jueves, 29 de junio de 2017

Libro de John Merriman en la Editorial Siglo XXI, sobre la Comuna de París de 1871


Erigida desde las barricadas, la Comuna de París  gobernó la ciudad desde el 18 de marzo hasta su cruento final, durante la última semana de mayo de 1871

Luis Negro Marco / Santiago de Compostela

John MerrimanMasacre: Vida y muuerte
en la Comuna de París de 1871”.- Editorial
 Siglo XXI; 404 pp.- Madrid, 2017
 En el momento de la proclamación de la Comuna (duró poco más de dos meses –desde el 18 de marzo al 28 de mayo de 1871–) París contaba con una población superior a los dos millones de habitantes. Entonces, la capital de Francia se agrupaba en distritos, algunos de los cuales destacaban por la extrema pobreza de sus moradores.

 Tras la estrepitosa derrota francesa de Sedán (1 de septiembre de 1870) frente al poderoso ejército prusiano, el propio emperador Luis Napoleón III había sido apresado. Acababa así el Segundo Imperio, y ante el clamor popular, el 4 de septiembre era proclamada en Francia la III República, de la que Thiers fue elegido su presidente. No obstante, aún quedaba pendiente la firma del tratado de paz con la Alemania de Bismarck, cuyas tropas hicieron su entrada triunfal en París el 27 de febrero de 1871.  

 En estas circunstancias, las pretensiones de Thiers de disolver la Guardia Nacional parisiense (que no era una fuerza militar profesional, sino integrada por paisanos  corrientes, orgullosos de defender su ciudad y los barrios en los que habían sido movilizados), así como la exigencia inmediata del pago de deudas por alquiler –que habían quedado suspendidos durante la guerra– crearon la animadversión de los habitantes de París contra el Gobierno, que decidió trasladarse a Versalles.

Defensas comuneras en la muralla de París, en abril de 1871
Consciente de que de los 260 batallones con que contaba la Guardia Nacional en París, no disponía de más de 60 para garantizar el orden, el 18 de marzo de 1871 Thiers ordenó que el ejército se incautase de los cañones que estaban en posesión de los federados parisinos. Mas, ante la negativa: –“Dad la vuelta a vuestros fusiles”, se oyó decir desde las barricadas a los soldados que hacia ellas apuntaban– las tropas acabaron rebelándose contra el general Lecomte, quien –siendo apresado– fue fusilado a los pocos días por los comuneros.

 De este modo, casi por sorpresa, había comenzado la rebelión, y con ella la revolución de la Comuna de París. Benoît Malon, miembro de la Internacional, llegó a proclamar: “nunca una revolución había sorprendido tanto a los revolucionarios”. Pronto, la Comuna llego a ser entendida como una guerra de clases entre burgueses y trabajadores parisinos, agrupados por una tácita alianza entre ciudadanos proletarios e intelectuales radicales.

  El triunfo de la Comuna de París significaba para sus protagonistas, el desarrollo de una autonomía municipal (la de París) para avanzar hacia una república democrática social en Francia. Pronto el color rojo (distintivo de los comuneros) empezó a verse en cinturones e insignias personales, así como en carteles, estandartes y banderas de todo París. 
 Una de las primeras medidas del gobierno de la Comuna, fue decretar obligatoria y gratuita la enseñanza primaria. Los cafés, clubes y gabinetes literarios, se convirtieron pronto en los centros fundamentales para la propagación del ideario y política de la Comuna, esencialmente secular y por ello contrario al poder de la Iglesia y el clero. De hecho Georges Darboy, arzobispo de París, sería fusilado el 24 de mayo.

 Así las cosas, la comunera Louise Michel proponía cambiar la religión por la moralidad: “¡Proletarios: vais a renacer!”. Por las calles se volvía a cantar “La Marsellesa”, que había sido
Grabado que representa a un pelotón de soldados procediendo
al fusilamiento de comuneros en las calles de París.
Mayo de 1871
prohibida años antes por su asociación con el ideario comunista. Por todo ello, Thiers estaba convencido de que los miembros de la Internacional comunista eran los verdaderos responsables del levantamiento del 18 de marzo.  Y si bien es cierto que Karl Marx envío desde Londres a la joven rusa Elizabeta Dmitrieff para que le enviara informes sobre la situación en París, históricamente no está atestiguado que la Internacional fuera (al menos directamente) la impulsora de la revolución de 1871 en París.

