viernes, 12 de febrero de 2016

Primera visita del Papa Francisco a África. Artículo de Luis Negro para La Gaceta de Guinea Ecuatorial



Kenia, Uganda y República Centroafricana recibieron con alegría el mensaje de esperanza y paz del Sumo Pontífice

El histórico viaje apostólico, de seis días de duración, tuvo lugar entre el 25 y el 30 de noviembre

Como «mensajero de la paz y la reconciliación», así anunció el Papa Francisco Bergoglio que efectuaba éste su primer ecuménico viaje a África, donde se ha reunido con los fieles católicos –y de otras religiones–  de Kenia, Uganda y República Centroafricana.

Luis Negro Marco Santiago de Compostela

Un mensaje de paz
http://www.lagacetadeguinea.com/
 La histórica visita del Papa Francisco al continente africano ha tenido lugar en unos momentos difíciles para la comunidad internacional, marcados por los atentados del 13 de noviembre en París, perpetrados por terroristas del autodenominado “Estado Islámico” (con bases en Siria e Irak), y que causó la muerte a 113 personas. Ante aquella salvaje matanza, el Papa Francisco reaccionó inmediatamente en defensa de la sagrada vida de todas personas, afirmando que «utilizar el nombre de Dios para matar, es una blasfemia». Por eso, el Papa, ha querido enviar un claro mensaje de paz dirigido a todos los fieles –católicos y musulmanes– y muy especialmente a los de República Centroafricana (país en el que el 50%  de su población es católico y la otra mitad musulmana), a quienes en un vídeo previo a su visita, anunciaba: «Os saludo a cada uno de vosotros con todo mi afecto, sea cual sea vuestra etnia o religión».

Acabar con la violencia de género

En Kenia (país en el que el Papa Francisco comenzó su visita, el 25 de noviembre, y en el que ofició su primera misa en el  continente africano) solo el 35% de la población es cristiana. Y al igual que en el pasado mes de noviembre ocurrió en Mali, el país ha sufrido también la atrocidad terrorista; en este caso la protagonizada por los yihadistas somalíes de Al Shabab, que en abril del presente año atacaron la Universidad de Garissa, asesinando a 150 estudiantes cristianos. 

La visita del Papa a Kenia, cuyo actual presidente es Uhuru Muigai Kenyatta, estuvo marcada por un encuentro popular con decenas de miles de fieles, en el suburbio de Kangemi, donde el Papa Francisco hizo un llamamiento a las autoridades para mejorar las condiciones de vida de sus habitantes, y ensalzó la importancia de la tradición en la civilización africana, así como sus valores, entre los que destacó: la solidaridad, la huida del egoísmo y la unidad familiar.

 En Kenia, el Papa Francisco visitó el complejo de la ONU en Gigiri , en donde hizo un llamamiento
a la preservación mundial del medio ambiente (hay que recordar que  estas palabras las pronunció el Sumo Pontífice apenas una semana antes de la Cumbre del Clima –celebrada en París entre el 30 de noviembre y el 6 de diciembre–) afirmando que «sería triste, y me atrevo a decir hasta catastrófico, que los intereses particulares prevalezcan sobre el bien común

El último discurso del Papa en Kenia tuvo lugar en el estadio de Kasarani, en el que el Pontífice destacó «la importancia de ayudar a los jóvenes para evitar que caigan en la radicalización y superar las barreras de odio causadas por las diferencias tribales». Por último, el Papa pidió además que los países africanos se unan para acabar con la diferencia de género, y se trabaje por la igualdad de las mujeres en todos los ámbitos de la vida, afirmando que «el mundo mira a África como el continente de la esperanza».

Sensibles ante el sufrimiento de los otros          
 En Uganda, país que hospedaba por tercera vez a un Pontífice, el porcentaje de cristianos es mucho mayor que en Kenia: el 85% de la población. El motivo principal de la visita Papal a los cristianos ugandeses ha sido el conmemorar el 50 aniversario de la canonización de los 22 mártires cristianos que fueron ejecutados entre 1885 y 1887 por no renunciar a su fe católica. Pero además, el Papa Francisco transmitió un mensaje de unidad destinado a los creyentes de todas las religiones de Uganda, y pidió que entendieran también su visita como un «símbolo de amistad».

El Santo Padre participó en Uganda en un encuentro con políticos del país, presidido por el jefe del Estado, Yoweri Museveni, y posteriormente se reunió con una delegación de catequistas y profesores ugandeses, destacando la labor de Uganda, al acoger a miles de refugiados que llegan de países  vecinos huyendo del horror de la guerra.
 Las alocuciones del Papa en Uganda, al igual que había ocurrido un día antes en Kenia, no dejaron indiferentes a nadie. En Entebbe, el Santo Padre insistió en que se debía hacer todo lo humanamente posible para acabar con la pobreza y la marginalidad, y que los cristianos tienen la necesidad moral de ayudar, sin límites, a quienes más lo necesitan. No olvidó tampoco Francisco a los miles de emigrantes africanos que están muriendo en los últimos años en  el Mediterráneo, señalando que la sociedad mundial no puede seguir por más tiempo impasible ante el sufrimiento de estas personas: «Son muchas vidas, son muchas historias, son muchos sueños que naufragan en nuestro presente. No podemos permanecer indiferentes ante esto. No tenemos derecho».

Llamamiento a la reconciliación
 La visita a África del Papa Francisco finalizó en República Centroafricana, país que lleva tres años dividido, y sin un gobierno estable, asolado por el terror de una guerra cruel que ha ocasionado ya decenas de miles de víctimas inocentes. El Papa Francisco (la única autoridad internacional que se ha atrevido a visitar la República Centroafricana, debido a los problemas de seguridad que presenta el país), pidió a musulmanes y cristianos centroafricanos «que sean artesanos del perdón, especialistas de la reconciliación y expertos de la misericordia».

Asimismo el Pontífice pidió a los religiosos africanos que fuesen fieles al mensaje de Cristo y se comprometieron de verdad –y no solo de palabra– con el anhelo cristiano de avanzar sin pausa hacia una sociedad cada vez más justa y solidaria.

 El día 30 de noviembre, el Papa Francisco ofició una misa solemne –en la que estuvo presente la presidenta en funciones del país, Catherine Samaba-Panza– en la catedral  de Bangui, donde procedió a la apertura de la Puerta Santa (algo excepcional, pues es una ceremonia que siempre se reserva para ser celebrada en el Vaticano), con la que el Papa dio por comenzado al «Año Jubilar Cristiano de la Misericordia, 2016». El Papa Francisco Bergoglio se reunió también con el imán de la mezquita de Bangui, en un gesto de unión, amistad y acercamiento entre ambas religiones que «aman y se consideran hijas de un mismo Dios», afirmando que «la paz es el nombre de Dios y las religiones no son un problema sino
parte fundamental para la solución pacífica de los conflictos, venciendo los demonios que causa el odio y la autodestrucción». Y así finalizó la primera visita a África (seguro que habrá otras futuras) del Papa Francisco, el primero de los cristianos católicos al frente de la «peregrinación por la paz y la evangelización del amor y la esperanza».

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