«De la estupidez a la locura», es el título de la obra póstuma de Umberto Eco,
en la que el autor de «El nombre de la rosa», regala a los lectores una serie
de crónicas para entender mejor el mundo que nos espera
Luis Negro Marco
Al escritor e investigador italiano Umberto
Eco (fallecido a los 84 años de edad, el día 19 del pasado mes de febrero), se le puede
considerar no solo como el padre de la semiótica sino también como uno de los
grandes maestros (junto a Isaac Asimov, Noam Chomsky, Paul Watzlawick, Marshall
Mc Luham, Tzvetan Todorov o Gilles Lipovetsky) que mejor han estudiado y
teorizado sobre la comunicación.
Pocos días antes de su muerte, Umberto Eco
había entregado a su editorial una selección de en torno a un centenar de artículos de los que había publicado –a lo largo de los últimos 15 años– en distintos
periódicos italianos. «De la estupidez a
la locura: crónicas para el futuro que nos espera», es el título con el que
el gran maestro de las letras y de la palabra los agrupó y llevó a la imprenta,
para su publicación conjunta en un libro que, finalmente, ha sido editado ocho
meses después de su muerte.
Agrupadas las piezas periodísticas en catorce
títulos, Eco no esquiva en ellas ningún tema candente, que el autor aborda, discierne
y argumenta con ingenio. Desde el uso de los teléfonos móviles, la posible
existencia de complots (ahora tan en boga y tan en boca de grandes y pequeños políticos
de distintas naciones), hasta las
distintas (y cada vez más sofisticadas) formas de racismo que se dan en la
sociedad, y la influencia de los medios de comunicación en la toma de decisiones
por parte de los Estados.
Pero como sabio que fue, a Umberto Eco nada
humano le fue ajeno, y por tanto, también afronta aquí con soltura asuntos
sobre la personalidad, los sentimientos, el odio y la muerte, la religión y la
filosofía, o sobre los viejos y los jóvenes. En conjunto, un ameno recorrido por
la modernidad de nuestro tiempo, a través de la ya longeva sociedad posmoderna –con más de cuarenta años
de eterna provisionalidad transitoria–, a la que, precisamente por su
indefinición, Zygmunt Bauman denominó “sociedad líquida”.
Retomando
el proverbio del artista pop norteamericano, Andy Warhol según el cual
“Cualquier persona puede llegar a ser famosa aunque sea por tan solo un
minuto”, Umberto Eco vuelve sobre el Gran
hermano orweliano que, aunque muchos no lo crean, es el título de una
antigua y profética novela sobre nuestro tiempo y no solo un programa de
televisión. Así, el desaparecido mago de la comunicación, nos obsequia en su
póstumo libro con títulos de artículos tan sugerentes y prometedores como los
siguientes: «No, no es la contaminación. Son las impurezas del aire», «Disparos
con acuse de recibo», «Misses, fundamentalistas y leprosos», «A algunos les da
vueltas el sol», «¡Qué vergüenza, no tenemos enemigos!», «Dios es testigo de
que soy tonto» o «Tuiteo luego existo».
Ironía, maestría, cercanía, sentido común,
entretenimiento y humor inteligente (cualidades que adornan el carácter de los
genios) es lo que el lector podrá encontrar en cada una de las páginas de este libro-despedida
de Umberto Eco. Escritor que aunque nunca fuera premiado con el Nobel de
Literatura, se encuentra entre los autores contemporáneos más influyentes y
leídos, cuyas obras siempre gozaron, a nivel internacional, de un gran
aceptación y aprecio, tanto por parte de la crítica como del público.
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