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La otra Cincomarzada
En el marco de la Primera Guerra Carlista, 24 de
agosto de 1837, las tropas carlistas derrotaron a las de Isabel II en una trascendente
batalla, que tuvo lugar en la zaragozana localidad de Villar de los Navarros.
Una victoria que pudo otorgar la
Corona de España a Carlos María Isidro, pretendiente al trono carlista y tío de la
reina
Luis Negro Marco /
Estella
La
muerte de Fernando VII, acaecida el 29 de septiembre de 1833, habría de legar a nuestro país la trágica
herencia de tres guerras civiles, las cuales se habrían de prolongar
intermitentemente hasta el último cuarto del siglo XIX. Los partidarios de la
legalidad sucesoria vigente en España a la muerte del “Deseado” (la ley de sucesión
de Felipe V, de 1713) consideraron legítimo rey de España a su hermano mayor, Carlos María Isidro (Carlos
V) y pronto emitieron una proclama de adhesión a él.
Pero a finales de 1833, se hizo público el
testamento de Fernando VII, en el que explicitaba la creación de un Consejo de
Regencia que presidiría su esposa, María Cristina, hasta que su hija Isabel II
alcanzase la mayoría de edad.
No obstante, los carlistas consideraron que
con la llegada de Isabel II al trono, se producía una
clara violación del
derecho de legitimidad sucesoria, iniciándose de este modo una cruenta guerra
civil en España, conocida como la
“Guerra de los siete años” (1833-1840), en que las tierras y gentes aragonesas, no iban a ser,
ni mucho menos, ajenas.
Carlos Mª Isidro,pretendiente carlista al trono de España a la muerte de su hermano, el rey Fernando VII, en 1833. La I Guerra Carlista se prolongó por espacio de 7 años, hasta 1840 |
A los cuatro años de iniciada la guerra civil,
Carlos María Isidro programó con sus generales la llamada históricamente
“Expedición Real”, que iniciada en la localidad Navarra de Estella el 15 de
mayo de 1837, tenía como objetivo recorrer
y conquistar con sus tropas el noreste español hasta la ocupación
definitiva de Madrid.
Tras sucesivos hechos de armas, más o menos
equilibrados, un caluroso 22 de agosto de 1837 los batallones carlistas
llegaban a la zaragozana localidad de Villar de los Navarros, donde habrían de
descansar de su larga marcha. En aquel momento operaban en Aragón, contra la Expedición Real
carlista, las columnas del general Espartero que estaba en Calatayud; así como
las de los brigadieres Oraa –que estaba colocado en Daroca– y Buerens, quien,
recién salido de Zaragoza, se situó en Cariñena.
El 23 de agosto, las fuerzas de Buerens
entraban en Herrera de los Navarros esperando
a que allí se le unieran las de Oraa para, conjuntamente, proceder a
atacar a los carlistas que se encontraban en Villar de los Navarros, a apenas
ocho kilómetros de distancia. No obstante, alertado por sus exploradores del
plan, en el amanecer del 24 de agosto, el Infante Don Sebastián Gabriel de
Borbón (sobrino en segundo grado del pretendiente Carlos V), ordenó el
despliegue de sus tropas que pronto ocuparon posiciones de combate sobre todo
el valle de “La Cañada
de la Cruz ”, en
el término de Villar de los Navarros, hacia la localidad de Herrera.
A mediodía avanzó a su vez desde Herrera de
los Navarros la columna gubernamental de Buerens, y una hora después quedaba
alineada en orden de batalla frente a las posiciones enemigas. El ejército
carlista obtuvo una victoria total y absoluta gracias al ataque de su
caballería, que dividió en dos las columnas oponentes. El brigadier Quílez
(natural de Samper de Calanda), que dirigió la carga carlista, fue gravemente
herido en el combate y moriría pocos días después, en la localidad turolense de
Muniesa, a causa de las heridas recibidas.
Pintura "Carlistas en la niebla".- Archivo J. M. Tuduri |
La batalla de Villar de los Navarros,
acaecida el 24 de agosto de 1837, fue uno de esos raros y trascendentales
acontecimientos de la
Historia que, en este caso, bien pudieron haber determinado
la suerte de la Monarquía
de España. Sin embargo, apenas siete
meses después, los acontecimientos iban a ser bien distintos: El 5 de marzo de
1838, Zaragoza era objeto de un asalto por parte del ejército carlista
capitaneado por el brigadier Cabañero (turolense, de Urrea de Gaén). Pero la
que iba a ser gran hazaña carlista, terminó en estrepitosa derrota y
humillación para su causa.
La batalla de Villar de los Navarros y ”La Cincomarzada ” fueron
trágicos episodios de una calamitosa guerra civil en los que la casi totalidad
de sus víctimas no llegaron siquiera a alcanzar el mérito de ser recordadas en
la memoria, y mucho menos aún, la gloria de tener sus nombres impresos, como
víctimas de ella, en las páginas de la Historia.
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