sábado, 28 de febrero de 2015

150 años de lucha contra la segregación racial en los Estados Unidos



  http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/opinion/selma-king-malcolm-x_1008236.html

El Periódico de Aragón. Noticias de Zaragoza, Huesca y Teruel

Selma, King y Malcolm X

Corría el año de 1965, y la primavera irrumpía en la ciudad estadounidense de Selma, en el Estado sureño de Alabama. El 7 de marzo, la urbe había sido escenario de una pacífica marcha por la reivindicación del derecho al voto de los negros en los Estados del Sur. Una garantía legal violada durante décadas por las autoridades federales. Aunque pacífica, la manifestación fue reprimida de manera tan brutal por la policía que recibió el nombre de Bloody sunday (Domingo sangriento), el mismo con el que se conoció años después la represión habida en Derry --Irlanda del Norte-- el domingo (30 de enero, de 1972) cuando el ejército inglés cargó contra manifestantes independentistas irlandeses, matando a 14 de ellos.

Pero la manifestación de Selma, lejos de ser un fracaso, supuso un revulsivo para la lucha pacífica por la abolición de las leyes segregacionistas.El reverendo Martin Luther King (que había recibido el premio Nobel de la Paz un año antes de estos sucesos, en 1964), insistió en que las marchas por los derechos civiles entre Selma y Montgomery (capital del Estado de Alabama) continuasen, de manera que hubo dos más. La última finalizaba el 25 de marzo de 1965. Aquella noche, Viola Liuzzo, una joven mujer blanca, de apenas 40 años participaba en la marcha como conductora de apoyo a los manifestantes. Por la misma autopista, un coche Impala de color rojo y blanco, lleno de furiosos Klansmen (hombres del Ku Klux Klan), había salido a la caza de manifestantes, y pronto encontrarían lo que buscaban. 
Un Chevrolet parado ante un semáforo en rojo, esperando la luz verde para cruzar el puente de Pettus, llamó su atención. Los Klansmen giraron en contra dirección, ajenos a cualquier legalidad y estacionaron a la altura del Chevrolet. En su interior,una mujer blanca iba al volante, acompañada de un hombre negro. Cuatro disparos acabaron con la vida de la mujer. Las aguas del río Alabama se tiñeron de rojo.

Quizás lo más trágico es que cuando se produjo el asesinato de Viola Liuzzo, hacía tan solo diez días (el 15 de marzo de 1965) que el presidente de los Estados Unidos, Lyndon Johnson, "en nombre de la dignidad del hombre y el destino de la democracia", había promovido una ley que prohibía la discriminación racial en el voto en los EEUU. Pero como en la antigua "ruta de la esclavitud", en Benín, eran muchos y con mucho poder los americanos blancos que no estaban dispuestos a abrir la puerta del no retorno, la que se cerraba tras los esclavos, asegurándoles que jamás volverían a África.
En este año se conmemoran los 50 años de las marchas de Selma, y los 46 del asesinato de Luther King, ocurrido en Memphis el 4 de abril de 1968. El 16 de octubre de aquel mismo año, durante las Olimpiadas de México, el atleta afroamericano Tommie Smith batía el récord del mundo en la prueba de 200 metros, mientras su compatriota, el también afroamericano John Carlos, se alzaba con el bronce. Llegado el momento de recoger sus medallas desde los cajones del podio, ambos fueron protagonistas de una de las más simbólicas imágenes del siglo XX, cuando al comenzar los acordes del himno los Estados Unidos, ambos alzaron sus puños envueltos en un guante negro, símbolo del Black power (Poder negro). Ante las recriminaciones que posteriormente recibieron los atletas, ellos manifestaron: "Somos negros y estamos orgullosos de serlo", en referencia al álbum que con el mismo nombre publicó ese año James Brown.

