Tradiciones de la Navidad
Luis Negro Marco / Zaragoza
Con la celebración del día de Navidad
(Natividad de Jesús) culmina el período cristiano del Adviento, el que anuncia
la llegada del alumbramiento de Cristo, nacido para llenar de luz al mundo. De
hecho para los romanos, el sol era el dios de la vida, y por ello, en las
mismas fechas de la Navidad ,
la Roma clásica
celebraba la fiesta del “Sol invictus”, en honor al dios Mitra. Una celebración
de origen persa, dos mil años anterior al nacimiento de Cristo, incorporada e instituida en Roma por el
emperador Aureliano a finales del siglo III. El propio San Agustín, en su
sermón “In nativitate Domini”,
compara a Cristo, sol de Justicia, con el “Sol
invictus” de la religión de Mitra. De
este modo, la celebración de la
Navidad –una vez que en el año 380 el emperador Teodosio
convirtió al Cristianismo en la religión oficial del Imperio de Roma– pudo
deberse a un deseo inicial de las autoridades eclesiásticas por contrarrestar la
influencia que la religión mitreica ejercía en el pueblo romano.
Ya en nuestros días, la Navidad es el período del
calendario cristiano con más y diversas tradiciones
a él asociadas; la mayoría
con un sólido estrato en común, pero diverso en cuanto a manifestaciones, de
acuerdo a la singularidades de cada comunidad. Así, por ejemplo, en algunas
localidades del Bajo Aragón era tradicional que los niños acudieran en
Nochebuena a la misa del gallo, provistos de bochigas (o bufas) de
gorrino. Se habían aprovisionado de ellas durante la matacía y las habían
inflado a modo de globos. Así, instalados varios de ellos en el coro, o en una capilla lateral de la
iglesia, las hacían estallar con gran estruendo, en el momento en que el cura
procedía a la Consagración. Bello
homenaje infantil y salutación de los niños al nacimiento del Cristo redentor.
Y tras la misa del gallo, en muchos pueblos de la comarca turolense del
Matarraña –y de nuevo los niños como protagonistas– iban a recoger el aguinaldo por las casas de
los vecinos, provistos de cestas, y cantando villancicos como éste: “Es lo día de Nadal, i matar é lo gal
(gallo), i a la plega (búsqueda) de l´aguinaldo tots hi anem (vamos) cantant: Doneu-mos diners y guirlatxe, torrons, panses (pasas) i figues, aixi com anous (nueces) i olives, i si no m´on doneu / per les
escales caigueu”.
La Navidad: tiempo de villancicos, panderetas, tamboriles zambombas y zapatos de niños en las ventanas esperando la llegada de los Reyes Magos.- Foto: Luis Negro Marco |
También en tierras bajoaragonesas fue
tradición en el día de Navidad, que los novios regalasen a sus novias un gallo hecho
en masa de pan. Pero más frecuentemente era una anguila de mazapán (“marzapán”), enroscada en espiral, y ojos
de cristal, colocada en el interior de una cajita redonda de cartón bellamente
decorada. Además, el novio la adornaba con
plumas pequeñas y flecos de colores Ese día, si los padres aprobaban al
pretendiente, se le invitaba a cenar o a tomar café, y la pareja ya tenía el
permiso para iniciar su noviazgo formal.
En otros lugares, la Navidad era el tiempo en
que se hacía la subasta de “aleñar” o abastecer de leña al horno de pan cocer
durante todo el año. Para entonces eran las mujeres de cada casa quienes
amasaban su propio pan, tortas y mantecados, y los llevaban al horno. En muchos
pueblos, además de cobrar por la cocción, el panadero recibía también la
“bolla”, un pan por cada treinta de los que se amasaban.
Y Llegada la Nochevieja existía la
tradición de ir a pedir por las casas el “cabo de año”. Muchas
”Date
prisa, que nos van a dar las uvas” es ahora una frase común, pero que
seguramente no empezó a generalizarse en España hasta después de 1909. Año en que,
tras una buena cosecha, un grupo de empresarios alicantinos del sector de la
uva y el vino decidieron poner en marcha una avispada campaña, que no fue otra
que la de promocionar la costumbre (de la que se tiene constancia ya existía en
España en 1895, relacionada con la guerra de Cuba) de tomar un grano de uva el
día de Nochevieja por cada sonido de las últimas doce campanadas del año. Costumbre,
por otro lado muy recomendable, ya que se dice que tomarlas rigurosamente al son
de cada tañido, augura salud y dinero para el resto del año.
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