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viernes, 25 de marzo de 2016

El papa Francisco aboga, en el lavado de pies del Jueves Santo, por la unión de todas las religiones

 el Periódico de Aragón 

Semana Santa y Pascua judía

Luis Negro Marco 

 Durante el primer Concilio Ecuménico de Nicea, convocado por el Emperador romano Constantino en el año 325, se debatió sobre el problema de en qué fecha habría de celebrarse la Pascua, fiesta en la que la Iglesia conmemora la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Y es que las diferencias de criterio entre los obispos de los primeros siglos del cristianismo sobre esta fiesta suprema –la más antigua para los cristiano– estuvo a punto de provocar un prematuro cisma entre la Iglesia de Oriente y la de Occidente.

 El heresiarca Arrio (280-336) sostenía que Jesucristo era hijo de Dios solo por adopción, pero no por naturaleza, y que el Padre era el único verdadero Dios. Es lo que en la historia del cristianismo se conoce como la doctrina de inferioridad del Verbo de Dios. De modo que, a pesar de que el arrianismo ya había sido condenado en el año 319, en el Concilio de Alejandría, muchos obispos seguían manteniéndolo. La cuestión se dirimió finalmente en el Concilio de Nicea, en el que los obispos declararon al Hijo (Jesucristo), consustancial al Padre (es decir, de igual esencia), redactando el verdadero símbolo de la fe cristiana. Asimismo el Concilio de Nicea sirvió para fijar la fecha definitiva de celebración de la Pascua, en el primer domingo siguiente al primer plenilunio de primavera, según se celebraba ya en la iglesia de Roma.

 ¿Y por qué se decidió celebrar la Pascua en esa fecha concreta? pues por el hecho de que los
Monumento de Viernes Santo, en el altar mayor de la
iglesia de la Virgen del Carmen en Santiago de
Compostela.- 25 de marzo de 2016
.- Foto: Luis Negro
Evangelios coinciden en afirmar que la muerte de Jesús tuvo lugar  durante la Pascua judía (Pesaj). Fiesta solemne que los judíos celebraban desde el día 14 de la luna de marzo (cuando el pueblo Hebreo, guiado por Moisés, salió de su cautiverio en Egipto partiendo de la ciudad de Ramases hacia la Tierra prometida) y  hasta el 21 del mismo mes, en que atravesaron el Mar Rojo, perseguidos por el faraón, cuyas tropas quedaron sepultadas bajo el mar. La Pascua judía duraba 8 días, en los que cada familia inmolaba un cordero blanco, sin mancha alguna, que era comido con pan sin levadura (pan ázimo), manchando previamente la puerta de las casas con la sangre del cordero, señal de la salvación de los judíos.

 En cuanto a la Iglesia católica, la Pascua consiste en la celebración de la Resurrección de Cristo, una fiesta variable, (este año tiene lugar el 27 de marzo), que coincide con el domingo que sigue al primer plenilunio después del equinoccio de primavera (o sea que puede tener lugar entre el 22 de marzo y el 25 de abril),  y a la que precede             imediatamente– la Semana Santa.

 El domingo de Pasión (también llamado antiguamente domingo de Lázaro) es el penúltimo de la Cuaresma, y antecede siempre al domingo de Ramos (que se celebró el 20 de marzo), rememorando la entrada de Jesús en Jerusalén a lomos de una burra, cuyos habitantes le recibieron con júbilo alfombrando el suelo a su paso, con ramos de olivo.  En la liturgia cristiana estos ramos tienen gran importancia, pues durante la vigilia Pascual del sábado Santo (noche previa al  domingo de Resurrección) los ramos son quemados a las puertas de la iglesia, y bendecidos por el sacerdote, guardándose las cenizas de la hoguera, pues serán utilizadas para marcar con ellas la frente de los fieles en el miércoles de Ceniza del año siguiente, con el que dará comienzo el nuevo ciclo cristiano de la Cuaresma. 

 Esta vigilia deviene de una antiquísima tradición del pueblo hebreo recogida en el libro del Éxodo del Antiguo Testamento, como una noche “digna de ser consagrada al Señor, por ser aquella en que sacó a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, y por tanto deben celebrarla todos los hijos de Israel en adelante y perpetuamente”.

