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lunes, 26 de enero de 2015

La Gaceta de Guinea Ecuatorial estrena su nueva página web con un especial dedicado a la "Copa África de Naciones", Campeonato Continental de Fútbol que se está celebrando en el país




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África, corazón de la música moderna
Luis Negro Marco (Textos y fotos)

Desde comienzos del siglo XVI, millones de africanos fueron  víctimas de la trata transoceánica de esclavos llevada a cabo por los europeos, con rumbo a tierras americanas. Los grandes terratenientes solucionaban así la escasez y economía de la mano de obra en sus nuevas plantaciones de América, ante la expansión mundial de productos como el tabaco, el algodón y el maíz.  En los Estados Unidos, el puerto de Jamestown (estado norteamericano de Virginia) en 1619, es la primera referencia geográfica que se tiene de la llegada de un barco negrero cargado con esclavos procedentes de África. De allí, como los miles que habrían de seguirles, fueron llevados a trabajar, de sol a sol, a las plantaciones agrícolas de Missisippi, Lousiana, Georgia y Alabama. Estados que a su vez se convertirían en los focos a partir de los cuales surgieron y se desarrollaron dos estilos cruciales para entender la música moderna: el  Blues y el Godspell.

Imagen de un grupo de músicos, bailarines y cantantes de Guinea Ecuatorial, fotografiados en Bata momentos previos a la presentación oficial del Campeonato de fútbol  de la “Copa África de Naciones” (CAN, 2012). De izquierda a derecha, Elvira Majeda, Sandra Star, Mercedes de Eló, Doctor Mbomeche, y a su lado, ataviada con los colores de la bandera de Guinea Ecuatorial, la  tristemente desaparecida y recordada Fifi la Mireille. También se encuentran en la imagen cantantes y bailarinas de Corisco, Pili “la Peligrosa”, y Doctor Ndong.                                                                     Foto: Luis Negro Marco
La abolición de la esclavitud decretada por el presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln, en 1865, devolvió la libertad a las mujeres y hombres negros de América, aunque no por ello dejaron de sufrir los afroamericanos la dura opresión de los blancos, que siguió  ejerciéndose por medio de las leyes segregacionistas y por  las amenazas de colectivos racistas, cuyo mayor exponente fue la organización criminal del Ku Klux Klan.  Pero fue en tan luctuoso marco de la Historia de la Humanidad, donde se gestó el inicio de la música popular actual, siendo sus iniciadores las mujeres y hombres negros esclavos de África; y los escenarios de sus cantos y música: las  extensas plantaciones de algodón, tabaco y maíz de los estados federados de Norteamérica, así como los porches de sus humildes casas, las haciendas de los amos, y los coros de las iglesias.

El blues, origen de la música moderna, fue
creado en los Estados Unidos por esclavos africanos
El blues (pronunciado “blús”) se convertiría en la expresión melódica que sintetizó toda la música del esclavo africano en tierra americana, y su desarrollo estuvo íntimamente unido a  la historia del pueblo afroamericano a lo largo del siglo XX. Todos los estados de ánimo, desde la más honda tristeza, al humor más picante, se concentran en este género, puro sentimiento de la historia del pueblo negro sometido por los blancos. De manera que se puede afirmar que el blues es la columna vertebral de toda la música popular de la era moderna. Durante los años que duró la II Guerra Mundial (1939-1945), ciudades del Sur de los Estados Unidos como Chicago, San Luis o Menphis, se convirtieron en las capitales del Blues.  En estos mismos años surgieron las primeras bandas, y las mujeres pronto se destacaron como excelentes cantantes y compositoras del nuevo estilo musical. Pero será a partir de 1950, una vez terminada la Segunda
Guerra Mundial,  cuando otro ritmo derivado del blues, se convertiría en un nuevo estilo que haría furor en la juventud americana, trascendiendo fronteras, y hasta nuestros días: el rock and roll.  Y fue un descendiente de esclavos negros de América: Robert Johnson (1911-1938), uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, a quien se le considera como el gran impulsor, y por tanto “abuelo del rock and roll”. Ya en la década de 1960 surgirían destacados grupos y cantantes negroafricanos, siendo el Teatro Apollo de Nueva York el escenario del que saldrían grupos y
Doctor Mbomeche, una de los grandes cantantes de Guinea 




cantantes de fama mundial: caso de Los Jackson Five, grupo musical de cinco hermanos afroamericanos en el que se fraguó el magistral estilo del menor de ellos: Michael Jackson; Otros grandes músicos y cantantes  afroamericanos del rock and roll y el soul, fueron, de una exitosa e interminable lista: Aretha Franklin, Stevie Wonder, o Diana Ross. Sin olvidar que también otros estilos aún en boga, y muy populares en la mayoría de países, como el  soul, funk, o la música hip hop, también hunden sus raíces en el blues.