A pesar de lo que ha significado la figura de Martin Luther King, hasta este mismo año, jamás se había hecho una película sobre su figura. Selma ha aspirado al Óscar a la mejor película, y su directora, Ava Du Vernay, ha sido la primera directora negra nominada a un Globo de Oro. Su estreno está previsto para el 6 de marzo en España. Para Du Vernay, que haya sido con la presidencia de Obama, el primer presidente negro de EEUU, cuando Hollywood se haya decidido a producir películas como 12 años de Esclavitud, Lincoln o El mayordomo, no es un hecho casual.

Distinto fue el caso de Malcolm X (la X representaba los apellidos que los esclavos negros perdieron una vez fueron presos de la Trata), el otro gran activista --junto a Martin Luther King-- en la defensa de los derechos civiles de los negro-americanos. En 1992, Spike Lee dirigió una película sobre su vida, protagonizada por el actor Denzel Washington. En cambio la figura de Malcolm X ha pasado a la historia difusa e interesadamente empañada, como contraria a la vía pacífica de King, la cual defendieron ambos. Quizás Malcolm X desde una vertiente más rebelde como líder de la Nación del Islam, pero también con un programa político bien definido, como el de su partido: Unidad Africana. Fue precisamente el día de su presentación, el 21 de febrero de 1965, cuando (instantes antes de iniciar su conferencia en el Audubon Ballroom del barrio neoyorquino de Harlem) Malcolm X cayó fulminantemente abatido por siete balas. Nunca se ha sabido con seguridad quiénes fueron sus asesinos, pero sí que el baile que se iba a celebrar tras su intervención, en el mismo lugar del crimen, se desarrolló con normalidad, después de que tres empleadas negras de la limpieza lavaran la sangre del escenario

domingo, 15 de febrero de 2015

En las artes del saber amar y del saber ser amados, bien podrían encontrarse las claves de la felicidad


