sábado, 29 de octubre de 2016

Santiago de Compostela, sede del festival de Cine Euro-Árabe "Amal"

«Amal», cine para la esperanza

Santiago de Compostela celebró (entre el 24 y el 30 de octubre) la decimocuarta edición de su “Semana de Cine Euro-Árabe Amal” (Esperanza), bajo el lema «ama, lucha, sueña», en el que la mayoría de las películas han estado dedicadas a la mujer en la sociedad musulmana y europea. El director del certamen es el gallego, de padre palestino, Ghaleb Jaber Martínez.

Luis Negro Marco

Fotografía de la portada del programa de mano 
de la presente edición del festival "Amal",

protagonizada por la serena, a la vez que

interpelante, mirada de Zahra Mahmoud,  niña
refugiada siria, fotografiada hace tan solo unos meses 
por el realizador árabe Muhammed Muheisen, 
en el campo de refugiados de Deir O-Zour, situado 
en Jordania, en un territorio próximo
 a la frontera con Siria.
 La Fundación Araguaney-Puente de Culturas, organizadora de la “Semana de Cine Euro-Árabe Amal” (que cada año –desde hace catorce–, se celebra por estas otoñales fechas en Santiago de Compostela), pretende con esta muestra divulgar la cultura árabe a través del cine, por encima de fronteras y prejuicios, con el objetivo de contribuir, a través de la cinematografía, a una sociedad cada vez más justa, comprometida y tolerante.

Un certamen pluricultural
 Buena prueba de la multiculturalidad del anual certamen compostelano de cine árabe, (cuya programación incluye en la presente edición 10 películas y 4 cortos, la mayoría de realizadoras árabes) es que la sesión inaugural de «Amal» estuvo protagonizada por el cortometraje de ficción “Ave María” (2015). Una producción palestino-franco-alemana, de 14 minutos de duración, rodada en hebreo y árabe por el joven director Basil Khalil (considerado como uno de los diez mejores realizadores árabes) y con un guión excepcional de Daniel Yáñez, guionista de familia gallega. Este trabajo fue presentado en 2015 en el Festival de Cannes y fue nominado al Óscar al mejor cortometraje en el mismo año.

De izquierda a derecha, el realizador árabe Basil Khalil, el guionista Daniel Yáñez, y Ghaleb Jaber, director del festival AMAL
Cartel del cortometraje "Ave María", del
realizador Basil Khalil, nominado al 
Óscar en 2015
“Ave María” cuenta –en formato de comedia– la historia de unas monjas cristianas del convento de las Hermanas de la Misericordia, situado en el medio del desierto de Cisjordania, que ven su rutina diaria de silencio y oración interrumpida cuando una familia de colonos israelíes estrella su coche en la pared del convento, minutos antes del comienzo del Shabat (jornada de descanso religiosa judía).

 Entre las realizadoras árabes que este año protagonizan la Semana de Cine «Amal», figuran la tunecina Leyla Bouzid (Mientras abro los ojos), la jordana Mai Masri (3.000 noches), o la yemení Khadija Al-Salami (10 años y divorciada), película ésta que narra la terrible historia real de una niña de diez años que fue obligada a casarse, a esa edad, con un hombre veinte veces mayor que ella, y que ante su desesperación, fue ante el juez para exponerle que se quería divorciar de su marido.

Compromiso con los refugiados
 «Amal» hizo entrega, en su inauguración, de la recaudación solidaria de la taquilla del pasado año a dos familias de refugiados sirios, actualmente afincadas en la localidad lucense de Sarria. Los cuatro adultos y siete niños integrantes de ambas familias, fueron los primeros refugiados en llegar a Galicia en el pasado mes de julio, procedente de un campamento de ACNUR –Agencia
Fotograma del cortometraje "Ave María", del realizador Basil Khalil, presentado en el festival de Cannes de 2015 y nominado a los premios Óscar en ese mismo año.
de la ONU para los refugiados– en el Líbano. Emotivo asimismo es el corto que expone el certamen realizado por los alumnos de la Escuela Pública de la parroquia de Ventín (municipio coruñés de Ames), titulado “A viaxe de Ghada –el Viaje de Ghada–) que narra el periplo de una niña que huye junto a su familia de la guerra en su país, hasta lograr –tras innumerables peripecias– el asilo en España. Un mensaje que invita a la reflexión sobre el horror de las guerras y el terrorismo, al que solo la grandeza de la generosidad y el amor de la inmensa mayoría de las personas que pueblan la Tierra, pueden derrotar. Siempre queda la esperanza. «Amal».

sábado, 22 de octubre de 2016

Entrevista a Gonzalo Pontón, editor, escritor e historiador. Fundador de la editorial Crítica y Pasado & Presente.


