jueves, 2 de noviembre de 2023

Humano humor



Humano humor

Luis Negro Marco / Historiador y periodista

A la festividad religiosa de Todos los Santos (1 de noviembre), que fue instituida por el papa Gregorio III en el año 731, le sigue la conmemoración (memoria, recuerdo, mención reminiscente) de los difuntos, la cual se remonta al siglo XI, cuando San Odilón, abad del monasterio de Cluny (Francia) la celebró por vez primera. Por este motivo, este santo francés es invocado –especialmente en el día de Ánimas– como “poderoso abogado de las almas encarceladas en el Purgatorio”, para que interceda por ellas en pro de su salvación.

Los dos primeros días de noviembre son, por lo tanto, fechas especialmente señaladas para el emotivo reencuentro con los seres queridos que ya no están con nosotros. La carencia de un ser amado siempre genera una profunda tristeza y el tiempo que transcurre hasta superar su pérdida, un doloroso duelo cuyo signo exterior de pena se manifestaba, hasta no hace muchos años, con trajes y vestidos negros con que, generalmente las viudas, vestían, siendo además costumbre –en los lutos rigurosos– que se abstuvieran de ir a los paseos públicos, así como a los teatros y ateneos durante los 6 primeros meses desde el fallecimiento del marido.

Sin embargo, no en todas las sociedades, ni en todas las épocas, la realidad de la muerte ha sido afrontada con llantos. De hecho, en algunos países hispanos, como Guatemala o Méjico, siguen siendo muy populares los «velorios», en que la familia del difunto agasaja en su propia casa a quienes acuden a dar el pésame, no faltando las risas, los chistes y las bromas con las que –lejos de constituir una afrenta para el finado– se trata de dar una despedida alegre al ser querido que acaba de finalizar su misión en la Tierra.


De este modo, ya desde la Antigüedad, tenemos constancia de hechos de humor íntimamente relacionados con la muerte. Así ocurrió tras el fallecimiento del emperador César Augusto (finado en el año 14 d.C.)
quien a la fecha de su óbito no había todavía pagado los legados que había prometido al pueblo romano. Así, para recordarle la deuda pendiente, un hombre chistoso, viendo pasar las exequias de un entierro, se acercó al ataúd e hizo ostensibles gestos de que hablaba al oído del difunto, diciéndole en voz alta: “Cuando llegues al Cielo acuérdate de decir a Augusto que todavía no ha pagado sus mandas al pueblo romano”.

De manera que, habiendo llegado pronto a oídos del emperador Tiberio (el sucesor de Augusto) esta burla, hizo llegar ante su presencia al bufón. Una vez en palacio, Tiberio le pagó personalmente los sestercios que –como ciudadano romano– el difunto Augusto le había dejado a deber y acto seguido, mandó que le quitaran la vida diciendo: “Que vaya a verse con Augusto y él le dará por sí mismo noticias más frescas que las que le envió por mediación del muerto”.

El emperador Tito (39-81 d.C.) mucho más ecuánime que su predecesor Tiberio, abolió la ley de lesa majestad que se empleaba contra quienes hablaban mal de los emperadores difuntos, aduciendo con grandes dosis de sentido común: “Pues mis predecesores son dioses, a ellos les toca castigar los ultrajes que les hacen. Por mi parte, si injustamente me deshonran, los compadezco, si con razón, sería injusticia horrible castigarlos por haber dicho la verdad”.

Siguiendo con la antigua Roma, las exequias de los emperadores (que ostentaban el título de «Divino») debían estar revestidas de la fastuosa teatralidad acorde con su rango y atributo divino. De este modo, durante los funerales, criados diestros en el arte de la cetrería colocaban discretamente un águila bajo la estatua del emperador difunto, de manera que en el momento en que se encendía la pira funeraria, el águila, al sentir el calor, volaba por encima de la llama, creyendo el pueblo que observaba tal prodigio que se trataba del alma del difunto emperador encaminándose hacia el cielo.

Mucho más prosaico que el divino artificio anterior, fue lo que le aconteció a Martín Freiras, gobernador de la ciudad portuguesa de Coímbra, a quien muy bien podría aplicársele el refrán: “El muerto al hoyo y el vivo al bollo”, puesto que cuando falleció  (en Toledo, en el año 1248) su señor, el monarca Sancho II, intimado a rendir la plaza, dijo ante el cadáver de su rey: “Mientras os creí vivo, habría mucho más permitido me enterraran vivo que el faltaros a la fidelidad que os debo, pero puesto que os encuentro difunto, no encuentro mejor modo de actuar que el que nos rindamos ante nuestros enemigos”.

Otro tal le aconteció al Lazarillo de Tormes, quien, habiendo oído al anochecer el tañido de la «sobrehuesa» (el lánguido toque de difuntos), sobrecogido escuchó a continuación, en un callizo oscuro de la ciudad, a un coro de plañideras que cortejaban las exequias de un difunto, moviendo sus lenguas más que un badajo de campana en el día del Corpus. Pero lo peor vino cuando, aterrado, prestó atención a lo que decían sobre el cadáver al que acompañaban: “¡Oh, ahora te vas a la casa triste y desdichada, a la casa lóbrega y oscura, a la casa donde nunca comen ni beben!”. El desdichado Lazarillo al oír aquello quedó pávido y exclamó: “¡Oh desdichado de mí, para mi casa llevan a este muerto!”.

