sábado, 31 de diciembre de 2016

Entrevista a la profesora de la USC, Ofelia Rey Castelao, sobre la educación

Ofelia Rey Castelao, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Santiago de Compostela

San José de Calasanz merece un lugar especial en la historia de la Europa católica

 En estos momentos en que la educación es un tema de vivo de debate en los planos político, social y familiar, resulta de interés retomar la figura del pedagogo aragonés San José de Calasanz (1557-1648), por cuanto en 1597 abrió en Roma la primera escuela gratuita para los niños pobres, siendo el primer educador en concebir un plan pedagógico integral, específicamente dirigido a la infancia y la juventud de los estratos más humildes de la sociedad. Transcurridos más de cuatro siglos desde entonces, la educación sigue siendo uno de los grandes asuntos pendientes en la sociedad española de hoy. La profesora Ofelia Rey Castelao catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Santiago de Compostela, aporta, en su calidad de historiadora, algunas reflexiones respecto a la educación y la enseñanza a lo largo de la historia y hasta nuestros días.

Luis Negro Marco 

Siempre se habla de la necesidad de unos buenos planes de estudio e investigación, pero ¿por qué es importante para un Estado que disponga de un buen sistema educativo?

La Revolución francesa estableció que la educación universal y gratuita es un derecho e hizo que el Estado asumiese esa responsabilidad, a sabiendas de que no se podía esperar que otras instituciones la asumiesen. Esto se hizo sobre la convicción de que la educación era la base del progreso individual como colectivo, y tanto material como cultural, así que no puede haber duda de que es un bien general e irrenunciable que el Estado debe gestionar y eso solo puede hacerlo sobre una estructura educativa de calidad y de acceso general.

Y siendo tan importante la educación, cree que ha sido y es una ciencia bien tratada e investigada en la historiografía española con respecto, por ejemplo, a nuestros países vecinos?

Con respecto a Francia llevamos cierto retraso, pero quizá no respecto a otros países. El
Fernando Negro Marco: Portada de su libro
San José de Calasanz, el santo amigo de los
niños y de los jóvenes
; Miami, 2016.
problema en nuestro caso es la separación académica entre la historia de la educación, que se hace en las facultades de ciencias de la educación, y la historia cultural, que se hace en las de letras, sin apenas conexión y con el empleo de fuentes y métodos diferentes.

Desde una perspectiva historia, ¿la educación ha servido para la integración o para la discriminación social de las personas?

Depende. En general, mientras no nació la enseñanza totalmente gratuita y universal, sirvió más para la discriminación social que para la integración. Las mujeres fueron las más perjudicadas en todo momento, claro está.

¿Cuáles han podido ser las causas por las que en España, desde el siglo XVI, hasta nuestros días, buena parte de la educación haya recaído en las órdenes religiosas?

En España y en todos los países católicos. Pero eso solo es cierto en parte: los centros de enseñanza de todos los niveles y en especial las universidades, debieron más al clero secular; como perceptores mayoritarios de los diezmos, los obispos, canónigos e incluso párrocos fueron fundadores de universidades, cátedras de gramática y escuelas. El caso más claro es el de las escuelas parroquiales francesas. Las órdenes solo dieron enseñanza interna –para sus novicios y juniores- hasta la aparición de la Compañía de Jesús, que se basó en un concepto diferente, ya que era la enseñanza su razón de ser.

Constantemente se reivindica en nuestro país el fortalecimiento de la enseñanza pública respecto a la privada y la concertada ¿Qué diferencias cree que hay entre ambas y cómo piensa que podrían coexistir sin traumas?

Yo estudié en la escuela pública, en un instituto público y en una Universidad pública y creo en ese sistema porque sé que funciona. Esta pregunta no tendría sentido en Francia, donde la enseñanza privada es pagada por los padres y la pública por el Estado y no hay ese mestizaje según el cual lo privado es pagado con los impuestos de todos.

El santo aragonés San José de Calasanz abrió la primera escuela popular gratuita en Roma en 1597, y creó la Orden religiosa de las Escuelas Pías para universalizar su proyecto educativo ¿Podría decirse que constituyó su obra un antes y un después en la acción educativa universal?