Gonzalo Pontón, fundador de las editoriales Crítica (1976) y Pasado & Presente (2011) acaba de publicar   «La lucha por la desigualdad, una historia del mundo occidental en el siglo XVIII», un libro con prólogo de Josep Fontana, en el que, a modo de ensayo,  el autor viene a demostrar que la naturaleza de la desigualdad de nuestros días se encuentra en los orígenes del capitalismo moderno.   

El prestigioso editor Gonzalo Pontón (Barcelona, 1948), ahora como escritor, acaba de publicar el libro La lucha por la desigualdad. Una historia del mundo occidental en el siglo XVIII

Luis Negro: ¿Por qué el siglo XVIII, el de la Ilustración, el de la Revolución francesa, y el de la filantropía, fue precisamente el siglo en el que se gestó la vigente desigualdad existente en las sociedades modernas?

Gonzalo Pontón:  La desigualdad había existido siempre en la historia, pero a lo largo del siglo XVIII los grupos económicos en ascenso lucharon contra las desigualdades estamentales del Antiguo régimen y, a la vez, marcaron la desigualdad de su clase en gestación frente a las clases subalternas. Tras desahuciar a los campesinos de tierras que habían trabajado desde hacía generaciones y acabar con su “economía moral”; tras destruir los gremios de artesanos de las ciudades y reducir a proletarios a maestros y oficiales, la burguesía se hizo con un ejército de mano de obra disponible para trabajar en las manufacturas e iniciar así el proceso que conduciría a la revolución industrial. La divisa de estos capitalistas, acuñada por Adam Smith, era que la única finalidad y el objetivo del trabajo era el consumo de su clase, y se lanzaron a la producción masiva de artículos textiles y minerometalúrgicos. Para ello, invirtieron un capital escaso, pagaron siempre salarios de subsistencia estricta a los trabajadores  y establecieron un apartheid en la educación, el conocimiento y las relaciones sociales en un acaparamiento de oportunidades que les llevó a construir una desigualdad categórica: desigualdad económica, vital, existencial e intelectual que es aún el modelo de nuestros días.

Luis NegroEn el capítulo de su libro: “¿Qué haríamos sin azúcar y ron?” aborda el asunto de la Trata de esclavos. ¿Qué papel desempeñó aquella degradación humana en la sociedad del siglo XVIII y aún en la de nuestros días?

Gonzalo Pontón: A lo largo del siglo se raptaron y trasladaron a América más de seis millones
Portada del libro de Gonzalo Pontón.
 Editorial Pasado & Presente; 781 páginas.
Barcelona, 2016
de subsaharianos para trabajar, básicamente, en las plantaciones de algodón, en los cafetales y en la recogida del tabaco. Ese trabajo brutal y gratuito, combinado con la explotación de los pobres en las metrópolis permitió a la burguesía inglesa, por ejemplo, una acumulación de capital vía beneficios que perpetuó, con la herencia, la reproducción de esa burguesía acaparadora de oportunidades.  Si la esclavitud del siglo XVIII era una imposición forzada directamente por los negreros, en nuestros días esa barbarie se ha reconvertido en una imposición civilizada, forzada por el mercado: ya no se trata al esclavo moderno a latigazos, se le fustiga tan solo con precariedad, temporalidad, salarios de miseria, paro y desesperación. 

Luis NegroEl lema “Igualdad, Libertad, Fraternidad” de la Revolución francesa de 1789, llevó consigo muchas contradicciones: ¿Cómo se explica que el filósofo Voltaire se mostrara opuesto a la educación de los pobres?

