lunes, 29 de mayo de 2017

Jesús Negro: "La verdad, como objeto de fe"

 FIRMAS INVITADAS 

Conocemos la verdad

Jesús Negro Marco
    (sacerdote escolapio)
  
  Nadie puede conocer la verdad si previamente no se la enseña Dios. La verdad no se la puede conquistar. Sólo se la puede recibir de parte de Dios, con humildad y agradecimiento. Después de recibirla, y con la ayuda de la gracia de Dios, hay que conquistarla, es decir, hay que hacerla propia con estudio y esfuerzo.   Y esto es fácil de comprender, pues todo lo que somos y hacemos es, primero, regalo amoroso de parte de Dios, y para nosotros, gratuito, pues ninguna exigencia podemos formular a Dios, ni ningún derecho tenemos.  Existimos por pura gracia de Dios. Alma, con entendimiento y voluntad, cuerpo, salud, todo, todo sin excepción es, primero, don de Dios.    

"La persona que razona lo hace unida a
  Dios su Creador
"
.-
Dibujo: Fernando Negro Marco
  Pues entonces, tratando de conocer la verdad, pasa lo mismo. Primero Dios nos da esa verdad por medio de la revelación divina y del don de nuestra fe católica, recibida en el bautismo. Por eso, la primera palabra que decimos en el Credo es «yo creo». Y, no decimos, «yo entiendo». Y eso ocurre también en la manera de adquirir todos nuestros conocimientos naturales y científicos. Creemos a nuestros padres, que nos dicen que lo son; a nuestros maestros; a los libros que leemos; a las personas con quienes nos relacionamos.  La fe humana está en la base de todo cuanto conocemos. Y si creemos en los hombres, que son falibles, ¿no creeremos a Dios, que ni se equivoca, ni puede equivocarse?  


 La verdad es objeto de fe. Tiene que ser recibida y creída, y a continuación tiene que ser estudiada y asimilada racionalmente. Y esa verdad, no es sólo acerca de dogmas, sino acerca del origen de todo lo que nuestros sentidos corporales captan, y entiende nuestra razón. Porque a continuación de decir «yo creo», decimos que creemos en «Dios Padre y Creador de todas las cosas». Por tanto la verdad no sólo es conjunto de ideas, sino que es toda la realidad existente. Y que antes de existir en este mundo, están en Dios, como «Creador de todo lo visible y lo invisible».

 Y Dios lo crea todo en su Verbo, que es Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre en las entrañas purísimas  de la Virgen María. Y todo, lo crea por Él y para Él. Y Jesucristo es la «Luz de la Verdad» que alumbra la inteligencia de cada hombre, crea o no crea, pues es el creador de toda alma humana. Dios es la Luz, la Inteligencia increada, que tiene una semejanza en la luz o inteligencia del alma del hombre. Por eso, conocemos todo con la inteligencia divina creada. Y es creada para evitar el panteísmo.  

 Job, en el capítulo 28 de su Libro en el Antiguo Testamento, nos dice: "Mas la sabiduría, ¿de dónde viene?, ¿cuál es la sede de la inteligencia? Ignora el hombre su sendero. No se encuentra en la tierra de los vivos. Sólo Dios conoce su lugar. Y Dios dijo al hombre: mira, el temor del Señor es la sabiduría; huir del mal, la Inteligencia".    
  
 Por tanto, para que el hombre llegue a ser sabio conociendo la verdad, necesariamente tiene que vivir unido a Jesucristo, tal como Él mismo lo enseña por su santa Iglesia católica. Primero es creer. A continuación, manejar la razón dentro del ámbito de la fe. Y esto no es ningún recorte para la razón, sino su ayuda y defensa.    

 La razón o luz divina en el alma, es para investigar todas las verdades creadas por Dios y para formular las leyes científicas. En la fe, el hombre siempre tiene un punto de referencia en su búsqueda de la verdad, pues puede saber si va por el camino recto o equivocado. Si sus razonamientos no contradicen la enseñanza de la fe católica, su camino es  verdadero. Pero si la manera de pensar y de vivir  va contra ella, la razón va por camino equivocado o malo.  

