domingo, 2 de agosto de 2015

Padre Ignacio de Nicolás, escolapio: Comentario al Evangelio del domingo, 2 de agosto

Firmas invitadas
 (P. Ignacio de Nicolás, escolapio)

2 de agosto.- XVIII Domingo del tiempo ordinario: 
(Jn 6, 24-35) 

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P. Ignacio de Nicolás, escolapio

Introducción Jesús acaba de multiplicar los cinco panes y los dos pececillos y para evitar ser proclamado rey, envía por barco a sus discípulos a la otra orilla del lago a Cafarnaún y Él se retira al monte para orar. Durante esa travesía, un viento huracanado. Jesús anda sobre las aguas y se reúne con los discípulos. Una gran parte de la gente, viendo que Él no estaba allí ni sus discípulos, embarcaron en sus barcas y vinieron a Cafarnaún buscándolo. Aquí en el encuentro y dentro de la sinagoga sitúa Juan el famoso discurso del pan de vida. Veamos los detalles.
El Encuentro: Cuando pues vio la turba que Jesús no está allí ni sus discípulos, entraron ellos en las barcas y vinieron a Cafarnaún buscando a Jesús (24). Y hallándole al otro lado del mar, le dijeron: Rabbí, ¿cuándo acá has llegado?(25). Cum ergo vidisset turba quia Iesus non esset ibi neque discipuli eius, ascenderunt ipsi naviculas et venerunt Capharnaum quaerentes Iesum. Et cum invenissent eum trans mare, dixerunt ei: " Rabbi, quando huc venisti? La multitud estaba ansiosa de encontrar a Jesús. Su deseo de proclamarlo Rey al ver la multiplicación de los panes y con ello tener una vida más fácil y llevadera impulsaban aquella gente a encontrar de nuevo a Jesús. Sabían que Jesús tenía su domicilio en cafarnaún y es allí donde lo esperaban. Rabbí: Palabra compuesta de una raíz Rab [grande] y el posesivo I [mío] que era usado para denominar los maestros en Israel, aquellos escribas-fariseos de los que dependía la Ley oral o tradición, que era la interpretación de la Torah, muchas veces contraria a la verdadera Ley de Dios (Mt 15,6). El titulo era sin duda debido a su manera de interpretar la Ley, tan personal y diferente de los demás maestros de la Ley. Tenemos el arameo correspondiente Rabboni (el ciego de Jericó (Mc 10:51) y María Magdalena (Jn 20:16). Y se admiran de cómo había llegado, pues en aquellas circunstancias las barcas eran más rápidas que los caminantes por tierra. Por otra parte, sabían que había ido a la montaña y que no le habían visto subir a ninguna de las barcas que llegaban en la ocasión. Pues en la orilla de la multiplicación solo había quedado una barca (22) y en ella no había entrado Jesús. Lo que implicaba un fato fuera de común que ellos no entendían y que ahora pedían como explicación.
Jesús responde: Jesús les respondió: Ciertamente, ciertamente os digo: Vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado (26). Respondit eis Iesus et dixit: " Amen, aiimen dico vobis: Quaeritis me, non quia vidistis signa, sed quia manducastis ex panibus et saturati estis. Anem, Amem: es una palabra semítica que suele traducirse como «así sea», con un sentido aprobatorio, o «así es», como símbolo de reafirmación (por ejemplo, de la fe). Empleada en el judaísmo, posteriormente también fue adoptada por el cristianismo y el islam. Esta palabra es una de las aclamaciones litúrgicas más frecuentes, y se utiliza generalmente como fórmula para concluir las oraciones. El significado real de la palabra es ‘en verdad’, ‘ciertamente’ o ‘que conste’. Popularmente se le ha dado el significado de ‘así sea’, ‘palabra de Dios’ o, simplemente, ‘sí’. En efecto, la raíz de este adverbio implica firmeza, solidez, seguridad, y en hebreo es la misma que se utiliza para el vocablo «fe». En el Talmud se indica que la palabra 'amén' es un acrónimo que se podría traducir como 'Dios, Rey en el que se puede confiar'. Decir «amén» es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con miras a ratificar una proposición o a unirse a una plegaria. Por eso, expresado en forma conjunta o grupal en el ámbito de un servicio divino u oficio religioso también significa ‘estar de acuerdo’ con lo expresado en tal ocasión. Decir «amén» es proclamar que se tiene por verdadero lo que se acaba de decir, con miras a ratificar una proposición o a unirse a una plegaria. Por eso, expresado en forma conjunta o grupal en el ámbito de un servicio divino u oficio religioso también significa ‘estar de acuerdo’ con lo expresado en tal ocasión.  En contraste con el uso de amén como una reafirmación posterior (es decir, al final de la oración), los evangelios sitúan a Jesucristo iniciando algunos de sus discursos con un doble «Amén, amén», en el Nuevo Testamento, frecuentemente traducido como: «En verdad, en verdad» o «De cierto, de cierto». Equivale a un juramento, una afirmación en que la verdad del declarante está expresa sobre toda duda respecto a su fidelidad y a la verdad absoluta de lo que anuncia. 
