Lunes, 15 de septiembre, a las 11 horas
INAUGURACIÓN
DE LA RESIDENCIA
“VILLA CONSOLACION”
de las Hermanas de la Consolación de Zaragoza
Calle Maestre Racional, 20. - 50009 - Zaragoza
villaconsolacion@gmail.com
Programa de actos
· 11,00:Recibimiento en el salón de actos del
Colegio Rosa Molas, por parte de la Hermana Juana Gozalo, Superiora de la
Residencia.
· 11,10: Pasado,
Presente y Futuro de la Orden en Aragón, doscientos años después del nacimiento
de la Madre Fundadora. Intervención de la Hermana María del Pilar García,
Superiora Provincial de las “Hermanas de
la Consolación”.
· 11,30: La
arquitectura al servicio del moderno modelo de atención gerontológica centrada
en la persona. Exposición a cargo de Don Carlos Sánchez, Arquitecto
responsable de las obras de la Residencia.
· 11,50: Estado
actual y perspectivas de futuro en el desarrollo de los cuidados residenciales
en Aragón. Exposición a cargo la Ilustrísima señora Doña CristinaGavín Claver, Directora Gerente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales. (IASS)
· 12,05: Palabras de la delegación del Excelentísimo Ayuntamiento de Zaragoza
· 12,05: Palabras de la delegación del Excelentísimo Ayuntamiento de Zaragoza
· 12,15: Intervención del Excmo. y Rvmo. Arzobispo de
Zaragoza, Don Manuel Ureña Pastor, que procederá a la posterior bendición de las
instalaciones de la Residencia.
· 12:45: Visita guiada a las instalaciones.
· 13,30: Vino español
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María
Rosa Molas (1815-1876) una vida de entrega a la educación y al cuidado de los enfermos
Luis Negro Marco / Santiago de Compostela
La figura de María Rosa Molas fue la de una
mujer consagrada al servicio de la infancia más necesitada, de los pobres y de los
enfermos. Y ello en un siglo, el XIX,
trágico, que en España estuvo jalonado de circunstancias muy duras
debido a las guerras civiles que durante prácticamente toda la centuria
asolaron el país y llenaron de dramas, pobreza, tristeza y dolor a millares de
familias.
María Rosa Molas nació en Reus, en 1815, y
murió en Tortosa en 1876. Su padre fue un afamado artesano del vidrio y el metal de
la ciudad tarraconense, y su madre, María Vallvé, viuda, y con dos hijos, contrajo matrimonio
con su padre en segundas nupcias. Fruto de este matrimonio fueron José y Dolores (María Rosa en religión).
Ella creció en una familia que supo vivir en la Verdad , la Caridad y el Amor
cristianos. En 1834, la joven Dolores quedaba sola al cuidado de su padre
y tres hermanos, debido a la muerte de su madre. Su fallecimiento se produjo
cuando, dando pruebas inigualables de entrega y generosidad hacia el prójimo,
asistía a los enfermos de cólera, contrayendo ella misma la enfermedad. Un
ejemplo, sin duda para la fundadora de las Hermanas de la Consolación : “Practicando la caridad al prójimo”, como
luego dirá María Rosa Molas a sus hijas, que deben morir, haciendo todo “para gloria de Dios y bien de los hermanos,
nada para nosotras”.
Asumidas
sus obligaciones familiares una vez fallecida su madre, con total entrega y
amor, había no obstante algo en su interior que le decía que debía
entregar su vida al servicio de Dios. Una opción vital que, sin embargo, contaba
con la oposición de su padre. De manera que, al cumplir los 26 años decidió
realizarlo sin decirle nada a él, y en el día de Reyes (6 de enero) de 1841, ingresaba en la Comunidad
de la Caridad
del Hospital de San Juan, en su Reus natal.
Fundación de la Congregación de las Hermanas de la Consolación
Nueve años después, en 1849, María Rosa Molas
llegaba a Tortosa con cuatro Hermanas de la anteriormente citada Congregación, para hacerse
cargo de la casa de la Misericordia. Casa
de tanta pobreza, que según ella misma diría, “era más de miseria que de misericordia”. Pero pronto consiguió poner la Casa en
orden, y acto seguido abrió una pequeña escuela para la alfabetización de las
niñas del barrio del Arrabal de Jesús y otros próximos.
