domingo, 7 de junio de 2015

Domingo, 7 de junio, celebración cristiana del Corpus Christi; comentario a cargo del P. Ignacio de Nicolás, escolapio.

 Firmas invitadas
(P. Ignacio de Nicolás, escolapio)

Corpus Christi (Marcos 14, 12-16; 22-26)

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 P. Ignacio de Nicolás, escolapio  

Origen de la celebración: Corpus Christi es la fiesta del Cuerpo y la Sangre de Cristo, de la presencia de Jesucristo en la Eucaristía. Este día, recordamos la institución de la Eucaristía, que se llevó a cabo el Jueves Santo, durante la Última Cena, al convertir Jesús el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre. Es una fiesta muy importante porque la Eucaristía es el regalo más grande que Dios nos ha hecho, movido por su deseo de quedarse con nosotros después de la Ascensión. Dios utilizó a santa Juliana de Mont Cornillon para propiciar esta fiesta. La santa nace en Retines cerca de Liège, Bélgica en 1193. Quedó huérfana muy pequeña y fue educada por las monjas Agustinas en Mont Cornillon. Cuando creció, hizo su profesión religiosa y más tarde fue superiora de su comunidad. Por diferentes intrigas tuvo que irse del convento. Murió el 5 de abril de 1258, en la casa de las monjas Cistercienses en Fosses y fue enterrada en Villiers. Juliana, desde joven, tuvo una gran veneración al Santísimo Sacramento. Y siempre añoraba que se tuviera una fiesta especial en su honor. Este deseo se dice haberse intensificado por una visión que ella tuvo de la Iglesia bajo la apariencia de luna llena con
Año 1970.- Procesión del Corpus en la localidad de Daroca (Zaragoza), oficiada por los PP. Escolapios. Daroca es "la ciudad de los Corporales", dondese custodian las reliquias del milagro de las hostias sagradas ensangrentadas, que se remonta al año 1238, en el marco de la Reconquista.
una mancha negra
, que significaba la ausencia de esta solemnidad.
Ella le hizo conocer sus ideas a Roberto de Thorete, el entonces obispos de Liège, también al docto Dominico Hugh, más tarde cardenal legado de los Países Bajos; a Jacques Pantaleón, en ese tiempo archidiácono de Liège, después obispo de Verdun, Patriarca de Jerusalén y finalmente, papa Urbano IV. El obispo Roberto se impresionó favorablemente y como en ese tiempo los obispos tenían el derecho de ordenar fiestas para sus diócesis, invocó un nodo en 1246 y ordenó que la celebración se tuviera el año entrante; también el papa ordenó, que un monje de nombre Juan debía escribir el oficio para esa ocasión. El decreto está preservado en Binterim (Denkwürdigkeiten, V. I. 276), junto con algunas partes del oficio. El obispo Roberto no vivió para ver la realización de su orden, ya que murió el 16 de octubre de 1246, pero la fiesta se celebró por primera vez por los canónigos de San Martín en Liège. Jacques Pantaleón llegó a ser papa el 29 de agosto de 1261 con el nombre de Urbano IV. La ermitaña Eva, con quien Juliana había pasado un tiempo y quien también era ferviente adoradora de la Santa Eucaristía, le insistió a Enrique de Guelders, obispo de Liège, que pidiera al papa que extendiera la celebración al mundo entero. Urbano IV, siempre siendo admirador de esta fiesta, publicó la "Bula Transiturus” el 8 de septiembre de 1264, en la cual, después de haber ensalzado el amor de nuestro Salvador expresado en la Santa Eucaristía, ordenó que se celebrara la solemnidad de “Corpus Christi” en el jueves después del domingo de la Santísima Trinidad, al mismo tiempo otorgando muchas indulgencias a todos los fieles que asistieran a la santa misa y al oficio.  Este oficio, compuesto por el doctor angélico, Santo Tomás de Aquino, por petición del papa, es uno de los más hermosos en el Breviario Romano y ha sido admirado hasta por Protestantes. La muerte del