Razón de vuestra búsqueda: Os habéis satisfecho. Esto
"Este es mi Hijo amado, en quien 
me complazco..." (Mt3,17). Foto: Luis Negro
es la satisfacción material tiene la prioridad aparentemente ineludible sobre otras necesidades. A eso aspiran casi la mayoría de los hombres. Pero existe otra prioridad que es la Verdad. Y de ella fueron señales [sëmeia] la multiplicación y la aparición tan extraordinaria de Jesús en Cafarnaún. Esta segunda visión es la que debería prevalecer en la mente de los oyentes.  Así comienza un memorable discurso que Juan nos ha conservado en su evangelio.
El verdadero pan: Trabajad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello (27). Operamini non cibum, qui perit, sed cibum, qui permanet in vitam aeternam, quem Filius hominis vobis dabit; hunc enim Pater signavit Deus! ". Trabajad: Del verbo ergazö esforzar, trabajar, obrar, como imperativo indica hacer un esfuerzo que no debe tener como fin el pan, que Jesús define como perecedero [apollymenën] participio de presente, el que se pierde, o sea esto el pan común que alimenta el cuerpo y que se pierde como como se corrompe también el cuerpo. Existe otro alimento el que permanece para dar la vida eterna. El primer pan da la vida temporal es el qe alimenta el del cuerpo El segundo prepara el alma para la vida eterna. ¿Cuál es ese alimento? Los evangélicos que no aceptan los sacramentos hablan de la palabra de Jesús y de la fe. La palabra aceptada con fe es la que da la vida eterna según explica el propio Jesús: Quien cree en el Hijo tiene la vida eterna  (Jn 3, 36) y Jn 11,25: « Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Para los católicos el pan es propiamente el Eucarístico en que Jesús se da como comida y bebida para la vida del mundo, como dirá en el mismo discurso: Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo (31) y  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día  (54). Es difícil interpretar estos versículos como restringidos a la palabra y a la fe con que es oída. Hijo del Hombre: Es una expresión de humildad que en español sustituye el YO personal, como Uno en español o La gente en portugués. Jesús pues, afirma que Él es el marcado por el sello del Padre. El griego usa el aoristo del verbo sfragizö sellar, marcar con  un sello,  y en sentido figurado guardar como cosa secreta, identificar. Los antiguos romanos y probablemente los de la eukumene, tenían la costumbre de llevar un sello que los identificaba, sello que dejaba a sus hijos naturales o adoptivos. Este sello de filiación es el que Jesús recibió en diversas ocasiones: Y una voz que salía de los cielos decía: « Este es mi Hijo amado, en quien me complazco (Mt3,17). También: Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo." (Jn 1,17). La conclusión es lógica: Si el Padre es el señor único de la vida  [Yahveh era el Dios de la vida] aquel a quien el Padre había dado su sello como Hijo, debía tener los mismos poderes: era el señor de vida y muerte.
