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El ‘Ébano’ de Guinea Ecuatorial que Micaela Trujillo plantó en La Romareda
Micaela Trujillo Galán, de 84 años de edad, lleva 43 al frente de ‘Ébano’, el kiosco más antiguo de Zaragoza (ubicado junto al estadio de fútbol de la Romareda ), cuyo nombre puso en recuerdo al periódico homónimo de Guinea Ecuatorial. En este país, vivió Micaela durante 15 años (desde 1954 hasta 1969), en la ciudad de Santa Isabel (hoy Malabo). Allí conoció a su marido (natural de Plenas), nacieron y fueron bautizados sus hijos, y transcurrieron, según recuerda, algunos de los años más felices de su vida
Luis Negro Marco / Toxos Soutos
Luis Negro Marco / Toxos Soutos
Natural de Peraleda del Zaucejo (provincia de Badajoz), en donde nació un 7 de abril del año 1930, Micaela fue la última de 12 hermanos, de padres agricultores. Lleva la mitad de su vida residiendo en Zaragoza y, a sus 84 años, sigue como cada día (dese hace más de cuatro décadas) subiendo las persianas de su puesto de prensa y revistas en el número 11 de la calle Asín y Palacios. Todo un ejemplo de coraje, fuerza de voluntad y bondad.
Con apenas seis años cumplido, Micaela habría de ser testigo en Madrid de los horrores de la guerra civil española (1936-1939), así como de los combates aéreos que sobre los tejados de la ciudad se prodigaban y que hacían sonar las sirenas llamando a los habitantes de la ciudad a tomar refugio en las estaciones de metro, entonces aún en proceso de construcción.
Con apenas seis años cumplido, Micaela habría de ser testigo en Madrid de los horrores de la guerra civil española (1936-1939), así como de los combates aéreos que sobre los tejados de la ciudad se prodigaban y que hacían sonar las sirenas llamando a los habitantes de la ciudad a tomar refugio en las estaciones de metro, entonces aún en proceso de construcción.
A los pocos años de terminada la guerra, en 1949, y con tan solo 18 años, abrió en la céntrica calle de Serrano, en Madrid una prestigiosa Academia de confección y diseño de trajes para la mujer, entre cuyos clientes figuraron también personas muy conocidas de la época.
Viaje a Guinea Ecuatorial
en el paquebote “Ciudad de Sevilla”, con destino a la isla de Fernando Poo (actual Bioko). Y tras varios días de travesía, el barco hacía su entada en el puerto de la ciudad de Santa Isabel (hoy Malabo, capital de Guinea Ecuatorial). Su nueva casa en Santa Isabel, iba a estar justo en frente del Ayuntamiento, y a pocos metros de ella, se encontraba la de quien apenas seis meses después, se convertiría en su marido. Valero Gracia Anglada, era entonces un joven ingeniero industrial, tres años mayor que Micaela (había nacido en 1927, en la zaragozana localidad de Plenas), que regentaba el único taller de coches –ubicado en el santaisabelino barrio de Amilibia– existente en Fernando Poo.
Boda en la catedral de Santa Isabel
El 7 de abril de 1955, Micaela y Valero contraían matrimonio en la catedral de Santa Isabel. Y al mes siguiente de haber disfrutado de su luna de miel, ella abría (como ya hiciera en Madrid) su propio negocio de diseño, corte y confección. En 1959, Guinea Ecuatorial se convertía más que nunca en territorio español, pues se estructuraba legalmente en dos provincias españolas: Fernando Poo (zona insular) y Río Muni (región continental).
Entretanto, Micaela y Valero iban afianzando su vida, sintiéndose cada vez más felices e identificados con las gentes y modos de vida de su nueva provincia española en África: Fernando Poo. En 1957 nacería Eva, la primera de los tres hijos del matrimonio, y en 1960 llegaría Roberto (ambos nacieron en Zaragoza adonde Micaela se trasladó para dar a luz) y, ya en 1967 Rocío del Mar, la más guineoecuatoriana, pues nació en el hospital de Santa Isabel. Sin embargo, los tres comparten el mismo privilegio (del que muy pocos españoles pueden presumir): el de haber sido bautizados ante el altar mayor de la catedral de la capital de Guinea Ecuatorial, Malabo, entonces llamada Santa Isabel.