Que la inevitabilidad de la muerte sea abordada bajo un prisma de inteligente humor, no es irreverencia sino respeto, pues, al fin y al cabo, de todos los seres vivos, solo al ser humano le es propio el sentido del humor, es decir, el mostrarse alegre, jovial y complaciente. Una alegría que nace de la tierra (humus: materia orgánica en descomposición) y que resulta imprescindible para la vitalidad de nuestra existencia. La muerte, de este modo, también puede ser contemplada como la serena manifestación de un humilde humano humor.

lunes, 30 de octubre de 2023

Palestina

 

        Luis Negro Marco / Historiador y periodista
 Como una tierra constantemente batida por oleadas de pueblos empujados por los vientos de la Historia, el territorio de Palestina ha cambiado tanto de dominadores como de nombres. Pero el de Palestina (nombre que le habrían dado los romanos para tratar de borrar al de los irreductibles judíos de Israel) parece provenir de los Filisteos, cuya memoria ha perdurado en la denominación de «Phalastin», término que sirvió para dar nombre al litoral que se extiende entre Jaffa y Gaza. 

Palestina: provincias en las que fue dividida la región por los israelíes al regreso de su cautividad en Babilonia (536 a.C.)

Llamado por los israelitas «Tierra prometida», el territorio fue dividido por ellos en 13 tribus. Más tarde, al regresar los judíos de su cautividad en Babilonia (536 a.C.) lo dividieron en 4 provincias: Betania al este del río Jordán, Galilea al noroeste, Samaría en el centro y Judea en el suroeste. Bajo la dominación de Roma, Palestina pasó a formar una sola provincia, con el nombre de Reino de Judea, cuya corona ciñó –en el año 40 a.C.– el rey Herodes. 

Ya en el siglo IV d.C. los romanos volvieron a subdividir el territorio en 4 regiones, otorgándoles a cada una de ellas el nombre de Palestina, junto a su respectivo numeral, con capitales en Escitópolis, Bostra, Cesarea y Petra. Durante las Cruzadas, los cristianos –que la denominaban con el título de Tierra Santa– fundaron en Palestina el Reino de Jerusalén (1099 – 1291) que fue señorío feudal de los príncipes de Galilea y de Tiberíades, de los Condes de Jope y de Ascalón… y desde el siglo XIII, del Reino de Sicilia. Hecho, este último, crucial para la monarquía hispana pues (siguiendo a los historiadores Daniel Berzosa y Matilde Latorre), cuando Fernando el Católico, casado con Isabel la Católica, ocupa en 1468 el reino de Sicilia, el monarca aragonés (nacido en Sos del Rey Católico) adquiere también el título de rey de Jerusalén, el cual, perpetuamente ligado desde entonces a la monarquía hispana, sigue honoríficamente ostentando nuestro monarca, el rey Felipe VI. 

Palestina, también llamada «Eretz Yisra'el» (Tierra de Israel) por el pueblo judío, seguiría siendo

conquistada y tras la caída, en el año 1453, de Constantinopla –la actual Estambul– a manos de los turcos, el sultán Selim I la incorporó al Imperio Otomano, con el rango de provincia y capital en Jerusalén, dependiente del bajalato de Damasco. Ya en el siglo XX, en 1917, en plena Primera Guerra Mundial, una declaración firmada por el ministro de Asuntos Exteriores inglés, Arthur Balfour iba a ser determinante para el devenir de Palestina: “El gobierno de Su Majestad británica se muestra favorable para la constitución en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío…dándose por supuesto que no se tomará ninguna medida que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina…”. 

Palestina pasó a ser gobernada –a partir de 1921– por la Sociedad de Naciones, a través del Mandato Británico. Durante siete años, la región conoció una paz relativa que se truncó en 1928. A partir de entonces, la tensión árabe-judía fue en aumento, fomentada por la aparición de un nuevo líder árabe, Haj Amin el Huseini, muftí de Jerusalén (controvertido personaje por sus afinidades con Hitler y la Solución final del gobierno nazi, responsable del Holocausto –el asesinato, durante la Segunda Guerra Mundial, de más de 6 millones de judíos en las cámaras de gas–), que predicó entre sus compatriotas palestinos la guerra santa contra los no musulmanes. 
    Nicolas de Fer (1647-1720). Cartografía de Tierra Santa. 1688.

Ya en 1947, la ONU nombró una comisión especial, cuyos delegados recomendaron un proyecto de división de Palestina para la formación de dos Estados (uno árabe y otro judío) que el mando judío aceptó, mientras los árabes lo rechazaron de plano. Sin embargo, el Consejo General de la ONU lo aprobó por considerarlo una solución justa. Pero los árabes, no conformes con la resolución, declararon la guerra. Así, el 14 de mayo de 1948, fecha que coincidía con la partida del Alto Comisariado Británico y con la proclamación del Estado de Israel, la naciente nación judía entraba en guerra con el Líbano, Siria, Irak, Transjordania y Egipto. 

Durante la guerra árabe-israelí de 1948, alrededor de 750.000 árabes residentes en Palestina, huyeron o fueron expulsados de sus hogares, de los aproximadamente 1.200.000 que vivían en la región durante el Mandato Británico. Este desplazamiento es conocido por los palestinos como la «Nakba» (catástrofe o desastre). La guerra finalizó a finales de 1949 con la victoria de Israel, que anexionó más territorios y logró la firma de un armisticio con los países árabes beligerantes, pero sin que se alcanzara un tratado de paz, por lo que –al menos técnicamente– continuaban en guerra con Israel.