Gonzalo Pontón:  Debemos superar las leçons reçues y las etiquetas convencionales. Voltaire era un hombre riquísimo, que había hecho su fortuna no con sus libros, sino como usurero, prestando dinero a los príncipes y nobles semiarruinados de toda Europa. Voltaire tenía una renta mínima de 200.000 libras todos los años y un palacio en Forney donde levantó un teatro para la representación de sus obras dramáticas. Fue un halagador de reyes, príncipes y obispos y despreciaba con toda su alma a los humildes: “la canalla siempre será canalla” escribió. Cuando Caradeuc de la Chalotais estableció en su Ensayo sobre la educación nacional que los pobres jamás debían estudiar, Voltaire le escribió exultante. Y es que para Voltaire los comunes debían ser analfabetos, porque según él los progresos de la razón solo eran para unos pocos sabios (liderados por él, claro)  y por lo tanto nueve de cada diez personas debían seguir siendo ignorantes  “porque el vulgo no merece ser ilustrado y hay que tratarlos como a monos”. Lamentablemente no era solo Voltaire: todos los philosophes pensaban, más o menos, lo mismo.

Luis Negro¿A tenor de todo lo anterior, no cree que sería necesario introducir una nueva asignatura en la universidad que se llamase como el título de su libro: “Historia de la desigualdad humana”?

Gonzalo Pontón: Hay que hacer algo más que eso. La mayor fuerza de convergencia hacia la igualdad es el conocimiento, la educación. Desde el reconocimiento de que la desigualdad es el mayor delito de odio contra las personas, hemos de revertir la situación sobre todo con una enseñanza, única, igual para todos, pública y gratuita.


jueves, 13 de octubre de 2016

12 de octubre: Fiesta Nacional de España, de la Virgen del Pilar y de la Hispanidad, que une a millones de personas de los cinco continentes


Luis Negro Marco / Historiador y periodista

 Acabo de leer algo de lo escrito por los europeos no españoles acerca del descubrimiento de América. Si del lado de los españoles sólo se oyeron voces dignas de respeto, del lado de los extranjeros no suenan sino codicia, tiranía, perfidia y otras cosas no menos espantosas... Pero los pueblos que tanto vocean la crueldad de los españoles en América, son precisamente los mismos que van a las costas de África, compran esclavos negros de ambos sexos, los embarcan en navíos negreros y los llevan a América para venderlos, y enriquecidos con el negocio de la Trata de esclavos, vuelven a sus humanísimos países, para –con el producto de esta piadosa venta– imprimir libros llenos de elegantes inventivas, retóricos insultos y elocuentes injurias contra España por su acción en el Descubrimiento de América.

 Podrían las anteriores expresiones perfectamente haber sido pronunciadas ayer pero, fueron escritas hace más de dos siglos en su libro «Cartas marruecas», por el ilustrado español José Cadalso (1741-1782), militar y poeta español, admirador de Voltaire y Montesquieu.

 Uno de los más conocidos homenajes pictóricos realizados en España a la figura de Colón fue obra del artista José Garnelo Alda (1866-1945) quien con motivo de la celebración del IV Centenario del Descubrimiento, en 1892, pintó un gran lienzo (que ahora puede contemplarse en el Museo Naval de Madrid) en el que representó el primer encuentro de Colón y sus navegantes españoles, con los indígenas americanos. Episodio que se produjo el 12 de octubre de 1492, en la isla de Guanahaní, en el archipiélago de las Antillas. La escena de este cuadro se desarrolla bajo el símbolo de la cruz y de la bandera de Castilla en referencia a los Reyes Católicos, promotores de la empresa descubridora, quienes aparecen representados a través de una bandera blanca sobre la que figura una cruz verde y las iniciales de los monarcas: F e Y.

José Garnelo Alda (1866-1945). Primer contacto de Colón y los navegantes españoles que le acompañaron en el Descubrimiento de América, con los indios, en la isla de Guanahani (en el archipiélago de Las Lucayas), el cual, según el Diario de Navegación del Almirante, tuvo lugar el día 12 de octubre de 1492. La obra fue un encargo del Gobierno español, dentro de las actividades culturales programadas para conmemorar, en 1892, el IV Centenario del Descubrimiento. El cuadro puede contemplarse en el MUSEO NAVAL DE MADRID.
Pero el descubrimiento de América no fue el final sino el principio de la expansión marítima hispana, con la finalidad de abrir nuevas rutas comerciales entre América, la India y China. Una idea ya acariciada por Fernando «el católico» como rey de Aragón y regente de Castilla, hasta que en 1565 Miguel López de Legazpi, incorporó a la Corona española el  archipiélago de las Filipinas, fundando cuatro años después la ciudad de Manila.

 A través de la implantación de la ruta marítima del «Galeón de Manila» (también conocida como de «la Nao de China», o «el Galeón de Acapulco», activa durante dos siglos y medio –desde 1565 hasta 1815–), la Monarquía hispana fue la impulsora de la primera globalización económica mundial, uniendo comercialmente a los continentes de Asia, América y Europa, a través de las ciudades (todas fundadas por los españoles) de Manila, Acapulco, Veracruz y La Habana, con las peninsulares de Cádiz y Sevilla.