 Finalmente, el 22 de mayo, Thiers decidió desde Versalles el ataque definitivo de sus tropas, integradas por 130.000 soldados, contra los 16.000 que pudo reunir la Comuna. Fue el comienzo de la “Semana sangrienta” durante la cual, las fuerzas regulares perpetraron una auténtica masacre, acabando con la vida de, al menos, 15.000 parisinos. Incluso, los fusilamientos indiscriminados, sin juicio previo, o sumarísimo, continuaron semanas después de haber sido derrotado el gobierno de la Comuna. Numerosos edificios de París habían ardido. Pronto corrió el pábulo de que las causantes de los incendios habían sido grupos de mujeres organizadas (llamadas les petroleuses). Acusadas de este delito, sin prueba alguna, decenas de ellas, fueron fusiladas. Quedaba además el saldo de 40.000 personas investigadas, encarceladas, o forzadas al exilio.

 Este fue el trágico final de la Comuna, concluido con siete días de mayo teñidos de sangre y fuego detrás de las barricadas de París. Pero “si bien el cadáver yacía muerto, la idea seguía en pie” (Víctor Hugo). De este modo, es muy posible que Mayo del 68 jamás hubiera existido sin el cuasi centenario precedente de la Comuna de París.


miércoles, 28 de junio de 2017

Sobre las revelaciones de Santa Brígida

 FIRMAS INVITADAS 

Representación de un condenado en el Infierno

Jesús Negro Marco (Sacerdote escolapio)

Lo he encontrado en "La mujer pobre"  de Leon Bloy. El autor lo pone en latín, tal vez por la dureza excesiva del retrato, y es copiado de las Revelaciones  de Santa Brígida, exactamente de "Revelationum colestium Sanctae Birgittae", liber quartus, cap. VII. Yo lo he traducido. Y es así:

"No sabemos nada de las delicias del Cielo, donde está el
sumo amor, ni de los atroces tormentos del Infierno, donde
está la desesperación
".- Dibujo: Fernando Negro Marco
 "Enseguida se le mostró a la esposa, algo que se abría como un cierto lugar terrible y tenebroso, en el que apareció un horno ardiente por dentro. Y aquel fuego, ninguna otra cosa tenía por combustible sino demonios y almas vivientes. Sobre este horno apareció aquella alma de la que ya se había escuchado su juicio en los altos lugares.  Los pies del alma estaban fijados en el horno y el alma estaba erguida como una persona. Pero no estaba ni muy alta ni muy baja, sino como a un lado del horno. La figura del alma era terrible y admirable.  El fuego del horno parecía ser aspirado hacia arriba por dentro de los pies del alma a la manera de como el agua sube hacia arriba por las tuberías, y, a gran presión ascendía, y, salía por la cabeza, a la vez que por los poros fluían chorros de ardiente fuego.  Las orejas parecían fuelles para avivar los fuegos que salían por los orificios y removían a todo el cerebro con un continuo resoplido.    Los ojos, con estrabismo, estaban hundidos y parecían estar pegados, por dentro, al occipucio. La boca estaba abierta y la lengua, saliente por la nariz rajada, bajaba hasta los labios. Los brazos eran tan largos que bajaban hasta los pies.    Las dos manos parecían tener y amasar una cierta masa blanda de pez ardiente. La envoltura que aparecía sobre el alma parecía tener la forma de la piel sobre el cuerpo y era como tela de un vestido cubierto de esperma humano. Ese vestido era helado, por lo que todo el que lo veía quedaba estremecidoY de esa piel manaba algo, como el pus de una úlcera corrompida con sangre y el hedor era tan asqueroso que no se puede parecer al más pésimo hedor de este mundo. Viendo tanta tribulación se oía la voz de aquella alma que a intervalos decía cinco veces: ¡Ay!, gritando con todas sus fuerzas, entre lágrimas".