  El presente escrito me surgió a propósito de una carta aparecida recientemente en un diario titulada «Hay múltiples teorías filosóficas sobre la realidad», la cual terminaba su autor con este interrogante, tremendamente inquietante, pues lo peor que le puede pasar a uno es vivir en la eterna duda: "¿Acaso todo lo que pensamos sobre el mundo, sobre nosotros, sobre lo que nos sucede es fruto de un error de percepción?". Y yo afirmo que no hay ninguna razón para vivir en esa duda. Dios crea nuestro entendimiento perfectamente adecuado para conocer todo: lo existente y lo ideal.

  Nuestra inteligencia, espiritual, está sustancialmente unida a su cuerpo material formando una  única persona. Y así, conocemos lo que de espiritual hay en cada cosa, que es la esencia, que es lo que le hacer ser eso y no otra cosa, que abstraída de la materia es la idea que formamos de ella. Para conocer, utilizamos los sentidos del cuerpo, que nunca se equivocan, y el alma inteligente. Y la persona que razona lo hace unida a Dios su Creador. 

sábado, 27 de mayo de 2017

Día de las Fuerzas Armadas, 2017


Luis Negro Marco / Historiador y periodista

 En la reciente visita del presidente de los Estados Unidos al papa, éste pidió a Donald Trump que sea “un instrumento de paz”. Y si sus actos futuros así lo demuestran, serán sin duda la mayor prueba de patriotismo que el mandatario estadounidense pueda dar no solo a Norteamérica, sino al mundo entero. En realidad, el papa le ha planteado a Trump un gran desafío: que sea capaz de demostrar la coherencia de sus promesas, pues él mismo, durante la ceremonia de investidura como presidente número 45 de los Estados Unidos afirmó: “Cuando abres tu corazón al patriotismo, no hay lugar para los prejuicios”. De manera que ser patriota, en sus propias palabras, es sentirse orgulloso de lo propio  a la vez que mostrarse abierto hacia el exterior, y no encerrado tras las propias fronteras.

  Si algo nos enseña la Historia es que no podemos juzgar el pasado de acuerdo a nuestra
Paloma, sobrevolando el arco iris, símbolo de
esperanza para la paz, que no llega por sí sola, sino
con el esfuerzo de todos.-

Dibujo: Fernando Negro.- Miami, 2017
actual escala de valores. La sociedad también es afecta a las leyes de la evolución, y de acuerdo a ellas, cada realidad está caracterizada por sus propios modos de relación social,  así como por la reinterpretación de las estructuras, e incluso del lenguaje y sus significados, heredados del pasado. Así, durante la Revolución francesa, el término “patriota” sirvió para definir a los partidarios de la Revolución. Hoy en día, el patriotismo verdadero solo lo es si va cargado de sentimiento de universalidad, pues exige, a quien lo propugna, una sólida conciencia cívica y una trabajada educación social.

 La mayoría de quienes hoy en día denigran el concepto de patriotismo lo hacen, sin duda, desde el desconocimiento. Pues entraña, ante todo, un sentimiento de unidad, hasta tal punto que personas muy diferentes en cuanto a ideología, religión, origen, o condición social, pueden participar del mismo sentimiento patriótico, ya que está asociado con el ethos no nacionalista, es decir con el de las sociedades modernas, que trasciende fronteras.

 Se cuenta la anécdota de que en una visita al Museo Nacional del Patriotismo, en Atlanta, su fundador –Nick Snider– mostró orgulloso, a uno de sus ilustres visitantes,  una medalla que había pertenecido a la ciudadana afroamericana Rosa Parks (1913-2005),  pionera defensora de los derechos civiles de los negros en los Estados Unidos, que se hizo célebre al haber sido encarcelada tras negarse a ceder su asiento en el autobús a un hombre blanco. Aquella actitud, dijo Snider, fue un gran acto de patriotismo por parte de Rosa Parks, pues contribuyó a la eliminación de las leyes de segregación racial en los Estados Unidos, y por consiguiente a construir una América mejor.

La globalización, que parece solo se pensó para la economía, está exigiendo machaconamente a través de los diarios dramas humanos, la internacionalización (que no la fragmentación) de los Estados y su implicación en la justicia universal, las misiones internacionales para el mantenimiento de la paz, y su compromiso para erradicar las hambrunas y las enfermedades que a día de hoy padecen cientos de millones de personas en distintas partes del mundo.

