San Jorge,,el héroe que
venció al dragón
Luis
Negro Marco /
Santiago de Composteloa
San Jorge habría sido un soldado capadocio (en
la actual Turquía) que según la leyenda peleó contra un dragón cerca de Silena
(ciudad de la Libia ,
nombre con que griegos y romanos se referían a la región del norte de África,
situada entre Egipto y la antigua Cartago –actual Túnez–). Siguiendo con las
legendarias hazañas del caballero san Jorge, éste habría derrotado a un dragón
con su lanza, y liberado a una princesa que tenía secuestrada en su cueva.
Posteriormente, el santo habría muerto
martirizado en las persecuciones que el emperador Diocleciano llevó a cabo
contra los cristianos, entre los años 303 y 305 de nuestra era. Entre la
realidad y la leyenda, aunque hubo un tiempo en que se llegó a poner en duda su
existencia, san Jorge fue canonizado por el Papa Gelasio I en el año 496,
fijando su festividad en el 23 de abril.
Durante la Edad Media , el santo
llegó a convertirse en el más popular de la Cristiandad , pasando a
ser el icono y símbolo de la ayuda prestada por Dios a los cruzados en su lucha
por la conquista de los santos
lugares. Así, el otrora soldado capadocio,
empezó a ser venerado en la
Galia normanda y en la Inglaterra anglosajona. Fue también patrón de los
genoveses en tiempos de las Cruzadas, así como ahora lo es de Inglaterra y
Rusia, en donde sigue gozando de gran popularidad, al igual que en la práctica
totalidad de países del Este de Europa.
Cuadro que representa a san Jorge alanceando al dragón. A la derecha, la princesa cautiva a quien libera de las garras del monstruo |
En cuanto a la iconografía, en sus inicios,
fue representado hiriendo al dragón (símbolo del Mal
absoluto) en clara semejanza con san Miguel, triunfante sobre el demonio que
yace a sus pies. Para entonces san Jorge aparecía con una espada corta, para
diferenciarlo de Longinos, el centurión romano que dio la lanzada a Jesús en la
cruz. Convertido al Cristianismo, Longinos murió también mártir en Capadocia,
siendo conmemorado por la
Iglesia el 15 de marzo.
Siguiendo con la leyenda, san Jorge habría
ayudado al rey aragonés Pedro I en el año 1096, en la batalla de Alcoraz. Un
enfrentamiento que el monarca dirimió a su favor luchando contra los musulmanes
y sus aliados castellanos. La de Alcoraz está considerada como la primera gran
batalla campal de la
Reconquista , y en ella participaron no menos de 40.000
soldados; la victoria supuso, para el monarca aragonés, la conquista de Huesca.
De este modo, con san Jorge claramente de su lado, en 1461 las Cortes de Aragón
declararon oficial su festividad, al tiempo que ponían bajo sus auspicios la
protección del Reino. Y ya en nuestros días, la Diputación General
de Aragón, constituida en 1978, estableció en el Estatuto de Autonomía de 1982,
que la celebración del Día de Aragón sería el
23 de abril, festividad de san Jorge.
Profundizando
en la imagen del caballero santo y su victoria
sobre el dragón, hay que tener en cuenta que en las civilizaciones antiguas
(india, sumeria, acadia, griega y egipcia, entre otras) la figura de la tarasca –también asociada a la serpiente– siempre ha representado
a las fuerzas del inframundo, y en la tradición cristiana, al demonio que sale
de la tierra o el agua, es guardián de importantes secretos y tesoros,
aterroriza a las gentes de su dominio, rapta, escupe fuego, y vuela por los
aires. Sin embargo, el mito del héroe que lucha contra los poderes del
inframundo, es muy anterior a la propia leyenda de san Jorge. Así, la figura
del dragón ya se encuentra presente en la mitología griega, cuando el dios Apolo mata al monstruo Pitón, representado por una serpiente,
en la ciudad griega de Delfos. Y lo mismo ocurre en la mitología egipcia
cuando el dios Horus mata a lanzazos a un cocodrilo que había raptado a Set; o
en la representación del dios Ra, luchando cada noche con Apofis, dragón del
caos. Del mismo modo la figura de san Jorge es
asimilable a la de la diosa india Durga, quien armada, y montada sobre un león
vence a un demonio tras otro, por lo cual se la consideraba diosa de los
“príncipes guerreros”, curiosamente, al igual que san Jorge durante las
Cruzadas. E incluso, en el libro sagrado
de la religión india, el “Ramayana”, encontramos cómo el héroe de esta
narración, Rama, consigue liberar a su esposa, cautiva de un dragón de doce
cabezas. Una narración, como vemos, muy similar a la de la leyenda de san Jorge,
liberando a la princesa cautiva.
Asimismo,
san Jorge es representado en algunas leyendas como un héroe solar que, matando
a la tarasca, convierte en positiva su fuerza maléfica; otras tradiciones
sitúan al santo como protector de los vivos contra los muertos, a quienes
recogía en la noche del 23 de abril. La antiguas “enramadas”, en muchos lugares
de Aragón, tenían relación con este mito. La tradición consistía en la
colocación de ramos de flores y coronas de ramas en las puertas y balcones de
las mozas casaderas, como símbolo de protección. Un rito que se llevaba a cabo
en la madrugada del 23 de abril por parte de los quintos –los
San Jorge,
matando al dragón simboliza asimismo, por las fecha de su celebración, el
inicio de un nuevo ciclo vital. En este sentido, la sangre derramada por la
tarasca sería el símbolo de la fecundación de los animales y siembra de la
tierra, augurio de una buena recolección, y grandes rebaños en el marco de una
sociedad agrícola y pastoril.
Así aún son muchas las localidades de la
geografía española en las que cada 23 de abril, labradores y ganaderos acuden a
la iglesia con simientes de trigo y esquilas de ganado para con su ruido
“despertar” la tierra “dormida” durante el invierno; y en otros lugares se
acostumbra, también en este día, el “pasar
la lanza del santo” por el lomo de los animales y así protegerlos de
enfermedades.
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