 El Periódico de Aragón

El amor en la historia

En nuestra cultura occidental, la palabra amor aún nos evoca a la mitología clásica, y al travieso Cupido arrojando flechas de amor sobre corazones solitarios para despertar su pasión. Las diosas del amor fueron las más conocidas, populares y solicitadas de cualquier panteón de la Antigüedad. Así, el templo romano de mayores dimensiones pertenecía a Venus, diosa del amor sensual pero también de la naturaleza armoniosa.
Pero en las civilizaciones antiguas, la definición del amor asociado a sus divinidades, fue siempre amplia, incluido el amor maternal, el de la amistad y el eros, o amor sexual. El filósofo griego Platón fue quien, ya en el siglo IV antes de Cristo, distinguió dos tipos de amor: uno, el que se correspondía con la diosa Afrodita Urania, cuyo amor era espiritual o divino; el otro, el de Afrodita Pandemo, que representaba el amor profano.
Vinculadas al agua, los objetos relucientes, y las joyas, una de las más célebres diosas del amor asociada a las flores fue la azteca Xochiquetzal, madre de todas las cosas. Asimismo, la diosa del amor Erzulie (originaria deBenín, en África occidental) cruzó el Atlántico a bordo de barcos negreros hasta convertirse en divinidad dominante del panteón vudú en las islas del Caribe, principalmente Haití.
Y ya en fechas mucho más próximas a nuestros días, el filósofo suizo Denis de Rougemont, afirmaba en 1971 (en su libro El Amor y Occidente) que el amor no había existido siempre, y que fue una invención francesa del siglo XII. Afirmación tan categórica como infundada, lo cierto esque fue en el siglo XII cuando el duque de Aquitania, Guillermo IX, generalizó a través de sus poemas eróticos la noción del amor como motivo primordial de la existencia; creando al mismo tiempo la figura del amante, con una ética propia, opuesta al modelo de santo de la Iglesia y al héroe de la
epopeya.
Interesante también fue la teoría del medievalista francés Georges Duby, según la cual, los trovadores se habrían convertido durante la Alta Edad Media, en portadores de la baja aristocracia, la de los caballeros, cuyo amor vendría a ser el único medio de hacer que la alta aristocracia de los señores, simbolizada en la "dama", reconociera su dignidad.
El siglo XVI supondría un cambio cualitativo en la concepción del amor en Europa, propiciada por los nuevos paradigmas generados por la dialéctica entre el Renacimiento, la Reforma protestante y la Contrarreforma. En este contexto destacó la labor intelectual de Margarita de Valois (1492-1549) cuya producción literaria (al igual que el Arcipreste de Hita en su Libro del Buen Amor) proclama una victoria del corazón --es decir, del amor-- sobre la razón. Siguiendo el ejemplo del Decamerón de Bocaccio, escribió un libro de gran sensibilidad para la comprensión del arsamandi, titulado Las Cortes del Amor: una colección de cuentos, en los que sitúa el amor por encima del honor y sublima el culto a la pasión amorosa.
Y completando el bucle de la literatura amorosa, interesante es también la relación existente entre la historia de los Amantes de Teruel (Diego e Isabel) yla anteriormente obra citada: El Decamerón de Bocaccio. Así, y según un artículo que Hartzenbusch publicó en 1843, la historia de los amantes pronto habría sido propagada por los aragoneses (que entonces dominaban en Sicilia y mantenían relaciones con Nápoles y toda Italia), de manera que bien pudo servir de base para que Bocaccio, hacia 1350, escribiera en su Decamerón el cuento de Girólamo y Salvestra. Incluso podría ser que los nombres ficticios que tienen los protagonistas en el cuento del Decamerón, provengan de una adaptación de los dos apellidos auténticos turolenses (Marsilla et Segura) de acuerdo a un anagrama ideado por el autor italiano.
Teruel, como paradigma del amor, alberga en la provincia otra interesante manifestación del sentimiento que da sentido a la existencia de la humanidad. El escritor Manuel Polo y Peyrolón lo relató con gracia y delicadeza en Los Mayos de la Sierra de Albarracín, libro publicado en 1916. Menéndez Pelayo escribía en su prólogo: "Habla de los amores entre un muchacho y una garrida moza, que se perecen el uno por el otro, aunque los padres tienen allá sus enemistades, igual que Castelvinos y Monteses en la tragediade Shakespeare". Y es que en las artes del saber amar y del saber ser amados, bien podrían encontrarse las claves de la verdadera felicidad.

domingo, 8 de febrero de 2015

Punta Mbonda, el faro de Guinea Ecuatorial

http://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=web&cd=1&cad=rja&uact=8&ved=0CCMQFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.lagacetadeguinea.com%2F&ei=3cPXVNLYLYL_sATGo4HoAQ&usg=AFQjCNExZcKCug3vqG9LrYIOCDwPQ6mdJA&sig2=9dQ4qskAYTH5VQ4hAhpuhQ&bvm=bv.85464276,d.cWc



      El faro de Punta Mbonda

Punta Mbonda pertenece a la provincia Litoral y está integrada en el Parque Nacional de Río Campo. La lengua de tierra que se adentra en el mar, sin llegar a constituir un cabo, fue el lugar elegido por los españoles, en tiempos de la colonia, para construir allí un faro, en el año 1958. En la imagen, puede apreciarse cómo emerge la torre sobre la línea de palmeras, junto a la playa.-   Foto: Luis Negro Marco

Bello ejemplo de arqueología industrial en Guinea Ecuatorial       

Luis Negro Marco / Zaragoza

Las hermosas playas de Punta Mbonda dibujan un moderado saliente orográfico que se adentra en el mar aunque sin llegar a la categoría geográfica de cabo. La localidad de Punta Mbonda, situada en el extremo noroccidental de la región Litoral de Guinea Ecuatorial, forma parte del Parque Natural de Río Ntem  (o Río Campo).
                              
