cartón piedra, que ardieron en la mágica noche del 19 de marzo


Luis Negro Marco / Zaragoza

 Las Fallas de Valencia, son junto con los toros (Sanfermines) de Pamplona, y la Feria de abril de Sevilla, una de las fiestas más populares y divertidas de España, por lo que en 2015 optarán a ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. El día grande de las Fallas tiene lugar en la festividad del esposo de la Virgen María, san José obrero,  que se conmemora el 19 de marzo, fecha en la que, por esta razón, también se celebra el Día del Padre.


El origen de las Fallas de Valencia se remonta a hace más de dos mil años, cuando en el Imperio romano se celebraban una serie de ritos para conmemorar la llegada de la primavera (fecha variable entre el 20 y el 21 de marzo). En un principio, las Fallas fueron tan sólo hogueras, ya que el fuego ha sido considerado desde los comienzos de la Humanidad como un elemento purificador fundamental de cada nuevo ciclo anual. De hecho, lo más probable es que  el nombre de las fiestas de Valencia –las Fallas– provenga del latín fácula (hacha o antorcha), que por amplificación acabó con el significado de hoguera.

  Es de resaltar, por tanto, que las Fallas hunden sus raíces en una doble conjunción: por un lado el tiempo astronómico en el que se desarrollan (equinoccio de primavera, como ya hemos visto)  y por otro, el tiempo cristiano de
Falla alusiva al poder del dinero.-
Foto: Luis Negro Marco
la fiesta. Y es que san José, el esposo de la Virgen María, fue carpintero, por lo que, cuando el cristianismo se convirtió en la religión oficial del Imperio romano (a finales del siglo IV) san José obrero pasó a ser  el patrón de los artesanos y muy especialmente de los que trabajaban la madera.

Hasta finales del siglo XIX, y debido a la situación geográfica de España en el globo, los carpinteros que querían trabajar de noche (entonces todavía no existía la luz eléctrica) desde san Miguel –29 de septiembre– hasta san José –19 de marzo– debían hacerlo alumbrados por candiles que colgaban de un artefacto de madera con brazos a modo de percha  denominado parot. Pero con la llegada de la primavera y el aumento de horas de luz, los carpinteros –que ya no precisaban de los parots para seguir trabajando– los arrojaban a las hogueras que se encendían para festejar la llegada del buen tiempo.

  Pronto, la peculiar forma del parot, similar a la de un espantapájaros, motivó en el imaginario popular el arte de vestirlo con atuendos y  máscaras grotescas, caricaturas de personajes bien conocidos y relevantes de la sociedad, de quienes,

de este modo, se hacía satírica y burlesca crítica. Y fue así como surgieron, ya en el
La noche fallera es un espectáculo de luz
único e irrepetible
.- Foto: Luis Negro Marco
siglo XVIII, los primeros ninots (muñecos de fallas) a quienes el pueblo atribuía males y defectos, en la esperanza de que al ser arrojados a la hoguera, las llamas habrían de purificar también sus culpas. Y aún más, aquellas hogueras, constituían al mismo tiempo un rito de purificación de la siembra para que diera buenas cosechas.


  Un hecho también curioso de las Fallas, es el de su símbolo de protección a través del ruido; así, las mascletás son ruidosas y atronadores  denotaciones pirotécnicas de pólvora y humo que, durante la semana de celebración de Fallas inundan las calles de toda la ciudad; y otro factor fundamental de las Fallas es el fuego. Los valencianos denominan cremá (quema) al fuego que consume  las fallas en el último día de fiesta, y nit del foc a la noche mágica del 19 de marzo en que arden las más de 350 Fallas que se plantan cada año por calles y plazas de la capital levantina.