Página de El Periódico del Estudiante, suple-
mento semanal de El Periódico de Aragón, en
el que fue publicada esta entrevista, el día 7
de 
diciembre de 2016
Nunca en la Historia nadie marca un antes y un después, salvo que se sea un genio, ya que siempre detrás de un acto individual hay una tendencia y ese es el caso de José de Calasanz, que no pretendió tampoco una enseñanza universal, sino cubrir un vacío educativo; por otra parte, no es un proyecto que tuviera en consideración el mundo rural ni en las Escuelas Pías se tuvo en cuenta a las niñas. Pero sin duda es una creación de enorme importancia que colaboró a la mejora de la situación general de los niños de sectores humildes y ya me parece que con eso se merece un lugar especial en la historia de la Europa católica.

Como historiadora ¿qué argumentos esgrimiría para  convencer a quienes sostienen que en la era digital la ciencia histórica no sirve para nada?

No suelo molestarme contestando a los que sostienen semejante cosa. Demuestran que ignoran que el hecho mismo de lo digital es una técnica al servicio de la ciencia, y la Historia es una ciencia cuyo fundamento teórico y metodológico solo se obtiene tras un largo proceso de formación.

Y para finalizar: A su juicio: ¿Cuáles son los principales retos que debería afrontar el sistema educativo español para proporcionar una enseñanza por la que dejemos de ser los últimos de la fila en Europa?

Primero: no somos los últimos de la fila. Los indicadores que se emplean para establecer las escalas no reflejan la realidad educativa de los países, sino que miden sobre todo su dotación material; por otra parte, meten en el mismo saco países con cien millones de habitantes y otros con cuatro o cinco, y es imposible que puedan compararse. Segundo: no tengo un criterio claro de qué es necesario hacer, salvo en una cosa: es imprescindible que cualquier reforma tenga en cuenta el ciclo educativo completo, desde la escuela infantil a la Universidad para que se eliminen los evidentes desajustes que explican que cada nivel se queje de la formación que se da en el anterior. 

lunes, 26 de diciembre de 2016

Feliz Navidad 2016 y Próspero año nuevo 2017


Navidad, Natividad, Nöel, Christmas


Jésus-Christ est né en Judée sous Auguste (l´an 749 après la fondation de Rome) pendant le recensement général que cet empereur ordonna dans tout l´empire. À 30 ans, Jésus prêche la doctrine nouvelle: a) Un Dieu unique "jaloux" (le Dieu d´Israël), parfait et infinitement bon, dont Jésus est le fils; b) Égalité essentielle de tous les  hommes aux yeux de Dieu; c) «Aimez-vous les uns les autres comme Dieu Vous a aimés»; d) Bonheur éternel dans l´autre monde pour les  hommes de bonne volonté qui auront pratiqué la vertu.
(G. HacquardJ. Dautry, et O. Maisani«Guide romain antique»; Librairie Hachette; Paris, 1952)

 

lunes, 19 de diciembre de 2016

Magnífica novela de Carmen Posadas que nos acerca a la olvidada memoria negra de España

La hija negra de la Duquesa de Alba

La escritora Carmen Posadas recrea en su novela, la desconocida sociedad esclavista española de comienzos del siglo XIX

Luis Negro Marco / Santiago de Compostela

Si en todos los tiempos ha habido una sociedad de arriba y otra de abajo, no siempre la historia ha sabido poner luz en estas dos realidades, inseparables sin embargo para comprender la siempre compleja verdad histórica. La Música nocturna de las calles de Madrid, del compositor italiano Luigi Boccherini (1743-1805), puede ilustrarnos sobre un estereotipo del pueblo español de la época, al igual que los grabados de Goya sobre La Tauromaquia, pero no  del verdadero ser hispano ni de la sociedad de entonces en su conjunto. Por debajo de las intrigas de la Corte de Carlos IV y de su esposa María Luisa de Parma, manejados a su antojo por Godoy, el Príncipe de la Paz, andaban además de la nobleza de abolengo (representada por las duquesas de Alba y de Osuna), la oficialidad militar (con acreditada limpieza de sangre), la hidalguía (a partes iguales adornada de miseria y orgullo), y la casta popular de chisperos, modistillas, majas y toreros (con sus cabellos enfardados en redecillas), bailando coplillas y tiranas al compás de la guitarra.
Este libro muestra la prácticamente desconocida  historia  del casi un millón de esclavos negros que hubo en España durante tres siglos, hasta mediados del siglo XIX, y refleja y muy bien el Madrid y la Corte española de Carlos IV
_______________________________
Carmen Posadas
La hija de Cayetana
Editorial Espasa, 516 páginas
Barcelona, 2016
_____________________________________________________
 Desde comienzos del siglo XVII, la trata de esclavos procedentes de África se había convertido en un negocio de escala mundial, de manera que –solo en el XVIII– fueron más de siete millones de esclavos los que se transportaron en barcos negreros desde las costas de África hasta el Nuevo Mundo. Y en el caso concreto de España, se estima que pudieron haber sido más de ochocientos mil los esclavos negros traídos a nuestro país entre 1450 y 1750. Esta masiva presencia, explicaría el hecho de que hasta bien entrado el siglo XIX, muchas de las cartillas escolares enseñaran el abecedario componiendo las letras con dibujos de personas negras. Y que, al mismo tiempo, el arte incorporara la exótica belleza de las mujeres y hombres esclavos negros en sus diferentes manifestaciones plásticas, siempre lastradas, eso sí, por el sesgo de la superioridad de los civilizados blancos europeos sobre los salvajes esclavos negros.