La pregunta: Ellos le dijeron: « ¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios? » (28) Jesús les respondió: « La obra de Dios es que creáis en quien él ha enviado. » (29) Dixerunt ergo ad eum: " Quid faciemus, ut operemur opera Dei? ". 29 Respondit Iesus et dixit eis: " Hoc est opus Dei, ut credatis in eum, quem misit ille ". Como el pan natural no podía conserver la vida, los oyentes piden qué tipo e acciones podrían merecer esa vida eterna que Jesús prometía, vida que provenía directamente de Dios y como todo judío de su tiempo era um premio a obras especiales. Ya en el AT  después de oír los mandatos de Dios, Moisés afirma: Yo pongo hoy ante vosotros bendición y maldición (26) Bendición si escucháis los mandamientos de Yahveh vuestro Dios que yo os prescribo hoy, (27) maldición si desoís los mandamientos de Yahveh vuestro Dios, si os apartáis del camino que yo os prescribo hoy, para seguir a otros dioses que no conocéis (28). Una cosa semejante esperaban los judíos del nuevo Moisés [Jesús] que había multiplicado los alimentos. Respuesta: Jesús no pide esfuerzos ni mandatos sino fe: Por eso dirá su discípulo amado, que los mandatos del NT se resumen a dos: Uno de objetivo divino, la fe en el Hijo de Dios, y el otro de finalidad humana, el amor entre los hombres: este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó (1Jn3,23). Jesús responde con la primera parte: La obra de Dios, esto es, hacer lo que Dios manda, consiste principalmente en la fe: creed en el que Dios ha enviado.
Moisés y Jesús: Ellos entonces le dijeron: « ¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? (30) Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: Pan del cielo les dio a comer. »(31). Dixerunt ergo ei: " Quod ergo tu facis signum, ut videamus et credamus tibi? Quid operaris? 31 Patres nostri manna manducaverunt in Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.  deserto, sicut scriptum est: "Panem de caelo dedit eis manducare" . Los judíos piden una seña para que su fe tenga una base de veracidad divina, conforme escribe Paulo: los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría  (1 Corintios 1, 22). La señal que piden los fariseos era un prodigio del cielo (Mt 16,1), que no les sería dado (Mt 16,4). Y argumentan con el maná que según las Escrituras era precisamente un prodigio venido del cielo (Sal 105,40). Moisés les dijo: Este es el pan que Yahveh os da por alimento (Ex16,15). Y en Nehemías: Del cielo les mandaste el pan para su hambre (9,15).Moisés realmente tuvo la aprobación del cielo. Por eso seguimos sus mandatos. Faltaba preguntar: ¿Cuál el prodigio que tú ofreces como aprobación del cielo?
 Respuesta de Jesús: Jesús les respondió: « En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo;(32) porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo. »(33). Dixit ergo eis Iesus: " Amen, amen dico vobis: Non Moyses dedit vobis panem de caelo, sed Pater meus dat vobis panem de caelo verum;  panis enim Dei est, qui descendit de caelo et dat vitam mundo ". Jesús afirma que el,maná no fue uma dádiva de Moisés mas del cielo, de señor del cielo que es su Padre. Así afirma que Él es verdaderamente Hijo de Dios. Y como tal su nacimiento estaba en el cielo, del que bajó [como pan] para dar vida al mundo. Por eso puede afirmar que es el Padre el que da el verdadero pan: su Hijo que para nosotros es el nuevo pan de Dios como era para los israelitas en el desierto el maná. Para un católico la interpretación es obvia:  Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna (Jn 3,16). Aquí vemos la fe en el Hijo de Dios como causa de vida eterna. Pero también dirá Jesús más tarde y que fue motivo del abandono de muchos: Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre;  es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida (Jn 6,55). Palabras estas últimas que solo pueden tener sentido en la Eucaristía entendida en sentido católico y ortodoxa.