Así, al igual que el santo
aragonés, san José de Calasanz –cuando en 1597
abrió su escuela para los niños pobres de Roma en el barrio del Trastévere– del
mismo modo, María Rosa Molas tomó conciencia de la precaria situación de la
infancia de la ciudad tarraconense en que ella vivía, y su gran sensibilidad y
carácter tremendamente social y humano, le impidieron permanecer inactiva ante semejante situación
de desamparo. María Rosa Molas fue ángel de paz, e instrumento de misericordia y consolación.
En 1851, cuando había dado ya sobradas
muestras de su honda preocupación por la juventud y sus grandes dotes de
educadora, el Ayuntamiento de Tortosa la requirió para dirigir una Escuela pública
en la ciudad. Y sería también en esta ciudad, en el año 1857, y tras largo discernimiento,
cuando María Rosa Molas solicitó ser admitida a la Obediencia de la
autoridad eclesiástica diocesana. Nacía así la Congregación que, en
principio se llamó “Hermanas de la
Caridad ”, hasta que en 1858, recibió su nombre actual de
Hermanas de la
Consolación .
Así, con el tesón y
coraje que caracterizan a los fundadores de las congregaciones católicas, María
Rosa Molas demostró una gran fe en su obra, indispensable para
infundir el ánimo de Dios a sus Hermanas de Congregación. Y todo con la
finalidad de transformar la sociedad para que en ella
exista cada vez menos sufrimiento y más felicidad, de manera que los intereses de la
infancia, los pobres y los enfermos más necesitados, sean iguales al de todas las personas. Ella supo que solo así se podía avanzar hacia una sociedad cada vez más
justa y solidaria.
Pero un proyecto de tal magnitud solo podía llevarlo a cabo una persona con grandes dotes de liderazgo y gestión, cualidades difíciles de reunir, y más aún en una mujer del siglo XIX, centuria en que ellas, las mujeres (y no solo en España sino en toda Europa) estaban totalmente relegadas del mundo de la política, del poder y la toma de decisiones a nivel social y familiar. Pero como comentan sus biógrafos, María Rosa Molas “Poseía el secreto de ganar los corazones, infundía recogimiento y veneración; era inexplicable siempre verla bondadosa, afable y cariñosa, con una
superioridad de espíritu
envidiable”. Pero un proyecto de tal magnitud solo podía llevarlo a cabo una persona con grandes dotes de liderazgo y gestión, cualidades difíciles de reunir, y más aún en una mujer del siglo XIX, centuria en que ellas, las mujeres (y no solo en España sino en toda Europa) estaban totalmente relegadas del mundo de la política, del poder y la toma de decisiones a nivel social y familiar. Pero como comentan sus biógrafos, María Rosa Molas “Poseía el secreto de ganar los corazones, infundía recogimiento y veneración; era inexplicable siempre verla bondadosa, afable y cariñosa, con una
Por
ello, llegado el año de 1868, el nuevo Obispo de Tortosa, Don Benito Vilamitjana, no
dudó en firmar los Estatutos y Regla Común de las “Hermanas de Nuestra Señora
de la Consolación ”,
nombre completo de la misma, y que aparecerá ya en los primeros documentos de la Institución..
Cabría destacar además el hecho de que María
Rosa Molas no tuvo, en su entrega total a los más pobres, deseos de crear una
nueva fundación religiosa. Simplemente vivió en la fe y en el amor de Cristo, confiando
siempre en la Providencia Divina.
Y sin embargo, su “vivir cada día junto a los más pobres, enfermos y necesitados”, es lo que la empujó a hacerlo,
ya que ella consideraba que para ser absoluta su entrega, todas estas acciones
de consolación caritativa, debía llevarlas a cabo como “Hija de la Iglesia ”, y en la Caridad y el Amor de Dios.
De hecho, la fidelidad de María Rosa
Molas a la autoridad de la Iglesia
hizo que su Instituto, mientras ella vivió, no se expandiese más allá de los
límites de Tarragona y Castellón, comprendidos entonces en la jurisdicción
eclesiástica del obispo de Tortosa.
En
el domingo del 11 de junio de 1876, día de la Santísima Trinidad ,
María Rosa Molas moría en Tortosa a la edad de 61 años. Dejaba 17 Comunidades de su Orden
abiertas, la mayoría de ellas, ofreciendo el doble
servicio de la educación y la sanidad, según las costumbres del tiempo. En 1977
el papa Pablo VI la beatificó y once años después, en 1988, fue canonizada por
Juan Pablo II. Desde entonces, el 11 de junio se celebra la festividad de María
Rosa Molas.
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