La música Godspell, la llamada a Dios
Las iglesias se convirtieron en las grandes catedrales de esperanza de los esclavos negros de América, y es allí donde se congregaban durante las ceremonias religiosas,  para elevar sus cantos de plegaria e invocación a Dios. A partir del siglo XX, estos cantos religiosos se conocen como música Godspell, literalmente traducido: “Llamar a Dios”. Y al igual que el blues, este estilo de música proyecta toda la energía y el sentimiento del pueblo afroamericano. Desde entonces, las iglesias se convertirán en las escuelas para la mayoría de cantantes africanos de todos los tiempos. En los templos, los cantos religiosos africanos se fueron fusionando poco a poco, y sin tensión, con los propios de  la religión cristiana que los esclavos negros habían abrazado con gran confianza, pues encontraban en Cristo salvador y redentor la gran esperanza de su liberación, identificados con el pueblo de Israel y su esperanza de ser libres en la tierra prometida.
Mujer de un grupo ntondowe en la parroquia de Bityendem (Bata)
En la música Godspell (muy similar a los coros ntondowe de Guinea Ecuatorial) se mezclaban los himnos de los blancos junto al ritmo sincopado de los negros. El canto inicial era liderado por el sacerdote, y respondido por el coro, al cual acompañaban, en sus poderosamente rítmicas melodías, toda la multitud de feligreses congregados durante la celebración eucarística, quienes no dudaban en aplaudir y bailar, dando gracias a Dios por disfrutar de la alegría de ese momento único de libertad y amor.

El Jazz: música y arte genuinamente africanos
 Tras la cruenta Guerra de Secesión (1861-1865) en los Estados Unidos, la cual costó la vida a más de un millón de personas, las familias de ambos bandos que habían sobrevivido a la catástrofe, hubieron de vender sus instrumentos  musicales (violines, violoncelos, clarinetes, tambores, trompetas, pianolas…) a precio de ganga, para sacar un dinero con el que salir adelante y sobrevivir. Una circunstancia que aprovecharon  muchos esclavos negros de la ciudad de Nueva Orleans  para adquirirlos a bajo precio. Surgieron así en la ciudad, capital del estado de Louisiana, numerosas bandas de músicos que tocaban varios instrumentos con los que improvisaban hermosas melodías. Había nacido el Jazz: una música  creativa que permitía infinitas combinaciones musicales. Y aunque surgió, como hemos visto, en Nueva Orleans, pronto se desplazó por otras ciudades norteamericanas, con especial incidencia en la  isla de Manhattan. Allí surgiría en la década de 1920 el mítico club de música Cotton Club (“El Club del Algodón”), en pleno barrio neoyorquino de
Los Bling son un joven grupo de hip hop de Guinea Ecuatorial que en 2012 grabó suprimer disco: "La Reconquista"
Harlem. Por allí pasaron las grandes figuras del jazz de aquellos años, y la publicación  Revue Nègre daba a conocer a una gran estrella: Josephine Baker, hermosa bailarina y cantante afroamericana, quien acompañada por una orquesta de jazz triunfó en París (la capital de Francia), en 1925, popularizando además en Europa los bailes desenfrenados del charlestón. Y más tarde, en 1948,  durante la celebración del “I festival de jazz” celebrado en Niza (Francia), nacía una gran estrella: el mejor trompetista y cantante de jazz de todos los tiempos: el insigne músico afroamericano Louis Armstrong, cuya canción “What a wonderfull world” (“Qué mundo tan maravilloso”) sigue siendo una  de las canciones más escuchadas en radios y televisiones de todo el mundo.
































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