martes, 30 de septiembre de 2014

El Veranillo de San Miguel marca el final del ciclo festivo del verano, y el comienzo del Otoño. El arcángel, vencedor del diablo, es el símbolo del triunfo de la vida sobre la muerte o lo que es lo mismo, del amor sobre la infelicidad

  San Miguel arcángel: "¿Quién como Dios?" 
 Luis Negro Marco / Valdoviño


 El libro bíblico del Apocalipsis incluye el relato en el que Lucifer y sus ángeles se levantaron contra Dios diciendo: “Non serviam: erimus sicut Deus” (No te serviré: seré como tú –Dios–). El arcángel san Miguel tomó entonces  las armas contra Lucifer y los ángeles rebeldes, diciendo: ¿“Quién como Dios”? Que esto es lo que significa en lengua hebrea Michael, nombre  que desde entones tomó el arcángel san Miguel. Los ángeles fieles a Dios  le siguieron y se trabó una gran guerra en el Cielo, en la que san Miguel y su ejército de ángeles libraron grandes batallas contra el dragón (Satanás) y sus legiones.

 El Libro de Enoch, redactado por el Pueblo Judío entre los siglos III y I antes de Cristo, cuenta que los ángeles buenos, comandados por los arcángeles san Miguel, san Gabriel, san Rafael y Uriel, dieron noticia a Dios de la rebelión, quien en respuesta mandó el Diluvio sobre la Tierra. Asimismo, Dios dijo a san Miguel que  venciese y después encadenase a Semjaza (Lucifer) a los árboles de los bosques hasta el día del Juicio final.
El combate de san Miguel y el dragón diablo en
Mont Saint-Michel.- Del libro: "Las muy ricas horas
del Duque de Berry" (siglo XV)

  Vencido el diablo (identificado en la Biblia con un dragón en forma de serpiente con alas) y sus ángeles rebeldes, no encontraron ya lugar en el Cielo y fueron precipitados al caos eterno (el Infierno) donde –siguiendo el relato del Libro de Enoch–  “hay fuego que jamás se extinguirá”. De este modo, Lucifer pasó de ser el más bello de los ángeles de Dios a convertirse en el lúgubre y malvado “Príncipe de las Tinieblas”. Por ello la iconografía cristiana referida a san Miguel, representa al arcángel (al igual que se representa a san Jorge), alanceando al diablo que yace vencido bajo sus pies. Y así aparece, por ejemplo en el relieve que adorna la fachada de la zaragozana iglesia de san Miguel de los Navarros.

El escritor italiano Dante Alighieri (1265-1321) en La Divina Comedia, describe a Satanás como una siniestra centella, no celestial sino destructora y portadora de muerte, que deja tras de sí olor a azufre, en adelante, distintivo de los diablos, al igual que su color, el amarillo, pero también el rojo, como símbolo del fuego abrasador. Y casualidad o no, la festividad cristiana del arcángel, coincide en el calendario con el fugazmente cálido “Veranillo de san Miguel”.

  Pero volviendo al Infierno “dantesco”, éste no es muy diferente al pagano de la Grecia y  de la Roma Clásica, y ya el poeta Virgilio (70-20 antes de Cristo) describió en La Eneida, un imaginario inframundo situado al otro lado de la Laguna Estigia, por la que navega Carón portando en su barca las almas de los muertos hacia el más allá. Allí les aguarda un dragón de tres cabezas, el can Cerbero (perro guardián) para asustar a los muertos antes de cruzar la `puerta del lado oscuro. 
Pintura que representa a San
Miguel vencedor del demonio, el
cual aparece representado como
una serpiente alada

 El Cristianismo proclama la liberación de los pecados de las personas por el sacrificio de Cristo, Hijo de Dios, en la cruz. Pero  si el mismo Jesús sufrió, aunque las venció,  las tentaciones del demonio durante su retiro de cuarenta Dios en el desierto, cuánto más los simples mortales. Quizás por ello, en la tradición y en los textos, no siempre aparece el  demonio como  un ser repugnante e indeseable, y algunas veces se le representa, incluso, ennoblecido. Así por ejemplo, el escritor inglés John Milton (1608-1674) en su poema El Paraíso Perdido, aborda con indulgencia la figura del diablo, así como la de (según el Génesis) los primeros padres de la Humanidad: Adán y Eva, expulsados por Dios del Paraíso terrenal por su desobediencia al comer la manzana del árbol prohibido.  Curiosa asimismo es la escultura de “El ángel caído”, en el madrileño Parque del Retiro, obra del artista español Ricardo Bellver (1845-1924), dedicada al diablo, e inspirada a su vez en unos versos del miltoniano Paraíso Perdido.

  Y en cuanto a la tradición popular, habrá que citar al antropólogo orensano Vicente Risco (1884-1963), quien en su libro “Satanás: Historia del diablo”, recupera un popular cuento gallego en el que un aldeano, perdido en el bosque de vuelta a casa, ante el trance de tener que cruzar un puente en mal estado sobre un caudaloso y desbordado río,  y no sabiendo muy bien a quién
Lucha de san Miguel contra el diablo
de San esteban de Aniés, por Juan de
la Abadía el Mayor. Museo Lázaro
Galdiano (Madrid)
encomendarse en tal apuro, empezó a decir mientras cruzaba: “Deus é bo e o demo non é tan malo”. 
Y también, en el día de san Miguel arcángel, viene a cuento citar una tradición  según la cual cuando la corona de gloria (que pretendía ceñir sobre su cabeza Lucifer) cayó de su frente, se desprendió de ella una gema de inmensa belleza, la cual, en su fulgurosa caída, centelleó deslumbrante, al tiempo que la luz divina abandonó por siempre el alma del rebelde Lucifer. La tradición afirma a su vez que aquella misteriosa gema quedó en poder de san Miguel arcángel y de ella, tallada por manos angelicales, fue fabricado en e Cielo el Santo Grial, el cáliz en que Cristo redentor bebió y dio de beber a sus apóstoles el vino durante la Última  Cena. El Santo Grial quedó así en el Cielo, adorado por los ángeles, hasta que estos lo habrían transmitido (entre los años 2000 y 1300 antes de Cristo) a los hombres en los primeros tiempos de los Patriarcas: Abraham, Isaac, Jacob, hasta Moisés, considerados los primeros padres del Pueblo de Israel. A ellos se refirió precisamente Cristo en la Biblia en numerosas ocasiones para decir que Él había venido al mundo para culminar su obra de salvación.
 

  

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