 De este modo, en 1967 tuvo lugar la «Guerra de los Seis Días» en la que el ejército israelí se hizo con el control de la península del Sinaí, perteneciente a Egipto, y solo seis años después, en 1973, Egipto y Siria desencadenaron la guerra del «Yom Kippur», que acabó con otra incontestable victoria de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel). el 13 de septiembre de 1993 podía haber sido una fecha transcendental para la paz entre judíos y palestinos. Bajo la emocionada mirada del presidente estadounidense Bill Clinton, el presidente israelí Yitzhak Rabin y Yasser Arafat, líder de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) se estrechaban la mano, en busca de la paz. 

Ashbel, Dob (1896-1989). Cartografía - Mapa de Palestina, Transjordania, Sur de Siria y Sur del Líbano. Cambio de fronteras entre 1859-1938. Mapa realizado por D. Ashbel en 1940

La ocasión fue la firma del primer tratado de los que se conocieron como los «Acuerdos de Oslo», que establecían un marco provisional para la creación del Estado palestino. Sin embargo, el terrorismo de «Hamas» continuó y el presidente Rabin fue asesinado por un israelí ultranacionalista el 4 de noviembre de 1995. De manera que, truncados los caminos hacia la paz, en 2006 se desataba la guerra entre Israel y la organización terrorista libanesa «Hezbollah», que provocó que el Consejo de Seguridad de la ONU desplegara a sus cascos azueles en la frontera entre Israel y el Líbano, bajo el mandato de la FPNUL –Fuerza Provisional de Naciones Unidas para el Líbano– en cuya misión siguen participando, desde sus inicios, tropas españolas. 

Ahora, en medio de la más cruenta guerra que se libra en la región desde hace 50 años, es posible que los Estados Unidos, como ya ocurriera con los Acuerdos de Oslo, vuelvan a poder ser determinantes para dar otra oportunidad para la paz entre israelíes y palestinos. Tal vez, esta vez sí, sea posible si, tal y como apunta el politólogo israelí Aaron David Miller, “se cuenta con israelíes y palestinos valientes para batallar por los acuerdos y el imprescindible apoyo del mundo árabe en su conjunto”. Porque solo con la ayuda de todos, será posible la paz.

miércoles, 18 de octubre de 2023

Vergüenza

Vergüenza

                                                                         
Luis Negro Marco
(Historiador y periodista)

La organización terrorista «Hamas» (el significado literal del término es «celo» o «fervor» y abreviatura de la denominación árabe «Arakat al-Muqawama al-Islamiya»–“Movimiento de Resistencia Islámica–) fue fundada el 14 de diciembre de 1987 por el jeque Ahmed Yassin, cabeza de Hamas en Gaza y su líder espiritual, quien –por su implicación directa en numerosos actos terroristas de la organización criminal– sería asesinado por la fuerza aérea israelí en marzo de 2004.

Portada del libro: "Hamás: Política,
beneficiencia y terrorismo al servicio
de la Yihad", de Matthew Levitt.- 
Editorial Belacqua (2007)
Hamas surgió como una escisión de la rama palestina de los «Hermanos Musulmanes», movimiento islamista fundado en 1928 en Egipto (la Hermandad Musulmana sigue contando con una gran proyección en la nación) por un maestro de escuela, Hassan al-Banna, siendo su principal inspirador intelectual el también egipcio Sayyid Qutb (ejecutado en 1966 por el régimen del presidente egipcio Nasser) quien proclamaba que el Islam es la completa –y por tanto única– vía para alcanzar la justicia social en el mundo. Los postulados de la Hermandad Musulmana influyeron de manera determinante no solo en Hamas, sino también en la «Yihad Islámica» –la otra organización terrorista que opera, junto con Hamas, en la Franja de Gaza– y en Osama bin Laden –asesinado en Pakistán por fuerzas especiales de los Estados Unidos en mayo de 2011– líder que fuera de la organización terrorista «Al Qaeda», autora de los brutales atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos.

Como organización terrorista nacida y afincada en la Franja de Gaza, Hamas no puede admitir nada que no sea la lucha permanente contra Israel. Y es que desde el instante mismo en el que nació, el objetivo de Hamas ha sido el de eliminar al Estado hebreo y establecer en su lugar (ahora bajo los auspicios de Irán, que también apoya, con el mismo propósito, a la poderosa organización terrorista del Líbano «Hezbollah»: “Partido de Dios”) de un Estado Islamista en los territorios que antaño habían correspondido al Mandato Británico de Palestina (1920-1948), es decir: Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza.

En la madrugada del sábado (festividad semanal judía del «Sabbat») 7 de octubre, Hamas sorprendió a Israel cuando cerca de 2.000 terroristas de la organización lograron neutralizar los controles de seguridad y cruzaron, por distintos puntos, la valla que separa a Israel de la Franja de Gaza, perpetrando, en las horas que siguieron al asalto, el ataque terrorista más devastador que Israel ha sufrido desde la creación de su Estado (1948) y la más sangrienta masacre cometida contra judíos desde el Holocausto.

El propio secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, se refirió a estos actos terroristas perpetrados por Hamas como “una letanía de brutalidad e inhumanidad de bebés asesinados, de cuerpos profanados, de jóvenes quemados vivos, de mujeres violadas, de padres ejecutados delante de sus hijos y de niños asesinados delante de sus padres”. Mientras, los terroristas emitían en directo, usando incluso los teléfonos móviles de las personas a las que iban a asesinar, para que las vieran sus familiares, la brutalidad de sus crímenes.

