jueves, 27 de marzo de 2014

Las últimas investigaciones sobre el origen de la Humanidad nos acercan cada vez más a nuestros "primos" en la evolución, "El Hombre de Neandertal"

Neandertales, ¿el eslabón perdido?
Luis Negro Marco / Zaragoza
Los Hombres de neandertal, deben su nombre al yacimiento del valle de Neander, al norte de Alemania, donde fueron identificados en el siglo XIX. Cuando el Homo sapiens (nuestra especie actual) se extendió desde Africa por Eurasia, hace unos 50.000 años, los neandertales llevaban más de 200.000 años viviendo en Europa, Asia Central y Oriente Medio, constituyendo una especie adaptada a la supervivencia en entornos septentrionales. Neandertales y cromagnones (nuestra especie) tenemos un tronco y un antepasado común, hasta el Homo heidelbergensis, pero, las ramas de los linajes evolutivos de cromagnones y neandertales, se separaron hace, al menos, 500.000 años. No obstante, la duda persiste: ¿fue el hombre de neandertal un antepasado nuestro o solamente un pariente lejano?
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¿Hubo cruce genético entre ambas especies? Hasta el momento, dos teorías contrapuestas intentan explicar cuál fue el destino de los neandertales: la teoría multirregional, que afirma la existencia de múltiples evoluciones desde el neandertal al hombre moderno, y la teoría denominada “del Arca de Noé”, que defiende los orígenes del hombre moderno en un solo lugar, Africa, (el continente “arca”) desde donde se habría extendido a todos los continentes, incluido Europa.
Recreación de un "Hombre de Neandertal", primo
de la Humanidad que apareció en Europa hace
400.000 años  y desapareció hace 30.000,
coincidiendo con el desarrollo de nuestra especie,
los
Homo sapiens sapiens
Aquí se encontró con los neandertales, especie que, en su lucha por el espacio contra la nuestra, habría desaparecido hace unos 30.000 años, siendo su último hábitat la Península Ibérica, y más concretamente, Gibraltar. La mayoría de los investigadores, por mayoría aplastante, defienden la “teoría del Arca”.
¿Cómo eran los neandertales?
Según las aportaciones de la arqueología, fueron unos seres excepcionalmente adaptados a las temperaturas frías, teniendo un cuerpo bajo y fuerte, unas extremidades cortas y una cabeza grande, con una capacidad craneal mayor a la nuestra. Su cara era prominente, con pómulos hundidos, y los dientes delanteros muy grandes si los comparamos con los nuestros. Los huesos de sus extremidades demuestran que sus músculos eran muy fuertes (mucho más que los del Homo sapiens) lo que implica que los utilizaban para llevar a cabo tareas que exigían una gran fuerza física y resistencia. Muchas cicatrices de huesos hallados en diferentes yacimientos arqueológicos, demuestran que su vida era muy dura. Por ello, muy pocos neandertales lograban sobrepasar los 40 años de vida.
¿Hablaban? Y si no es así ¿tenían algún modo de comunicación entre ellos? Lo más probable, respecto a la segunda cuestión es que sí. De hecho, tenían sus propios ritos y cierto grado de mente abstracta, ya que enterraban a sus muertos cerca de su propio hábitat, en tumbas bien visibles y colocándolos en posición fetal. El muerto, además, recibía un tributo simbólico en forma de ofrenda. Los neandertales, además, fabricaban herramientas de sílex, muy bien elaboradas, tales como hachas de mano, raspadores, raederas, buriles, puntas de lanza y de flecha, y lascas muy bien talladas y afiladas que servían de cuchillo para cortar la carne y la piel de los animales con la que fabricaban rudimentarias vestimentas para protegerse del frío. Respecto al lenguaje, el estudio de sus cráneos y examen de ADN, todavía no es suficiente para saber si los neandertales tenían la capacidad del habla y el desarrollo del lenguaje verbal, aunque investigaciones recientes apuntan a una pronta respuesta a esta cuestión.
Una dura competencia

Al llegar a Europa, hace unos 50.000 años, los cromagnones (nuestros abuelos en la evolución) encontraron en los neandertales una dura competencia. El número de neandertales que podía haber entonces en nuestro continente, oscilaba entre
Portada del libro "Genes de Neandertal"
del paleoantropólogo español Carlos
Lalueza. Editorial Síntesis, 2006.
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los 150.000 y los 300.000. Algunos investigadores, piensan que estarían agrupados en bandas de entre 20 y 50 individuos, existiendo, por tanto unas 3.500 bandas en toda Europa. ¿Hubo luchas y enfrentamientos a muerte entre ambos linajes? ¿canibalismo?  En el caso de los neandertales, está atestiguado que sí. La arqueología lo ha demostrado en muchos yacimientos. En España, por ejemplo, en la cueva de “El Sidrón”,  en Asturias. Pero aparte del más que probable gusto gastronómico de los neandertales por la carne humana (seguramente asada, pues conocían y dominaban el fuego), ¿hubo también una atracción sexual entre ambas especies? ¿Hubo cruce sexual,  y por tanto aporte genético a nuestro linaje?
¿Sangre neandertal en nuestra venas?
Al descender las temperaturas al final de la última Era Interglacial, hace unos 70.000 años, los hombres de neandertal parece que fueron abandonando las regiones más frías del centro y este de Europa, pero no desaparecieron de Europa occidental hasta hace unos 30.000 años, incluso es posible que más tarde. 
 Por esa época, nuestra especie ya estaba extendida por todo el norte de Eurasia, e incluso pudimos haber sido los responsables de la extinción de los neandertales. No obstante, algunos paleontólogos son de la opinión de que los neandertales pudieron haber aportado parte de su herencia genética a nuestra especie. Y ello a pesar de que los estudios realizados hasta el momento demuestran que, en el mejor de los casos, no hubo más de entre 50 y 100 cruzamientos mixtos. 
  El hallazgo que sostenía la tesis de hibridación se produjo en 1998 en Lagar
Portada del libro En busca de los neandertales
de los investigadores Stringer y Gambler. El
 libro fue publicado por Editorial Crítica en 2007
Velho, Portugal. Allí se encontró una tumba con el esqueleto de un muchacho de hace unos 25.000 años que presentaba una mezcla de las características del hombre de neandertal y del hombre moderno. Pero no todos los paleontólogos muestran su acuerdo en que este esqueleto sea fruto del cruce entre ambas especies. Muchos piensan que para clarificar nuestra evolución, no basta con estudiar el aspecto externo de los fósiles, porque la cantidad de variación morfológica, no es un indicador claro del tiempo evolutivo. En cambio, la variación genética, sí que lo es. Y en cuanto a genética, los estudios del ADN mitocondrial, transmitido únicamente por línea materna, indican que todos los seres humanos vivientes formamos parte de una población relativamente homogénea y que se originó en Africa no hace más de 200.000 años. 
  Por otra parte, estudios de ADN de esqueletos de neandertal realizados en 1997, revelaron diferencias significativas con las poblaciones vivientes humanas, indicando una antigua separación entre los dos linajes, que ocurrió hace unos 500.000 años. Pero ¿y si uno de esos cruzamientos hipotéticos a los que antes se aludía entre neandertales y cromagnones, hubiera dado un aporte genético fundamental, como defienden ahora algunos paleontólogos, para la evolución de nuestra especie...?

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