Firmas invitadas
(P. Ignacio de Nicolás, escolapio)
XIII Domingo del tiempo ordinario: Curación de la hemorroísa y resurrección de la hija de Jairo
(Lugares paralelos: Mt 9, 18 y Lc 8, 40)
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P. Ignacio de Nicolás, escolapio
Jesús pasó de
nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a Él mucha gente: él
estaba a la orilla del mar (21). Llega un de los jefes de la sinagoga, llamado
Jairo, y al verle, cae a sus pies (22) y
le suplica con insistencia diciendo: Mi hija esta a punto de morir; Ven, impón
tus manos sobre ella para que se salve y viva (23),Y se fue con él. Le sequia
un gran gentío que le oprimía (24). Et cum transcendisset Iesus
in navi rursus trans fretum, convenit turba multa ad illum, et erat circa
mare. Et venit quidam de archisynagogis
nomine Iairus et videns eum procidit ad pedes eius et deprecatur eum multum dicens: "
Filiola mea in extremis est; veni, impone manus super eam, ut salva sit et
vivat". Et abiit
cum illo. Et sequebatur eum turba multa et comprimebant illum.
A la otra orilla: Jesús acababa de expulsar a un demonio en la región de Gerasa en
la margen oriental del lago de Genesaret con la pérdida de los puercos en el
mar. Indeseado entre los naturales que eran paganos, Jesús se dirige ahora a la
orilla occidental en que se encuentra Cafarnaún, su ciudad según Mateo (4,12).
En esta ocasión acontecen varios sucesos que son narrados por Mateo. Marcos
solo se interesa en la multitud que escuchaba Jesús y que le oprimía con su
presencia. EL ARQUISINAGOGO: En
hebreo Rosh Hakeneseth [jefe de la reunión, literalmente] que en
griego es el arquisinagogo siendo arjós
[principal] en tiempos de Jesús el sentido no de jefe o cabeza más de miembro
distinguido, en esta caso de la sinagoga (At 13, 15) en que encontramos varios
con este título. Jairo: El nombre es
de origen griego, lo que indica estamos en una ciudad de gran influencia
helénica como son también los nombres de Andrés y Felipe, ambos de la misma
región. Jairo de la misma raíz que Chaire
[alégrate] significaría alegría o gozo. De él dice Lucas que era príncipe [prínceps] de la sinagoga (8,41). Mateo,
sin citar el nombre dice de él que era arxon
[prínceps] jefe o principal y que
algunos traducen por magistrado. Quedémonos con que era uno de los jefes de la sinagoga, si no el
principal director de la misma. Cae a sus pies: Es la proskynesis tan
frecuente en Oriente para indicar la reverencia a los poderosos y especialmente
la adoración a sus dioses. Proviene de pros
y kuteö, literalmente ‘besando
hacia’ es el nombre griego del acto ritual de saludar al soberano persa. Según el
historiador griego Heródoto, si dos persas del mismo rango se encontraban al
pasar, se besaban en los labios a modo de saludo; si uno de los dos era de
rango ligeramente inferior, besaba al otro en la mejilla; y si uno de los dos
era de un rango muy inferior, se postraba frente al otro. Parece que esta
costumbre fue introducida entre los hebreos cuando eran súbditos de los medos
en la Diáspora. La súplica: Mi hijita está a punto de morir. Ven
imponle las manos para que se cure y viva. La fe de Jairo era imperfecta.
Vemos cómo el centurión no requiere la presencia de Jesús para curar, pues tenía una exousia sobre las enfermedades,
pudiendo dominarlas a distancia,
como admitía el centurión (Mt 8,5+). La imposición de las manos evoca un rito
tradicional de curaciones milagrosas como se narra en 2Rs 5,11, según piensa
Naamán el sirio: Se irritó Naamán y se
marchaba diciendo: « Yo que había dicho: ¡Seguramente saldrá, se detendrá,
invocará el nombre de Yahveh su Dios, frotará con su mano mi parte enferma y
sanaré de la lepra!. Fue la imposición de las manos un rito en que la
energía de origen divina se transmitía a los escogidos: No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunicó por
intervención profética mediante la imposición de las manos del colegio de
presbíteros (1 Tm 4,14). En sus curaciones Jesús usaba esa imposición de las manos, como vemos en Mc 6,5 en su
visita a Nazaret: Y no podía
hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó
imponiéndoles las manos.
El gentío: Acompañando a Jesús a la casa
de Jairo una multitud le seguía oprimiéndole. Es una explicación necesaria para
una siguiente actitud de los discípulos al explicar lo irracional de saber
quién tocó Jesús. La hemorroisa: Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, (25)
y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes
sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor (26) habiendo oído lo que se
decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto (27). Pues
decía: « Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré. »(28). Inmediatamente se le secó la fuente de sangre
y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal (29). Et mulier, quae erat in profluvio sanguinis annis
duodecim et fuerat multa perpessa a
compluribus medicis et erogaverat omnia sua nec quidquam profecerat, sed magis
deterius habebat, cum audisset de Iesu, venit in turba retro et tetigit
vestimentum eius; dicebat enim: " Si vel vestimenta eius tetigero, salva
ero ". Et confestim siccatus est
fons sanguinis eius, et sensit corpore quod sanata esset a plaga. Flujo de sangre: Modernamente tenemos como causa de flujo de sangre al
menos dos enfermedades: clamidia y cáncer de útero. Como el flujo era tan
prolongado [12 años], debemos rechazar el cáncer. La clamidia no es un flujo
continuo ni grande, pero que se acentúa en las relaciones sexuales dolorosas,
ligero sangrado vaginal, sangrado vaginal después del coito, flujo vaginal
amarillento y algunos síntomas más. En
los tiempos de Jesús esta enfermedad no era solo dolorosa sino también causa de
impureza perpetua: Cuando una mujer tenga
flujo de sangre durante muchos días, fuera del tiempo de sus reglas o cuando
sus reglas se prolonguen, quedará impura mientras dure el flujo de su impureza
como en los días del flujo menstrual
(Lv 15, 25). El Talmud llega a
dedicar un tratado entero el Nidda a la impureza reglar de la
mujer. La mujer debía ser rica pues había gastado su fortuna entre muchos
médicos. Para se hacer una idea de cómo eran los remedios de aquellos tiempos
veamos una lista de los mismos para esta enfermedad: Se toma el peso de un denario de Alejandría , el peso de un
denario de azafrán de jardín. Se machacan juntos y se da con vino a la
hemorroisa. Caso esto no sea efectivo, se
cavarán siete hoyos en los que se quemarán sarmientos de viñas no podadas y la
mujer teniendo en su mano un vaso de vino, se sentará al borde de cada hoyo y
se le dirá: cura de tu flujo. Otras recetas eran aún más estrambóticas.
Desengañada de médicos y medicinas, y sabiendo de la fama de Jesús, pensó en
tocarlo como tantos hacían para curarse
(Mc 3,10): curó a muchos, de suerte que
cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Lo que tocó,
según Marcos eran los vestidos, que Mateo más propiamente declara ser los
flecos del manto, tal vez las borlas del mismo llamadas Tzitzit que servían para
recordar los mandatos de la Ley. Y sintió inmediatamente que su flujo había
cesado y estaba curada.
Frase: Vivir conforme a la voluntad de Dios es hacer el bien aunque éste sea pequeño.
Frase: Vivir conforme a la voluntad de Dios es hacer el bien aunque éste sea pequeño.
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