Unos actos terroristas largamente premeditados, como demuestran los documentos hechos públicos por la cadena de noticias NBC News, según los cuales, los dirigentes de Hamas instruyeron a sus terroristas para que asesinaran y secuestraran, indiscriminadamente, al mayor número de personas posible. Como resultado, más de 1.500 personas (hombres, mujeres, ancianos, bebés y niños) fueron asesinadas, más de 3.000 resultaron heridas y hasta 200 fueron secuestradas y llevadas a la Franja de Gaza como rehenes.

Solo en el festival de música por la paz, que se estaba celebrando cerca del kibutz de Reim, en el desierto del Negev, fueron asesinados 260 jóvenes israelíes que hasta entonces habían estado celebrando con cantos y bailes la festividad judía de la «Simjat Torah» la alegría de la Ley–. Allí, la organización terrorista filmó y difundió videos de sus combatientes cometiendo atrocidades que incluían violaciones, decapitaciones y torturas. Una de las fotografías subidas a la red por los propios terroristas de Hamas, muestra a una joven secuestrada, tendida boca abajo y aparentemente muerta o inconsciente, llevada en la parte trasera de una camioneta hacia la Franja de Gaza, mientras sus sonrientes violadores descansan sus pies sobre las desnudas espaldas de la joven.


Es preciso tener en cuenta que Hamas ha perpetrado actos terroristas de forma sistemática siempre que ha atisbado el mínimo progreso hacia la paz. Y no solo porque no cree en ella, sino principalmente porque esta organización terrorista sería incapaz de sobrevivir en unas circunstancias en que la paz y la prosperidad constituyeran el presente de la Autoridad Palestina y el futuro de un pueblo palestino independiente en pacífica convivencia con el de Israel. Por ello, no es casual que Hamas haya lanzado ahora su ataque terrorista más brutal, precisamente en unos momentos en los que Israel estaba a punto de normalizar sus relaciones con Arabia Saudí, el Estado árabe con más influencia sobre Oriente Próximo.

De manera que nada frustra más el objetivo legítimo de establecer un Estado palestino independiente y seguro, que viva en paz y colaboración con sus vecinos, que la existencia misma del terrorismo palestino, es decir, de Hamas. Por ello, causa vergüenza que la parte del Gobierno español representada por la extrema izquierda de “Podemos” y “Sumar (a cuyos ministros pagamos el sueldo todos los españoles) lejos de calificar los ataques del 7 de octubre como terroristas, de mostrar su explícita y más firme repulsa contra los asesinatos de bebés y violaciones de mujeres por parte de los terroristas de Hamas y de mostrar sus  condolencias a los familiares de las víctimas, se hayan apresurado en responsabilizar del “conflicto” al Estado de Israel.

¡Vergüenza!

 

 


martes, 17 de octubre de 2023

A N N O B Ó N

 

https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2022/11/28/annobon-79196491.html

ANNOBÓN


LUIS NEGRO MARCO
/ Historiador y periodista


En la fría mañana de aquel miércoles, 16 de noviembre de 1932, la oficinista de la sede de la «Compañía Transmediterránea» en Cádiz caminó despacio, aún somnolienta, hacia el teléfono: –¿Diga? No, el vapor correo «Legazpi» no saldrá de Cádiz en la fecha prevista hacia Fernando Poo. Se halla ahora anclado en Annobón… –No, no puedo decirle cuándo se reanudará la línea hacia Guinea.

Restituto Castilla González, sargento de la Guardia Colonial era desde hacía un año la máxima, y desde hacía unos meses, la única autoridad española en la isla de Annobón, a la que los nativos llaman «Pagalu», que en su lengua (el «Fá d´Ambó» Habla de Annobón, de raíces portuguesas) significa papagayo.

El lunes, 14 de noviembre de 1932, a las 9 horas de una deliciosa noche tropical, el joven suboficial, que apenas rondaba la treintena, se acercó amistosamente hacia el Gobernador general de la Guinea española, Gustavo Sostoa Sthamer, de 60 años de edad. Parecía que quería hacerle partícipe de una confidencia. Un destello metálico se interpuso entre los dos hombres, al que siguió un grito desgarrador que brotó de los labios del Gobernador. Un collar de sangre tiñó de rojo el blanco cuello de  su camisa, antes de caer muerto, degollado, en medio de la plaza.

La música dejó de sonar al instante y las jóvenes bailarinas del festivo balele, interpretando la leyenda del mítico héroe annobonés «Lodán» (Roldán) en honor al Gobernador Sostoa, salieron corriendo, horrorizadas, hacia la aconchada playa, repleta de cayucos y redes artesanales.

A su vez, el guardia Restituto Castilla había desaparecido también de la escena  dejando atrás San Antonio de Palea. Aún hoy este pequeño y hermoso poblado de antiguos pescadores de ballenas, conformado por humildes casas de caña y barro, con tejados de nipa, sigue siendo la capital de la hermosa isla de Annobón, la “perla” de Guinea Ecuatorial.


Tras cometer su crimen, el joven guardia huyó alocado, enajenado, hacia un cercano y frondoso bosque de ceibas que cubre las faldas del único volcán (de nombre «Apotó» y desde hace miles de años apagado) de la isla. Las inmensas profundidades de su amplio cráter las cubre ahora un lago de  plateadas y serenas aguas, el cual ha dado origen, en el imaginario popular annobonés, a fantásticas y maravillosas leyendas sobre gigantes, héroes y misteriosos animales marinos.

