En busca de un pasado mejor
De la sólida Utopía, isla de la felicidad futura
soñada por santo Tomás Moro en 1516, al líquido e inestable presente de la
sociedad del vacío
Luis
Negro Marco / Santiago de Compostela
Es a santo Tomás Moro (1478-1535), inglés de
nación, a quien debemos la palabra «utopía», título a su vez de su obra homónima, publicada en
1516. Utopía es el nombre de la
mítica isla por él imaginada, donde las personas que en ella habrían de vivir,
serían por completo felices, conviviendo armónicamente de acuerdo a una
educación y unas leyes dimanantes de los principios universales de libertad, igualdad, fraternidad y justicia. Mas
desgraciadamente, a aquel mítico y futurista pedazo de tierra Tomás Moro lo
llamó Utopía, nombre que, de acuerdo
a sus raíces griegas, no significa otra cosa que “no existe tal lugar”.
Ya en nuestros días, fue el filósofo Zygmunt Bauman quien volvió de nuevo sobre aquella idea de un
mañana ideal para la Humanidad, pero contemplado desde la perspectiva de los
grandes paradigmas que marcan las pautas de nuestro tiempo. A él se debe el
concepto de “sociedad líquida” para
referirse a la nuestra. Bauman la define como una sociedad de consumidores, marcada
por el valor que otorgamos al presente inmediato, de manera que la actualidad
se torna con velocidad pasmosa en pasado lejano. Por ello, el nuestro es el mundo
del “post” (después de), y así, con mucha frecuencia oímos hablar de la “postmodernidad”, y hasta muy
habitualmente, de la “postverdad”.
Término éste muy inquietante, por cuanto conlleva la negación de valores
fundamentales (justicia, solidaridad, tolerancia, compasión…) que han
posibilitado y hacen posible la convivencia pacífica y el desarrollo armónico
de las civilizaciones.
Zygmunt Bauman
Retrotopía
Editorial
Paidós, 172 pp.
Barcelona,
2017
|
La nuestra, no es sin embargo la primera de
las sociedades empeñadas en revitalizar el pasado. El Renacimiento y el
Neoclasicismo (en lo que respecta al resurgimiento de las antiguas
civilizaciones griega y romana) son evidencia de ello en la cultura y el arte,
así como la Contrarreforma (incidiendo en el fortalecimiento de sus originales
cimientos piadosos), lo fue para la Iglesia católica. El mismo Orwell, el gran visionario
de la posmodernidad, supo ver la enorme
influencia que ejerce el pasado en las estructuras sociales, y a así en su
novela «1984», escribió: “Quien
controla el pasado controla el futuro, y quien controla el presente controla el
pasado”.
De este modo, para Zygmunt Bauman, la Retrotopía sería el anhelo universal de poder subsanar los
defectos de la actual situación humana, resucitando los malogrados y olvidados
potenciales del pasado. Y si este anhelo es el que ahora nos guía, todo apunta
a que tal opción no puede ser otra que la constatación del fracaso de los
modelos de convivencia actualmente existentes para que puedan garantizar la paz
en el futuro. Dicho de otro modo, la Retrotopía
no es sino la expresión palpable de que la Humanidad no está avanzando hacia la
igualdad sino que está ahondando, cada vez más, en las injusticias y en las diferencias económicas y sociales.
El filósofo Zygmunt Bauman (Polonia, 1925 - Leds, 2017) |
No obstante, Bauman se muestra razonablemente optimista al
constatar que si bien ya no pensamos en la utopía, tampoco ha muerto en
nosotros la inspiración humana que hizo que esa imagen fuera y siga siendo tan
cautivadora. Aún hay un tiempo y un lugar para la esperanza, aunque ambos se
hallen, y hayamos de buscarlos, en el pasado.
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