En tiempos de la colonia, y dada la especial situación de Mbonda, los españoles decidieron construir en tan privilegiado espacio, un espectacular faro que se terminó de construir en 1958, año que figura impreso en la flecha de la veleta que indica los puntos cardinales, y que corona el foco de donde se irradiaba la luz para guiar a los barcos que se aproximaban a la costa: desde la desembocadura del río Ntem hasta Bata. De hecho, la ciudad puede contemplarse con nitidez desde lo alto del faro en los días claros.


Arriba, un grupo de niños se divierte junto a la playa de Punta Mbonda, con la vista del faro, construido en 1958, tras ellos. En las imágenes siguientes, el faro de Punta Mbonda nos va desvelando su estructura y altura conforme nos aproximamos a su emplazamiento.- Fotos: Luis Negro Marco

Los faros, unas construcciones milenarias
La finalidad práctica de los faros, era la de alumbrar durante la noche a los barcos cuando se aproximaban a las costa, para guiarlos a puerto, y evitar que encallasen en promontorios de rocas no señalados en las cartas náuticas. Y aunque todavía permanecen  activos muchos faros en las costas de todo el mundo, la actual navegación por satélite los ha reducido a un reducido número respecto a los que existían hace apenas medio siglo.

 Uno de los faros más famosos de toda la historia de la humanidad estuvo precisamente en las costas de África. Lo construyeron los egipcios en la ciudad de Alejandría, casi trescientos años antes del nacimiento de Cristo, y su altura se estima que pudo llegar hasta los 150 metros. Anterior en 2.300 años a la construcción de los rascacielos que decoran los cielos de Nueva York, el faro de Alejandría fue durante siglos la estructura más alta construida y como tal, considerada como una de las “Siete Maravillas del Mundo”, de las que en la actualidad solo se conservan las pirámides, también de Egipto. Al parecer el faro de Alejandría quedó destruido debido a un terremoto que asoló la ciudad y que habría tenido lugar a comienzos del siglo XIV.

 Pero además de los egipcios, también la civilización romana, (así llamada porque tuvo su capital en Roma) hace, más de dos mil años, vio la necesidad de construir faros a lo largo de las costas de todo su imperio, para posibilitar la navegación de sus navíos de guerra y barcos de navegación mercante. Uno de estos faros lo construyeron los romanos en la ciudad española de A Coruña (en la actual comunidad autónoma de Galicia), 75 años después del nacimiento de Cristo. Este faro  que recibe el nombre de  


En torno a la base del faro de Punta Mbonda, los arquitectos proyectaron las viviendas de los torreros (o fareros), así como los almacenes y dependencias auxiliares.                        Foto: Luis Negro Marco

 “La Torre de Hércules”, y tiene 50 metros de altura, ha sido objeto de diversas remodelaciones a lo largo de los siglos y a día de hoy, aún permanece activo. Debido a su antigüedad, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2009, constituyendo uno de los reclamos turísticos más importantes de la ciudad gallega, de manera similar a como ocurre con “La Torre de Pisa” en Italia, o con “La Torre Eiffel” en París. 

La construcción de faros en España dependía durante la colonia, del Ministerio de Fomento, y dentro de este Ministerio, de la Dirección General de Obras Públicas y de los ingenieros del Cuerpo de Caminos, Canales y Puertos.

Las linternas de los faros
 A lo largo de la historia, los faros han ido teniendo distintos aparatos de alumbrado. De este modo, y hasta aproximadamente el año 1680, se iluminaban, bien por medio de hogueras alimentadas con carbón o con leña, bien por medio de teas, velas de sebo o enormes lámparas de aceite. Pero a partir de 1750 y a lo largo de todo el siglo XIX, fueron muchos los cambios que se introdujeron para la modernización de las lámparas de los faros, así como en el tipo de energía empleada para la generación del foco luminoso. De este modo, los faros pudieron, además de señalizar la navegación, emitir señales lumínicas a los barcos y potenciar su alcance de foco por medio de reflectores, lentes y aparatos para producir las diferentes apariencias de luz. 
 El primer faro español cuya linterna fue alimentada con luz eléctrica, fue el faro de Cabo Villano, situado en las costas de A Coruña, inaugurado en 1896. Asimismo, uno de los primeros faros del mundo hechos de hormigón armado fue construido por España en el que fue su Protectorado de Marruecos. Se trata del faro de Punta Nador, erigido en 1914 cerca de las costas marroquíes de Larache. 
Otra vista del faro de Punta Mbonda, en la que se aprecia su proximidad respecto a sus blancas playas de  fina arena.-                        Foto: Luis Negro Marco