 Asimismo, en esa noche el sacerdote ilumina el cirio pascual que alumbrará durante el resto del año, y como símbolo de la Resurrección de Cristo que otorga la vida, era también durante  esta vigilia cuando se celebraban los bautizos de los niños que acababan de nacer. Durante la Edad media, la importancia de la Pascua de Resurrección fue de tal trascendencia social, que entre los siglos X y XV, el año civil empezaba en el día en que tenía lugar.

 A nivel popular, la Pascua de Resurrección recibe también el nombre de Pascua de Flores o Florida, pues se celebra tras la llegada de la primavera, y un antiguo refrán alusivo decía así: “Pascua de antruejo [carnaval] Pascua bona, cuanto sobra a mi señora, tanto dona. Pascua de flores, Pascua mala, cuanto sobra a mi señora, tanto acaudala”, queríase de este modo ejemplificar el hecho de que, con harta frecuencia, solo a quien le sobra o falta no le hace, da.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Artículo de Lorenzo Silva en EL MUNDO

                                                T R I B U N A      A J E N A                                                       Artículo recomendado                            Periódico  EL MUNDO   23 de marzo de 2016 Resultado de imagen de Lorenzo Silva picture
  Lorenzo Silva                          Mongoles en Bruselas    Cuentan que la razón por la que Ahmed Ibn Taymiya dio en desarrollar la versión integrista y xenófoba del islam de la que se alimenta en última instancia el Daesh o Estado Islámico fue el trauma que sufrió tras la destrucción por los mongoles de su ciudad natal, Harrán, allá por 1269. Como reacción a esa barbarie, se convirtió en el auspiciador de una barbarie de signo contrario, tan reprobada por sus contemporáneos que llegaron a expulsarle de la mezquita de Damasco, tal y como refiere el célebre viajero tangerino Ibn Battuta. Su interpretación fundamentalista del islam habría sido históricamente irrelevante de no ser por la influencia que tuvo en Mohamed Ibn Abd el-Wahab, fundador a su vez del wahabismo, y por la extensión de éste, en un principio marginal, a lomos de los petrodólares de sus devotos seguidores de Arabia Saudí y otros países del Golfo. Es la del Daesh una fe que nace de la destrucción y llama a la destrucción, y que, gracias a sus hombres-bomba, provoca que 747 años más tarde se pague en Bruselas por la ferocidad de los mongoles.

                      A
  
                     
 No podemos nosotros, europeos y habitantes del siglo XXI, vernos devueltos por la fuerza a esa oscura noche medieval de la que surge el ideario que alienta a los suicidas. No podemos dejar que la civilización, la libertad, la ilustración, la igualdad, la solidaridad y tantos otros valores que nos distinguen de los que sólo creen en la devastación perezcan a manos de su odio ciego. Frente a su voluntad de doblegarnos por el terror, hemos de ratificarnos en todos y cada uno de esos valores, y más que restringirlos o negarlos, examinar dónde y cómo no hemos acertado a practicarlos o a reconocerlos con la extensión y la profundidad debidas; dónde y cómo, renunciando a lo que somos, hemos dejado que el monstruo ponga su simiente de rencor. Pensemos en cómo se ha llevado la integración de la población europea vulnerable a los cantos de sirena de los bárbaros, o en el trato dado a quienes huyendo de ellos llaman a nuestra puerta.





 Dicho lo anterior, sin ánimo de situar la responsabilidad del asesinato en otros que los
asesinos, y con el único afán de dejar de facilitarles la tarea, tenemos un problema, grave pero no insoluble, si de una vez se toman en serio ciertos asuntos. En primer lugar, la pervivencia de ese seudoestado demente y criminal en amplias zonas de Irak y Siria. Europa, que se ha convertido claramente en su objetivo primordial, debería preguntarse si la lenta estrategia impuesta por Washington es la que le conviene, y si no ha llegado el momento de presionar, y como es lógico, poner de su parte, para acelerar el fin de esa fábrica de terror.
  
  En segundo lugar, la impunidad con que versiones intolerables del islam, inhumanas y consideradas incluso heréticas por muchos musulmanes, se convierten en el pan de cada día de mezquitas europeas, merced a la financiación de estados a los que ni siquiera se afea la propagación de creencias que llevan a la justificación del homicidio indiscriminado. Hay credos que no son admisibles, porque excluyen a quienes no los profesan y hasta llegan a negarles el derecho a existir. Es hora de rechazar y repeler esa ponzoña con absoluta determinación.