 Fruto de aquella importante ruta comercial fue la popularización en España (a partir del siglo XVII, y hasta bien entrado el siglo XX), de los mantones de Manila –aunque en realidad eran de origen chino–, confeccionados en seda y bordados elegantemente con todo tipo de motivos orientales y gamas de colores, los cuales se adaptaron tan bien al carácter español que pronto se extendió su uso a los distintos trajes regionales, incluido el aragonés, y  se convirtió en la prenda más castiza de la mujer española.

  Una palabra, por cierto (“mantón”) que también llegó a España procedente del Nuevo Mundo, ya que fue en la Cuba hispana del XVIII donde se empezó a usar, con el significado de “mantilla de mujer”, y que acabó también por incorporarse al léxico peninsular. Mantos tan populares e hispanos como los que hace más de tres siglos cubren la columna de la Virgen del Pilar en la Basílica de Zaragoza, algunos de los cuales fueron regalados, precisamente –mediado el siglo XIX–, por aragoneses residentes en Filipinas.

 Asimismo, Cataluña, gracias al desarrollo de su industria textil (que contó con la protección del
Estado español frente a la competencia extranjera) fue la región española más beneficiada con la ruta comercial del «Galeón de Manila», ya que la gran demanda interior y la criolla de la América hispana, propició que en torno al año 1780, Barcelona contase con más de 2.000 telares, en los que trabajaban 16.000 obreros, por encima de Ámsterdam, Bremen, Hamburgo o Basilea. Por ello los fabricantes catalanes tuvieron mucho que celebrar cuando en 1772 crearon la “Real Compañía de Hilados de Algodón de América”.

 De modo que, aun en estos tiempos de nacionalismos espontáneos y de nacionalismos fomentados y aún inventados, la Hispanidad sigue siendo la gran fiesta que une a millones de personas de los cinco continentes (desde Mindanao a Malabo), las cuales se sienten partícipes del universal sentimiento hispano. Día del Hispanismo o de la Hispanidad que se conmemora el 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar. Un sentimiento de Hispanidad que cose y no disgrega, a pesar de discursos miopes y partidistas que pretenden actuar sobre los corazones y las mentes a la manera de martillazos, sin otorgar espacio alguno al análisis fundamentadamente histórico y reflexivo.

sábado, 8 de octubre de 2016

«Guinea» hay más que una


http://www.lagacetadeguinea.com/
 Sobre los nombres de Guinea 

Luis Negro Marco / Historiador y periodista
Guinea no es solo el nombre que ostentan tres de los países de África, como es el caso de nuestra nación, Guinea Ecuatorial. Con el nombre de Guinea los navegantes europeos del pasado denominaron a la costa occidental de África. Guinea fue asimismo el nombre de una moneda inglesa; el nombre de un pueblo en España; el nombre de una nación en la Melanesiaguineo es asimismo el nombre de un árbol y hasta de un baile caribeño; Guinea, en fin, es también el nombre del golfo de su nombre en la costa central de África, y lo más sorprendente: Guinea es también el nombre de una conocida tela que se fabricó y aún se fabrica en la India, muy importante siglos atrás, en el comercio con África. En el siguiente reportaje, nos adentramos un poco más en los fascinantes significados y raíces etimológicas de Guinea, la metonimia con la que en el siglo XV se hacía referencia a toda África.





La ciudad de Djenné y los orígenes del nombre de Guinea
Perteneciente a la nación de Mali,y edificada sobre una isla que crea a lo largo de su curso el río Níger, la ciudad de Djenné surgió en el siglo IX, y se encuentra a 300 kilómetros de Tombuctú (antigua capital del país de los Bámbara). Djenné fue desde sus inicios una ciudad muy poblada, y a  finales del siglo XIX contaba con 10.000 habitantes. Djenné fue en el pasado un importante enclave comercial y centro neurálgico de rutas caravaneras que transitaban desde el centro de África hacia los enclaves comerciales de Marruecos, Libia y Egipto. Entre sus muchos productos manufacturados, la goma ocupaba un lugar primordial.  El viajero francés Caillé la visitó en 1828, y