p
apa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación del Decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y en el Concilio general de Viena (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. Publicó un nuevo decreto incorporando el de Urbano IV. Juan XXII, sucesor de Clemente V, instó su observancia. Ninguno de los Decretos habla de la procesión con el Santísimo como un aspecto de la celebración. Sin embargo estas procesiones fueron dotadas de indulgencias por los papas Martín V y Eugenio IV y se hicieron bastante comunes a partir del siglo XIV. La fiesta fue aceptada en Cologne en 1306; en Worms la adoptaron en 1315; en Strasburg en 1316. En Inglaterra fue introducida de Bélgica entre 1320 y 1325. En los Estados Unidos y en otros países la solemnidad se celebra el domingo después del domingo de
la Santísima Trinidad. En la Iglesia griega la fiesta de Corpus Christi es conocida en los calendarios de los sirios, armenios, coptos, melquitas y los rutinios de Galicia, Calabria y Sicilia. El Concilio de Trento declara que "muy piadosa y religiosamente fue introducida en la Iglesia de Dios la costumbre, que todos los años, determinado día festivo, se celebre este excelso y venerable sacramento con singular veneración y solemnidad, y reverente y honoríficamente sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos. En esto los cristianos atestiguan su gratitud y recuerdo por tan inefable y verdaderamente divino beneficio, por el que se hace nuevamente presente la victoria y triunfo de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo".

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El Rito Cristiano: ¿Por qué nuestro Señor toma el cáliz dos veces en la narración de San Lucas en la Última Cena? (Lc. 22: 17-20). ¿Por qué San Pablo habla de la "Copa de bendición"? (1Cor 10,16). ¿Por qué se dijo un salmo antes de que los Apóstoles dejaran el Cenáculo? (Mt. 26: 30). Pero, ¿Por qué Cristo usó la Cena Pascual para instituir la Eucaristía? Es importante que pensemos que esto representa la elección deliberada y completamente considerada de Cristo. Él envía a sus discípulos a preparar el Cenáculo. Él se preocupa acerca del tiempo y el lugar exacto y arregla todo cuidadosamente de antemano, diciéndole: "ardientemente deseaba comer esta Pascua con vosotros antes de padecer"; porque "os digo que no la comeremos hasta que sea cumplida en el Reino de Dios" (Lc. 22: 15-16). Está presente el pan ázimo, dos copas de vino (en Lc) y unas bendiciones pero el significado nuevo dado por Jesús a la comida es el anuncio de su propia muerte, ya no se conmemorará la salida de Egipto, sino la muerte del Señor como sacrificio
1970. Procesión del Corpus en Daroca (Zaragoza) a su paso frente al desaparecido colegio de los PP. Escolapios, en la "ciudad de los Corporales".- 
pascual
. La idea del sacrificio pascual la desarrollará más el evangelio de Juan al mostrar a Jesús como “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo(Jn 1,29). El cuarto evangelio hace coincidir la muerte de Jesús con el sacrificio de los corderos pascuales. Así en Jn 19,14 al momento de su sentencia a muerte y luego en Jn 19,36 aplicando a Jesús lo prescrito sobre los corderos en las leyes de Ex 12,46 y Nm 9,12. Es decir, Jesús muere al mismo tiempo en que las familias judías acudían al templo a sacrificar a los corderos para celebrar la Pascua.
¿Fue la de Jesús una cena Pascual en el sentido judío? Se sostiene generalmente que nuestro Señor celebró la Pascua con sus discípulos el jueves en la noche, anticipando en un día la Pascua legal de los judíos. Veamos las diferentes soluciones. La primera es de Joseph Ratzinger, (papa Benedicto XVI): La Última Cena de Jesús con sus discípulos, no fue una cena pascual: el descubrimiento de los escritos de Qumram nos ha llevado a una posible solución convincente que, si bien todavía no es aceptada por todos, se presenta como muy probable. Ahora podemos decir que lo que San Juan refirió es históricamente preciso. Jesús derramó realmente su sangre en la víspera de la Pascua, a la hora de la inmolación de los corderos. Sin embargo, celebró la Pascua con sus discípulos probablemente según el calendario de Qumram, es decir, al menos un día antes: la celebró sin cordero, como la comunidad de Qumram, que no reconocía el templo de Herodes y estaba a la espera del nuevo templo. Por consiguiente, Jesús celebró la Pascua sin cordero;  en lugar del cordero se entregó a sí mismo, entregó su cuerpo y su sangre. Así anticipó su muerte como había anunciado: "Nadie me quita la vida; yo la doy voluntariamente" (Jn 10, 18). En el momento en que entregaba a sus discípulos su cuerpo y su sangre, cumplía realmente esa afirmación. Él mismo entregó su vida. Sólo de este modo la antigua Pascua alcanzaba su verdadero sentido.

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