 Y en tercer lugar, el secuestro de la voluntad de los propios musulmanes por quienes se arrogan el derecho a matar en su nombre, y quieren, a ellos antes que a nadie, negarles la libertad y la misma vida si se oponen a sus designios. Hay que tenderles la mano y ayudarles a librarse de semejante calamidad.

 La pregunta es si tiene el liderazgo necesario esta Europa en la que últimamente no parece haber nadie al timón.

sábado, 19 de marzo de 2016

Mi Resiliencia, libro de Sigfried Meir. Un profundo análisis sobre la dignidad humana


El Periódico de Aragón. Noticias de Zaragoza, Huesca y Teruel
           http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/degradacion-dignidad-humana_1096770.html

Mi resiliencia, libro de Sigfried Meir, un relato en primera persona de uno de los últimos supervivientes de los campos de concentración nazis

Siegfried Meir
Mi resiliencia
Ediciones B318 páginas
Barcelona, 2016

Los campos de concentración de la Alemania nazi fueron la expresión máxima del miedo y el terror. Pero el Holocausto no empezó ni acabó en los campos de concentración de Hitler. Habían comenzado ya durante su primer año de gobierno, en 1933, cuando se inició la persecución contra los judíos, su discriminación social,  las humillaciones públicas de las personas, los asesinatos selectivos, el reclutamiento de los jóvenes judíos para el trabajo forzoso, la reclusión de las familias en barrios y casas especiales (las Judenhauser), la obligatoriedad de que los hebreos llevasen en sus ropas la estrella de David, para identificarlas como Untermensch (personas de raza inferior).

Luis Negro Marco
 Además de los 6 millones de judíos asesinados en los campos de exterminio nazis, lo fueron asimismo centenares de miles de gitanos y comunistas, entre ellos miles de republicanos españoles. Pero el Holocausto no acabó con la liberación de los campos en 1945, una vez finalizada la II Guerra mundial. Continuó en el interior de millares de supervivientes como una pesadilla, tatuada en su mente al igual que en su piel el número que les identificaba como prisioneros en los campos. Y no sólo fue esa una pesadilla para los supervivientes, sino también –en muchas ocasiones– para las hijas e hijos de los supervivientes, que no podían dejar de pensar que quizás no eran sino los sustitutos de la hija, hijo, o de los hermanos perdidos.

 Mi Resiliencia es el testimonio de uno de aquellos supervivientes, Sigfried Meir. Un niño judío entonces, que había nacido en la ciudad alemana de Francfort, en 1934, y que con tan sólo 9 años fue deportado junto a sus padres judíos (Moshe Meir y Jenni Bacharach) al campo de Auschwitz, en Polonia. Los padres de Sigfried murieron al poco de llegar, y él sobrevivió gracias a la protección de las dos kapos del barracón de mujeres en el que había sido confinado junto a su madre. Enfermo de tifus, el niño Sigfried fue tratado por el tristemente célebre por sus crímenes, doctor Mengele, seguramente una cobaya más para él, aunque milagrosamente, curó de su enfermedad.

 Posteriormente Sigfried Meir fue traslado, en una marcha terrible de varios días, que a punto estuvo de costarle de nuevo la vida, al campo de concentración de Mauthausen, en Austria, cuyos trabajadores eran utilizados como mano de obra esclava para empresas armamentísticas y de la construcción de la Alemania nazi. Una vez en el campo, el niño Sigfried cayó en manos del más cruel de sus guardias, Bachmayer, un antiguo zapatero convertido en un sádico criminal. Sin embargo, aquel psicópata SS decidió que el niño judío quedara al cuidado de uno de los prisioneros españoles, Saturnino Navazo –algunos años mayor que Sigfried Meir– destinándolo a su barracón. 

 Finalmente los americanos liberaron el campo de Mauthausen el 5 de mayo de 1945, y, trasladado a Francia, Sigfried pidió a Navazo que le llevase con él a Revel, localidad francesa cercana a Toulouse en la que Saturnino Navazo se asentó tras recuperar su libertad. Hasta su defunción, acaecida en 1990, él fue para Sigfried Meir  el padre que no tuvo en su niñez, por lo que  su muerte le ocasionó una fuerte depresión. Fue en aquel tiempo cuando Sigfried profundizó en la amistad con el cantante francés George Moustaki (1934-2013), a quien conocíó en la década de los cincuenta en París (cuando también Sigfried se dedicaba al mundo de la canción) y juntos escribieron, en 2001, un libro: Hijo de la niebla, en el que Sigfried Meir escribía por vez primera, sobre sus  estremecedoras vivencias en los campos de exterminio.

