Firmas invitadas
(P. Ignacio de Nicolás, escolapio)
9 de agosto.- XIX Domingo del tiempo ordinario:
Jesús, el pan bajado del cielo
(Jn 6, 4-51)
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P. Ignacio de Nicolás, escolapio
INTRODUCCIÓN: El evangelio de hoy es la
segunda parte del discurso de Jesús en la sinagoga de Cafarnaún, después de la
multiplicación de los cinco panes y dos pececillos. Encontramos el escándalo,
siempre actual de la Encarnación de Dios en la raza humana. La afirmación de
quien cree ya tiene la Vida Eterna, es de una realidad que comienza aquí,
ahora. Vivir la fe es vivir la vida realmente permanente y verdadera. Es vivir
la Vida Eterna, en el amor y la esperanza, aunque oscurecida en la claridad por
la oscuridad propia de la fe. Toda vida mortal es un morir a los pocos; pero la
vida de la fe que Jesús promete es cada vez más vital en fortaleza y unión con
Jesús que espera la inmortalidad en la hora que la muerte acaba con la vida del
cuerpo, para esperar la resurrección final. Pues hay, como dice Pablo, dos
tipos de hombres: el psiquikós [animalis homo=hombre natural] que se
dirige por su razón y voluntad natural y el pneumatikós [spiritualis
homo=hombre espiritual] que se dirige a impulsos del Espíritu divino (1Cor
2, 13-14). El primero es el que recibió el maná en el desierto. El segundo es
el que recibe y vive por el pan de Vida que Jesús promete a sus discípulos.
Vida Eterna confirmada en la palabra de Jesús: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera,
vivirá (Jn 11,25). Ahora los judíos
preguntan sobre el señal para que pudiesen creer en Él, y Jesús responde que a semejanza de Moisés, Él también
dará al pueblo un pan; solo que en este último caso los que comieren de ese
nuevo pan no gustarían de la muerte. Según los comentaristas, existen en el
discurso de Jesús dos partes bien diferenciadas: A) La primera parte del discurso (vv 35-50) se refiere
principalmente a la revelación como pan, que Jesús proporciona. B) La segunda parte (vv 51-58)tiene como
base la carne eucarística de Jesús, que é para ser comida y bebida. Como vemos
por los versículos citados en este domingo, podemos interpretar el discurso de
Jesús de modo sapiencial. Entre los rabinos judíos, el maná, además de ser un
alimento sustitutivo del pan, tenía el significado de la palabra o instrucción
divinas, según aquello de que no solo de pan vive el el hombre sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios (Dt 8,3). Veamos la explicación de los
diversos versículos.
LA
CRÍTICA: Refunfuñaban pues, los
judíos sobre Él, porque dijo: Yo soy el pan que descendió del cielo (41). Murmurabant
ergo Iudaei de illo quia dixisset ego sum panis qui de caelo descendi. El verbo griego goggyzö <1111> significa decir
alguna cosa en voz baja, y traducido por protestar, como en la setenta en Ex
16,2: Toda la congregación de los hijos
de Israel protestó contra Moisés y
Aarón, que la Vulgata traduce por murmurabit.
Es posible que el evangelista tome como modelo de lo que aconteció en la
sinagoga, el protesto del desierto de Sin para rea saltar el paralelismo entre
Jesús y Moisés. LOS JUDÍOS: Cuando
Juan habla de los judíos generalmente se refiere a los fariseos de Jerusalén,
opuestos a Él como enemigos. También era el término con el que los samaritanos
designaban los vecinos que no compartían su religión (Jn 4,9), opuestos también
a los gentiles (Rm 10,12). Aquí es un tanto impropio su uso. En este pasaje,
por la primera vez, Juan llama judíos a
los que en realidad, debían ser
titulados de galileos, máxime que estos oyentes sabían detalles de Jesús que
deberían ser ignorados por los habitantes de Jerusalén. Puede ser que por la
oposición a Jesús el evangelista los une al grupo fundamental, cuyo núcleo
estaba en Jerusalén. El objeto de la disputa era la afirmación de Jesús de
haber proclamado que Él era el pan descendido del cielo. Evidentemente que en
esta primera afirmación no se trataba del pan eucarístico, sino de la palabra
sapiencial, porque el pan de Dios es aquél que descendió del cielo y da la
vida al mundo (33).Y Jesús explica en qué consiste ese pan: Quien ve al Hijo y en Él cree tiene la vida
eterna (40). Consecuentemente aunque el creyente sea mantenido por el pan,
ahora Jesús afirma que depende de la fe en el Hijo, que es el propio Jesús. Y
es ahí que los judíos no concuerdan y disienten, censurando entre ellos esas
afirmaciones que les parecen absurdas.