 Quizás haya llegado el momento de que la Humanidad comience a trabajar en serio por lograr la paz kantiana universal, lo que requiere –en palabras del filósofo alemán– actuar responsablemente, desde la libertad. Estado ideal que a su vez emana de las leyes, libre y democráticamente por los ciudadanos otorgadas, y también por ellos aceptadas, de acuerdo a los principios de igualdad y justicia.

 Y es en este punto donde cobran especial importancia y significación las fuerzas armadas de las naciones. Hace tan solo unos meses, el gobierno de Suecia anunciaba que, a partir del próximo verano, iba a restablecer el servicio militar obligatorio, que había abolido en 2010. Y no solo Suecia. También el presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció durante su campaña electoral que uno de sus proyectos giraba en torno a la posibilidad de restablecer el servicio militar en el país. En España desapareció en 2001, bajo el gobierno de Aznar. Había perdurado por espacio de 200 años, y durante su vigencia, “la quinta” que era la designación por sorteo de un mozo entre cada cinco aptos, fue la manera en que se nutrieron de soldados nuestras Fuerzas Armadas.

El mapa del corazón demuestra que nuestro ser está
 siempre abierto al Universo.
Dibujo: Fernando Negro.- Miami, 2017
Actualmente, el ejército español está formado en su totalidad por oficialidad, tropa y marinería profesional, con el apoyo de un pequeño contingente de reserva voluntaria, ya que el servicio militar, en una sociedad democrática, es responsabilidad de la ciudadanía, por lo que consecuentemente, la Constitución española recoge en su artículo 30 que “los españoles tienen el derecho y el deber de defender a España”.

 En función de lo anterior, y en la línea de lo que están haciendo ya, como hemos visto, otros países europeos, ¿por qué España no habría de plantearse la eliminación del actual límite de edad para entrar en el Ejército, y abrir la oportunidad de entrada a miles de españoles que podrían aportar sus conocimientos y experiencia a nuestras Fuerzas Armadas?

  La existencia de una cultura de defensa es vital para cualquier país, por cuanto es preciso que la sociedad tome conciencia de que el trabajo que llevan a cabo sus Fuerzas Armadas salvaguarda su libertad y su seguridad. Y no solo eso, ya que las misiones internacionales que realizan, son decisivas para el restablecimiento y el mantenimiento de la paz en los países azotados por la guerra. Y por utópico que parezca, esas son también misiones que a todos nos conciernen.

jueves, 18 de mayo de 2017

«Retrototopía», obra póstuma de Zygmunt Bauman, publicada por la editorial "Paidós"

En busca de un pasado mejor

De la sólida Utopía, isla de la felicidad futura soñada por santo Tomás Moro en 1516, al líquido e inestable presente de la sociedad del vacío

Luis Negro Marco / Santiago de Compostela

 Es a santo Tomás Moro (1478-1535), inglés de nación, a quien  debemos la palabra     «utopía», título a su vez de su obra homónima, publicada en 1516. Utopía es el nombre de la mítica isla por él imaginada, donde las personas que en ella habrían de vivir, serían por completo felices, conviviendo armónicamente de acuerdo a una educación y unas leyes dimanantes de los principios universales de  libertad, igualdad, fraternidad y justicia. Mas desgraciadamente, a aquel mítico y futurista pedazo de tierra Tomás Moro lo llamó Utopía, nombre que, de acuerdo a sus raíces griegas, no significa otra cosa que “no existe tal lugar”.     
                                                                   
 Ya en nuestros días, fue el filósofo Zygmunt Bauman quien volvió de nuevo sobre aquella idea de un mañana ideal para la Humanidad, pero contemplado desde la perspectiva de los grandes paradigmas que marcan las pautas de nuestro tiempo. A él se debe el concepto de “sociedad líquida” para referirse a la nuestra. Bauman la define como una sociedad de consumidores, marcada por el valor que otorgamos al presente inmediato, de manera que la actualidad se torna con velocidad pasmosa en pasado lejano. Por ello, el nuestro es el mundo del “post” (después de), y así, con mucha frecuencia oímos hablar de la “postmodernidad”, y hasta muy habitualmente, de la “postverdad”. Término éste muy inquietante, por cuanto conlleva la negación de valores fundamentales (justicia, solidaridad, tolerancia, compasión…) que han posibilitado y hacen posible la convivencia pacífica y el desarrollo armónico de las civilizaciones. 