Djenné (ciudad de Mali).- En la imagen, la mezquita del siglo XII construida en adobe (barro, paja y agua), elemento arquitectónico característico de la ciudad de Djenné y muchas ciudades de Mali. La mezquita de Djenné está declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

según escribió después en su Diario de un viaje a Tombuctú y Djenné, el nombre de la ciudad (Djenné) pudo haber sido el origen del nombre de Guinea. Así lo relataba Caillé en 1830 en su libro de viajes: “Los portugueses fueron los descubridores de las costas de Guinea, entre 1446 y 1484 y créese que llamaron así a esta comarca a causa del imperio de Djenné que en el siglo XVI extendíase hasta la costa”. 
 Fue así como con el término genérico de Guinea se conoció durante siglos a todos los países del litoral africano, desde la Senegambia (Senegal y Gambia) hasta el Congo, y extendiéndose por el norte, hasta las montañas del Kong.

La Guinea africana a finales del siglo XIX
Veamos ahora lo que decía el Diccionario popular universal de la Lengua Española en el año 1898, es decir, hace 118 años, respecto a Guinea: 
 Guinea: “La verdadera Guinea es la parte del África occidental, desde el Cabo Verde al Negro, con una extensión de 3.300 kilómetros, y se divide en alta Guinea o Guinea septentrional y Guinea baja o meridional. Comprende la primera, los reinos de los Achantis, Yoruba y Dahomey, la República de Liberia y otros Estados menores; y la segunda, los de Benguela, Angola, Congo y Loango, aparte de otros muchos desconocidos hasta hoy // Encierra la Guinea el gran golfo de su mismo nombre con los otros golfos de Benín y Biafra y las cuatro islas de Fernando Poo y Annobón (españolas) y de Santo Tomás y de los Príncipes (portuguesas) –hay que tener en cuenta que estamos hablando del año 1898– // Los distritos de la costa, en la cual se hallan establecidas numerosas colonias y factorías inglesas, francesas y holandesas, son: del Este al Oeste: Sierra Leona (inglesa), hasta el Cabo de Apolonia; la Costa del Oro (con posesiones inglesas), hasta el río Volta, con el reino de los


"Atlas Catalán" de Abraham y Jafuda Cresques (realizado en el año 1375). En este atlas del sur de España y noroeste de África, su autor (un geógrafo español de la región de Cataluña) escribió: “A este señor negro [sentado en su trono] llaman Mussa Melly, y es el rey y señor de los negros de Guinea. Este rey es el más rico y noble señor de toda esta territorio por la abundancia del oro que se recoge en sus tierras”.

 Achantis en el interior; la costa de los esclavos (con puertos ingleses), hasta el río Lagos; comprendiendo el reino de Dahomey; la costa de Benín (con el delta del Níger); la costa de Biafra, y al sur de Gabón hasta el cabo López. // Las costas de la Guinea del Sur se hallan dominadas por los portugueses, que ocupan una extensión de  de territorio de 809.000 kilómetros cuadrados con más de 9.000.000 millones de habitantes. // Las costas de la Guinea del Norte (Guinea propiamente considerada) abrazan una extensión geográfica de  743.000 kilómetros cuadrados, con 26.000.000 de habitantes. El terreno es uniforme y llano generalmente, pantanoso en el delta del Níger y en las desembocaduras de los demás ríos; en el interior hay colinas y montañas de extraordinaria fecundidad y con la exuberante vegetación de los Trópicos. // La agricultura se basa en el cultivo del arroz, el maíz, el añil y el algodón principalmente. Descuellan las industrias de extracción y pulimento del oro y del hierro y la de tejidos. El artículo principal del comercio de exportación se halla  constituido por el aceite de palma. El clima es cálido y difícil para los europeos. // Finalmente señalar que el Golfo de Guinea es la gran bahía formada por el océano Atlántico, en la costa occidental de África y entre los cabos de las Palmas y López. Comprende otros dos golfos más pequeños: los de Benín y de Biafra, y las islas de Fernando Poo, Príncipe, Annobón y Santo Tomás.


La India y la tela de “Guinea
 Desde comienzos del siglo XVIII, la llamada tela de “Guinea” (una tela fina y poco tupida, tejida en algodón, lisa con rayas blancas sobre fondo azul oscuro) que se fabricaban y siguen fabricando en las ciudades indias de Madrás y Pondichery, especialmente para uso de las gentes del pueblo. 

