martes, 21 de junio de 2016

Veinte años de la revista La Gaceta de Guinea Ecuatorial: 1996-2016.

¡Feliz vigésimo aniversario!, de parte de un español guineoecuatoriano
http://www.lagacetadeguinea.com/
A vueltas andaba hace unos días en meditaciones, cuando de repente, mis pensamientos me dejaron a mí mismo sorprendido ante la constatación de un hecho que (seguramente por ser tan obvio) me había pasado hasta ahora totalmente desapercibido. Me alivia, no obstante, el tener la casi absoluta seguridad de que la mayoría de españoles que –al igual que yo– han rebasado ya la barrera de los 48 años de edad, andarán en la misma inconsciencia sobre esa misma realidad que al igual que a mí, también a ellos concierne. 
Luis Negro Marco / Bello (Teruel)

 La directora de La Gaceta de Guinea Ecuatorial, Yamila Izquierdo Bretones, me había llamado por aquel entonces para comunicarme que en este mes de mayo, la revista La Gaceta de Guinea Ecuatorial cumpliría sus 20 ininterrumpidos años de existencia, y que con motivo de tal celebración, se iba e editar un número especial. 
 Veinte años es –como cantaba el gran intérprete cubano Antonio Machín “toda una vida”, que ha hecho de La Gaceta no sólo la revista decana de la prensa de Guinea Ecuatorial, sino a su vez, la más longeva (decana,  también por lo tanto) de sus características, de las que actualmente se publican en lengua española en el continente africano. Un motivo de orgullo y satisfacción, sin duda, para quien fue su principal impulsor: el académico, escritor y actual presidente de la Academia de la Lengua Española de Guinea Ecuatorial, Agustín Nzé Nfumu, lo mismo que para quien es, y desde hace siete años, su actual directora: Yamila Izquierdo Bretones; y por supuesto, para todo el gran equipo humano que hace posible este apasionante proyecto de comunicación y participación ciudadana que es La Gaceta de Guinea Ecuatorial.
Dibujos de las provincias españolas de Fernando Poo y de Río Muni, tal y como se representaban en un manual sobre: “Nociones de geografía española”. Madrid, 1967

Y no, no piense el lector que esta última reflexión me haya hecho olvidar la anterior, sino que la he insertado porque, de algún modo, ambas están estrechamente interrelacionadas. Pues bien: la reflexión que antes comentaba que me había dejado sorprendido es que hasta hace tan sólo unos días no había sido yo consciente de que, además de ciudadano español (que lo soy, y con sumo orgullo), nací siéndolo también guineoecuatoriano. En efecto, aquel niño que fui –y que gracias a Dios sigo aún sintiendo que habita en mi interior–; aquel niño que correteaba en compañía de otros niños por las calles de Bello (el pequeño pueblo de la provincia de Teruel en el que nací, al igual que mis nueve hermanos), era –sin que fuese consciente de serlo– por ser español, también guineoecuatoriano.

Y español y guineoecuatoriano (como lo sigo siendo –en tal condición– también aragonés,
catalán, vasco, gallego, andaluz, canario…) seguí siéndolo hasta la independencia de Guinea Ecuatorial, inaugurada el 12 de octubre de 1968.
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El autor de este artículo, en una fotografía como alumno de la escuela de párvulos de su pueblo natal, Bello, tomada en abril de 1968, cuando Fernando Poo y Río Muni eran todavía provincias españolas.-        
----------------------------------Aquél día, fue también día de fiesta en el pequeño pueblo de la provincia de Teruel en el que nací, al igual que en el resto de España, pues el 12 de octubre es el día de la Virgen del Pilar (La Pilarica, como la llamamos cariñosamente los aragoneses), patrona de España y de la Hispanidad, por lo tanto también patrona de Guinea Ecuatorial, único país de África cuya lengua oficial es el español.

 Mas también, créame ahora el lector si le digo que en la escuela nada me enseñaron sobre el que también era de niño mi país: Guinea Ecuatorial; ni tampoco de él me enseñaron nada en el instituto, ni siquiera en la universidad. Caso contrario ocurrió con mis padres (Francisco y Generosa, ahora ya con Jesús, en la Casa del Padre) de quienes recuerdo –especialmente por habérselo oído recitar para mí, a mi madre– instruyéndome sobre las provincias españolas de África (y hablo del año 1967): “Las provincias españolas de África son: Ifni, Sahara español, Río Muni y Fernando Poo”. Cuando oía de voz de mi madre el nombre de esta última provincia (Fernando Poo), pensaba para mis adentros que qué lejos debía estar aquella provincia española de la (en mi niñez) siempre fascinante y misteriosa África.

