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miércoles, 23 de abril de 2014

23 de abril, festividad de san Jorge, un héroe cristiano asimilable al de otras civilizaciones, como Apolo (Grecia), Ra (Egipto) o Rama (India), entre otros

     San Jorge,,el héroe que venció al dragón    
                               
                                   El Periódico de Aragón. Noticias de Zaragoza, Huesca y Teruel

Luis Negro Marco / Santiago de Composteloa

 San Jorge habría sido un soldado capadocio (en la actual Turquía) que según la leyenda peleó contra un dragón cerca de Silena (ciudad de la Libia, nombre con que griegos y romanos se referían a la región del norte de África, situada entre Egipto y la antigua Cartago –actual Túnez–). Siguiendo con las legendarias hazañas del caballero san Jorge, éste habría derrotado a un dragón con su lanza, y liberado a una princesa que tenía secuestrada en su cueva.

  Posteriormente, el santo habría muerto martirizado en las persecuciones que el emperador Diocleciano llevó a cabo contra los cristianos, entre los años 303 y 305 de nuestra era. Entre la realidad y la leyenda, aunque hubo un tiempo en que se llegó a poner en duda su existencia, san Jorge fue canonizado por el Papa Gelasio I en el año 496, fijando su festividad en el 23 de abril.

  Durante la Edad Media, el santo llegó a convertirse en el más popular de la Cristiandad, pasando a ser el icono y símbolo de la ayuda prestada por Dios a los cruzados en su lucha por la conquista de los santos
Cuadro que representa a san Jorge alanceando al
dragón. A la derecha, la princesa cautiva a quien
libera de las garras del monstruo
lugares. Así, el otrora soldado capadocio, empezó a ser venerado en la Galia normanda y en la Inglaterra anglosajona. Fue también patrón de los genoveses en tiempos de las Cruzadas, así como ahora lo es de Inglaterra y Rusia, en donde sigue gozando de gran popularidad, al igual que en la práctica totalidad de países del Este de Europa.

  En cuanto a la iconografía, en sus inicios, fue representado hiriendo al dragón (símbolo del Mal absoluto) en clara semejanza con san Miguel, triunfante sobre el demonio que yace a sus pies. Para entonces san Jorge aparecía con una espada corta, para diferenciarlo de Longinos, el centurión romano que dio la lanzada a Jesús en la cruz. Convertido al Cristianismo, Longinos murió también mártir en Capadocia, siendo conmemorado por la Iglesia el 15 de marzo.

  Siguiendo con la leyenda, san Jorge habría ayudado al rey aragonés Pedro I en el año 1096, en la batalla de Alcoraz. Un enfrentamiento que el monarca dirimió a su favor luchando contra los musulmanes y sus aliados castellanos. La de Alcoraz está considerada como la primera gran batalla campal de la Reconquista, y en ella participaron no menos de 40.000 soldados; la victoria supuso, para el monarca aragonés, la conquista de Huesca. De este modo, con san Jorge claramente de su lado, en 1461 las Cortes de Aragón declararon oficial su festividad, al tiempo que ponían bajo sus auspicios la protección del Reino. Y ya en nuestros días, la Diputación General de Aragón, constituida en 1978, estableció en el Estatuto de Autonomía de 1982, que la celebración del Día de Aragón sería el  23 de abril, festividad de san Jorge.

  Profundizando en la imagen del caballero santo y su  victoria sobre el dragón, hay que tener en cuenta
Al igual que san Jorge, san José de Calasanz (1557-1648)
fundador de la pedagogía moderna y la Orden de las Es-
cuelas Pías, sintió el deseo de matar al denomio encaramado
a lo alto de un olivo en su localidad oscense de nacimiento:
Peralta de la Sal.- Foto: Luis Negro Marco
que en las civilizaciones antiguas (india, sumeria, acadia, griega y egipcia, entre otras)  la figura de la tarasca –también asociada a la serpiente– siempre ha representado a las fuerzas del inframundo, y en la tradición cristiana, al demonio que sale de la tierra o el agua, es guardián de importantes secretos y tesoros, aterroriza a las gentes de su dominio, rapta, escupe fuego, y vuela por los aires. Sin embargo, el mito del héroe que lucha contra los poderes del inframundo, es muy anterior a la propia leyenda de san Jorge. Así, la figura del dragón ya se encuentra presente en la mitología griega, cuando el dios Apolo mata al monstruo Pitón, representado por una serpiente, en la ciudad griega de Delfos. Y lo mismo ocurre en la mitología egipcia cuando el dios Horus mata a lanzazos a un cocodrilo que había raptado a Set; o en la representación del dios Ra, luchando cada noche con Apofis, dragón del caos. Del mismo modo la figura de san Jorge es asimilable a la de la diosa india Durga, quien armada, y montada sobre un león vence a un demonio tras otro, por lo cual se la consideraba diosa de los “príncipes guerreros”, curiosamente, al igual que san Jorge durante las Cruzadas.  E incluso, en el libro sagrado de la religión india, el “Ramayana”, encontramos cómo el héroe de esta narración, Rama, consigue liberar a su esposa, cautiva de un dragón de doce cabezas. Una narración, como vemos, muy similar a la de la leyenda de san Jorge, liberando a la princesa cautiva.

  Asimismo, san Jorge es representado en algunas leyendas como un héroe solar que, matando a la tarasca, convierte en positiva su fuerza maléfica; otras tradiciones sitúan al santo como protector de los vivos contra los muertos, a quienes recogía en la noche del 23 de abril. La antiguas “enramadas”, en muchos lugares de Aragón, tenían relación con este mito. La tradición consistía en la colocación de ramos de flores y coronas de ramas en las puertas y balcones de las mozas casaderas, como símbolo de protección. Un rito que se llevaba a cabo en la madrugada del 23 de abril por parte de los quintos –los
La figura del dragón ha sido un
tema tradicional de representación en la
artesanía española. Es el caso de esta
hermosa aldaba en forja de hierro de la localidad
turolense de Albarracín
.-
Foto: Luis Negro
mozos que ese año entraban en el sorteo para el servicio militar–.

  San Jorge, matando al dragón simboliza asimismo, por las fecha de su celebración, el inicio de un nuevo ciclo vital. En este sentido, la sangre derramada por la tarasca sería el símbolo de la fecundación de los animales y siembra de la tierra, augurio de una buena recolección, y grandes rebaños en el marco de una sociedad agrícola y pastoril.

  Así aún son muchas las localidades de la geografía española en las que cada 23 de abril, labradores y ganaderos acuden a la iglesia con simientes de trigo y esquilas de ganado para con su ruido “despertar” la tierra “dormida” durante el invierno; y en otros lugares se acostumbra, también en este día, el “pasar  la lanza del santo” por el lomo de los animales y así protegerlos de enfermedades.

San Jorge, en definitiva, es el arquetipo del héroe protagonista del “mito del eterno retorno” y ejemplifica la cíclica y anual victoria, llegada la primavera, de la vida sobre la muerte.  

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