El faro de Punta Mbonda
 Construido en 1958, su torre alcanza los 40 metros de altura, y está formada por un prisma octogonal, cuyos laterales se iluminan a través de ventanas dispuestas de forma radial a modo de escalera de caracol. En su parte superior, se diseñó una rotonda de observación, en cuya parte central, protegida con bóveda de cristal y tirantes de acero, se colocó su potente linterna giratoria, iluminada por lámparas de arco voltaico.  La energía de la luz era eléctrica, si bien, para las emergencias también podía recurrirse a especiales y alargadas bombonas de gas, que emitían una potente iluminación.  En torno a la base de la torre del faro, los arquitectos proyectaron las viviendas de los torreros (o fareros), así como los almacenes y dependencias auxiliares, distribuidos simétricamente en su base. Edificaciones que fueron ideadas para dotar de estabilidad al conjunto, al estar su base empotrada sobre  la solera general de hormigón armado que constituye su cimentación. El faro de Punta Mbonda responde al modelo de los


Dos imágenes que muestran las idílicas y bellas playas de Punta Mbonda. En la fotografía superior, curiosas formas que adoptan los troncos de las palmeras para eludir el contacto con las olas. Abajo, un racimo de cocos en plena maduración.-         Fotos: Luis Negro Marco

últimos faros construidos por España, con hormigón armado, con el que se conseguía una gran economía en la construcción. Y es que los anteriores faros que habían sido construidos en madera, o metal, debían ser sometidos a frecuentes y costosas pinturas, necesarias para su mantenimiento y conservación. 

Tradiciones de Punta Mbonda
Esta hermosa población cuenta con una bonita iglesia dedicada a la Inmaculada Concepción, en uno de cuyos laterales se abre un pórtico, y sobre su fachada principal se halla erigida una pequeña espadaña, reforzada con placas metálicas, en cuyo interior está instalada la antigua campana que, desde hace décadas se hace tañer en Mbonda para convocar a los fieles a misa. Respecto a las tradiciones de la localidad, el  que fuera vicario de la provincia española de Fernando Poo –el claretiano Leoncio Fernández Galilea–, publicó en 1950 un interesante libro de memorias sobre su misión apostólica en Guinea Ecuatorial entre los años 1935 y 1957. En dicho libro, el sacerdote español (nacido en 1892 en el pueblo español de Tosos, en la provincia de Zaragoza) realizaba un interesante estudio etnológico sobre las costumbres, tradiciones, cuentos, leyendas, cultura popular, música, canciones y manifestaciones festivas de los pueblos que forman parte de Guinea Ecuatorial. Y en uno de sus capítulos se refiere a Punta Mbonda, y a la leyenda de los “hombres-tigre”, que según se contaba por las aldeas,  


Vista de la iglesia de Punta Mbonda, en una imagen tomada en el año 2012.-   Foto: Luis Negro Marco

 “jugueteaban por las playas, y hasta de día se los veía corretear por los platanares de Malonga y de Nguba...”. Y también hablaba el Padre Leoncio en su libro de la belleza inconmensurable de las playas de Punta Mbonda, como todavía hoy se muestran, en su estado de naturaleza viva y pura. Así como de la afabilidad y alegría de sus moradores de etnia ndowesa; de sus ancestrales manifestaciones culturales y su estrecha relación con el mar, esencia de su modo de vida y amistad imperecedera con  las aguas africanas atlánticas que otorgan identidad a la nación de Guinea Ecuatorial.