En la reciente visita del presidente de los
Estados Unidos al papa, éste pidió a Donald Trump que sea “un instrumento de
paz”. Y si sus actos futuros así lo demuestran, serán sin duda la mayor prueba
de patriotismo que el mandatario estadounidense pueda dar no solo a
Norteamérica, sino al mundo entero. En realidad, el papa le ha planteado a
Trump un gran desafío: que sea capaz de demostrar la coherencia de sus
promesas, pues él mismo, durante la ceremonia de investidura como presidente
número 45 de los Estados Unidos afirmó: “Cuando
abres tu corazón al patriotismo, no hay lugar para los prejuicios”. De
manera que ser patriota, en sus propias palabras, es sentirse orgulloso de lo
propio a la vez que mostrarse abierto hacia
el exterior, y no encerrado tras las propias fronteras.
Si algo
nos enseña la Historia es que no podemos juzgar el pasado de acuerdo a nuestra
actual escala de valores. La sociedad también es afecta a las leyes de la
evolución, y de acuerdo a ellas, cada realidad está caracterizada por sus
propios modos de relación social, así
como por la reinterpretación de las estructuras, e incluso del lenguaje y sus
significados, heredados del pasado. Así, durante la Revolución francesa, el
término “patriota” sirvió para definir a los partidarios de la Revolución. Hoy
en día, el patriotismo verdadero solo lo es si va cargado de sentimiento de
universalidad, pues exige, a quien lo propugna, una sólida conciencia cívica y una
trabajada educación social.
Paloma, sobrevolando el arco iris, símbolo de esperanza para la paz, que no llega por sí sola, sino con el esfuerzo de todos.- Dibujo: Fernando Negro.- Miami, 2017 |
La mayoría de quienes hoy en día denigran el
concepto de patriotismo lo hacen, sin duda, desde el desconocimiento. Pues
entraña, ante todo, un sentimiento de unidad, hasta tal punto que personas muy
diferentes en cuanto a ideología, religión, origen, o condición social, pueden
participar del mismo sentimiento patriótico, ya que está asociado con el ethos no nacionalista, es decir con el
de las sociedades modernas, que trasciende fronteras.
Se cuenta la anécdota de que en una visita al
Museo Nacional del Patriotismo, en Atlanta, su fundador –Nick Snider– mostró
orgulloso, a uno de sus ilustres visitantes, una medalla que había pertenecido a la
ciudadana afroamericana Rosa Parks (1913-2005), pionera defensora de los derechos civiles de
los negros en los Estados Unidos, que se hizo célebre al haber sido encarcelada
tras negarse a ceder su asiento en el autobús a un hombre blanco. Aquella
actitud, dijo Snider, fue un gran acto de patriotismo por parte de Rosa Parks,
pues contribuyó a la eliminación de las leyes de segregación racial en los
Estados Unidos, y por consiguiente a construir una América mejor.
La globalización, que parece solo se pensó
para la economía, está exigiendo machaconamente a través de los diarios dramas
humanos, la internacionalización (que no la fragmentación) de los Estados y su
implicación en la justicia universal, las misiones internacionales para el
mantenimiento de la paz, y su compromiso para erradicar las hambrunas y las
enfermedades que a día de hoy padecen cientos de millones de personas en
distintas partes del mundo.
Quizás haya llegado el momento de que la
Humanidad comience a trabajar en serio por lograr la paz kantiana universal, lo
que requiere –en palabras del filósofo alemán– actuar responsablemente, desde
la libertad. Estado ideal que a su vez emana de las leyes, libre y
democráticamente por los ciudadanos otorgadas, y también por ellos aceptadas,
de acuerdo a los principios de igualdad y justicia.
Y es en este punto donde cobran especial
importancia y significación las fuerzas armadas de las naciones. Hace tan solo
unos meses, el gobierno de Suecia anunciaba que, a partir del próximo verano,
iba a restablecer el servicio militar obligatorio, que había abolido en 2010. Y
no solo Suecia. También el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció
durante su campaña electoral que uno de sus proyectos giraba en torno a la
posibilidad de restablecer el servicio militar en el país. En España desapareció
en 2001, bajo el gobierno de Aznar. Había perdurado por espacio de 200 años, y
durante su vigencia, “la quinta” que era la designación por sorteo de un mozo
entre cada cinco aptos, fue la manera en que se nutrieron de soldados nuestras
Fuerzas Armadas.
El mapa del corazón demuestra que nuestro ser está siempre abierto al Universo.Dibujo: Fernando Negro.- Miami, 2017 |
En función de lo anterior, y en la línea de lo
que están haciendo ya, como hemos visto, otros países europeos, ¿por qué España
no habría de plantearse la eliminación del actual límite de edad para entrar en
el Ejército, y abrir la oportunidad de entrada a miles de españoles que podrían
aportar sus conocimientos y experiencia a nuestras Fuerzas Armadas?
La existencia de una cultura de defensa es
vital para cualquier país, por cuanto es preciso que la sociedad tome
conciencia de que el trabajo que llevan a cabo sus Fuerzas Armadas salvaguarda
su libertad y su seguridad. Y no solo eso, ya que las misiones internacionales
que realizan, son decisivas para el restablecimiento y el mantenimiento de la
paz en los países azotados por la guerra. Y por utópico que parezca, esas son
también misiones que a todos nos conciernen.
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