Autoridades españolas y guardias civiles guineanos, durante la búsqueda del guardia civil español Restituto García, después de que hubiese asesinado al Gobernador Sostoa.- Foto: Cortesía de D. Ramón Núñez Diácono.

--¿Qué pasa en Guinea? –preguntó el ministro de Estado a su homólogo Zulueta. --Se ha recibido un despacho por radio del capitán del vapor «Legazpi», a bordo del cual el señor Sostoa se había desplazado hasta Annobón con el objeto de realizar una visita de inspección a la isla. Parece ser que el Gobernador general de Guinea Ecuatorial ha sido asesinado por un sargento de la Guardia colonial española, que después de cometer el crimen se ha dado a la fuga. En las próximas horas, la «Dirección General de Marruecos y Colonias» proporcionará información más detallada a los periodistas.

--«Manín Guatá» (transliteración del inglés, Man in Water, y que podría traducirse por sirena –para los habitantes del África Central deidad de las aguas marinas–) lo ha hechizado y le ha hecho perder la cabeza --murmuraban llorando desconsoladamente las mujeres más ancianas de Annobón—.

Para anunciar el trágico suceso a todos los habitantes de la paradisíaca y diminuta isla (tan solo 17 kilómetros cuadrados de extensión) el «sanguistá» (sacristán) de la iglesia, apodado Malambá, se había apresurado a hacer sonar la única campana de la iglesia. Fundida en bronce en 1923, en los talleres «Averly» de Zaragoza, esta campana había sido un regalo a la isla de Annobón del grupo de refugiados alemanes que, residentes entonces en la capital aragonesa, habían encontrado refugio en Río Muni (Guinea española continental) cuando huyeron del Camerún, toda vez que esta antigua colonia alemana del África central fue tomada por franceses e ingleses en 1917, en el transcurso de la Primera Guerra Mundial. 

El único sacerdote español que hasta hacía poco había existido en Annobón, un abnegado misionero de Segorbe, perteneciente a la Congregación del Inmaculado Corazón de María, se vio obligado a abandonar la isla en aplicación de las leyes laicas de la República. Y el maestro de la única escuela, un joven de Teruel, había muerto hacía tan solo unas semanas aquejado de malaria.

 

Sabedor de que su huida estaba destinada al fracaso (la costa de Gabón, a 667 kilómetros de distancia, es la tierra más próxima a la isla de Annobón) a las 9 de la noche del día 17 de noviembre, el guardia Restituto Castilla se entregaba al capitán del «Legazpi», siendo inmediatamente apresado por la guardia del barco.

Trasladado a la Peninsula fue condenado a 8 años de prisión, pero pudo beneficiarse del decreto de amnistía promulgado por el Frente Popular en marzo de 1936. Durante la Guerra Civil el guardia Restituto García luchó del lado de la República, alcanzando el grado de capitán de la Guardia Republicana. Un año después de la victoria de Franco fue acusado de chequista y sometido a un juicio sumarísimo por el que se le condenó a muerte. El 8 de abril de 1940  fue fusilado frente a las tapias del cementerio del Este, en Madrid.

Libros, la localidad turolense más letrada del mundo

 https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2023/09/11/libros-91925104.html

L  i b r o s


Luis Negro Marco / Historiador y periodista

Libros: «Localidad con ayuntamiento en la provincia, partido judicial y diócesis de Teruel, con 638 habitantes. Tiene cartero, está situado en una hondonada, debajo de un enorme peñasco. Hay una fuente de aguas sulfurosas, de excelentes resultados».


Entrada, por carretera, a la localidad turolense de Libros, el pueblo más letrado del mundo.

Con esta sucinta definición aparecía definida, en uno de los diccionarios enciclopédicos españoles de finales del siglo XIX, la localidad turolense de Libros, con sus huertas regadas por el Turia y situada a 28 kilómetros al sur de Teruel, entre Villel (localidad natal de Tadeo Calomarde, el influyente y decisivo político durante los últimos años del reinado de Fernando VII) y el –saliente valenciano en suelo aragonés– Rincón de Ademuz.

Dice un refrán español: “Libro cerrado no saca letrado”. Un proverbio que para los habitantes de Libros adquiere pleno significado, por cuanto su propio nombre es una declaración de apertura, como las páginas abiertas de un libro, hacia la aventura del saber.

Para los paleontólogos, al igual que para los arqueólogos, las distintas capas de tierra y sedimentos que a lo largo de millones de años se han ido acumulando en el suelo, son como las páginas de un libro, que nos informan sobre cómo fue el paisaje, la flora, la fauna y el hábitat humano, hace millones de años (en el caso de la Paleontología) y miles de años (en el caso de la Arqueología).

Y lo más curioso es que la localidad turolense de Libros, es uno de los lugares del mundo donde esas terrosas páginas del pasado pueden leerse con mayor nitidez, al tiempo que nos aportan una de las más valiosas informaciones sobre el millonario pasado de nuestro planeta.