  Al leer esto recordé lo que Dios dice en el Libro del A.T. QOHELET: "Ni de amor ni de odio el hombre sabe nada. Y lo que entiende en este mundo sobre ambas cosas es vanidad".  Y es verdad: No sabemos nada de las delicias del Cielo donde está el sumo amor, ni de los atroces tormentos del infierno, donde está el sumo odio y desesperación.  Y también pienso: ¿Y si este texto se propalara por todos los medios de comunicación, qué ocurriría? ¿ Se atreverían?  ¿Se atreverían a leerlo?. Muchos no tendrían ni cuajo para acabar de leerlo. Y los encargados de hacer las noticias lo tirarían.
 En su lugar seguirían engañando y mintiendo a la teleaudiencia con noticias apañadas para que sigan bien alienados de la realidad de esta vida y de lo que hay en la otra después de la muerte, que les puede venir en cualquier momento. Y si se mueren en pecado mortal, sin arrepentimiento, esto es exactamente lo que les espera. Y para toda la eternidad.

  Recuerdo que Santa Teresa de Jesús, tiene la descripción del lugar del infierno a donde ella, dice, podría estar si no era fiel a las gracias que le daba Nuestro Señor. Y también me dio miedo de leerlo.

domingo, 18 de junio de 2017

Jesús Negro Marco: "Es Dios quien dota de significado a la vida"

 FIRMAS INVITADAS 
SOLO DIOS ES NECESARIO

Jesús Negro Marco (Sacerdote escolapio)

Todos los hombres que son, fueron y serán, son nada ante Dios. Sus hazañas, por muy grandiosas que digamos que son, son nada para Dios. Toda la ciencia, por maravillosa que sea, es nada para Dios.

 Toda la creación, ángeles y hombres incluidos, son nada para Él. Todos los seres creados, sin excepción, no hacen sino ejecutar milimétricamente lo que Dios quiere que se realice, en cada instante del tiempo. Dios, y sólo Él, es el autor y el protagonista de la Historia, de toda la Historia.

 Por eso, los santos son los que han comprendido perfectamente esto, y, se han hecho santos, con la gracia de Dios, por supuesto, pues sin ella.... ¡imposible! Por eso, los hombres de clausura renuncian a vivir en el mundo, y se dedican a rezar y a ofrecer su vida entera, para salvar al mundo.   Por eso, los curas y monjas hacen los tres votos santos de pobreza, castidad y obediencia.   Por eso, los cristianos prefieren la muerte antes que pecar.  Por eso, viven la vida como lo manda Dios por su Santa Iglesia Católica.    Por eso, no votan a ningún partido que quiere gobernar contra Dios.

 Por eso viven de la fe: “sometieron reinos, hicieron justicia, alcanzaron las promesas... fueron
"Dios, y sólo Él, es el autor y el
protagonista de la Historia, de toda
 la Historia
" Collage: Fernando Negro Marco
valientes en la guerra, rechazando ejércitos extranjeros; las mujeres recobraron resucitados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusando la libertad por conseguir una resurrección mejor; otros soportaron burlas y azotes, y hasta cadenas y prisiones; apedreados, torturados, aserrados, muertos a espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de oveja y de cabras; faltos de todo; oprimidos y maltratados, hombres de los que no era digno el mundo; errantes por desiertos y montañas, por cavernas y antros de la tierra
"
(Carta a los Hebreos, 11, 34-38).

 Por eso: "Nada es bueno sólo por lo que aparece al exterior. El mismo Jesucristo, nuestro Dios, ahora que está con su Padre, es cuando mejor se manifiesta. Lo que necesita el Cristianismo, cuando es odiado por el mundo, no son palabras persuasivas, sino grandeza de alma". (San Ignacio de Antioquía).  

 Por eso, nuestra santa española Teresa de Jesús nos enseña en poesía: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, dios no se muda, la paciencia, todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta, sólo Dios basta". Por eso, los que no entienden la realidad de la vida y de la Historia de esta manera, pierden su existencia de manera triste y lamentable, gastándola en humo, vacío, nada, pensando              –erróneamente–, que son ellos los verdaderos protagonistas y autores de la Historia, de su historia.      