 
Sigfried Meir , que en mayo cumplirá 82 años, vive  desde
 hace años en Ibiza con su mujer, dedicado a la pintura y la escultura
Actualmente, el autor –padre de dos hijas– vive en Ibiza con su mujer, isla en la que se asentó hace ya unas décadas, y en la que puso en marcha la primera gran discoteca de la isla –antecedente de Pachá–, así como la que fue en su tiempo una importante marca de ropa ad lib, de nombre Zoé, amén de una cadena de restaurantes y una tienda de arte africano, del que es un gran apasionado y estudioso.

 Dedicado ahora a la pintura y la escultura, el título del libro, Mi resiliencia, le vino inspirado a Sigfried Meir a través del neuropsiquiatra Boris Cyrulnik (a quien conoció hace algunos años), quien ha trabajado en el estudio y tratamiento del trauma infantil, desarrollando el concepto de “resiliencia” (que podría definirse como la capacidad que tenemos todas las personas para superarnos y salir adelante aun en los momentos más difíciles y duros).

 El de Sigfried Meir es un libro que nos aporta temas para la reflexión en unos momentos que, trágicamente, cada vez más se asemejan a aquellos que creíamos superados. Los diez millones de refugiados sirios que esperan a las puertas de Europa, y los cientos de personas, procedentes de distintos países de África, que cada año mueren en el Mediterráneo, son el testimonio de que en nuestra sociedad algo profundo socialmente está fallando, y que es preciso reaccionar ya, sin demora –so pena de perder cualquier atisbo de decencia moral en nuestras democracias–, para socorrer y proporcionar un tratamiento dignamente humano a estas personas que sufren y mueren cada día ante la pasividad de los gobiernos. Aquí y ahora estamos, y a todos y ahora nos toca.





lunes, 14 de marzo de 2016

Marzo de 1966. 50 años del histórico baño de Fraga en Palomares.

El Periódico de Aragón. Noticias de Zaragoza, Huesca y Teruel
         http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/sociedad/luis-negro-marco-bano-aquel-dia_1094769.html

¡Qué baño el de aquel día!

                                                                                                             Luis Negro Marco / Puerto Iradier
Sobre las 5 de la tarde del 16 de enero de 1966, un B-52G que había despegado de Carolina del Norte, en la madrugada de ese día, había sobrevolado ya por Zaragoza, y procedía a repostar en vuelo de un avión nodriza KC-135 en un punto intermedio entre la capital aragonesa y la costa mediterránea. El destino del B-52 estadounidense era una prefijada estación de alerta aerotransportada próxima a la frontera de Turquía (país aliado de los Estados Unidos) con Rusia. Terminada su misión, el B-52, puso rumbo de regreso hacia su base, por la ruta habitual del sudeste de España.
Sobre las 8 de la mañana del lunes, 17 de enero de 1966, en la base aérea de utilización conjunta de Morón de la Frontera, los cuatro tripulantes del avión cisterna KC-135 que prestaba servicio en la base aérea, recibieron la orden de salir al encuentro del B-52G que regresaba de Turquía. A las diez y media de la mañana de aquel 17 de enero de 1966, los dos aviones se encontraron sobre la vertical del río Almanzora, en la posición denominada en las cartas aéreas como "La silla montar". Pero el B-52G hizo su maniobra de aproximación demasiado deprisa, lo que ocasionó que colisionara brutalmente con la nave nodriza a una velocidad de 440 kilómetros por hora, y a 9.000 metros de altura. El fuerte impacto se oyó a decenas de kilómetros de distancia, originando una inmensa bola de fuego naranja que engulló a los dos aviones, y provocó que "lloviese fuego del cielo" en las inmediaciones de la localidad almeriense de Palomares.
Luis Negro Marco : Qué baño el de aquel día -
Histórico baño, el 8 de marzo de 1966, de Manuel Fraga Iribarne, entonces ministro de Información y Turismo de España, junto al entonces embajador en España de Estados Unidos, Biddle Duke. Aguas del Mediterráneo, junto a Palomares (Almería). Aquel día aún no había sido localizada una de las cuatro bombas de plutonio que cayeron sobre el término de la localidad de Palomares el 17 de enero de aquel año. Fue descubierta un mes después (7 de abril por los servicios de búsqueda de la Marina estadounidense, a 800 metros de profundidad, bajo las aguas del Mediterráneo a algunos kilómetros de distancia de la costa.