Estas «páginas del pasado» de Libros se encuentran en el interior de unas pizarras calcáreas bituminosas que, desde el siglo XVIII, fueron explotadas por empresas mineras para extraer de ellas su rico contenido en azufre. Y fue así como, desde finales del XIX y hasta el último cuarto del del siglo XX, las labores mineras dieron con un extraordinario, a la vez que del todo imprevisto, hallazgo paleontológico: en el interior de las grandes cantidades de margas pizarrosas que se retiraban de las minas para extraer el azufre, había centenares de ranas fosilizadas, cuya antigüedad se remontaba al Mioceno (período geológico que se desarrolló entre los 23 y los 5 millones de años anteriores a nuestros días).

Las ranas fósiles de Libros, aplastadas entre laja y laja, como si fuesen hojas de árboles que se hubiesen puesto a secar entre las páginas de un libro, son conocidas a nivel mundial por su excelente estado de conservación (muchos de los ejemplares conservan el esqueleto completo, e incluso las impresiones de sus órganos, el tejido muscular y hasta la piel) por lo que se encuentran distribuidas y son exhibidas en los más prestigiosos museos paleontológicos, tanto nacionales como extranjeros.

Por otro lado, y ya acercándonos a fechas mucho más recientes, es interesante resaltar que Libros tuvo una estrecha relación con Villafeliche, por cuanto los célebres molinos de pólvora –que abastecieron de munición a Zaragoza durante los dos sitios a los que la sometieron las tropas de Napoleón en 1809 y 1809– de la población zaragozana, precisaban del azufre que se extraía de Libros para la elaboración de
la negra y explosiva mezcla.

Exterior de una de las librerías existentes en la localidad vallisoletana de Urueña, "La villa del libro", modelo que podría servir a la localidad turolense de Libros para llevar a cabo un interesante proyecto literario-turístico de proyección nacional e internacional.

De este modo, arrieros villafelichinos llegaban hasta Libros con el doble de vasijas
 fabricadas en los casi dos centenares de alfares con los que llegó a contar Villafeliche– que las necesarias para traer en ellas el azufre de la localidad turolense, mientras que los «libreros» (los habitantes de Libros), a cambio del sulfuroso elemento de sus minas, adquirían los excedentes cerámicos de sus aragoneses paisanos villafelichinos.

Y, como de otro modo no podía ser, Libros hace también honor a su nombre, a través de su callejero literario (muchas de las calles de la población han sido rebautizadas con nombres de escritores españoles) y mediante la organización del festival «Mi pueblo lee», en cuyas tres ediciones celebradas hasta ahora, han participado algunos de los más destacados periodistas y escritores de España.

En este sentido, la población turolense de Libros quizás podría tender puentes con la vallisoletana de Urueña (conocida como «la villa del libro») en la que hay 12 librerías y tres museos (el del cuento, el de la música y el de las campanas). Porque aunar esfuerzos es transcender fronteras y cuando de cultura se trata no hay ninguna.

Finalmente, Libros también aspira a tener una gran biblioteca (la palabra griega biblion significa libro) que, al igual que lo fue la de Alejandría –una de las siete maravillas del mundo en la Antigüedad, se convierta en el gran faro de la cultura de los libros en nuestro país. Una idea que, a buen seguro no se convertirá en papel mojado, sino que  –bien al contrario–, haciendo buena la paremia de que «el papel lo aguanta todo”, se será muy pronto una hermosa realidad, ya que todo el saber acumulado por la Humanidad, desde sus orígenes hasta nuestros días –¡todo!– no está en internet, sino en los libros.

jueves, 12 de octubre de 2023

La pilarista independencia de Guinea Ecuatorial

                             https://www.elperiodicodearagon.com/opinion/2023/10/12/pilarista-independencia-guinea-ecuatorial-93235259.html

       La Pilarista independencia de Guinea Ecuatorial 

A las 12 horas del 12 de octubre (día del Pilar) de 1968, España                         declaró la independencia de su colonia  del África central

Luis Negro Marco / Historiador y periodista

El 12 de octubre de 1968, el pueblo guineoecuatoriano celebraba con júbilo desbordante la independencia de Guinea Ecuatorial. La transmisión de poderes fue realizada en la ciudad de Santa Isabel –hoy Malabo, en la isla de Fernando Poo, ahora llamada Bioko– por el entonces flamante ministro de «Información y Turismo», Manuel Fraga Iribarne (quien en 1976 fundaría «Alianza Popular», germen del actual «Partido Popular»), mediante la siguiente fórmula:En nombre del Jefe del Estado [Francisco Franco] y del pueblo español, me honro en transmitir los poderes al presidente de la República de Guinea Ecuatorial y a su pueblo. ¡Viva Guinea Ecuatorial!”.  Seguidamente, fue el turno del presidente de la nueva nación, Francisco Macías Nguema (el 22 de septiembre de 1968 había ganado en segunda vuelta las elecciones) quien ante las cámaras de TVE-GE («Televisión Española en Guinea Ecuatorial», cuya emisora de Santa Isabel había sido inaugurada por Franco el 20 de julio de 1968, mediante un mensaje de saludo al pueblo guineano) pronunció solemnemente las siguientes palabras: “Declaro formalmente constituida la República de Guinea Ecuatorial, de la que paso a ser su primer presidente constitucional. ¡Viva la República de Guinea Ecuatorial!”.

12 de octubre de 1968.- Santa Isabel.- En el centro, Francisco Macías Nguema, primer presidente constitucional de la República de Guinea Ecuatorial, junto al ministro español de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, en el acto oficial de la independencia de la nación africana.