Zygmunt Bauman
Retrotopía
Editorial Paidós, 172 pp.
Barcelona, 2017
 Y es en este contexto de futuro ciertamente incierto en el que Zygmunt Bauman escribió «Retrotopía», obra publicada después de su reciente fallecimiento, que tuvo lugar el día 9 del pasado mes de enero.  El título de este libro («Retrotopía») es, al igual que la muy anterior obra de Tomás Moro, un neologismo. Mas ahora ya no se trata de encontrar en el futuro un lugar ideal en el que la Humanidad pueda vivir felizmente. Ahora ese sueño se ha licuado, y en la «postutopía» ya no se proyectan las esperanzas hacia un mundo feliz futurista (o en una galaxia muy lejana, frase con la que comienzan las películas de la saga de «Star Wars»), sino hacia el pasado (retro) abandonado y redivivo.

 La nuestra, no es sin embargo la primera de las sociedades empeñadas en revitalizar el pasado. El Renacimiento y el Neoclasicismo (en lo que respecta al resurgimiento de las antiguas civilizaciones griega y romana) son evidencia de ello en la cultura y el arte, así como la Contrarreforma (incidiendo en el fortalecimiento de sus originales cimientos piadosos), lo fue para la Iglesia católica. El mismo Orwell, el gran visionario de la posmodernidad,  supo ver la enorme influencia que ejerce el pasado en las estructuras sociales, y a así en su novela «1984», escribió: “Quien controla el pasado controla el futuro, y quien controla el presente controla el pasado”.

 De este modo, para Zygmunt Bauman, la Retrotopía sería  el anhelo universal de poder subsanar los defectos de la actual situación humana, resucitando los malogrados y olvidados potenciales del pasado. Y si este anhelo es el que ahora nos guía, todo apunta a que tal opción no puede ser otra que la constatación del fracaso de los modelos de convivencia actualmente existentes para que puedan garantizar la paz en el futuro. Dicho de otro modo, la Retrotopía no es sino la expresión palpable de que la Humanidad no está avanzando hacia la igualdad sino que está ahondando, cada vez más, en las injusticias y en  las diferencias económicas y sociales.

El filósofo Zygmunt Bauman (Polonia, 1925 - Leds, 2017)
A este respecto, el propio Bauman, en su libro «Extraños llamando a la puerta» exponía que construir muros  (físicos y no, como son los impermeables y excluyentes muros de los nacionalismos) en lugar de puentes, es un error. Para Bauman la verdadera crisis, más allá de la económica, es la que afecta a la propia Humanidad, la que está excluyendo, a fuerza de leyes y acciones carentes de razón, a los pobres y desheredados de este mundo. Se trata de la misma idea  que el papa Francisco expresó al referirse a “la cultura del desecho”, triste signo de nuestros tiempos, causante de que dos tercios de la población mundial viva en la pobreza o la miseria absoluta.

 No obstante, Bauman  se muestra razonablemente optimista al constatar que si bien ya no pensamos en la utopía, tampoco ha muerto en nosotros la inspiración humana que hizo que esa imagen fuera y siga siendo tan cautivadora. Aún hay un tiempo y un lugar para la esperanza, aunque ambos se hallen, y hayamos de buscarlos, en el pasado.


viernes, 12 de mayo de 2017

Costa de Marfil primer productor del mundo de cacao, y tercer productor de café en África

