http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/pilar-hispanidad_1149288.html
El Pilar y
Acabo de leer algo de lo escrito por los
europeos no españoles acerca del descubrimiento de América. Si del lado de los
españoles sólo se oyeron voces dignas de respeto, del lado de los extranjeros no
suenan sino codicia, tiranía, perfidia y otras cosas no menos espantosas...
Pero los pueblos que tanto vocean la crueldad de los españoles en América, son
precisamente los mismos que van a las costas de África, compran esclavos negros
de ambos sexos, los embarcan en navíos negreros y los llevan a América para
venderlos, y enriquecidos con el negocio de la Trata de esclavos, vuelven a sus humanísimos
países, para –con el producto de esta piadosa venta– imprimir libros llenos de elegantes
inventivas, retóricos insultos y elocuentes injurias contra España por su
acción en el Descubrimiento de América.
Podrían las anteriores expresiones
perfectamente haber sido pronunciadas ayer pero, fueron escritas hace más
de dos siglos en su libro «Cartas
marruecas», por el ilustrado español José Cadalso (1741-1782), militar y
poeta español, admirador de Voltaire y Montesquieu.
Uno de los más conocidos homenajes pictóricos
realizados en España a la figura de Colón fue obra del artista José Garnelo Alda
(1866-1945) quien con motivo de la celebración del IV Centenario del
Descubrimiento, en 1892, pintó un gran lienzo (que ahora puede contemplarse en
el Museo Naval de Madrid) en el que representó el primer encuentro de Colón y
sus navegantes españoles, con los indígenas americanos. Episodio que se produjo
el 12 de octubre de 1492, en la isla de Guanahaní, en el archipiélago de las
Antillas. La escena de este cuadro se desarrolla bajo el símbolo de la cruz y
de la bandera de Castilla en referencia a los Reyes Católicos, promotores de la
empresa descubridora, quienes aparecen representados a través de una bandera
blanca sobre la que figura una cruz verde y las iniciales de los monarcas: F e
Y.
Pero el descubrimiento de América no fue el
final sino el principio de la expansión marítima hispana, con la finalidad de
abrir nuevas rutas comerciales entre América, la India y China. Una idea ya
acariciada por Fernando «el católico» como rey de Aragón y regente de Castilla,
hasta que en 1565 Miguel López de Legazpi, incorporó a la Corona española el archipiélago de las Filipinas, fundando
cuatro años después la ciudad de Manila.
A través de la implantación de la ruta marítima
del «Galeón de Manila» (también conocida como de «la Nao de China», o «el Galeón de
Acapulco», activa durante dos siglos y medio –desde 1565 hasta 1815–), la Monarquía hispana fue la
impulsora de la primera globalización económica mundial, uniendo comercialmente
a los continentes de Asia, América y Europa, a través de las ciudades (todas fundadas
por los españoles) de Manila, Acapulco, Veracruz y La Habana , con las
peninsulares de Cádiz y Sevilla.
Fruto de aquella importante ruta comercial fue
la popularización en España (a partir del siglo XVII, y hasta bien entrado el
siglo XX), de los mantones de Manila –aunque en realidad eran de origen chino–,
confeccionados en seda y bordados elegantemente con todo tipo de motivos
orientales y gamas de colores, los cuales se adaptaron tan bien al carácter
español que pronto
se extendió su uso a los distintos trajes regionales,
incluido el aragonés, y se convirtió en la
prenda más castiza de la mujer española.
Una
palabra, por cierto (“mantón”) que también llegó a España procedente del Nuevo
Mundo, ya que fue en la Cuba
hispana del XVIII donde se empezó a usar, con el significado de “mantilla de
mujer”, y que acabó también por incorporarse al léxico peninsular. Mantos tan
populares e hispanos como los que hace más de tres siglos cubren la columna de la Virgen del Pilar en la Basílica de Zaragoza, algunos
de los cuales fueron regalados, precisamente –mediado el siglo XIX–, por
aragoneses residentes en Filipinas.
Asimismo, Cataluña, gracias al desarrollo de su industria textil (que contó con la protección del
Estado español frente a la competencia extranjera) fue la región española más beneficiada con la ruta comercial del «Galeón de Manila», ya que la gran demanda interior y la criolla dela América hispana, propició que en torno al año
1780, Barcelona contase con más de 2.000 telares, en los que trabajaban 16.000
obreros, por encima de Ámsterdam, Bremen, Hamburgo o Basilea. Por ello los
fabricantes catalanes tuvieron mucho que celebrar cuando en 1772 crearon la
“Real Compañía de Hilados de Algodón de América”.
Estado español frente a la competencia extranjera) fue la región española más beneficiada con la ruta comercial del «Galeón de Manila», ya que la gran demanda interior y la criolla de
De modo que, aun en estos tiempos de
nacionalismos espontáneos y de nacionalismos fomentados y aún inventados, la Hispanidad sigue siendo
la gran fiesta que une a millones de personas de los cinco continentes (desde
Mindanao a Malabo), las cuales se sienten partícipes del universal sentimiento
hispano. Día del Hispanismo o de la Hispanidad que se conmemora el 12 de octubre,
festividad de la Virgen
del Pilar. Un sentimiento de Hispanidad que cose y no disgrega, a pesar de
discursos miopes y partidistas que pretenden actuar sobre los corazones y las
mentes a la manera de martillazos, sin otorgar espacio alguno al análisis
fundamentadamente histórico y reflexivo.
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