Así pues, el día de la Virgen del Pilar, en el que también se celebra la fiesta de la Hispanidad, fue y sigue siendo una fecha que ha quedado grabada en letras de oro en la historia de la joven nación centroafricana, a la cual nos siguen uniendo estrechos lazos económicos, culturales y lingüísticos, puesto que Guinea Ecuatorial es el único país de África cuyo idioma oficial es el español.

El largo camino hacia la independencia lo habían recorrido conjuntamente, aunque no siempre bien avenidos en la peregrinación, España y los principales líderes nativos, quienes desde las atalayas de sus respectivos partidos políticos habían pugnado, durante los últimos años de la colonia, por atraerse las simpatías y los votos de sus paisanos guineoecuatorianos

Después de la II Guerra Mundial «Naciones Unidas» urgió a los países europeos a acelerar el proceso descolonizador de África. Sin embargo, España –que no entraría en la Organización hasta 1955– se mostraba reticente y muy especialmente por la postura mantenida por el que entonces era vicepresidente del Gobierno, el almirante Luis Carrero Blanco (sería asesinado por la banda terrorista ETA el 20 de diciembre de 1973), quien recurrió a todas las fórmulas políticas posibles para que Guinea Ecuatorial (así como el Sahara Occidental) continuaran manteniéndose dentro de la esfera política y económica de España.  

De este modo, Franco concedió a Guinea Ecuatorial algo insólito para los propios españoles que vivían
sumidos bajo el férreo yugo de su dictadura: nada menos que el reconocimiento del territorio como
«Gobierno Autónomo», regido por un Estatuto de Autonomía (válido para las provincias de Río Muni y Fernando Poo) que fue aprobado mediante referéndum –celebrado el 15 de diciembre de 1963– por la mayoría del pueblo guineoecuatoriano.

Posteriormente, el 30 de octubre de 1967, daría comienzo en Madrid la «Conferencia Constitucional», con representantes de los diferentes partidos políticos guineoecuatorianos (Macías Nguema, Bonifacio Ondo y Atanasio Ndongo destacaron especialmente por ser los líderes políticos más valorados por sus paisanos) con la finalidad de elaborar una Constitución cuyo texto fue aprobado mediante referéndum el el 11 de agosto de 1968.

Catedral de Bata.- De estilo neobarroco, el templo se terminó de construir en 1958, durante el gobierno español. La catedral de Bata está dedicada al "Apóstol Santiago y Nuestra Señora del Pilar".- Foto: Luis Negro 

Los actos festivos, las celebraciones y la alegría que recorrieron todo el territorio de la antigua colonia española prometían un futuro lleno de esperanza, oportunidades y bienestar para la naciente Guinea Ecuatorial, pero pronto emergió en Francisco Macías la figura de un sanguinario dictador que hasta entonces había cuidadosamente ocultado ante sus compatriotas.

Su ministro de Asuntos Exteriores, Atanasio Ndongo, pronto se dio cuenta de ello e intentó revertir la situación, trazando un plan para derrocarlo. Sin embargo, los espías de Macías descubrieron sus intenciones y esperaron la oportunidad para la venganza. Así, el 5 de marzo –día en que Zaragoza celebra su fiesta de la «Cincomarzada»– de 1969, habiendo sido llamado al despacho presidencial, Atanasio Ndongo acudió puntualmente a la cita y sorpresivamente “decidió” tirarse por uno de los balcones del edificio. El político moriría apenas tres semanas después “a causa de las heridas sufridas en la caída”.

En esa misma «Cincomarzada guineana» de 1969, Macías emitía un decreto por el que instaba a todos los españoles a que abandonaran el país en un plazo máximo de 24 horas. Las muertes de los rivales políticos del dictador se producían una tras otra, así como las de cualquier persona susceptible de ser disidente. Todo tipo de religión quedó abolida en el país, ya que según hacía cantar a los niños en las escuelas, “Macías es el único milagro de Guinea Ecuatorial”. Había comenzado el «Macismo», un sanguinario régimen dictatorial de corte marxista, inspirado en el de la China de Mao y comparable al del contemporáneo y genocida gobierno comunista (1976-1979) que Pol Pot instauró en Camboya.

Catedral de Bata.- Detalle del altar mayor del templo en el que se representa al Apóstol Santiago, arrodillado, ante la aparición de la Virgen del Pilar (portando en sus manos la columna que se venera en la Basílica de su nombre, en Zaragoza). Está representado el puente sobre  el río Ebro, que baña la zaragozana Basílica del Pilar (y que aparece representada tras él), y, a su izquierda, la catedral de Santiago de Compostela.  FotoLuis Negro

Durante los 11 años que duró la dictadura de Macías en Guinea Ecuatorial, fueron asesinadas decenas de miles de personas, al tiempo que otras 200.000, al menos, se vieron obligadas a salir del país y buscar refugio en España, así como en las vecinas naciones de Gabón, Camerún y Nigeria.  Derrocado por el actual presidente, Teodoro Obiang Nguema Mbasogo, el 3 de agosto de 1979, Macías fue condenado a la pena de muerte y ejecutado en Malabo, el 26 de septiembre de 1979.

 Con Obiang (que fue cadete en la «Academia General Militar» de Zaragoza) la religión católica volvió a ser la principal del país, reinstaurándose el culto en las iglesias. La catedral de Bata, de estilo neobarroco y terminada de construir el 8 de diciembre –día de la Inmaculada Concepción– de 1955, lleva el nombre de «Catedral de Santiago Apóstol y Nuestra Señora del Pilar». Por ello, el retablo mayor del templo está constituido por un gran relieve policromado en el que el apóstol peregrino aparece arrodillado, orante a orillas del Ebro, ante el Pilar de Zaragoza.

