sábado, 11 de julio de 2015

¿Merecerían los Beatles una calle en Madrid? Hace cincuenta años, durante la Dictadura de Franco, "Los cuatro de Liverpool" actuaron en las plazas de toros de Madrid y Barcelona

El Periódico de Aragón. Noticias de Zaragoza, Huesca y Teruel
¡Qué noche la de aquel día!
Cinco décadas desde las dos únicas actuaciones de Los Beatles en España

TítuloLos Beatles made in Spain.-  
AutoresJavier de Castro y Javier Tarazona
Editorial: "Milenio"; 333 páginas
Los días 2 y 3 de julio de 1965, marcaron un hito en la imagen exterior del Régimen de Franco, cada vez más necesitado de mostrar una cara amable antes los países de Europa y los Estados Unidos. Los dos conciertos de los Beatles en suelo hispano (Madrid, 2 de julio, y Barcelona, al día siguiente) contribuyeron al guiño aperturista  respaldado desde el Ministerio de Información y Turismo, entonces a cargo de Manuel Fraga Iribarne.

 No era la primera vez que Los Beatles visitaban España, aunque sí la primera en que lo hacían para actuar. De manera que –sin duda bien instruidos por su representante Brian Epstein– los cuatro de Liverpool, prácticamente nada más bajar del avión, recurrieron a los  típicos tópicos y estereotipos de España: los toros, el flamenco, el Jerez, y el “Olé”. Y para siempre quedará en el recuerdo aquella fotografía en la que un divertido Paul Mc Cartney mira de reojo a un sonriente policía, mientras le hace el saludo militar.


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Luis Negro Marco Santiago


La primera actuación de Los Beatles en “la Piel de Toro”, tuvo lugar a las ocho y media de la tarde de un caluro viernes de verano, en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Los carteles que se habían pegado dos días antes por la capital de España, anunciaban que  el espectáculo, que iba a tener lugar el 2 de julio, estaría presentado y animado “por el gran showman de la televisión, Torrebruno”, quien ejerció de talkman en los conciertos de Madrid y Barcelona .

 Pero a pesar de la gran expectación, las reticencias manifestadas desde diversas plataformas del Régimen, temerosas de las negativas influencias que los cuatro músicos de la “Pérfida Albión” pudiesen ejercer sobre la juventud española, influyeron sin duda en el escaso aforo que tuvo la primera actuación. La causa de tan poca afluencia pudo estar motivada por las diversas cargas que, secciones de guardias a caballo, realizaron contra  la multitud de jóvenes que se había congregado junto al coso taurino antes de la actuación. De manera que, de los  15.000 pases disponibles para el concierto de Madrid, se vendieron tan solo algo más de la mitad.  Caso muy

distinto fue el de la actuación de Los Beatles en Barcelona, al día siguiente (sábado, 3 de julio), de la que se vendieron las 18.000 entradas disponibles. 

 En cuanto a los billetes para ambos conciertos, su precio osciló entre las 400 pesetas para las primeras sillas de pista, hasta las 75 pesetas para las localidades situadas en las gradas altas –andanadas–, que eran las de peor visibilidad. Hay que tener en cuenta que en 1965 el sueldo base de los funcionarios civiles de carrera en España, era de 36.000 pesetas, lo que traducido a un sueldo actual de unos 1.000 euros, significaría que, guardando la proporcionalidad,  las más caras de aquella entradas  tendrían a día de hoy un valor aproximado de 11 euros. Un precio, a pesar de la crisis, bastante asequible.  

The Beatles made in Spain, además de ser el título de este libro, lo fue también de una exposición, de la que fue asesor el zaragozano Ricardo Gil, coautor  a su vez –con Juan Agüeras y Javier Tarazona– del libro Junto a los Beatles, también publicado por la editorial Milenio. Los Beatles fueron el fenómeno musical y social más impactante e importante del siglo XX: La Beatlemanía. Pero “Los Escarabajos” (“beatles”, en inglés) fueron mucho más que un grupo musical, y se convirtieron en un icono en torno al que se articuló un imaginario colectivo para la juventud de todo el mundo. Y muy especialmente para la juventud estudiantil europea, que acabó rebelándose contra el establishment en  París y Praga –con intentos, que fuertemente reprimidos por la Dictadura, también en Madrid– durante la denominada “Primavera de 1968”. Eran los primeros rayos de luz que comenzaban a brillar debajo del soterrado dolor que aún afectaba a Europa  –a causa de la II Guerra Mundial–  y a España, a causa de un silencio forzoso.


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