Costa de Marfil, akwaba (bienvenidos) al país del cacao


Luis Negro Marco / Historiador y periodista

El presente artículo ha sido publicado en el
número correspondiente al mes de abril de 2017
de LA GACETA DE GUINEA ECUATORIAL

http://www.lagacetadeguinea.com/
 El nombre de este país del África occidental, en el Golfo de Guinea, recuerda que hace siglos sus costas acogieron puertos importantes para la exportación del marfil, rumbo al mercado europeo. Costa de Marfil, o Côte d´Ivoire, por su nombre en francés, accedió a su soberanía  internacional el 7 de agosto de 1960.  País costero (cuenta con 550 kilómetros de costa atlántica), sus 322.460 kilómetros cuadrados de extensión territorial (más de once veces la de Guinea Ecuatorial), encuentran fronteras con Ghana, al este; con Burkina Faso y Mali al norte; y con Guinea Conakry y Liberia al oeste.  Desde 1983 La capital de Costa de Marfil es Yamusukro, en sustitución de Abiyán, ciudad que no obstante, sigue siendo la más importante del país, y en la que se concentra buena parte de su economía. La población de Côte d´Ivoire asciende a los 22 millones de habitantes, distribuidos en 60 etnias diferentes con sus respectivas lenguas, de las que –además del francés, que es el idioma oficial de Costa de Marfil–, destacan las siguientes: baulédiulábété y senufo. Actualmente, el país ha logrado superar una etapa de ocho años de enfrentamientos, y bajo la presidencia de Alasassane Ouattara (vencedor de las elecciones de 2010) está volviendo a la estabilidad y la cohesión social. La moneda oficial de Costa de Marfil es, al igual que la de Guinea ecuatorial, el franco CFA. En cuanto a la relación del país con lo sagrado, las religiones ampliamente mayoritarias son el Cristianismo y el Islam, si bien las religiones animistas siguen aún muy vivas, aunque es constatable en ellas el sincretismo religioso, fruto del aporte de las religiones monoteístas.  En cuanto a economía, hay que destacar que las fértiles tierras de Costa de Marfil han demostrado ser (al igual que Guinea Ecuatorial), muy aptas para el cultivo del cacao, ocupando en la actualidad el primer puesto de los países productores, a nivel mundial.

Fueron dos navegantes portugueses: Joao de Santarem y Pedro Escobar, los primeros europeos que, entre los años 1470 y 1471, dibujaron en sus cartas marítimas el litoral del territorio que conforma en la actualidad la nación de Costa de Marfil.  Ya en el siglo XVI, arribarían también los franceses, holandeses e ingleses, quienes desarrollaron un activo comercio  concerniente al marfil, productos tropicales, y principalmente, la Trata de esclavos, con destino a América.  La abolición de la esclavitud en 1815, en el Congreso de Viena –ratificada posteriormente en 1885, en el Congreso de Berlín–, abrió la vía al desarrollo de un nuevo tipo de relaciones comerciales entre los pueblos de Costa de Marfil y los nuevos agentes europeos que llegaban al territorio. De este modo, el 10 de marzo de 1893, el gobierno francés promulgó un decreto según el cual se erigía la colonia de Côte d´Ivoire. Posteriormente, en 1945 (al igual que ocurrió en el resto de colonias de África), los distintos pueblos integrantes de Côte d´Ivoire, apoyándose en el Manifiesto de Brazzaville (1944), crearon diversos partidos políticos que abogaban por la independencia. A los pocos años, la Constitución en Francia de la Cuarta República, y las leyes anti coloniales, abrieron nuevas perspectivas en Côte d´Ivoire para la reforma administrativa, incluido el sufragio universal. Fue así como, posteriormente al referéndum del 28 de marzo de 1958, se creó la “Comunidad franco-africana de Côte d´Ivoire”, base sobre la que se trabajó para el acceso a la independencia del país, proclamada oficialmente el 7 de agosto de 1960.