 Pero si queremos profundizar en la fiesta de las Fallas, habremos de retrotraernos al siglo II después de Cristo, cuando España era denominada Hispania, y pertenecía al Imperio romano.  Entre las muchas fiestas que los habitantes de Roma celebraban en honor de sus dioses (antes de que el Cristianismo fuese la religión oficial del Imperio, lo que sucedió en el año 376) destacaban las que tenían lugar
El "Moisés" de Miguel Ángel, fue este año el motivo de la Falla Mayor que se instaló, como
es habitual en la plaza del Ayuntamiento.- Una hermosa y monumental escultura que hizo las
delicias de los visitantes
.- foto: Luis Negro Marco
en marzo (mes de Marte, dios la guerra  y el fuego y por ello identificado con el “planeta rojo”) en honor de Minerva, “la diosa de las mil obras”, protectora de los artesanos. Dichas fiestas se celebraban entre los días 19 y 23 de marzo, destacando el denominado día de la Quinquatria (el que se correspondería con el 19 de marzo de nuestro calendario actual) el mismo en que el cristianismo conmemora a san José obrero.

  Durante esos días se hacían procesiones y ofrendas en honor de la diosa Minerva. Unas procesiones que, curiosamente, se siguen celebrando hoy  en día durante las Fallas de Valencia. En este caso, cientos de miles de valencianas y
Dos generaciones de Falleros. Nieta y abuelo, con sus trajes del
siglo XVIII durante la ofrenda a la Virgen de los Desamparados

Foto: Luis Negro Marco
valencianos, hacen la tradicional ofrenda de flores a la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad. Las mujeres van vestidas con sus trajes tradicionales de falleras (cuyo origen se remonta al siglo XVIII) y los hombres, van también con sus tradicionales trajes de falleros, a la antigua usanza.
Por otro lado y regresando a la Antigüedad Clásica de Roma, cabe tener en cuenta (para que podamos comprender mejor el significado actual de las Fallas) que también durante el mes de marzo, los romanos celebraban otra gran fiesta, denominada Liberalia, en honor del Padre Líber (dios de la fertilidad y el vino) y de su esposa Libera. Estas fiestas incluían pomposas  procesiones animadas con cánticos en las que con libertad absoluta cada cual podía expresar cuanto se le antojase. Durante las Liberalia, los hijos varones que habían cumplido 17 años –alcanzando así la mayoría de edad– dejaban de llevar la toga praetexta, propia de los adolescentes y pasaban a vestir la toga viril. La toga del que hasta aquel día había sido adolescente, quedaba consagrada a 
Una de las falleras mayores luciendo belleza y
serenidad en su rostro de madura primavera.

foto: Luis Negro Marco 
los dioses del hogar familiar ante la presencia del padre, quien ejercía la patria potestad sobre bienes y miembros de la familia romana. Las Liberalia eran por tanto unas fiestas en las que se ensalzaba la figura del padre, y la del hijo, como futuro patriarca de su propio hogar.

  Por todo lo anteriormente visto, no es en absoluto casual que el 19 de marzo sea el  de la actual celebración del día del padre, ni que ese día coincida con la conmemoración cristiana de san José obrero, patrón de los artesanos, y por ello día grande de las Fallas de Valencia.

  Las de Valencia son ante todo unas fiestas  de la diversión, del espectáculo, el arte,  la luz y el sonido, fruto de un esfuerzo enorme a lo largo de todo el año, de los maestros artesanos y de las comisiones falleras. De este modo, cada Falla es en sí misma una extraordinaria obra de arte en las que con gran ingenio se hace crítica de todo cuanto ha sucedido a lo largo del año; y ello con la sana intención de hacer reír y destacar de manera relajada los defectos de la sociedad, precisamente,  para que puedan ser corregidos.

  El fuego final, se llevará entre sus llamas todo cuanto de malo haya acontecido y
propiciará el nacimiento de un nuevo ciclo anual (marcado por el comienzo de la primavera) lleno de esperanza y felicidad. No en vano el comienzo de la primavera se celebra como el “Día Mundial de la Felicidad”.

 A la derecha un detalle de la Falla del Pilar, que se alzó con el primer premio. Las Fallas, con el espectáculo de color, ruido y fuego, son un símbolo de purificación que celebra la llegada de la Primavera como renovación de la vida terrenal pero también de la personal y de la misma sociedad.
Foto: Luis Negro Marco

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