No han querido o no han podido llegar a conocer que....  ¡Sólo Dios basta!

jueves, 8 de junio de 2017

El escritor keniano Wa Thiong´o, exponente de la vitalidad actual de la literatura africana

Ngugi Wa Thiong’o, escritor africano candidato al premio Nobel de literatura
La Gaceta de Guinea Enero 2014Finalmente ha sido galardonado el cantante estadounidense Bob Dylan (cincuenta años de música y letras sobre los escenarios de todo el mundo), pero hasta el mismo día de la decisión del jurado, sonaba con mucha fuerza, para recibir el premio Nobel de Literatura en la presente edición de 2016, el nombre del escritor africano Ngugi wa Thiong'o, nacido en Kenia en 1938, cuyos libros (escritos en su lengua natal africana, Gikuyu) han sido traducidos a más de 30 idiomas, y su extensa obra literaria se halla presente en la práctica totalidad de países del mundo.   (Artículo publicado en la revista La Gaceta de Guinea Ecuatorial, correspondiente al número de febrero-marzo de 2017)   www.lagacetadeguinea.com/

Luis Negro Marco
(Historiador y periodista)

El escritor Ngugi wa Thiong'o, nació en Kenia, en el año 1938,  en el seno de una familia polígama, y en un tiempo en el que su tierra natal se encontraba bajo el dominio colonial de Inglaterra (1895-1963). Sus ojos de adolescente vieron cómo en el año 1952 el movimiento independista Mau Mau de su país se levantó en armas contra los colonizadores británicos, dando comienzo a una cruenta guerra que no finalizó hasta 1962, un año antes de la independencia de Kenia, alcanzada el 12 de diciembre de 1963.  El gran impacto que en el joven escritor provocó el horror de aquella guerra, es precisamente uno de los temas recurrentes en la mayoría de libros que componen su extraordinaria obra literaria, que le sitúa entre los grandes escritores de la literatura contemporánea a nivel mundial.

Un intelectual polifacético
 Actualmente profesor de Inglés y de Literatura Comparada, en la Universidad de California en Irvine, Nguyi wa Thiong´o está en posesión de diez títulos de doctorado (uno de ellos, honoris causa), otorgados por universidades de todo el mundo. Desde 2014 es uno de los pocos intelectuales extranjeros que forma parte de  la «Academia Americana de las Ciencias», así como 
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Nguyi wa Thiong´o es escritor y profesor de universidad en los Estados Unidos. Nació en Kenia (en la ciudad de Limuru) el 5 de enero de 1938. Casado con la también keniana Njeeri wa Ngugi, es padre de cuatro hijos, uno de los cuales, Mukoma wa Ngugi, también es escritor.
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de la correspondiente de las Artes y de las Letras.  Además de profesor y novelista, Nguyi wa Thiong´o es ensayista, periodista, editor de diarios y revistas literarias (siempre en su lengua materna Gikuyu), así como un destacado activista social en favor de los derechos civiles y el desarrollo de los países de África. Muy comprometido en la lucha por la libertad y unidad de las naciones del continente, el primero de sus escritos fue una  obra de teatro que llevaba por título «El ermitaño negro», la cual fue estrenada en el año 1962  en el teatro principal de la ciudad de Kampala (Uganda), con motivo, precisamente de la celebración, en ese mismo año, de la independencia del país.

Defensor de la Literatura Africana
 En 1967 (cuatro años después de la independencia de Kenia), Ngugi obtuvo la cátedra de Literatura Inglesa en la universidad de Nairobi, siendo el líder de los profesores de dicho centro universitario que reivindicaron el cambio del nombre “Literatura inglesa”,  por el de, simplemente “Literatura”, con la finalidad de que la asignatura diera cabida a la literatura africana en su conjunto, y su relación con la literatura mundial. La idea del entonces joven escritor Ngugi wa Thiong'o era simple: «Si solo se puede estudiar una historia de la literatura en la universidad, ¿por qué esa literatura no ha de ser la africana, y estudiar el resto en relación a ella?». Aquella posición ideológica del escritor keniano fue determinante en el desarrollo de la intelectualidad postcolonial africana que tuvo lugar en todo el continente a partir de la década de 1970.