El uniforme usado por los soldados del ejército colonial español en Cuba, a finales del siglo XIX, y en Guinea Ecuatorial, durante las dos primeras décadas del siglo XX, estaba confeccionado en tela de algodón “Guinea”, originaria de la India. Se llamaba uniforme de “rayadillo”, por sus características rayas verticales azules sobre fondo blanco. En la imagen, dibujo que representa a dos soldados y un oficial español, durante la guerra de Cuba, de 1898, en la que la isla caribeña se independizó de España.

 Durante los siglos pasados, la tela de “Guinea” fue exportada por los ingleses desde la India hasta el África Occidental, utilizada como moneda para comprar esclavos destinados a las plantaciones del oeste de la India, mientras que en el Sudeste asiático, las telas de “Guinea”, proporcionaban divisas para el comercio de las especias.
Durante el siglo XVII y las primeras décadas del siglo XVIII, los ingleses tuvieron que competir con poderosas compañías rivales que, como ellos, establecieron puestos fortificados en la costa de la india. Al comenzar la década de 1680, los daneses y los franceses se habían unido a los holandeses, establecidos allí desde hacía largo tiempo, (en la ciudad de Pondichery, donde se confeccionaba la tela de “Guinea”),  un enclave al sur de la India que conservarían hasta 1950.

 A imitación de la tela de “Guinea”, los franceses comenzaron a trabajar, en Guingamp (ciudad francesa de  la región de Bretaña) un tejido, también en algodón, que fue muy difundido por toda Europa a lo largo del siglo XVIII, conocido como Guinga.  Y a imitación de ella se empezaron a fabricar también de seda.

Guinea: nombre de una moneda inglesa
 La Guinea fue el nombre de una moneda de oro inglesa, que a finales del siglo XIX equivalía a 26 francos franceses. Había dobles guineas, medias guineas y tercios de guinea. Esta moneda, propia de Gran Bretaña, fue implantada por el rey Carlos II (1630-1685), a su vez impulsor  de la Real Compañía de Comercio con África, a cuyos comerciantes vendió el monarca inglés el monopolio del comercio con el continente africano. De este modo, y con el objetivo de facilitar


Anverso y reverso de una guinea inglesa de oro, acuñada por el monarca inglés Carlos II (cuya efigie aparece grabada en el anverso de la moneda) en el año 1663.

la transacción de sus productos, Carlos II autorizó la puesta en circulación de una moneda de oro especial (en cuyo reverso figuró en un principio la imagen de un elefante, en referencia a África). Esta moneda recibió el nombre de guinea debido a que el oro con el que fue acuñada  era extraído de las minas del precioso metal que estaban en África Occidental, región que era conocida como Guinea.

Países y lugares con el nombre de Guinea
 Tres son los países de África con el nombre de Guinea: Guinea Bissau (antigua colonia  portuguesa) y la Republica de Guinea (Conakry) –de pasado francés– ambas en la región geográfica de África extremo-Occidental. La tercera, nuestro país, Guinea Ecuatorial, que debe su nombre a su peculiar ubicación en la región ecuatorial   de África central. Las tres Guineas de África, están asimismo bañadas por el Atlántico. A tener en cuenta también que, en el siglo XIX, los europeos llamaron a la nación del Congo con el nombre de Guinea meridionalPor otro lado, en el Pacífico Sur, al norte de Australia, se encuentra la isla de Nueva



Malabo, capital de Guinea Ecuatorial. Plaza  y fuente monumental frente a la catedral de Santa Isabel. Foto: Luis Negro Marco
Guinea, cuyo extremo occidental pertenece a Indonesia, mientras que su parte oriental pertenece a la nación insular de Papúa Nueva Guinea (conocida hace un siglo con el nombre de Nueva Guinea Papuasia), en la zona de islas del Pacífico, conocida como la Melanesia. Y como curiosidad, agregar que Guinea es también el nombre de una localidad española perteneciente a la provincia vasca de Álava

Otros nombres referidos a Guinea
Guineo: Plátano de América

Grabado español del siglo XIX que representa a un grupo de esclavos y libertos negros de Cuba bailando el Guineo, baile típico de la cultura afrocaribeña.

Guineo: danza que bailaban los esclavos negros en Cuba, al son  de la guitarra y los tambores. Era similar al Guirigay, el Zarambeque y el Gurú Ju.

Guineo / Guinea: Persona natural de la Guinea [entiéndase aquí Guinea como África] //. Como adjetivo: que pertenece a Guinea o a sus habitantes.