De Elcano a
Stanley Kubrick
El 8 de septiembre de 1522, un marino español,
Juan Sebastián Elcano (1476-1526), natural de la localidad guipuzcoana de
Guetaria, arribaba (después de más de tres años de duro y maravilloso periplo
marítimo) al puerto de Sevilla. Lo hacía como capitán de una desvencijada
carraca, la Victoria, en la que junto
a él, viajaban otros 16 tripulantes españoles y de otras nacionalidades.
Culminaba así la más importante gesta de exploración
marítima de la historia universal: la primera
circunnavegación del planeta.
Todo había
comenzado cuando el 22 de marzo de 1518, el rey Carlos I de España recibió en
su Corte de Valladolid, al marinero portugués Francisco de Magallanes, con
quien firmó las Capitulaciones –que llevan el nombre de la capital castellana en
que fueron rubricadas– en virtud de las cuales, la Corona española se
comprometía a sufragar todos los gastos de la expedición marítima. Se trataba con
ella de buscar una ruta alternativa (a través de Occidente) hacia las islas
Molucas, denominadas Islas de la Especiería,
y lograr con ella el control del mercado de las especias, motor principal de la
economía en Europa.
Sin embargo. Y
como si el propio Homero hubiera elaborado el guión de aquella Ora Marítima, Magallanes encontró en la
isla filipina de Mactán su particular guerra
de Troya, en la que (emulando la muerte de Héctor a manos de Aquiles),
murió en combate, el 27 de abril de 1521. A partir de aquel momento, fue el
español Juan Sebastián Elcano quien, desafiando los cantos de sirena, asumió el
papel de Ulises, poniendo rumbo hacia
la ansiada Itaka, es decir, el puerto
español de Sevilla, principio y final de aquella, tan fantástica como real, odisea.
La hazaña abrió
nuevos horizontes, y posibilitó la expansión de Europa y de su cultura occidental
por las nuevas tierras y pueblos descubiertos, constituyendo una primera y
verdadera globalización mundial. De modo
similar a como, cuatro siglos atrás, había
ocurrido con los viajes de peregrinación a Santiago de Compostela (avanzando hacia el occidental finis terrae, Finisterre), columna vertebral de la construcción de Europa. No es por tanto casualidad que, al igual que el monje francés Aymeric Picaud escribiera en el siglo XII el Códex Calixtinus, a modo de útil guía de viajes para quienes peregrinaban a Santiago de Compostela, el italiano Antonio Pigafetta (uno de los 17 marinos que completaron la vuelta al mundo junto a Elcano) escribiera también –en clave viajera– un libro sobre sus experiencias: Primo Viaggio Intorno al Globo Terracqueo. Una empresa, por lo demás, esencialmente europea, puesto que además de marinos españoles y portugueses, participaron también en ella genoveses, napolitanos, venecianos, franceses, ingleses, alemanes, griegos, malteses y turcos.
ocurrido con los viajes de peregrinación a Santiago de Compostela (avanzando hacia el occidental finis terrae, Finisterre), columna vertebral de la construcción de Europa. No es por tanto casualidad que, al igual que el monje francés Aymeric Picaud escribiera en el siglo XII el Códex Calixtinus, a modo de útil guía de viajes para quienes peregrinaban a Santiago de Compostela, el italiano Antonio Pigafetta (uno de los 17 marinos que completaron la vuelta al mundo junto a Elcano) escribiera también –en clave viajera– un libro sobre sus experiencias: Primo Viaggio Intorno al Globo Terracqueo. Una empresa, por lo demás, esencialmente europea, puesto que además de marinos españoles y portugueses, participaron también en ella genoveses, napolitanos, venecianos, franceses, ingleses, alemanes, griegos, malteses y turcos.
Fue así como, a
bordo de su magullada, pero también invicta, carraca Victoria, Elcano culminó la exploración de los mares océanos, al
igual que hoy en dia continúan explorando el universo los telescopios y las
naves espaciales. Y por inverosímil que a simple vista pueda parecer, se
vislumbra una intrigante similitud entre la hazaña de Elcano y los viajes de
exploración espacial que el cineasta estadounidense Stanley Kubrick adelantó de manera genial en 1968, con su
película: 2001, una odisea en el espacio.
Y es que la aventura de la Humanidad, lejos de finalizar, no ha hecho más que
comenzar.
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