  Porque ni mucho menos fue la modernidad de la razón cartesiana la que acabó con las diferencias sociales. Más bien al contrario, se asentaron éstas ya no en la etérea nebulosa de la incultura medieval, sino en los sólidos fundamentos de las nuevas ciencias. De este modo el pedagogo francés La Chalotais (1701-1785) se lamentaba de que en las iglesias católicas se enseñase a leer y a escribir a gentes que no deberían haber aprendido sino a dibujar y a manejar el cepillo y la lima. Y no estaba el educador galo  hablando de esclavos, sino de la gente humilde del pueblo.
La escritora Carmen Posadas
Sin embargo, la historia de España ha dejado que la oscuridad engullera un último pero importante estrato social de la época de 1800: el grupo social de los cientos de miles de esclavos negros que en las primeras décadas del Ochocientos, llegaron a ser imprescindibles –como criados sin ningún tipo de derechos– en las casas de miles de familias españolas acomodadas, con pretensiones de adelantar un peldaño en la escala social.

 Y fue en aquellos difusos parámetros de aquella aún más difusa sociedad en los que María del Pilar Cayetana Álvarez de Toledo (1776-1802), la decimotercera Duquesa de Alba, adoptó a aquel bebé, seguramente hija de una esclava negra procedente de Cuba, a la que puso por nombre María de la Luz. Una hija adoptiva a la que – no tuvo descendencia biológica–  la Duquesa de Alba amó y protegió como propia. Goya la vio y la inmortalizó –al menos– en dos ocasiones. Una de ellas, en un grabado (que puede contemplarse en el Museo del Prado) en el que la negrita María de la Luz, aparece en manos de su madre, la Duquesa de Alba.

 Cayetana, amante de Godoy, rival de la reina, modelo y capricho de Goya, grande de España con alma de mantón de Lavapiés, falleció en extrañas circunstancias cuando todavía era joven, a los cuarenta años de edad, un cálido día de verano: el 23 de julio de 1802. Ni siquiera pudo darle un beso de despedida a su querida hija, la negrita de su vida, pero su amor a ella quedó bien patente en su testamento. La hija negra de la Duquesa de Alba, no podría heredar sus títulos por razones de su piel morena, pero sí una gran fortuna y una renta vitalicia de por vida. Aun así, aquella hermosa niña, una vez muerta su madre y protectora, ya no encontró motivo para seguir viviendo en un Madrid que, por razones de su color de piel, la relegaba de cualquier plano social. Seguramente María de la Luz volvió a la Cuba española, donde los africanos eran mayoría, y donde se le perdió definitivamente la pista;  aunque es muy posible que antes de su muerte la hija negra de la Duquesa de Alba preguntara a los  religiosos abacuás de los Orishas el porqué de un destino tan trágico y cruel para ella y los de su nación africana. 


sábado, 3 de diciembre de 2016

Azafrán, el oro rojo de las especias españolas

La rosa del azafrán
En Aragón, el cultivo de esta planta fue vital en tierras del Jiloca, y generó una interesante cultura en torno a su elaboración
Resultado de imagen de óPERA ROSA DEL AZAFRÁN cARÁTULA
ESBRINADORAS. Escena de la zarzuela La rosa del azafrán, del maestro Jacinto Guerrero, estrenada en Madrid en 1930

 Quizás en reconocimiento a la dureza del  cultivo, recolección y delicado proceso de elaboración del azafrán, el libreto de una de las zarzuelas (genero musical español por excelencia) lleva por título La rosa del azafrán. Con música del maestro Jacinto Guerrero, esta zarzuela fue estrenada en Madrid el 14 de marzo de 1930, dos días antes de la muerte del dictador Primo de Rivera en su exilio de París, y un mes después de que La Venus de ébano, la artista afroestadounidense Josephine Baker, bailase y cantase en el teatro metropolitano de la capital de España.