EL MOTIVO DEL PROTESTO: Porque decían: ¿No es éste el Jesús, hijo de
José, del que hemos conocido el padre y la madre? ¿Cómo
pues, dice éste que ha bajado del
cielo? (42). Et dicebant nonne hic est
Iesus filius Ioseph cuius nos novimus patrem et matrem quomodo ergo dicit hic
quia de caelo descendi. La traducción de Kai
[y en hebreo] por porque es debido a que probablemente es
una traducción griega del Way semítico que es más que una
conjunción copulativa. La traducción en el perfecto de hemos conocido indica que en ese tiempo José estaba muerto. La madre falta en algunos manuscritos y
podría ser una adición de algún copista, sin por eso restar fuerza al argumento
de los disidentes. Por tanto, concluyen ellos, ¿Cómo podemos admitir su premisa
de que su origen es el cielo, teniendo como padre el propio Dios? La objeción,
del punto de vista racional y humano, era relevante y lógica. RESPUESTA
DE JESÚS: Respondió, pues, Jesús y
dijo a ellos: no refunfuñéis entre vosotros (43). Nadie puede venir a mí si no
el Padre que me envía lo tenga empujado y yo lo resucitaré en el día final
(44). Respondit ergo Iesus et dixit eis
nolite murmurare in invicem. Nemo potest venire ad me nisi Pater qui misit me
traxerit eum et ego resuscitabo eum novissimo die. Es una afirmación sucinta y oscura. En términos positivos
puede ser radical: Los que acreditan en mí, tienen como motivo que fueran
atraídos o impulsados interiormente por el Padre, o sea, Dios. ¿Llegamos en
este caso a tener que afirmar que los no creyentes tuvieron como causa
intrínseca que el Padre los recusó y no fueron atraídos y en consecuencia no
tuvieron opción? Como en todos los casos de libertad humana, en la Escritura
solo encontramos la causa principal divina actuando, y las causas secundarias
no tienen opción a influir en los sucesos narrados. Así del faraón dijo Yahveh
a Moisés: Yo endureceré su corazón de
modo que no dejará salir al pueblo (Ex 4,24). Es un modo de narrar la
Historia que no corresponde con nuestras ideas filosóficas e sociológicas actuales.
Es una forma primitiva de explicar hechos, recorriendo al deus ex machina de la apo
mechanes theós griega, cuando, para resolver situaciones difíciles, bajaba
a través de un guindaste al lugar de la escena un dios que resolvía la
cuestión. Jesús dirá de su cruz que cuando fuese izado arrastraría todos a Él
(Jn 12,32). Puede tener esto un transfundo bíblico em Jeremías 31,3 diciendo: Yo te he amado con amor perpetuo; por eso he
reservado gracia para ti. La resurrección es el premio final de todo aquel que
cree en Jesús. A fe en el presente tiene como base un futuro del que estamos ciertos, confiados en el
poder y en el amor divinos. Es la expresión paulina: sperandarum substantia rerum.
TESTIMONIO DE
LA ESCRITURA: Está escrito en los profetas: Y
serán todos discípulos de Dios. Todo pues que oí del Padre y aprendí viene para
mí (45). Est scriptum in prophetis et erunt
omnes docibiles Dei omnis qui audivit a Patre et didicit venit ad me.
Generalmente
las citas del AT son en términos generales, sin indicar el autor específico. En
nuestro caso podemos citar Is 54,13: Todos
tus hijos serán enseñados del Señor y será grande la paz de tus hijos. Jesús
se atribuye la prerrogativa de ser el máximo discípulo de Dios, pues Él oyó
como nuevo Moisés, directamente de Dios y aprendió de Éste, de modo que esa
aprendizaje constituye en su vida [la de Jesús] como una segunda naturaleza.
Todo está dentro de Él como una lección inolvidable que puede repetir de
memoria indefinidamente.
LA RAZÓN: Porque el Padre no fue visto por nadie sino por el que está junto a
Dios. Éste ha visto al Padre (46). Non quia
Patrem vidit quisquam nisi is qui est a Deo hic vidit Patrem. En verdad los judíos
acreditaban que Moisés vio a Dios en el Sinaí y por eso él podía dar la Ley,
trasmitida en su conversación con Dios en el monte (Jn 1,17). Sin embargo, como
dice el propio Juan a continuación, en el prólogo, la gracia y la verdad [he chairis kai alétheia] vinieron por
Jesús Cristo. La palabra charis puede
ser traducida por benevolencia, benignidad, bondad y hasta misericordia, de
Dios. Éste es el verdadero rostro de Dios que no fue visto por Moisés [solo lo vio de espaldas] (Ex 33,
18-23). Pero fue verdaderamente conocido por Jesús, porque jamás nadie vio a Dios; el Hijo único que está en el seno del Padre,
ése lo dio a conocer (Jn 1,18). En Jesús encontramos el verdadero rostro de
Dios, comunicado como hombre para los hombres.