Petición final de los oyentes: Entonces le dijeron: « Señor, danos siempre de ese pan. » (34) Les dijo Jesús: « Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed (35). Dixerunt ergo ad eum: " Domine, semper da nobis panem hunc ".  Dixit eis Iesus: " Ego sum panis vitae. Qui venit ad me, non esuriet; et, qui credit in me, non sitiet umquam. Como en el caso de la samaritana, con el agua que quita totalmente la sede, y pide « Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla (Jn 4, 15) la codicia, el provecho, o la pereza dominan el ánimo de los oyentes y piden ese pan que tanta vitalidad promete en palabras de Jesús. Porque los judíos esperaban un nuevo Moisés que como Mesías repetiría el hecho del maná, según afirma el Rabí Berakhah: El primer redentor [Moisés] hizo descender el maná…e igualmente el último redentor [Mesías] hará descender el maná. Y encontramos finalmente la respuesta que pone término al evangelio de hoy: Él, Jesús, personalmente es el pan de la vida. Así lo afirmará en el versículo 48: Yo soy el pan de la vida. Y para que no existan dudas o sus palabras sean tomadas en sentido figurado como cuando se dice de una persona que es un pan, Jesús afirmará en el versículo 56: El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Usando la palabra carne [sarx] da un sentido más material a su persona que  como hombre está compuesta de carne y sangre. Por eso el Logos se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros (Jn1,14). Y de la sangre tenemos este testimonio: los cuales  no nacieron de sangre, ni de deseo de carne, sino que nacieron de Dios.
Reflexión: Los modernos hablan de dos discursos diferentes en la sinagoga de Cafarnaún del llamado Pan de Vida. En esa narración, encontramos una parte histórica narrada de un modo literario al modo como Platón describe la vida de su maestro Sócrates en sus diálogos. Las ideas comunicadas son más prioritarias que la exactitud de la historia. No podemos decir que no existiesen las circunstancias de lugar y tiempo, pero los detalles históricos ceden lugar a la catequesis [al kerigma] que es lo más importante de la narración. En nuestro caso, la catequesis es que Jesús es el verdadero Pan de una Vida que es la verdadera. Así como el pan se transforma en vida, nosotros nos transformamos en Cristo cuando Él sustituye el pan común por su cuerpo y sangre, no material sino substancial y espiritualmente vital. De una manera, que la Iglesia declara como transustanciación, Cristo está presente bajo las especies de pan y vino. Y Él se comunica para ser vida en nuestras vidas como alimento, que recibimos para la Vida Eterna. No existe mayor presencia de Cristo con su Iglesia, ni mayor unión con sus fieles que la presencia eucarística y la comunión bajo las especies de pan y vino.
     Pistas: 1) Tenemos el inicio del famoso discurso de Cafarnaún llamado del sermón del Pan de Vida. Jesús ofrece una nueva comida sustituyendo el pan natural que fortifica y alimenta el cuerpo. La primera  multiplicación de Jesús fue típica del maná en el desierto. Como Moisés alimentó a una multitud en el desierto con el maná, comida que provenía del cielo, Jesús hizo lo mismo en el desierto con cinco panes y dos pececillos. Eso era lo que esperaban los judíos: un pan material para la vida del cuerpo.
      2) Pero Jesús ofrece mucho más: un alimento válido para la Vida Eterna. Como en el caso de la samaritana que oye sobre el agua que apaga la sed para siempre, los judíos en su mentalidad materialista no entienden el verdadero sentido de las palabras de Jesús, que tendrá que decir al final: El espíritu es el que da vida; la carne no aprovecha para nada (63). Con eso Jesús quería decir que el alimento que Él daba era para el espíritu y totalmente espiritual.
  3) La pregunta que lógicamente podemos hacer es: ¿Cuál es ese pan espiritual que da vida al mundo? Tenemos tres soluciones: A) La doctrina que Él anuncia en nombre del Padre y que es la Verdad para la que ha nacido y venido al mundo: para dar testimonio de la misma (Jn 18,27). Por eso el que en Él cree tiene la Vida Eterna (Jn 6,47) B) Su propia vida ofrecida en sacrificio en el altar de la cruz: el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mt 20,28). C) El pan Eucarístico que Él anuncia en este discurso más adelante diciendo: El pan que yo daré es mi carne, vida del mundo (54). El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna (54).Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida (55).
   4) De las tres hipótesis del párrafo anterior, la más convincente es la última, una vez que sabemos por los sinópticos de la institución de la Eucaristía. En ella encontramos también confirmada la hipótesis B. Y si pensamos que para aceptar B y C debemos tener fe, entonces la hipótesis A entra dentro de lo que llamamos el Pan de Vida Eucarístico.
  5) La única razón por la que determinados evangélicos niegan la Eucaristía y solo aceptan A y B es porque no admiten los sacramentos, pues si lo hiciesen, negaría su trinidad de sola gratia, sola fides, sola Escritura.  