De los 11 tripulantes de los dos aviones, cuatro --todos ellos del B-52G-- lograron salvar la vida, eyectando a tiempo sus paracaídas. Otros cinco murieron carbonizados, y dos más se estrellaron contra el suelo al incendiarse sus paracaídas cuando aún estaban a gran altura.
Tres de las bombas de plutonio que transportaba el B-52G se encontraron en el plazo de 24 horas después de ocurrido el accidente, pero todavía quedaba una por localizar. El SAC desplegó --inmediatamente después del accidente, y en colaboración con el Ejército español-- un amplio dispositivo para su búsqueda, así como para la determinación de la extensión de terreno contaminada de plutonio en Palomares, y proceder a su limpieza. Se decidió que la tierra con mayor radiación detectada fuese retirada y transportada a los Estados Unidos; en total 1.750 toneladas de tierra y plantas radiactivas que fueron almacenadas en 4.879 tambores de acero, cada uno con la capacidad de 209 litros, que fueron embarcados en un muelle especialmente construido por la Fuerza de Operaciones 65 de los Estados Unidos. Finalmente, la cuarta bomba (con un peso de 2.270 kilos y 3 metros de longitud) fue rescatada, por la Armada estadounidense a 8 kilómetros de la costa de Palomares, en la mañana del 7 de abril de 1966. Tarea que no fue fácil, pues el artefacto se encontraba a casi 800 metros de profundidad.
Un mes antes --el 8 de marzo--, el embajador de los Estados Unidos en España, Angier Biddle Duke, y el ministro de Información y Turismo de España, Manuel Fraga Iribarne, habían decidido darse un baño ante los principales periódicos y Agencias informativas, para "demostrar" al mundo que las aguas de Palomares no eran radiactivas. Aquella foto dio rápidamente la vuelta al mundo y constituye, aun hoy en día, uno de los grandes iconos de la historia reciente de España ¡Qué baño el de aquel día!.

sábado, 5 de marzo de 2016

Cincomarzada. Un día para la reflexión sobre la pertinencia de una fiesta sin encaje en nuestra sociedad

El Periódico de Aragón. Noticias de Zaragoza, Huesca y Teruel
   http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/aragon/educar-libertad-amor_1093096.html

