Luis Negro Marco / Santiago de Compostela
La lengua, al igual que las palabras, son
entes vivos y dinámicos, en constante evolución. De este modo, hace más de un
siglo, la palabra «navideñas», venía a designar
al conjunto de frutas que se conservaban de manera especial (ciruelas,
uvas, higos, melocotones) para ser degustadas durante las Navidades, porque
además era aquella palabra, en plural, la que se usaba con preferencia a la de «Navidad».
Asimismo, la palabra «turrón», tenía en el
siglo XIX, el significado principal de piedra, de manera que «turronada», era
el golpe que uno recibía propinado con una piedra. Y quizás porque un dulce
típico español (hecho con almendras, piñones, avellanas y nueces, tostados y
mezclado con miel y azúcar) era duro como una piedra, recibió también el nombre
de «turrón», mientras que la costumbre de comerlo por Navidad no se generalizó
hasta el siglo XX. Eso sí, como a nadie la amarga un dulce, la expresión «tener
un buen turrón», hacía referencia a quien accedía al desempeño de un buen
puesto en la administración pública, lo
que equivaldría ahora a aprobar una buena oposición.
Y ya que en dulces navideños andamos
embolicados, sobre el mazapán habrá que decir que se trata de una pasta esencialmente
hecha de almendras, y azúcar y que con este nombre, se designaba, hace más de
un siglo, al pedazo de miga de pan con que los obispos se enjugaban los dedos
untados del óleo que habían usado para administrar el bautismo a los príncipes. Por lo regular,
aquel mazapán de misa se presentaba revestido o envuelto en una tela de fino
encaje, o en el interior de un bizcocho cilíndrico y perforado en el centro.
Asimismo, la Navidad entrañaba un doble
motivo de júbilo y alegría, ya que en muchos contratos se estipulaba que “los pagos extraordinarios se le harán por
Navidades y por San Juan”. La
Navidad se usaba también como cómputo de tiempo, y como decía
el refrán: “No alabes ni desalabes hasta
siete Navidades”, lo que venía a decir que era bueno suspender el juicio
acerca de las personas o cosas, hasta que la experiencia permitiese conocerlas
mejor.
Belén de terracota. Bamenda (Camerún). Composición: Luis Negro Marco |
Por ello es lógico que las composiciones
musicales características de la
Navidad fuesen entonces y sigan siendo, los villancicos
(también llamados «villancejos», y «villancetes»), en cuya raíz se encuentra la
palabra «villa», que eran el núcleo de población en donde vivía el estado
llano, a diferencia de hidalgos y nobles que habitaban en las ciudades.
Y en cuanto a la lotería de Navidad, se trata
de una tradición heredada de los romanos, pues ya se jugaba en Roma desde el
siglo I antes de Cristo, durante las Saturnales –fiestas del solsticio de
invierno–, las cuales tenían su punto álgido el 27 de diciembre. La lotería de
los romanos consistía en el reparto de una cantidad de billetes entre los
invitados a las celebraciones, quienes ganaban algo de importancia o de mérito
en el caso de ser favorecidos por la suerte.
Pero el precedente más inmediato a nuestra
lotería de Navidad se remonta –al igual que la tradición belenista– al siglo
XVIII, y habría sido introducida por el monje Celestino Galiano, hasta que en
1763 se estableció en Madrid la “Real Lotería Primitiva”, en beneficio de
establecimientos benéficos. Consistía entonces el juego en una serie de sorteos
–extracciones– en cada una de los cuales se agraciaban por suerte 5 números de
un total de 90 que entraban en juego; el jugador proponía la suerte o suertes
preferidas tanto en números como en premios –promesas– y pagaba su billete
–cédula– de participación, con arreglo a las tarifas establecidas según un Real
Decreto.
Siempre se ha dicho que el 22 de diciembre es
el día de la lotería de Navidad y el de la salud (ya que ricos no somos, salud
que tengamos), y si que nos toque el gordo es una lotería, también lo es la
alegría única e irrepetible de vivir. Y lo verdaderamente deseable es que el
espíritu de paz y solidaridad que emana de estas fiestas, toque a todos los
corazones. Un deseo: “Que el espíritu de la Navidad nos acompañe en cada
instante de nuestra vida”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.