CUENTO POR ENTREGAS
"Diálogo entre el volcán y el pozo ciego"
(II) On the road
"Diálogo entre el volcán y el pozo ciego"
(II) On the road
Era
un día de finales de junio de 1992. Nos habíamos citado en “El Universal” de
Zaragoza, al lado de la plaza de San Francisco, junto a la Universidad de
Zaragoza, aquella que fundara ya en el siglo XVI el clérigo de Fonz, Pedro Cerbuna
Negro. Una discretísima estatua en bronce,
semioculta tras un seto, recuerda,
junto a la Facultad
de Filosofía y Letras, la figura del meritísimo oscense. “El Cerbuna”, el Colegio
Mayor de la Universidad ,
lleva también su nombre, pero a buen seguro que serán muy pocos los
universitarios inquilinos de la residencia quienes podrán decir el porqué del
nombre del edificio que les proporciona alojamiento, comida y bienestar. Gabriel
Sopeña llegó con su disco bajo el brazo: “Otro lugar bajo el sol”, con un gallo
en su portada. Me habló de Jack kerouac y de la generación Beat de la juventud americana
de los años cincuenta. "Anagrama" acababa de editar una nueva edición del libro
que marcó a toda la generación: “En el camino” ("On the road"). El disco iba
acompañado de todas las letras de las canciones y alguna cita bíblica. Una, del
Eclesiastés: “Encontraré otro lugar bajo el sol”. Esa era la esencia de la
generación Beat. Recorrer cada día en un viejo Chevrolet las infinitas
carreteras de los desiertos californianos; viajar de Este a Oeste por los Estados
Unidos. Deambular, conocer, cada día a personas diferentes; trabajar dos o tres
jornadas hasta recaudar lo suficiente para la gasolina; decir adiós y continuar el
viaje. Escapar de la cárcel del afecto y la morriña, como quien es consciente
de que no puede haber en la vida mayor estabilidad que la que proporciona el cambio constante. Al fin y al cabo ¿no es lo que ocurre con nuestro propio Planeta? ¿Qué sería de la vida si
Luis Negro Marco Ribadesella do Eume |
infinitamente felices, y que nuestra infelicidad radica, precisamente, en no ser conscientes de nuestra innata felicidad. Camino y consciencia, peregrinaje y sabiduría, acciones y bondad, en suma, Verdad y Amor. Ahí está la clave que sostiene la bóveda de nuestras catedrales personales. Pues cada persona, desde el momento en que nace es en sí misma un templo de la divinidad. Nacemos pues, con una responsabilidad: la de ser felices. Y estamos dotados de una herramienta fundamental para llevarla a cabo: la libertad. Responsabilidad implica respeto por nuestro hermoso templo, es decir, por nosotros mismos. Y la libertad sería imposible sin la sabiduría. No la de los
Azul, amarillo, verde, ocre y rojo. Cielo, tierra y vegetación
Foto: Luis Negro Marco
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.