CONCLUSIÓN: En verdad en verdad os digo: quien cree en mí tiene la vida eterna
(47). Amen amen dico vobis qui credit in
me habet vitam aeternam. La palabra Amém tiene como traducción así
sea, un deseo expreso al final de la oración. Amém, derivada del verbo aman confirmar,
[de la misma raíz de emeth] y en el modo nifal
[reflexivo] ser fiel y en el hifil [causativo] estar cierto,
tiene como significado verdaderamente, de
hecho. Amém expresa una afirmación cierta en base de lo que fue dicho.
Es usada después del pronunciamiento de una maldición solemne (Nm 5,22) o
después de oraciones e himnos de alabanza (Sal 41,13). En fuentes rabínicas,
pronunciar Amém significaba que la oración o doxología se convertía en
cosa propia. Especialmente, como ahora acontece con la bendición dos Kohanim
[sacerdotes de Aarón (Nm 6,24-26) el público respondía con Amém a
las tres secciones de la misma. El duplo Amén es propio de los
esenios de Qumrán, que así respondían a las doxologías. En los evangelios
el Amém no es traducido al griego. La
frase Amém lego ymim [traducida por Amen dico vobis latino y en verdad os
digo en español] sale 34 veces en Mateo, 14 en Marcos y 7 en Lucas. En Juan
el Amém
está repetido, como en este versículo, y sale 25 veces. El Amém final
de confirmación, como deseo de una súplica o bendición, sale dos veces en Mateo
y una en cada uno de los otros evangelistas (Ejemplo Mt 6,13 y Jn 21,25). El Amém es
hebreo y el arameo común sería Hemanauta [en buena fe]. Eso indica que los
evangelistas conservaban el modo peculiar de Jesús al transmitir sus palabras. El Amém final es usado después de la oración del Padre
Nuestro en Mt 6,13 o como final y confirmación del evangelio de Mateo (28,20).
Caso que vemos en Marcos 16, 20 y Lucas 24,53. En este caso la Vulgata conserva
también el Amém. Finalmente, Juan termina de la misma forma y también el Amém es
conservado en la Vulgata. Jesús, al introducir sus palabras con el Amém ls
marca como ciertas y dignas de confianza. Quedaban firmes y se convertían en
obligatorias para Él mismo y para sus oyentes. Son una expresión de su majestad
y autoridad. No existen otros ejemplos en los tiempos de Jesús de tal modo de proceder. Eso indica que en sus palabras
Jesús coloca algo de ese emeth [verdad] propio de la
divinidad. En nuestro caso, Él se compromete con la vida eterna delos que en Él
creen.
EL PAN DE LA VIDA: Yo soy el pan de la vida (48).
Ego sum panis vitae. El pan era realmente, casi el
único alimento entre las clases pobres de la sociedad, además de ser tema
obligatorio por la multiplicación hecha anteriormente. Con estas palabras Jesús
confirma el milagro de la multiplicación. No solo da el pan, sino Él en persona
es el pan. Hasta ahora hemos entendido el pan como siendo la palabra de Dios, y
en ese sentido, Jesús, que el evangelista llama de Logos, tiene todos os elementos para ser llamado de pan y pan de
vida, y no un mero distribuidor del mismo. Jesús, o el evangelista, explica a
continuación el motivo de por qué Él es el pan de la Vida Eterna.
EXPLICACIÓN: Vuestros padres comieron el maná en el desierto y murieron (49).