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 Ejemplo: Han pasado casi dos décadas desde que se comenzó a investigar el sangrado de una hostia que, además, creció de tamaño. Esto ocurrió en 1996 y se necesitaron innumerables estudios e investigaciones para confirmar, científicamente, de qué se trataba. Tras todo este tiempo se calificó como un milagro eucarístico, reconocido hace poco tiempo por el papa Francisco, en tanto el material se conserva intacto en el tabernáculo de la iglesia porteña de Santa María. La sorprendente noticia de que a mediados de los 90 en una parroquia de Buenos Aires había ocurrido el milagro de una hostia que se había convertido en carne sangrante, pasó desapercibido para la mayoría. Fue con el correr del tiempo y las pruebas científicas que el Vaticano tomó otra posición al respecto y un sacerdote del interior salteño puede contarlo como testigo directo y privilegiado. Ahora se conocieron nuevos testimonios que confirman este milagro. El sacerdote Alejandro Pezet, a cargo de la Parroquia Santa Rita de Casia, de Rosario de Lerma, y partícipe directo de esta cuestión fue quien recibió la hostia que una feligresa encontró en la parte trasera de la parroquia hace casi veinte años. En ese momento la guardó en un recipiente con agua en un sagrario y ocho días después, al abrirlo, todos observaron asombrados la transformación de la hostia.  Sobre esto dio detalles días atrás a la televisión italiana en el reconocido programa "La Strada dei Miracoli", de la cadena RETE 4 de ese país europeo, donde explicó el suceso de la hostia convertida en carne sangrante. La hostia tiene ADN humano y "forma parte del corazón estresado de una persona sufriente", según los científicos. A partir del año 1996, cuando se conoció sobre esta identidad, la Iglesia fue muy reservada en darla a conocer públicamente. Por entonces, Jorge Bergoglio era obispo de la Archidiócesis de Buenos Aires y, conocedor del tema como el resto de los prelados, mantuvo al resguardo los acontecimientos para no afectar la credibilidad de este milagro eucarístico. El sacerdote testigo lo detalló hace poco a una TV italiana. Todavía estoy asombrado por aquel episodio. Todavía tengo intacto aquel momento cuando al abrir el sagrario la hostia estaba sangrando. Conté los detalles como antes no lo había hecho a la televisión europea, porque el Vaticano me autorizó. El Papa lo hizo público también", le contó Pezet a El Tribuno (ver en internet un sacerdote de Salta), que, no con poco asombro, conoció sus declaraciones a la prensa italiana y fue a consultarlo. El Tribuno tiene la secuencia fotográfica completa 20 de ellas a las cuales, en las que se puede ver la hostia y todas ellas impresionan e impactan. 
 En una de las fotografías se puede observar la hostia sanguinolenta. Ocurrió durante los primeros días, cuando se descubre el milagro.  Semanas después, el tamaño y textura de la hostia se asemejó a un trozo de carne sangrante que creció en tamaño. Son una veintena de fotos. Y todas impresionan e impactan. Este milagro eucarístico se conserva igual pese a los 19 años que han pasado y no ha sufrido descomposición visible. Está en el tabernáculo de la iglesia de Santa María, en el barrio de Almagro, pero no se expone al público por razones de conservación y seguridad. Solo se exhibe una de las fotos profesionales encargadas por aquel entonces por el arzobispo Jorge Bergoglio.  Pezet sacó otras que nunca dio a conocer, pero sí realizó un análisis de la situación rodeado de sus colaboradores en su parroquia de Rosario de Lerma Sobre esto dio detalles días atrás a la televisión italiana en el reconocido programa "La Strada dei Miracoli", de la cadena RETE 4 de ese país europeo, donde explicó el suceso de la hostia La hostia tiene ADN humano y "son parte del corazón estresado de una persona sufriente", según los científicos. 

Frase: El ángel que distribuyó la Sagrada comunión a los pastores de Fátima les enseño esta acción de gracias: Yo te adoro, yo creo en ti, yo espero en ti Yo te amo. Te adoro por los que no te adoran, creo por los que no creen, espero por los que no esperan y te amo por los que no te aman. Francamente no he encontrado otra mejor.


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