Luis Negro Marco
Durante
un reciente viaje de vuelta a Santiago Compostela, recalé por casualidad en la
localidad palentina de Paredes de Nava, no muy lejos de Villalón de Campos,
población vallisoletana célebre por sus quesos, y muy especialmente por una de
sus variedades a la que los locales denominan «pata mulo». Era una tarde de finales de agosto, y el sofocante
calor hacía honor a los rigores de la
canícula propia de la época estival del año. El dorado paisaje castellano, con
los campos amarillos del trigo ya cosechado, y las alpacas de paja apiladas en
perfectas formaciones rectangulares, me recordaban al paisaje de mi tierra
natal en Bello, al lado de Torralba de los Sisones y de la laguna de
Gallocanta. Y para más casualidad, en un pueblo próximo a Paredes de Nava,
también hay una laguna, la cual –una vez vi el cartel indicador– me acerqué a
visitar. Para mi decepción, estaba completamente seca; el mirador de aves,
construido en madera, tenía uno de sus
ventanucos abiertos, e impresos sobre un
cartelón resguardado en metacrilato, se reproducían más de 20 dibujos de las
aves –incluidas los cisnes y las
grullas– que en caso de haber tenido agua el humedal, se hubieran podido observar
sobre las ahora inexistentes azuladas aguas. Por no ver, ni tan siquiera vi
volar a un gurriato por encima de los tamarices, aunque sí me acompañó el
estridente chicharreo de la cigarra. También en esto la laguna de Nava se
parece a la de Gallocanta, en donde la sequía ha reducido de manera
considerable el número de grullas que cada año llegan allí, desde finales de
octubre.
FRECHILLA. Iglesia de "Santa María", del siglo XVI Fotocomposición: Luis Negro |
Continué
viaje en dirección Benavente, cuando la visión de la torre de la iglesia de «Santa María», a escasos metros de la
carretera, hizo que me detuviera en Frechilla, el pueblo que la edificó en el
primer tercio del siglo XVI. Al comprobar cómo bajaba la temperatura, respecto
al calor de la calle, me alegré de haber entrado en el templo. En el interior
tan sólo había una mujer, sentada en uno de los bancos, delante del altar. La iglesia
era majestuosa, con un espectacular retablo barroco y naves laterales decoradas
con magníficos esculturas y cuadros de todas las épocas artísticas, incluida una
hermosa talla en madera policromada, del siglo XIII, de un Cristo crucificado
que acababa de ser restaurada y reintegrada al conjunto de obras de la iglesia.
Al mismo tiempo que yo, y por la puerta del presbiterio, entraron dos hombres
–uno algo mayor, y otro mucho más joven– en pantalones bermudas, camiseta y
sandalias. Guiris, igual que yo –pensé al instante–. Pero
Angelina (que así me
dijo después que se llamaba), la sacristana “nacida y plantá desde siempre en Frechilla”, se puso a hablar con ellos, y oí como les
decía que ya tenía todo dispuesto para que pudiesen subir al órgano a ensayar. Geli me hizo una señal y me dijo que no
me fuese, que esperara, “pues no sabe
usted la suerte que ha tenido. Son unas eminencias de la música”. Así que
los dos guiris subieron sin prisas al
coro y se pusieron a tocar el majestuoso órgano barroco de la iglesia. Comenzó
el mayor de ellos, el maestro organista francés Francis Chapelet (París, 1934),
miembro de la «Real Academia de Bellas Artes de San Fernando», y desde hace
décadas, enamorado como Machado de los campos de Castilla, se quedó a vivir en
el pueblo palentino de Abarca. Después fue el joven maestro organista Tomas
Ospital (vasco, aunque residente desde hace muchos años en París) quien de
manera igualmente magistral interpretó varias piezas que resonaron, a través de
los tubos del órgano, como si fuera una orquesta interpretando en el Palacio
Real. “Espectacular”, me comentó al
finalizar su ensayo Ospital, el joven intérprete, en perfecto español con
perfecto acento francés: “Es la primera
vez que toco un instrumento de tanta calidad como éste. Tiene lengüetas que
jamás había visto antes...” No
entendía de qué me hablaba, pero me sonaba a música celestial.
El maestro organista Tomas Ospital, a los teclados del órgano de la iglesia de "Santa María" (Frechilla) el 30 de agosto de 2018. Fotocomposición: Luis Negro |
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