Mapa de la parte noroccidental de la provincia de Río Muni, del año 1950. En él aparece representada la línea férrea de Efulan a San Joaquín de Vedruna, “Sevilla de Niefang”, el faro, gobierno civil y la catedral de Bata,  así como numerosos dibujos que representan las especialidades agrícolas y manufacturares de cada pobladoFoto: L. N. M.( julio de 2012) del cuadro que que se encuentra en las dependencias públicas de la ciudad de Kogo, antiguo "Puerto Iradier",
 Mas por azares de la vida, mi familia iba a estar al cabo de unos años, unida de manera muy especial al continente africano, cuando uno de mis hermanos mayores (Fernando), sacerdote escolapio, fue enviado en 1987 por sus superiores, (junto a otros dos sacerdotes de la Orden) a Camerún, con la misión de gestionar –invitados por el obispo de la ciudad– unas escuelas católicas en Bamenda. Allí permaneció mi hermano sacerdote escolapio, Fernando, durante 15 años, plantando las semillas de la que hoyes importante presencia apostólica escolapia  en Camerún, país vecino de Guinea Ecuatorial. A este hecho cabe añadir la curiosa circunstancia de  que mi primer apellido es: “Negro”. De manera que en algunas de las reuniones familiares, yo me atrevía a fabular (por supuesto, sin base alguna –al menos hasta donde ahora sabemos sobre la historia de nuestra familia– y dejándome llevar por la imaginación) con la idea de que en realidad, nuestro apellido “Negro”, denotaría nuestro pasado africano, como descendientes de antiguos esclavos negros  llevados hace siglos a España, donde rehicieron su vida, mezclando su sangre negra con la de blancos españoles, legando a sus descendientes –grabada por siempre en el apellido (“Negro”)– su legendaria raíz africana.
Mapa de la isla de Fernando Poo, realizado en 1940
 por el Instituto Geográfico Español

 Pero una vez más, aparte de fantasear con mis infundadas raíces africanas, la vida me llevó a mí también (al igual que le había llevado a mi hermano 25 años atrás) al encuentro de África, y en concreto con el que (y eso sí que no es fantasía) había sido también mi país: Guinea Ecuatorial. Fue en el año 2011, cuando los Padres escolapios, a petición mía –pues África como he comentado me había fascinado ya desde niño– me ofrecieron la posibilidad de ir a trabajar como profesor en la asignatura de Literatura, a su colegio “Calasanz” de Bata, que se encuentra en el barrio de Ekobenam. Lo único que puedo decir es que el año que pasé en Guinea Ecuatorial, durante el curso académico de 2011-12, fue un año maravilloso e inolvidable que perdurará como fuente de inmensa alegría durante el resto de mí vida. Debo tanto a mis compañeros sacerdotes y religiosos escolapios con los que conviví durante un año, a mis alumnos, y a cuantas personas a quienes tuve la fortuna de conocer durante aquel estupendo período de tiempo, que aún a día de hoy (cuatro años después) permanecen vivas y presentes en mi mente vivencias, paisajes y gentes, como si fuera ahora mismo que las sigo viendo y sintiendo.

 Y fue también durante mi inolvidable estancia de un año como profesor en Guinea Ecuatorial cuando envié mi primer artículo a La Gaceta de Guinea Ecuatorial. Compraba yo la revista todos los meses, ya en “Supermercados Santi”, ya en los kioscos del Paseo Marítimo de Bata, y un día, me decidí a enviar (sin que conociese a nadie de la revista) un artículo. Era mayo de 2012, y para  sorpresa y alegría mía, cuando compré la revista al mes siguiente, comprobé que la directora (Yamila Izquierdo Bretones) había incluido mi artículo, ilustrado con las fotos que también le había enviado.

Ya de vuelta en España, en septiembre de 2012, y con Guinea Ecuatorial (al igual que ahora), en el corazón, llamé  al teléfono de la redacción que figura en la  mancheta de la revista, y hablé con la directora para ofrecerle mi altruista colaboración en La Gaceta de Guinea Ecuatorial, proponiéndole escribir sobre cultura, paisajes, tradiciones, lenguas, gentes, folklore… de Guinea Ecuatorial. Temas todos ellos que, en mi corto período de estancia en el país, me habían dejado fascinado. Amablemente, la directora –Yamila Izquierdo Bretones–  que para entonces ni siquiera me conocía personalmente, aceptó mi solicitud de colaboración en la revista. Y desde aquel momento, hace casi cuatro años, en reciprocidad a la confianza que tanto ella como el
plano esquemático de la isla de Corisco realizado
 en 1948 por un equipo de geógrafos españoles
resto de responsables de la publicación depositaron en mí, he tratado siempre de corresponder con honestidad, fidelidad y profesionalidad en todos y cada uno de cuantos artículos y reportajes he ido enviando a la revista. Asimismo, el principal público lector de La Gaceta de Guinea Ecuatorial , que no es otro que la ciudadanía guineoecuatoriana,  siempre ha estado presente en todas y cada una de las ocasiones en que me he sentado frente a la pantalla del ordenador para redactar mis artículos, pues son ellos (las ancianas y ancianos, las mujeres y hombres, la juventud y las niñas y niños de Guinea Ecuatorial) los verdaderos destinatarios de la revista, y como tales, merecedores de una  información cultural veraz, contrastada y de calidad. Los ancianos son extraordinarias y únicas bibliotecas de la sabiduría, y los niños los encargados de recoger su legado y transmitirlo a su vez, el día de mañana, a sus descendientes.
Contorno de la isla de Annobón
realizado por navegantes españoles
 en 1778

 Finalizo estas líneas expresando de nuevo mis más sinceras felicitaciones a La Gaceta de Guinea Ecuatorial por sus flamantes 20 años, que es lo mismo que expresarlas, junto a mi total reconocimiento, a su directora Yamila izquierda Bretones, a su fundador y actual presidente de su consejo de administración, Agustín Nzé Nfumu, y a todo el gran equipo humano (periodistas, administrativos, maquetadotes, editores, distribuidores, colaboradores, y muy especialmente ustedes, los lectores) que todos los meses hacen posible este gran medio de comunicación que es “La Gaceta de Guinea Ecuatorial.  

¡Felicitaciones pues a todos, de parte de este español que un día también lo fue guineoecuatoriano, y aún sigue sintiéndose como tal, desde el corazón!.- 

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