San Martín, el misericordioso
Luis Negro Marco
San Martín fue un soldado de
la Roma imperial que nació en el 316 (en tiempos de Constantino I, durante cuyo
mandato el cristianismo dejó de ser perseguido en el imperio romano) en la
ciudad de Savaria –situada en región de Panonia de la actual Hungría– y murió
en el 400. El hecho más conocido del santo aconteció cuando, a la edad de 18
años, siendo pretoriano de las legiones de Roma, en un duro día de invierno, un
mendigo delirante de frío se arrodilló ante los pies de su caballo,
implorándole auxilio. De manera que San Martín, sin dudarlo, se despojó de su
capa y con un tajo de su espada la partió en dos, dándole la mitad al paisano
mendicante. Por este acto de bondad y amor al prójimo, San Martín recibió
el sobrenombre de “el misericordioso”.
De hecho, esta imagen es la más representativa del santo en el arte cristiano,
siendo una de las más destacadas la escultura que remata la fachada de la
iglesia de San Martín Pinario, en Santiago de Compostela, el cual está
considerado como el segundo monumento religioso más importante de Galicia,
después de la catedral.
En el calendario agrícola tradicional, la
festividad de San Martín (11 de noviembre)
coincidía con la época en la que ya se había realizado en los campos la
siembra de otoño, y en las cortes y granjas se procedía a la matacía de las
reses, bueyes y tocinos adultos, una vez habían alimentado a sus crías,
garantizando su supervivencia de cara al duro invierno que por estas fechas
comenzaba a manifestarse en toda su crudeza. De manera que, coincidiendo con la
celebración de San Martín, también tenían lugar en muchos de los países de
Europa, numerosas ferias de ganado, en la que los ricos propietarios de rebaños
y fincas, procedían a la contratación de campesinos y granjeros para el nuevo
ciclo agrícola y ganadero que se vislumbraba en el horizonte.
Por otro lado, para estas fechas ya había
transcurrido más de un
mes de la vendimia, y era en tiempo ideal para catar el
vino que cuidadosamente se había guardado en las cubas y barricas. Y a falta de
pan (sobre todo en los países y regiones del norte de Europa) su sustituto eran
las castañas, de ahí que un refrán de Galicia apostille que “polo San Martiño, castañas e viño”. Y
como además era el tiempo de la matacía del tocino (para el caso de España), en
que el mondongo y la conserva habrían de constituir buena parte de la dieta
alimentaria de la población hasta la primavera, aún hoy en día sigue siendo muy
popular el dicho de que “a cada cochinillo le llega su San Martín”. Y en el
caso de Inglaterra, para estas fechas se manifiesta la fiesta gastronómica del
“Martinmas beef” (bistec de San
Martín).
San Martín en el momento de partir su capa con su espada, para compartirla con un mendigo. Escultura del siglo XVI |
Asimismo, en ciertos países del norte y centro
de Europa, es a las ocas, a las que les
llega su San Martín, pues constituyen el alimento tradicional que se degusta en este día. Así en Suecia es
tradicional saborear la Svartsoppa (sopa negra), y en Austria ,
el Martinigansl (ganso de San Martín)
platos en los que la carne de esta ave es la protagonista.
Por último, y como curiosidad (dado que en
este año se está conmemorando el centenario de la finalización de la I Guerra
Mundial), cabe señalar que el armisticio alcanzado en el frente occidental
entre las tropas aliadas y la derrotada
Alemania, el cual puso fin a tan trágico acontecimiento (quizás más de 30
millones de muertos y un número similar de heridos y damnificados) fue firmado
el 11 de noviembre (día de San Martín) de 1918, en el interior de un vagón
estacionado en las cercanías de la ciudad francesa de Compiègne, al norte de
París. La anécdota histórica fue que el acuerdo de paz entró en vigor a las 11 horas del
día once, del undécimo mes de 1918, festividad de San Martín.
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