Chocolate con sabor africano
Parece ser que fue en España (en el Monasterio de Piedra, en la provincia de Zaragoza), donde unos
monjes cistercienses habrían preparado, por vez primera en Europa, sobre el año 1534, el primer chocolate a la taza. Delicioso y reconfortante dulce elaborado a partir del cacao, y al que los aztecas mejicanos dieron el afortunado nombre de “bebida de los dioses”, nombre que a su vez dieron al árbol del cacao los naturalistas europeos, con el apelativo griego de “Teobroma cacao” (bebida –broma–, de dioses –teo–). Y no obstante ser el cacao originariamente de América, es África donde se encuentra su primer productor a nivel mundial, y no es otro que Costa de Marfil, con una producción anual de 1,75 millones de toneladas, y una cuota de mercado que alcanza al 35% del consumo mundial. De manera que, de cada tableta de chocolate de doce porciones que se vende en el mundo, al menos cuatro de esas porciones tienen su origen en Costa de Marfil. De este modo, más de 7 millones de personas del país viven directa o indirectamente de los ingresos que genera el cacao, cuya
industria representa el 40% de los ingresos de exportación de la nación. Los períodos de recolección del cacao son dos, siendo el más importante el que abarca desde el mes de octubre hasta el mes de marzo. Asimismo, hay que tener en cuenta que Côte d´Ivoire es, con más de 105.000 toneladas anuales, el tercer productor de café (en sus variedades arábica y robusta) de África. Los períodos de recolección del café son los mismos que los del cacao, es decir,  de octubre a marzo. Señalaremos por ultimo que el país es también el primer productor de caucho en África, ya que Costa de Marfil cuenta con 330.000 hectáreas de plantones de hevea (también llamado árbol del caucho), con una producción que alcanza las 365.000 toneladas de caucho anuales.

Culturas y tradiciones
Costa de Marfil se estructura en cuatro grandes áreas culturales: AkanGouróMandé y Krou. Y
todas ellas albergan costumbres y ritos diversos, constituyendo auténticas minas de sabiduría ancestral. Entre los bailes y ritos tradicionales más destacados de Costa de Marfil, encontramos el “Goly”, que así se denomina a un tipo de máscara que se enfunda en la cabeza, intentando semejar el aspecto de un búfalo, adornado con cascabeles, portando el personaje que la ostenta, mechones de hojas de palma en los tobillos. Es ésta una manifestación característica de los grupos étnicos Akan y Gouró. Otra destacada manifestación cultural ivorense  es el “Tématé”, baile festivo de las regiones de Dan y Wè, en el oeste de Costa de Marfil, inspirado en los trabajos del cultivo y la cosecha del arroz, en los que las bailarinas tratan de recrear, con sus danzas, las distintas etapas, desde la siembra, hasta la recolección del arroz. Hay que recordar aquí que Côte d´Ivoire es
un país muy apto para el cultivo del arroz, (que requiere de mucha agua), ya que cuenta en su suelo con hasta 300.000 hectáreas de lagunas. Señalaremos por último la danza sagrada del “Boloy” (también conocido como baile de los hombres-panteras, por el traje que llevan), que es el rito de iniciación de los jóvenes de la etnia Senufo. La danza del Boloy requiere de extraordinarias aptitudes físicas por parte de los danzantes, que compiten en destrezas acrobáticas, demostrando de este modo su valor y su fuerza. 

Abiyán, capital del turismo africano

Vista nocturna de Abiyán
Concluiremos nuestro breve recorrido por Costa de Marfil recalando en su exuberante naturaleza, puesto que el país cuenta con 2 millones de hectáreas de sabanas arboladas, incluyendo zonas de selva, lo que ha permitido al país crear 8 Parques Nacionales (destacando el de Taï, declarado como  “Reserva de la Biosfera” por la UNESCO), y 21 zonas de Reserva Natural.

  Asimismo, Côte d´Ivoire cuenta con una gran riqueza de flora (hasta 2.500 especies vegetales se han descrito en el territorio) y fauna, con cientos de especies de aves diferentes, monos y mariposas de las más exóticas que en el mundo se puedan encontrar. Un hábitat asimismo propicio para los hipopótamos y los búfalos, y muy principalmente, para el elefante, el animal totémico de Costa de Marfil.

 Como colofón a este reportaje destacaremos que entre el 28 de abril y el 1 de mayo, la ciudad marfileña de Abiyán se ha convertido en la capital del turismo africano, dado que en ella se ha celebrado la segunda edición del SITA (Salón Internacional de Turismo de Abiyán), en la línea de FITUR (Feria Internacional de Turismo), que anualmente se celebra en Madrid.







jueves, 4 de mayo de 2017

"Territorio", de Miguel Sáenz: Un emotivo recuerdo de un pedazo de España que fue y ya no lo es, publicado por la editorial Funambulista.

