http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/selma-king-malcolm-x_1008236.html
Selma, King y Malcolm X
Corría el año de 1965, y la primavera irrumpía en la ciudad
estadounidense de Selma, en el Estado sureño de Alabama. El 7 de marzo,
la urbe había sido escenario de una pacífica marcha por la
reivindicación del derecho al voto de los negros en los Estados del Sur.
Una garantía legal violada durante décadas por las autoridades
federales. Aunque pacífica, la manifestación fue reprimida de manera tan
brutal por la policía que recibió el nombre de Bloody sunday
(Domingo sangriento), el mismo con el que se conoció años después la
represión habida en Derry --Irlanda del Norte-- el domingo (30 de enero,
de 1972) cuando el ejército inglés cargó contra manifestantes
independentistas irlandeses, matando a 14 de ellos.
Pero la manifestación de Selma, lejos de ser un fracaso, supuso un revulsivo para la lucha pacífica por la abolición de las leyes segregacionistas.El reverendo Martin Luther King (que había recibido el premio Nobel de la Paz un año antes de estos sucesos, en 1964), insistió en que las marchas por los derechos civiles entre Selma y Montgomery (capital del Estado de Alabama) continuasen, de manera que hubo dos más. La última finalizaba el 25 de marzo de 1965. Aquella noche, Viola Liuzzo, una joven mujer blanca, de apenas 40 años participaba en la marcha como conductora de apoyo a los manifestantes. Por la misma autopista, un coche Impala de color rojo y blanco, lleno de furiosos Klansmen (hombres del Ku Klux Klan), había salido a la caza de manifestantes, y pronto encontrarían lo que buscaban.
Pero la manifestación de Selma, lejos de ser un fracaso, supuso un revulsivo para la lucha pacífica por la abolición de las leyes segregacionistas.El reverendo Martin Luther King (que había recibido el premio Nobel de la Paz un año antes de estos sucesos, en 1964), insistió en que las marchas por los derechos civiles entre Selma y Montgomery (capital del Estado de Alabama) continuasen, de manera que hubo dos más. La última finalizaba el 25 de marzo de 1965. Aquella noche, Viola Liuzzo, una joven mujer blanca, de apenas 40 años participaba en la marcha como conductora de apoyo a los manifestantes. Por la misma autopista, un coche Impala de color rojo y blanco, lleno de furiosos Klansmen (hombres del Ku Klux Klan), había salido a la caza de manifestantes, y pronto encontrarían lo que buscaban.
Un Chevrolet parado ante un semáforo en rojo, esperando la luz verde para cruzar el puente de Pettus, llamó su atención. Los Klansmen
giraron en contra dirección, ajenos a cualquier legalidad y
estacionaron a la altura del Chevrolet. En su interior,una mujer blanca
iba al volante, acompañada de un hombre negro. Cuatro disparos acabaron
con la vida de la mujer. Las aguas del río Alabama se tiñeron de rojo.
Quizás lo más trágico es que cuando se produjo el asesinato de Viola
Liuzzo, hacía tan solo diez días (el 15 de marzo de 1965) que el
presidente de los Estados Unidos, Lyndon Johnson, "en nombre de
la dignidad del hombre y el destino de la democracia", había promovido
una ley que prohibía la discriminación racial en el voto en los EEUU.
Pero como en la antigua "ruta de la esclavitud", en Benín, eran muchos y
con mucho poder los americanos blancos que no estaban dispuestos a
abrir la puerta del no retorno, la que se cerraba tras los esclavos,
asegurándoles que jamás volverían a África.
En este año se
conmemoran los 50 años de las marchas de Selma, y los 46 del asesinato
de Luther King, ocurrido en Memphis el 4 de abril de 1968. El 16 de
octubre de aquel mismo año, durante las Olimpiadas de México, el atleta
afroamericano Tommie Smith batía el récord del mundo en la prueba de 200 metros, mientras su compatriota, el también afroamericano John Carlos,
se alzaba con el bronce. Llegado el momento de recoger sus medallas
desde los cajones del podio, ambos fueron protagonistas de una de las
más simbólicas imágenes del siglo XX, cuando al comenzar los acordes del
himno los Estados Unidos, ambos alzaron sus puños envueltos en un
guante negro, símbolo del Black power (Poder negro). Ante las
recriminaciones que posteriormente recibieron los atletas, ellos
manifestaron: "Somos negros y estamos orgullosos de serlo", en
referencia al álbum que con el mismo nombre publicó ese año James Brown.
A pesar de lo que ha significado la figura de Martin Luther King, hasta
este mismo año, jamás se había hecho una película sobre su figura. Selma ha aspirado al Óscar a la mejor película, y su directora, Ava Du Vernay,
ha sido la primera directora negra nominada a un Globo de Oro. Su
estreno está previsto para el 6 de marzo en España. Para Du Vernay, que
haya sido con la presidencia de Obama, el primer presidente negro de EEUU, cuando Hollywood se haya decidido a producir películas como 12 años de Esclavitud, Lincoln o El mayordomo, no es un hecho casual.
Distinto fue el caso de Malcolm X
(la X representaba los apellidos que los esclavos negros perdieron una
vez fueron presos de la Trata), el otro gran activista --junto a Martin
Luther King-- en la defensa de los derechos civiles de los
negro-americanos. En 1992, Spike Lee dirigió una película sobre su vida, protagonizada por el actor Denzel Washington.
En cambio la figura de Malcolm X ha pasado a la historia difusa e
interesadamente empañada, como contraria a la vía pacífica de King, la
cual defendieron ambos. Quizás Malcolm X desde una vertiente más rebelde
como líder de la Nación del Islam, pero también con un programa
político bien definido, como el de su partido: Unidad Africana. Fue
precisamente el día de su presentación, el 21 de febrero de 1965, cuando
(instantes antes de iniciar su conferencia en el Audubon Ballroom del
barrio neoyorquino de Harlem) Malcolm X cayó fulminantemente abatido por
siete balas. Nunca se ha sabido con seguridad quiénes fueron sus
asesinos, pero sí que el baile que se iba a celebrar tras su
intervención, en el mismo lugar del crimen, se desarrolló con
normalidad, después de que tres empleadas negras de la limpieza lavaran
la sangre del escenario
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