 En un símil  con las pasiones humanas, el telón de fondo sobre el que gira la trama de la ópera chica La rosa del azafrán se resume en  que la conquista de la persona amada, tarea ardua y de exigente entrega,  puede llegar a ser tan efímera como la fugacidad temporal de los azulados pétalos de la flor, o rosa, del azafrán.
                                                                                              por Luis Negro Marco
  Aunque originaria de Oriente (Irán y Afganistán), el azafrán se cultivó ya en la Grecia clásica y en la Roma imperial, de cuyas lenguas –helena y latina– deriva su nombre científico  (crocus sativus). Por esta razón, en España también se le conoció con el nombre de croco. Sin embargo la palabra azafrán, con toda probabilidad deriva del árabe hispano al-zafarán, con el posible significado (tanto por su color como por su doble riqueza: culinaria y económica) de oro rojo, pues el precio de un kilo de azafrán tostado (que requiere la recolección de unas 120. 000 flores), puede superar los 6.000 euros.

 En Aragón, el del azafrán ha sido un cultivo milenario en las tierras altas y frías del valle del Jiloca (donde –en la localidad turolense de Monreal del Campo– se encuentra precisamente el Museo del Azafrán–), así como en todos los pueblos de la redolada de la laguna de Gallocanta.

 Tiene la flor del azafrán tres estambres de color amarillo (que en Aragón se llaman lengüetas, y que son su órgano sexual masculino) que junto con los pétalos azules y tallo de la flor forman la bambolla (en Aragón farfolla), es decir, el desperdicio o parte no aprovechable. De manera que lo que verdaderamente importa de ella son sus tres estigmas de color rojo –su órgano sexual femenino– que  componen las hebras (o brines, palabra ésta típicamente aragonesa para designarlas) del azafrán. Esta planta no da frutos, y tiene su origen en un bulbo, popularmente conocido como cebolla, resistente a las heladas.  

 Los ratones de campo constituían una amenaza para las cebollas, por lo que una las tareas del cultivo del azafrán era localizar las tolvas de entrada a las galerías subterráneas en las que los roedores se cobijaban para, con la ayuda de un puchero y un fuelle, llenarlas de humo y atufarrar (asfixiar con humo) a los ratones para que no arruinaran la cosecha.

 La recogida de las flores tenía lugar durante los últimos días de octubre y los primeros de noviembre, y debía hacerse con el frío y la rosada de la mañana, pues si más tarde, las flores estarían abiertas, y marchitas, y por tanto inservibles. Las rosas se ponían en cestos de mimbre y se llevaban hasta las casas para proceder al desbrizne (en Aragón esbrine), labor consistente en separar los estambres de azafrán de la rosa. Y para ayudar en tan ingentes y delicadas tareas, era frecuente que los pueblos aragoneses lindantes con Guadalajara (los de la redolada de Gallocanta) contrataran a esbrinadoras (mujeres jóvenes de aquellas tierras, a las que por ello se llamaba castellanas), quienes como un miembro más, vivían con las familias durante las aproximadamente cuatro semanas que duraba la campaña de los zafranes.

 Una vez finalizado el esbrinado era menester secar el azafrán al fuego. Para ello se extendía cuidadosamente en cedazos, que se colocaban unos encima de otros sobre una estufa, con la precaución de que el fuego no estuviera muy vivo, pues podría echarlo todo a perder. Y una vez seco el azafrán, hasta el punto de quebrarse entre los dedos, se guardaba en cajas por completo exentas de humedad, forradas de papel, y cerradas herméticamente, hasta la llegada de los compradores, los azafraneros.

Como especia, el azafrán se emplea para condimentar los mejores y más diversos manjares, así como aromático y colorante natural. Antiguamente se empleó en medicina como estimulante y emenagogo (como remedio para los dolores menstruales). Y hasta los pintores lo usaron para sus pinceles, diluido en agua, dando lugar al amarillo luminoso o color azafranado. Pero sobretodo, el azafrán constituyó un modo de vida, generador a su vez de una rica cultura popular, hoy ya prácticamente perdida y olvidada.