Este es el pan, el bajado del cielo para que alguien coma de él y no muera (50)
Patres vestri
manducaverunt in deserto manna et mortui sunt. Hic est panis de caelo
descendens ut si quis ex ipso manducaverit non moriatur. Con esta explicación Jesús inicia la
diferencia entre su nueva Ley y la antigua de Moisés. No podemos limitar el
simbolismo del pan al liderazgo como legislador de Moisés. El pan que los
israelitas comieron en el desierto era verdadera comida y no únicamente la
enseñanza y las leyes que determinaron la vida del pueblo. Jesús es también
vida como luz, pues la vida es la luz de
los hombres (Jn1,4).Es la luz que ilumina al mundo (Jn 9,5). Si Moisés es
la Ley que Pablo declara nula por material [circuncisión] (1Cor 7,19), Jesús es
la nueva Ley de la fe (Rm 3,27), que circunda el corazón (Rm 2,29). Pero
también Moisés dio a los israelitas el maná, alimento que nada tiene que ver
con la palabra o la Ley, y era esencial para vivir. Y en este caso tendremos
que afirmar que Jesús debe ser también alimento, fuera de la palabra y de la
Ley, y tendremos que admitir que como tal comida y bebida Él da y se da en la
Eucaristía, cuyo símbolo encuentra Juan en la multiplicación de los panes. Y
parece que es de esta vida, sustentada por el alimento, que Juan afirma que los
que comieron el pan [maná[ murieron. Pero el pan que verdaderamente baja del
cielo [Jesús] hace inmortales los que lo comen. Jesús, pues, se presenta como
muy superior a Moisés , porque la comida que Él dará tiene como finalidad evitar la muerte, lo que repetirá
como fin de su discurso.
CONCLUSIÓN: Yo soy el pan vivo que baja del cielo. Si alguno come de este pan
vivirá para siempre; y el pan, pues, que yo daré es mi carne que del mundo
(51). Ego sum
panis vivus qui de caelo descendi si quis manducaverit ex hoc pane vivet in
aeternum et panis quem ego dabo caro mea est pro mundi vita. Jesús ahora delimita claramente el
término pan usado simbólicamente en los párrafos anteriores. Ignacio dirá de sí
mismo que será el pan, amasado del trigo derrame su cuerpo por los dientes de
las fieras, en su carta a los romanos 1,2. Y en el caso de Cristo, Él mismo dirá del pan repartido en la última
cena, que era su carne dado por vosotros, y la sangre derramada por todos que
deberían beber y y qe constituía la sangre que sellaba la Nueva Alianza. Entre
las palabras de la Institución de la Eucaristía y las dichas en estas
circunstancias en la sinagoga de Cafarnaún, no existe contradicción sino íntima
unión y conformidad. Eso es verdad hasta el punto de que los judíos litigaban
entre sí, comentando cómo podría dar Él su carne a comer. Si alguna cosa es
propia nuestra es la carne y la sangre, y Jesús las entrega total y
absolutamente para la salvación del mundo. Su desprendimiento llena de vida un
mundo que estaba destinado a la muerte, que será vencida de modo que los que
comen su carne tendrán la vida sin ver el fin.
PISTAS: 1) ¿Quién es Jesús? Él habla
indirectamente de si mismo, pero es lo suficiente para que sepamos que es el
revelador del Padre, como enviado de este último; que está en Dios, y que bajó
del cielo como pan para los hombres. Es lo suficiente para que lo consideremos
como alguien fuera de común [transcendente] a través de la fe.
2) Esta fe es un don del Padre: Ser atraídos, no en forma material
sino en el sentido de que todo aquel que tiene un corazón [mente] puro que
sinceramente busca la verdad (Mt 5,6) verá a Dios en el hombre Jesús, que los
otros no consiguen adivinar. Porque el Padre les enseñará, como dice Isaías en
54,13.
3) Este
adoctrinamiento del Padre tiene un
doble aspecto: uno externo, que son
las propias palabras de Jesús, transmitidas por los apóstoles y evangelistas; y
otro internou que es el Espíritu, actuando dentro de nuestros
corazones como magister internus qui
intima docet [maestro interno que enseña las cosas íntimas] de S. Agustín.
4) La fe es totalmente necesaria para distinguir el pan
natural, el maná, del pan de vida de Jesús, y así pasamos de la vía sapiencial
para la vida sacramental que se inicia en el último versículo.
EJEMPLO: Dicen de Tomás de Aquino que
estando en el patio del monasterio, como siempre lo veían leyendo u ornado, los
otros frailes resolvieron hacerle una inocentada. Así, cunado todos estaban
presentes, uno de los frailes comenzó a gritar: ¡Hermanos, hermanos, hay un buey volando sobre el monasterio!
Naturalmente todos miraron para Tomás que cerró el libro, elevó la cabeza y
comenzó a procurar en el cielo el buey. Uno de los frailes entonces le dijo: Hermano Tomás, ¿cómo siendo tú un hombre tan
culto, has creído que un buey volase sobre el monasterio? Y la respuesta de este último dejó todos
pasmados: Para mí es más fácil creer en
lo imposible de un buey volar que el absurdo de un fraile mentir. ¿No será
ésta la respuesta que muchos debemos dar a tantos teólogos modernos que no
aceptan los milagros, porque dicen ser imposibles y prefieren que Dios mienta a
través de los escritos sagrados?
FRASE: El mal no consiste en tener
faltas, sino en no querer intentar enmendarlas (Confucio).
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