Miguel Sáenz, escritor y académico de la RAE, rememora la historia de su infancia africana en la  que fuera provincia española del África occidental
Portada del libro, con una acuarela,
 obra del autor, Miguel Sáenz
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Miguel Sáenz
Territorio
Editorial Funambulista, 231 pp.
Madrid, 2017
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 La confederación de Ait Ba Amrán, fue el nombre original del territorio marroquí que, en virtud de distintos tratados (desde los Reyes Católicos, hasta el definitivo, firmado en Madrid, el 27 de noviembre de 1912, entre España y Francia, relativo a la delimitación de sus posesiones y respectivos protectorados en Marruecos) pasó a incorporarse a España con el nombre de “Territorio de Ifni”. Una pequeña porción de tierra de alrededor de 1.500 km² (sus límites nunca fueron precisos),  y  con unos tan hermosos como peligrosos, para la navegación, 50 kilómetros de costa. 

El Territorio de Ifni (que fue provincia española –la más pequeña– entre 1958 y 1969) distaba tan solo 187 millas de Canarias (Arrecife, en la isla de Lanzarote era el punto más cercano a Sidi Ifni, la capital del Territorio),  y geográficamente se situaba al  norte, y separadamente, del Sahara Occidental (ex territorio de soberanía y provincia española –lo fue hasta el 20 de noviembre de 1975–), a 664 kilómetros de su capital, El Aaiún.

Luis Negro Marco 
Asimismo cabe señalar que, desde junio de 1957 y hasta finales de febrero de 1958, el Territorio fue escenario de la llamada Guerra de Ifni, en la que combatieron soldados españoles contra el entonces denominado “Ejército de Liberación Nacional” del monarca Mohamed V. Una lucha que estuvo motivada por las aspiraciones del rey alauita de incorporar a Marruecos los territorios atlánticos bajo protectorado español, que entonces eran los territorios de Ifni y Sáhara Occidental.

 Fueron ocho meses de duros combates en los que la España de Franco llegó a enviar hasta veinte mil soldados, incluidos paracaidistas (uno de ellos el hermano del autor de este libro, que en los primeros días resultó herido de gravedad en una pierna) y casi toda la Legión, quienes llegaron a la capital del Territorio, Sidi Ifni, casi al mismo tiempo que los irregulares marroquíes iniciaban el asedio. En el fragor de los combates, Carmen Sevilla y Miguel Gila fueron los artistas que la Dictadura eligió para que actuaran allí (el día de Nochebuena de 1957), con la finalidad de infundir ánimo a los combatientes españoles, en su mayoría soldados de reemplazo. Llegada la paz, Ifni siguió siendo territorio español (lo fue hasta 1969, año en que fue incorporado a Marruecos durante el reinado de Hassan II). En el balance de bajas de aquella guerra, algunas fuentes apuntan a que del lado español, pudieron haber ascendido a doscientos muertos, quinientos heridos, y ochenta soldados desaparecidos.

 Éste, no obstante, no es el Ifni que Miguel Sáenz Sagaseta de Ilúrdoz (nacido en la localidad
Límites del Territorio de Ifni, provincia española
hasta 1969, año en que el Territorio quedó
incorporado a Marruecos
marroquí de Larache en 1932), autor de Territorio, conoció. Por cuanto sus vivencias infantiles en aquella minúscula provincia de ultramar (“una isla canaria varada en el continente africano”) discurrieron entre 1942 –año en que su padre, general africanista, fue  nombrado administrador del Territorio– y 1953, fecha en que la familia (sus padres, hermano mayor y hermana pequeña) regresó a la Península. 

 En el postfacio de esta novela autobiográfica, escribe Eduardo Gallarza que Territorio es la infancia sentida por el autor, y las distintas hojas del libro, la cartografía de su relato. Acuarelas de memoria sobre un mundo ajeno vivido apasionadamente como propio e imperecedero. Un contradictoriamente hermoso (mítico y real, desértico y habitable) territorio africano que Miguel Sáenz conoció siendo niño y abandonó durante sus primeros años de juventud para no regresar. Si bien, lo que traslucen las coordenadas de su emotiva geografía, es que buena parte de su esencia vital sigue habitando en aquel paraíso perdido, llamado Territorio.