En las décadas de los años cuarenta y finales de los sesenta, fueron decenas de miles los españoles que (al igual que Micaela y Valero) decidieron dejar España y sus familias y emigrar a Guinea Ecuatorial en busca de un futuro mejor. Un tiempo invisible de la reciente Historia de España al que la escritora aragonesa, Luz Gabás, iluminó con su espléndido libro “Palmeras en la nieve”. Micaela lo ha leído también y dice: Es un libro maravilloso; me encantó, y es que además, lo que cuenta la escritora es la realidad novelada de cuanto los españoles vivimos allí, en Guinea.
Y algún poderoso influjo mágico debe tener aquel lugar de África central, para quienes en él vivieron, y Micaela afirma sin duda: Volvería a Guinea Ecuatorial ahora mismo, con los ojos cerrados, porque allí transcurrieron algunos de los días más felices de mi vida, intensamente, con mi esposo y tres hijos. Micaela Trujillo recuerda que en su casa de Santa Isabel disponían de todas las comodidades, y con la finalidad de poder compaginar su trabajo con las tareas de casa y el cuidado de sus hijos, ella y su esposo decidieron contratar a un cocinero y un “boy” (empleado del hogar, en pichinglis), ambos de nacionalidad nigeriana. Al mismo tiempo, recuerda que la convivencia entre españoles y guineoecuatorianos fue maravillosa, y todos sus recuerdos son de gratitud plena para sus gentes.
Retorno a España
En 1969, un año después de que Guinea Ecuatorial alcanzase la independencia (el 12 de octubre de 1968), Micaela y su esposo Valero decidieron regresar con sus tres hijos a España, dejando, no obstante, un “pedazo de su corazón” en Guinea, trayendo consigo un imborrable recuerdo de sus maravillosas vivencias africanas. Nueva vida en España.
En 1975 fallecía Valero, esposo de Micaela, quedando sola al cargo de sus tres hijos aún muy jóvenes (la más pequeña, Rocío del Mar, tenía nueve años). Pero para entonces, Micaela llevaba ya cuatro años al frente de “Ebano”, un kiosco de prensa situado en el número 11 de la calle Asín y Palacios deLa Romareda ; a mediados de los setenta un barrio aún en fase de desarrollo, y rodeado de campos de cultivo Desde entonces han pasado 43 años, y “Ébano”, continúa abriendo sus puertas cada día (es el puesto de prensa más longevo de la ciudad) ofreciendo las noticias y actualidad del momento, impresas en los periódicos y revistas que cada día vende a sus clientes; y lo hace como siempre, con su eterna sonrisa y ternura, al otro lado de su pequeño
mostrador de cristal. “Ébano” por cierto, era (y sigue siendo) uno de los periódicos de Guinea Ecuatorial, un periódico que Micaela leía cada semana entre la calidez y el claroscuro enrejado del salón de su casa, junto a su marido e hijos. Por eso llamó a su puesto de prensa así: “Ébano”, a su vez árbol totémico de África, símbolo de la negritud.
Retorno a España
En 1969, un año después de que Guinea Ecuatorial alcanzase la independencia (el 12 de octubre de 1968), Micaela y su esposo Valero decidieron regresar con sus tres hijos a España, dejando, no obstante, un “pedazo de su corazón” en Guinea, trayendo consigo un imborrable recuerdo de sus maravillosas vivencias africanas. Nueva vida en España.
En 1975 fallecía Valero, esposo de Micaela, quedando sola al cargo de sus tres hijos aún muy jóvenes (la más pequeña, Rocío del Mar, tenía nueve años). Pero para entonces, Micaela llevaba ya cuatro años al frente de “Ebano”, un kiosco de prensa situado en el número 11 de la calle Asín y Palacios de
mostrador de cristal. “Ébano” por cierto, era (y sigue siendo) uno de los periódicos de Guinea Ecuatorial, un periódico que Micaela leía cada semana entre la calidez y el claroscuro enrejado del salón de su casa, junto a su marido e hijos. Por eso llamó a su puesto de prensa así: “Ébano”, a su vez árbol totémico de África, símbolo de la negritud.
Llena de una extraordinaria energía, Micaela sigue con entusiasmo “al pie del cañón” de su negocio. Dice que le apasiona su trabajo y que mientras Dios le dé fuerzas continuará abriendo y bajando las persianas de su kiosco; aunque también confiesa, que lo hace por necesidad, pues en los tiempos difíciles que corren, no puede prescindir de la modesta fuente de ingresos que su histórica tienda le ofrece.
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