Escritor en lengua Gikuyu
 Precisamente, uno de los años de aquella década: 1977, fue especialmente difícil en la vida de Ngugi Wa Thiong'o. Tras haber publicado con éxito en aquel año «Pétalos de rosa», libro que fue aclamado por la crítica de África y Europa, Nguyi estrenó en su ciudad natal de Limuru, la obra de teatro: «Me casaré cuando yo quiera». Una obra mordaz, en la que el escritor criticaba las
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 Portada del libro «Sueños en tiempos de guerra. Memoria de infancia»,  de Nguyi wa Thiong´o publicado en 2016 por la editorial española Rayo Verde”.
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injusticias sociales e interdicciones legales que prohibían a los ciudadanos de Kenia  expresarse en sus lenguas tribales. El resultado fue que las autoridades locales decidieron el arresto de Ngugi Wa Thiong'o, que fue enviado a prisión a finales de diciembre de 1977. Y al igual que le ocurriera a Miguel de Cervantes (que fue estando en prisión cuando decidió escribir su universal obra literaria: «Don Quijote de la Mancha»), del mismo modo, estando en la cárcel, Ngugi Wa Thiong'o tomó la decisión de dejar de escribir en Inglés (la lengua de los colonizadores) y hacerlo en Gikuyu, la lengua de la tribu keniata de los Tonga, a la que pertenecía su madre.

 De acuerdo a su decisión (que ha seguido al pie de la letra hasta hoy), escribió –en papel higiénico de la prisión– la novela titulada «Caitani Mutharabaini», la cual fue publicada años después de su salida de prisión, en diciembre de 1978. Cuatro años después, Ngugi Wa Thiong'o se vio abocado a abandonar Kenia y se trasladó a vivir a Inglaterra (1982-1989) y posteriormente a Estados Unidos (1989-2002). Entre 1986 y 1996, el gobierno del presidente de Kenia, Daniel Arap Moi (que presidió el país hasta 2002), decretó la retirada de los libros de Nguyi Wa Thiong’o de todas las librerías, a raíz de la publicación del libro «Matigari», que las autoridades interpretaron como una ofensa hacia el presidente de la nación.

Brillante académico y escritor
 Mientras tanto, el escritor keniata trabajó intensamente en distintas universidades de América y Europa, siendo profesor en la universidad alemana de Byreuth, así como en el Instituto Borough de Londres, y en el Instituto de Estudios Dramáticos de Estocolmo (Suecia). Más tarde, entre 1988 y 1992, Ngugi Wa Thiong'o se incorporó a la universidad estadounidense de Yale, como profesor titular de Literatura comparada, al tiempo que impartía clases de Literatura africana en los cinco colegios universitarios más importantes de los Estados Unidos: Amherst, Mount Holyoke, New Hampshire, Smith y East Massachusetts. Esta brillante trayectoria profesional le llevó a ser nombrado en 1992, profesor de Literatura y Teatro en la Universidad de Nueva York, puesto que desempeñó hasta 2002, siendo promovido en aquel año a la cátedra de Literatura de la Universidad de California Irvine, en la que a día de hoy continúa ejerciendo.

 En 1986 Nguyi wa Thiong´o publicó un libro de título revelador: «Descolonizar la mente» (en inglés, «Writing against the Neo Colonialism»literalmente traducido: “Escribiendo contra el neocolonialismo”), a partir de los textos de cuatro de sus conferencias en distintas universidades de los Estados Unidos. Un libro en el que el autor reflexiona sobre el papel que tiene la lengua (el idioma propio) en la construcción de la identidad nacional, cultural, económica, histórica y social de las naciones.

Nguyi wa Thiong´o, es actualmente catedrático de Inglés y Literatura Comparada en la Universidad de California (ciudad de Irvine). A sus 78 años continúa escribiendo y participando activamente en las principales esferas culturales y académicas del mundo, como reconocido conferenciante, al tiempo que su prolífica obra literaria (siempre centrada en África), sigue generando intensos debates y dinamismo intelectual, en los cinco continentes.
Y ya en 2006 publicaría la novela titulada «Murogi  wa kagogo» (traducida al español con el título de La magia del cuervo), considerada por la crítica como la obra maestra del autor.

 Su último libro publicado (en noviembre de 2016) lleva por título: «Sueños en tiempos de guerra. Memorias de infancia», primero de una trilogía en el que Nguyi wa Thiong´o narra, sus vivencias de niño en su Kenia natal,  aún bajo dominio colonial de Inglaterra.