 Un religioso e imperecedero recuerdo que evoca a la pilarista –y por eso también aragonesa– independencia de Guinea Ecuatorial.

lunes, 13 de junio de 2022

 Guinea Ecuatorial, en el corazón

Basílica de la "Inmaculada Concepción" de Mongomo (Guinea Ecuatorial). Fotografía tomada el día de la inauguración de la Basílica (8 de diciembre de 2011). Foto: LUIS NEGRO MARCO

LUIS NEGRO MARCO


Eran las dos de la tarde del pasado domingo, 7 de marzo, cuando se produjo la primera de sucesivas explosiones en el acuartelamiento de la policía y del ejército, sito en el barrio de
Mondong Nkuantoma de Bata, capital del territorio continental de Guinea Ecuatorial.

Las primeras investigaciones aluden a que una quema de maleza realizada en las proximidades del acuartelamiento pudo haber provocado un aumento de calor en el interior de un depósito en el que se almacenaba munición, la cual acabó por detonar a causa de la elevada temperatura, provocando a su vez el estallido de otros polvorines cercanos.

En las distintas imágenes que ha ido mostrando la televisión de Guinea Ecuatorial queda patente la devastación que las deflagraciones y las sucesivas  ondas expansivas han provocado en la ciudad de Bata, así como el sobrecogedor sufrimiento de los familiares de las personas que han resultado muertas y heridas.

La ciudad de Bata cuenta con más de 250.000 habitantes y después de Malabo (situada en la isla de Bioko) es la segunda urbe más poblada de la antigua colonia española. Porque es preciso no olvidar que Guinea Ecuatorial llegó a ser una más de las provincias españoles y que alcanzó su independencia el 12 de octubre de 1968, es decir, el mismo día en el que en España –y muy especialmente en Zaragoza y Aragón– celebramos la doble fiesta del Pilar y de la Hispanidad.

Razón por la cual la catedral de Bata (de hermosa factura barroca neocolonial, finalizada en 1954) presenta en su altar mayor un magnífico retablo policromado con la imagen del Pilar, el puente de piedra, y el Ebro, y la del apóstol Santiago postrado ante la columna y la efigie de la Virgen, con la catedral de Compostela detrás. Porque Santiago es el patrón de Bata, día en que se inauguran las ferias que se prolongarán hasta finales de año, y en que las familias de la tribu Combe del puerto de Ngolo celebran su ancestral fiesta del Mekuyo.

Muchas veces he pensado que es una verdadera lástima y dice muy poco de nuestra propia identidad y autoestima, el que los españoles no seamos conscientes de la maravillosa rareza que supone el que una población muy similar a la de Aragón, justo en el ombligo de África, tenga al español como lengua oficial y vehicular. De este modo, Guinea Ecuatorial se configura como una quijotesca Isla Barataria del idioma español en medio de un abrumador océano de inglés y francés.

De hecho Guinea Ecuatorial cuenta desde 2013 con su propia Academia de la Lengua Española, adscrita a la ASALE (Asociaciones de Academias de la RAE), cuyo presidente es Agustín Nze, contando en su haber con una larga lista de magníficos periodistas y escritores (hombres y mujeres) con una marcado estilo propio tanto en la prosa como en la poesía y el teatro. Por recordar tan solo algunos, citaremos a Donato Ndongo, Guillermina Mekuy, Trinidad Morgades, o Maximliano Nkogo.

Y en cuanto a la música, qué decir de una nación que se encuentra en el continente de la danza. El machacando es el ritmo por excelencia de Guinea Ecuatorial, y en cuanto a al canto, la lista de voces masculinas y femeninas, constituiría en sí una melódica polifonía que pondría a bailar hasta al alma más aburrida.

Uno de estos grupos lo tenemos precisamente aquí, en Aragón, y lo constituye un grupo de mujeres con varios discos en su haber, cuyas canciones son muy populares en Guinea Ecuatorial. Se llaman “Coro de mujeres de Zaragoza”, porque todas –o la mayoría de ellas– llegaron a la capital de Aragón hace años, donde constituyeron sus propias familias, ahora tan españolas y aragonesas como guineoecuatorianas.

Guinea Ecuatorial es pues el corazón español de África que late en el día a día de sus habitantes. Y esto no es tan solo una metáfora. Así, en la isla de Annobón numerosas familias llevan los apellidos Teruel, Zaragoza, Segorbe, Toledo… que tomaron de los lugares de procedencia de los primeros colonos españoles. Y, a pesar de la distancia y del tiempo transcurrido, siguen recordándonos con cariño y afecto.

Por eso insto desde estas líneas al Cabildo Metropolitano de la Basílica del Pilar, para que en el conjunto de las banderas que hay ante el camarín de la Virgen, representando a los países hispanos, se emplace también la ahora ausente bandera de Guinea Ecuatorial. En estos momentos de tanto sufrimiento para el país, sería mucho más que un simple acto simbólico. Supondría la expresión de amor y solidaridad necesarios hacia los hermanos españoles de África y la reparación de un injusto olvido a quienes tanto nos han dado y nos dan y ahora tanto precisan de nuestra ayuda. Pongamos a Guinea Ecuatorial en nuestro corazón.