 Educar en la paz y la libertad 

Luis Negro Marco / Fortanete
En el año 1981 el Ayuntamiento de Zaragoza decidió volver a celebrar la fiesta de la Cincomarzada. Una fiesta que celebra un hecho de armas correspondiente a la primera guerra civil carlista (1833-1840), en el que fuerzas carlistas (integradas en su mayor parte por aragoneses, comandadas por el también aragonés brigadierCabañero), intentaron por sorpresa, en la mañana del 5 de marzo de 1838, el asalto a la ciudad de Zaragoza.
De resultas de aquella acción pudieron morir (no todas las fuentes históricas proporcionan las mismas cifras) hasta 300 personas; la inmensa mayoría de ellas, aragoneses pertenecientes a las tropas carlistas. Y no pocos de quienes perecieron en aquel día, sucumbieron linchados a manos de una población airada, incluido el general defensor de la plaza, Juan Bautista Esteller, asesinado dos días después de la batalla, tras haber sido sacado a la fuerza de la prisión de la Inquisición --donde las autoridades zaragozanas habían dispuesto su reclusión--, por un grupo de exaltados que le acusaban de haber encubierto y propiciado el ataque carlista a la ciudad.
El hecho de que a día de hoy siga celebrándose una fiesta basada en una victoria
Ejército carlista. Dibujo de Pedro Osés (1983)
bélica (por consiguiente una fiesta de vencedores sobre vencidos) es contrario al deseo de las sociedades modernas, fundamentadas en los valores supremos de la justicia, la libertad, la tolerancia, el respeto, y la dignidad de las personas. Valores que necesariamente van encaminados al desarrollo de modelos de convivencia que hagan cada vez más próximo el logro de la paz, la meta suprema que se ha de alcanzar, para garantizar el futuro de la humanidad; comenzando, desde luego, por la convivencia pacífica , solidaria y armónica de toda la ciudadanía.
Y ya no solo en el ámbito de la moralidad, sino en el de la propia ley, esta fiesta es una estridencia respecto al "espíritu de reconciliación y concordia, y de respeto al pluralismo y a la defensa pacífica de todas las ideas, que guió la Transición, y nos permitió dotarnos de una Constitución, la de 1978, que tradujo jurídicamente esa voluntad de reencuentro de los españoles, articulando un Estado social y democrático de derecho con clara vocación integradora". Párrafo anterior que se corresponde con los antecedentes de la Ley de la Memoria Histórica que se promulgó en 2007.
La conciencia de la Historia es primordial para evitar que se repitan los errores del pasado ¿Y qué lección moral se está transmitiendo a las niñas y niños y jóvenes aragonesas y aragoneses si celebramos un día de fiesta en conmemoración de una batalla, que costó la vida a tres centenares de personas en el transcurso de una cruenta guerra civil? La moral social debe condenar, siempre y sin distinción, los crímenes cometidos ahora y en el pasado, pues desempeña un papel fundamental y trascendental en la educación de las jóvenes generaciones.
Y para hacer realidad la auténtica integración que propicie la convivencia y la cohesión social, es preciso que las nuevas generaciones sean educadas, (por la sociedad, la escuela y por ellos mismos) en la libertad y el amor.

jueves, 3 de marzo de 2016

¿De verdad interesa la educación de calidad a los políticos españoles?




MARÍA PAZ GARCÍA RUBIO  (CATEDRÁTICA DE DERECHO CIVIL EN LA USC) 

COMO es fácil comprobar en párrafos escritos y tertulias varias, en estos tiempos cenagosos e inseguros el futuro de nuestro nefasto sistema educativo no es precisamente uno de los que más preocupa a los viejos y nuevos políticos, empeñados en interminables discusiones sobre quien ha de detentar el poder y de paso la capacidad de control social que de aquél deriva. Ni les preocupa a ellos ni, lo que es mucho peor, parece preocupar demasiado a los hombres y mujeres a quienes aquellos aspiran a gobernar, la mayoría de los cuales piensan, con aparentes buenas razones, que al fin y al cabo la educación, siendo importante, no es ni mucho menos tan trascendental como el desempleo, la amenaza terrorista de las fuerzas oscuras del mal o la desmembración de una estructura de Estado que, como sucede con esas edificaciones fantasmas que tan bien reflejan el feísmo paisajístico gallego, nadie sabe cómo va a terminar.   

Tengo para mí, sin embargo, que de las enormes deficiencias de ese sistema educativo proceden gran parte de los males que hoy nos acometen, entre los que no descarto, sino todo lo contrario, los descritos. Estoy igualmente convencida de que solo una profunda mejora de la educación de nuestros niños y jóvenes nos permitiría alguna esperanza cierta en un futuro distinto y mejor que el que hoy podemos ofrecerles, tanto en el entorno más cercano, como en el más hostil de ahí fuera. Por ambas cosas estimo también que el debate sobre la educación debería ser un elemento central que empeñase no solo a quienes ejercen profesionalmente la política, sino también una preocupación fundamental de todos los ciudadanos, quienes además deberían mostrasen profundamente concernidos por ella. No puedo sino lamentar que ni ellos ni nosotros mostremos ese interés o que no lo hagamos en la medida necesaria para hacerlo palmario. 

Corremos un verdadero riesgo de perder lo que nos define como sociedad avanzada, que cree en la libertad del ser humano y en su capacidad para modificar su destino y respetar el de los seres igualmente libres que le rodean. La educación, entendida como lo contrario de la manipulación y de la sesgada información y como mucho más que la preparación y el entrenamiento para una profesión que, con probabilidad, va a ser demasiado efímera, es la única esperanza real; cuanto más tarde nos percatemos de ello, más difícil será salir del atolladero. 

  artículo recomendado  El Correo Gallego   3 de marzo de 2016

      ¿DÓNDE  Está la educación?