 Es éste (por la extraordinaria información y datos que aporta),  un libro de Historia, en el que el autor proporciona infinidad de detalles de la Kenia colonial de principios del siglo XX, hasta la independencia del país en 1963, impulsada por Jomo Kenyatta. Interesantes son las reflexiones que hace el autor sobre la importancia que las escuelas primarias (cristianas y no) tuvieron en la educación y formación de los niños y jóvenes de la incipiente nación, así como la falta de reconocimiento por parte de Inglaterra hacia las decenas de miles de soldados africanos de Kenia (agrupados en el ejército inglés) que lucharon heroicamente en África y Europa durante la I y la II Guerra Mundial.  Y como curiosidad para los guineoecuatorianos, destacar que, a lo largo de estas memorias (que se leen con la pasión de quien disfruta de una novela y el afán por aprender de quien estudia un libro de Historia) Nguyi wa Thiong´o cita con mucha frecuencia una de las más importantes  fábricas que había en la Nairobi de su infancia, y que llevaba por nombre “Fábrica de calzados Bata”, como la capital de la Guinea Ecuatorial continental.




viernes, 2 de junio de 2017

Jesús Negro: La oración, alimento de nuestro optimismo

FIRMAS INVITADAS 
No soy pesimista

Jesús Negro Marco (sacerdote escolapio)

 Sería el año 1978 –o 1979–. Entonces, oí de un buen hombre de pueblo: «Ahora ya sé que España no tiene solución». Y, yo, joven, pensaba: «qué pesimista; claro, es ya viejo». Pero ahora pienso: «Cuánta razón llevaba». También recuerdo muy bien esto: Corría el año 1981, y dijo otro hombre de pueblo: «Lo que nos pasa ahora a los españoles es que nos hemos olvidado de Dios y por eso nos pasa lo que nos pasa». Pero en esta ocasión le di toda la razón.  

  Ahora veo que nuestros políticos no saben ni por dónde les da el aire, por haber perdido la fe católica como punto de referencia para conocer si gobiernan bien o mal; simplemente, gobiernan, como sea, pero gobiernan. Veo que hay mucho desbarajuste entre ellos. 

 Por donde vivo ahora, los pueblos están semivacíos, con vecinos viejos y solos. A veces se caen en sus casas y llaman a alguien que los levante, si lo encuentran. Cada vez hay menos vocaciones para sacerdotes y monjas, de manera que los fieles se sienten desamparados espiritualmente. Oigo cada vez, con más frecuencia: «O parimos, o, desaparecemos».

 Sin embargo, por ser yo cristiano, que se esfuerza por tener viva la fe católica, no soy pesimista. No
"Por ser yo cristiano, que se esfuerza por tener
viva la fe católica, no soy pesimista"
Dibujo: Fernando Negro Marco
puedo. Me está terminantemente prohibido. Y ello, por varias razones. Porque Dios es autor y protagonista de la vida de cada español y de la Historia de España; porque sé bien que el mal hace mucho ruido y aturde; en cambio el bien no hace ruido; y sé muy bien que hay más bien que mal, porque Dios existe y es
«lo Bueno». Y el mal no existe, pues es sólo carencia de bien.

 Y también sé que los que quieren hacer lo malo, si no se arrepienten, están condenados a desparecer; y que sólo triunfan los buenos, porque sólo a ellos los sostiene y favorece Dios, y, deja sueltos a su aire, a los que quieren ser malos.

 Y para remate, yo alimento mi optimismo a diario, rezando lo que Dios nos enseña por el Profeta Habacuc: «Aunque la higuera no echa yemas /  y las viñas no tienen fruto / aunque el olivo olvida su aceituna /  y los campos no dan cosechas /, aunque se acaban las vacas en el redil / yo exultaré con el Señor / me gloriaré en Dios mi salvador».    

 Por todo eso, no soy pesimista, sino completamente optimista; mejor dicho: «yo espero contra toda esperanza», según nos lo enseña Abraham, nuestro padre en la fe, y también Nuestro Señor Jesucristo, que dice que Dios puede hacer hijos de Abraham, hasta de una piedra.

 ¡Ah!, pero para mantener viva esa esperanza, ni te imaginas la cantidad de rosarios que rezo al día, porque gracias a Dios y a la Virgen  María, tengo fe y querencia para rezarlos. Y a propósito: también tú puedes rezar un rosario al día. Pero si se te hace largo, no dejes de rezar cada día las tres «Ave María», y, así la Virgen te llevará al cielo. No te rías que es verdad esto, pues es devoción aprobada por la Iglesia. ¿Puede haber algo más barato para ir al Cielo?