miércoles, 29 de enero de 2014

29 de Enero, san Valero, Patrón de Zaragoza

San Valero, rosconero, ventolero

Luis Negro Marco / Zaragoza

San Valero pudo haber nacido en Zaragoza, o según otras fuentes en Grecia, habiendo sido enviado por el papa Sixto II a España con san Lorenzo como diácono. Se sabe que el obispo de la diócesis de Caesaraugusta, Valero (o Valerio) participó en el Concilio de Elvira (Granada) el primero de la Iglesia hispana, el cual tuvo lugar en una fecha imprecisa entre los años 300 y 314 de nuestra era. El posible origen heleno de san Valero y no su tartamudez, podrían explicar, según algunos historiadores, las dificultades en el habla que de acuerdo a las fuentes padeció, y que a la postre acabarían por salvarle la vida. Y es que el prelado cesaraugustano siempre se hizo servir de la elocuencia de su diácono, el oscense san Vicente, para que predicara en su nombre, guardando él silencio la mayoría de las veces. El caso es que durante las persecuciones de los cristianos por los emperadores Diocleciano (244-311) y Maximiano (250-310), Valero fue llamado a Valencia para declarar, junto a su diácono Vicente, ante el prefecto romano Daciano (figura ésta de la que no se tiene fidedigna constancia histórica). Corría el año 304 de nuestra era y las fuentes dicen que el viaje entre Zaragoza y la capital levantina estuvo plagado de sucesos extraordinarios y milagrosos, como por ejemplo que los dos santos hicieron brotar fuentes de agua tanto en Cariñena como en Daroca. Pero una vez llegados a Valencia, Daciano fue implacable y condenó al martirio a san Vicente, mientras que a san Valero le conservaba la vida (quizás debido a que no se manifestó, a causa de su dificultad en el habla) pero le condenaba al destierro, seguramente en tierras próximas a Barbastro. Otras fuentes aluden a que pudo haber sido enviado a Roda de Isábena, en donde habría edificado una iglesia en honor a su diácono VicenteSe cree que la muerte  le sobrevino a san Valero el 29 de enero del año 315, día en que la Iglesia recuerda su memoria, en  una localidad denominada Anet, próxima a Barbastro, siendo enterrado en el castillo de Estada. Tras la invasión musulmana de España, el  castillo fue destruido y no se tuvo constancia del sepulcro de san Valero hasta que en 1050, al Obispo de Roda de Isábena le llegaron noticias de su
En Zaragoza es costumbre comer el roscón el día de San Valero. La tradi-
ción antiguamente era la de esconder dentro de él un haba y un regalo. A quien
le tocaba el haba, también le tocaba pagar el roscón, y a quien le tocaba el re-
galo, pues era el rey del roscón. Y...olorín, colorán...
Foto: Luis Negro Marco
posible ubicación. Una vez hallada la tumba del santo, el obispo de
Roda decidió el traslado de las reliquias de san Valero hasta su sede episcopal; tras la conquista de zaragoza, en 1118, por 
Alfonso I, y a petición de las autoridades eclesiásticas de la ciudad, un brazo de san Valero pasó a conservarse en el templo de La Seoy posteriormente, durante el reinado de Alfonso II llegaría su cabeza, para la que el papa Benedicto XIII (Pedro Martínez de Luna, “el papa Luna”, nacido en Illueca) mandó labrar un busto relicario en pedrerías y plata que se puede contemplar en la catedral de La Seo, y en cuyo rostro son muchos quienes quieren ver un fiel retrato del propio papa de AvignonAsimismo, la historia de san Valero y su diácono san Vicente mártir, está ligada a la de los innumerables mártires cristianos de Zaragoza, un relato de época visigoda cuya base se encuentra en el “Himno a los 18 mártires de Zaragoza” (fueron muchos más, incluida santa Engracia, san Lamberto –quien tras su decapitación, como cantaba Labordeta “anduvo unas cuentas leguas con la cabeza en la mano”– o el propio san Vicente) obra del poeta cesaraugustano –otros opinan que calagurritanoPrudencio (348-405). Han sido muchas las obras artísticas que se han realizado en honor a san Valero y su diácono Vicente. Algunas, víctimas del expolio. Es el caso de una arqueta-relicario del siglo XII que se conservaba en la iglesia de Roda de Isábena hasta que en la noche del 7 al 8 de diciembre de 1979 fue robada y posteriormente destruida por sus ladrones con la finalidad de vender sus herrajes, esmaltes y medallón; finalmente, es lo único que pudo recuperar la Guardia Civil de tan bella obra artística. A su vez, el pintor valenciano Antonio Bisquert realizó en 1630 unos cuadros para la zaragozana iglesia de san Gil sobre la vida de san Valero y su diácono san Vicente. También el pintor aragonés Martín Bernat (1450-1505) realizó un cuadro para la parroquial de Lécera en el que representó a tres de los santos aragoneses más representativos: san Valero (patrón de Zaragoza) en el centro, junto a san Vicente y san Lorenzo, patrón de HuescaYa en 1965, el escultor turolense (natural de Crivillén) Pablo Serrano, realizaba para la plaza del Pilar, su colosal y conocida estatua en bronce de un san Valero en actitud predicante, junto al Ángel custodio de la ciudad de Zaragoza.

   Y así es como cada 29 de enero los zaragozanos celebran a su patrón, “rosconero y ventolero” al que homenajea también un Ebro de aguas crecidas que corre veloz por entre los ojos del romano puente de piedra, por el que, ¡quién sabe! pudieron tantas veces caminar el obispo Valero y su diácono Vicente.

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