Neandertales, ¿el eslabón perdido?
Luis Negro Marco / Zaragoza
Los Hombres de neandertal, deben su
nombre al yacimiento del valle de Neander, al norte de Alemania, donde fueron
identificados en el siglo XIX. Cuando el Homo sapiens (nuestra especie
actual) se extendió desde Africa por Eurasia, hace unos 50.000 años, los
neandertales llevaban más de 200.000 años viviendo en Europa, Asia Central y
Oriente Medio, constituyendo una especie adaptada a la supervivencia en
entornos septentrionales. Neandertales y cromagnones (nuestra especie) tenemos
un tronco y un antepasado común, hasta el Homo heidelbergensis,
pero, las ramas de los linajes evolutivos de cromagnones y neandertales, se
separaron hace, al menos, 500.000 años. No obstante, la duda persiste: ¿fue el
hombre de neandertal un antepasado nuestro o solamente un pariente lejano?
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¿Hubo cruce genético entre ambas especies?
Hasta el momento, dos teorías contrapuestas intentan explicar cuál fue el
destino de los neandertales: la teoría multirregional, que afirma la existencia
de múltiples evoluciones desde el neandertal al hombre moderno, y la teoría
denominada “del Arca de Noé”, que defiende los orígenes del hombre moderno en
un solo lugar, Africa, (el continente “arca”) desde donde se habría extendido a
todos los continentes, incluido Europa.la Península Ibérica ,
y más concretamente, Gibraltar. La mayoría de los investigadores, por mayoría aplastante,
defienden la “teoría del Arca”.
¿Cómo eran los neandertales?
Según las aportaciones de la arqueología,
fueron unos seres excepcionalmente adaptados a las temperaturas frías, teniendo
un cuerpo bajo y fuerte, unas extremidades cortas y una cabeza grande, con una
capacidad craneal mayor a la nuestra. Su cara era prominente, con pómulos
hundidos, y los dientes delanteros muy grandes si los comparamos con los
nuestros. Los huesos de sus extremidades demuestran que sus músculos eran muy
fuertes (mucho más que los del Homo sapiens) lo que implica que los
utilizaban para llevar a cabo tareas que exigían una gran fuerza física y
resistencia. Muchas cicatrices de huesos hallados en diferentes yacimientos arqueológicos,
demuestran que su vida era muy dura. Por ello, muy pocos neandertales lograban
sobrepasar los 40 años de vida.
¿Hablaban? Y si no es así ¿tenían algún
modo de comunicación entre ellos? Lo más probable, respecto a la segunda
cuestión es que sí. De hecho, tenían sus propios ritos y cierto grado de mente
abstracta, ya que enterraban a sus muertos cerca de su propio hábitat, en tumbas
bien visibles y colocándolos en posición fetal. El muerto, además, recibía un tributo simbólico en
forma de ofrenda. Los neandertales, además, fabricaban herramientas de sílex,
muy bien elaboradas, tales como hachas de mano, raspadores, raederas, buriles,
puntas de lanza y de flecha, y lascas muy bien talladas y afiladas que servían
de cuchillo para cortar la carne y la piel de los animales con la que
fabricaban rudimentarias vestimentas para protegerse del frío. Respecto al lenguaje,
el estudio de sus cráneos y examen de ADN, todavía no es suficiente para saber
si los neandertales tenían la capacidad del habla y el desarrollo del lenguaje verbal,
aunque investigaciones recientes apuntan a una pronta respuesta a esta cuestión.
Una dura competencia
Al llegar a Europa, hace unos 50.000
años, los cromagnones (nuestros abuelos en la evolución) encontraron en los
neandertales una dura competencia. El número de neandertales que podía haber
entonces en nuestro continente, oscilaba entre
los 150.000 y los 300.000.
Algunos investigadores, piensan que estarían agrupados en bandas de entre 20 y
50 individuos, existiendo, por tanto unas 3.500 bandas en toda Europa. ¿Hubo
luchas y enfrentamientos a muerte entre ambos linajes? ¿canibalismo? En el caso de los neandertales, está
atestiguado que sí. La arqueología lo ha demostrado en muchos yacimientos. En
España, por ejemplo, en la cueva de “El Sidrón”, en Asturias. Pero aparte del más que probable
gusto gastronómico de los neandertales por la carne humana (seguramente asada,
pues conocían y dominaban el fuego), ¿hubo también una atracción sexual entre
ambas especies? ¿Hubo cruce sexual, y por
tanto aporte genético a nuestro linaje?
Portada del libro "Genes de Neandertal" del paleoantropólogo español Carlos Lalueza. Editorial Síntesis, 2006.- |
¿Sangre neandertal en nuestra venas?
Al descender las temperaturas al final de
la última Era Interglacial, hace unos 70.000 años, los hombres de neandertal
parece que fueron abandonando las regiones más frías del centro y este de
Europa, pero no desaparecieron de Europa occidental hasta hace unos 30.000
años, incluso es posible que más tarde.
Por esa época, nuestra especie ya
estaba extendida por todo el norte de Eurasia, e incluso pudimos haber sido los
responsables de la extinción de los neandertales. No obstante, algunos paleontólogos son de la opinión
de que los neandertales pudieron haber aportado parte de su herencia genética a
nuestra especie. Y ello a pesar de que los estudios realizados hasta el momento
demuestran que, en el mejor de los casos, no hubo más de entre 50 y 100
cruzamientos mixtos.
El hallazgo que sostenía la tesis de hibridación se
produjo en 1998 en Lagar
Velho, Portugal. Allí se encontró una tumba con el
esqueleto de un muchacho de hace unos 25.000 años que presentaba una mezcla de
las características del hombre de neandertal y del hombre moderno. Pero no
todos los paleontólogos muestran su acuerdo en que este esqueleto sea fruto del
cruce entre ambas especies. Muchos piensan que para clarificar nuestra
evolución, no basta con estudiar el aspecto externo de los fósiles, porque la
cantidad de variación morfológica, no es un indicador claro del tiempo
evolutivo. En cambio, la variación genética, sí que lo es. Y en cuanto a
genética, los estudios del ADN mitocondrial, transmitido únicamente por línea
materna, indican que todos los seres humanos vivientes formamos parte de una
población relativamente homogénea y que se originó en Africa no hace más de 200.000
años.
Portada del libro En busca de los neandertales de los investigadores Stringer y Gambler. El libro fue publicado por Editorial Crítica en 2007 |
Por otra parte, estudios de ADN de esqueletos de neandertal realizados en
1997, revelaron diferencias significativas con las poblaciones vivientes
humanas, indicando una antigua separación entre los dos linajes, que ocurrió
hace unos 500.000 años. Pero ¿y si uno de esos cruzamientos hipotéticos a los
que antes se aludía entre neandertales y cromagnones, hubiera dado un aporte
genético fundamental, como defienden ahora algunos paleontólogos, para la
evolución de nuestra especie...?
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